Partida Rol por web

Las tareas se le iban acumulando a Moussa, primero tenía que aprender cuanto pudiese sobre el cuerpo humano para así, poder desarrollar o al menos, para saber qué necesitaba realmente para poder sanar a Iván. Una vez lograse completar ese objetivo, regresaría a los entrenamientos con Bosch. Sus compañeros se habían vuelto realmente fuertes y no podía seguir quedándose a atrás.

Moussa estaba cambiando, ya poco quedaba de la rata callejera que había llegado al Liceo. El muchacho que fue, tan solo se preocupaba del dinero, pero ahora esa preocupación había desaparecido por completo. La idea de ser un héroe tampoco era algo que hubiese quedado graba a fuego en su corazón, no. Si hacía todo aquello, si se estaba esforzando tanto era precisamente para poder proteger su nuevo hogar y a sus amigos.

Por otro lado, el pasar tanto tiempo con Bosch y con la doctora Pujol, le estaba ayudando a desarrollarse tanto emocional, como mentalmente. Poca a poco se iba librando del lenguaje grosero y ofensivo tan propio de la calle e iba adoptando un tono más refinado y educado. Claro que aún tendrían que pasar tres o cuatro vidas para volverse alguien como Bosch, pero al menos empezaba a comportarse como una persona más civilizada.

-Bueno, una vez termine con lo que tengo entre manos, nos pondremos a entrenar. Tengo pensado hacerme con un cinturón de herramientas, con unas cuantas sorpresas para mis enemigos. Pero necesitaré aprender a luchar, pues ahora que lo pienso, todos tienen experiencia en combate menos yo. Bueno, salvo las pocas clases que me has dado. Eeeeen fin, será mejor que vaya a la ducha.

Por puro instinto, realizó una reverencia, tal y como solía hacer en el tatami. Al darse cuenta de ello, se sonrojó y se desvaneció por uno de sus portales.

Moussa llegó tarde a las duchas, pero no tardó en unirse a sus compañeros. En otro tiempo, había ocultado con recelo las cicatrices que cruzaban su espalda, pero aquello era algo que ya había superado. Las marcas dejaban bien presente para Daniel, que el senegalés no había tenido una infancia sencilla. Aunque bien pensado, realmente ninguno o casi ninguno del equipo 4 la había tenido.

Su ducha fue rápida, después de todo, no había sudado en su combate lo más mínimo. Así que se retiró rápidamente a su habitación, se puso algo de ropa limpia (una o dos tallas más grandes de la que debería de ser su talla exacta) y se dirigió al comedor.

Al llegar, pudo ver que ya estaban casi todos los miembros de su equipo y cómo era habitual, ocupaban la misma mesa de siempre. Llego distraído revisando en su tablet un vídeo sobre cómo se debía de actuar en pacientes con quemaduras. Después de lo visto en el ring, le pareció interesante revisar bien esa lección. A su vez, revisaba cada poco tiempo su correo, aguardando un mensaje de E.S.T.H.E.R.

-Ey... -Indicó saludando a sus compañeros, tras lo cual se acercó hasta el mostrado de la comida y revisó sus anotaciones. La doctora Pujol le había hablado de la importancia de una buena alimentación y de cómo podía influir en su desarrollo. Sin duda quería hacerse más fuerte y rápido, por lo que era mejor empezar con una buena dieta, una que por supuesto, la doctora le había ayudado a desarrollar. Claro que toda buena dieta debía de ir siempre acompañada por una buena (gigantesca más bien) dosis de helado de chocolate.

Al tomar asiento, guardó silencio escuchando el relato sobre los orígenes de Diana. Resulta que ella era mucho más poderosa de lo que había imaginado en un primer momento. Hasta ahora, no sabía muy bien qué era un Skrull, sabía que era un extraterrestre o algo así y que cambiaba de forma, pero poco más. ¡Vaya historia la de Diana!

En silencio, se dedicó a comer tranquilamente. En ocasiones ponía caras raras al probar algo que de primeras, no le entraba por el ojo, pero que después, no estaba tan mal de sabor. Ya que aún tardaría algún tiempo en unirse a las clases de combate, lo mejor que podía hacer hasta entonces era cuidarse un poco. Era un asco, claro, pero si quería hacerse más fuerte y no ser siempre el más débil del grupo, tendría que hacer sacrificios.

Por otro lado, al ver el buen ambiente que se respiraba en el comedor, decidió no abrir la boca. Tenía un don único para molestar a quienes le rodeasen con unas pocas palabras y en aquellos momentos, no le apetecía volver a discutir con nadie.

Diana había estado contando a Daniel la historia de su raza. Tras revelar sus poderes, César pareció removerse en su sitio. Se le veía incómodo.

- Si tienes los poderes de los Cuatro Fantásticos, ¿tendrás también el fuego de la antorcha humana? - le preguntó con una mezcla de inseguridad e indignación -. La verdad es que me molesta - dijo sin ningún tapujo.

La piroquinesis no era un poder especialmente particular en el Liceo, aunque la presencia de dos piroquinéticos en el mismo equipo parecía incomodar a César.

- No puedo quedarme atrás - decidió en voz alta - y con la boca llena. 

Al poco después de finalizar el relato de Diana, un súbito ruido llamó la atención de los comensales.

Marina había dejado caer los cubiertos sobre su plato. Estaba roja como un tomate, y miraba fijamente a Aitor.

El genio vasco, por su parte, también parecía alterado. Él miraba, a su vez, a Marina.

Tras advertir que la atención del grupo se había desviado hacia ellos, Marina se tapó el rostro con las manos. Luego se levantó torpemente, topando con la mesa, y se alejó apresuradamente.

Y mientras Sirena se alejaba del grupo, una serena voz telepática los alcanzó a todos.

[color=#9A2EFE]- ¡Hola chicos![/color]

La voz de Salara, la mentora del Grupo 4, resonó en sus cabezas. Daniel aún no la conocía, por lo que al principio no logró determinar su origen.

A los pocos segundos, una figura menuda y bastante peculiar se plantó junto a ellos. Era un ser de baja estatura, su cabeza apenas sobresalía por encima de la mesa. Sus ojos enormes y ambarinos examinaron al joven británico. Tenía un aspecto de más allá de este mundo.

[color=#9A2EFE]- Hola Daniel -[/color] saludó animadamente [color=#9A2EFE]-. Soy Salara, la mentora de este grupo.[/color]

Salara hablaba sin despegar los labios, transmitiendo su voz directamente a sus mentes. Juntó las palmas de sus pequeñas manos y ladeó la cabeza. Parecía contenta.

[color=#9A2EFE]- Es fantástico tenerte con nosotros. Tengo muchas ganas de conocerte mejor -[/color] una leve palmadita y un pequeño saltito reforzaron la actitud jovial de Salara [color=#9A2EFE]-. Después de comer haremos una reunión de grupo, para ponerte al corriente de todo y para prepararnos para la competición escolar. ¡Es la semana que viene![/color]

Entonces, Salara advirtió como Marina se alejaba más y más del grupo.

[color=#9A2EFE]- ¿A dónde va Marina? -[/color] preguntó, curiosa, a nadie en concreto.

Diana sonrió ampliamente ante el comentario de Daniel, la verdad era que si todo el mundo se tomara las cosas de la misma manera que su nuevo compañero, su vida sería mucho más tranquila.

- Gracias por el cumplido Daniel .- Replicó la chica -. Es una lástima que no todo el mundo piense igual que tú. Muchas personas no ven con buenos ojos a los Skrulls, y por mucho que diga que soy pacífica y que no tengo nada que ver con el resto de la especie, me tomarán por una infiltrada. No hace mucho tiempo unos alumnos descubrieron el secreto y me atacaron, y por mucho que traté de hablar con ellos no surtió efecto, hasta que uno de ellos me dejó libre y el otro lo hirió por ello... nada bueno sale de mi verdad.- En aquel momento la chica se vio un poco afligida, aunque quizá para animarla o para picarla, Salamandra comentó algo sobre sus poderes, la chica lo miró y sonrió de nuevo -. Tranquilo César, que yo no soy ese Skrull, y aunque tuviera algunos poderes de la antorcha humana, nunca llegaré a ser tan buena como tú, eso te lo aseguro... lo que has hecho hoy ha sido realmente alucinante.- En aquel momento la chica le guiñó el ojo a su compañero en señal de complicidad -. Además... de alguien tendré que aprender, y no sé de nadie mejor en qué fijarme para la tarea. La verdad es que aprendo mucho de vosotros... si no hubiera sido por Iván,no habría aprendido uno de los poderes de Sue Storm, así que debería ser un honor, además de un desafío.

Cuando terminó la chica sacó la lengua pícaramente y siguió con su almuerzo, hasta el momento en que Marina soltó los cubiertos sobre la mesa y salió corriendo. Diana supiró y miró a Zenitram, incrédula.

- De verdad, Aitor .- Dijo con una sonrisa de medio lado -. Tienes un verdadero Don para hacer que la gente salga corriendo... ¿Llevas mucho tiempo entrenándote para ello?.- Preguntó, y tras ello mordisqueó un palito de pan, mientras se sonreía, tratando de quitarle hierro al asunto.

En aquel momento hizo su aparición Salara y Diana dejó de comer para saludarla.

- Buenas tardes Gata .- Saludó, cariñosa, con su habitual sonrisa en los labios -. Al parecer ha sucedido lo mismo que esta mañana, pero afortunadamente ninguna puerta ha salido herida .- Esperó unos segundos mientras miraba a los implicados en el incidente de la mañana -. Es broma chicos... no os lo toméis a mal.

Guiñó el ojo a Rudy y continuó con su almuerzo... a ese paso no iba a terminar antes de que tuvieran que abandonar el comedor.

- En Inglaterra tenemos un dicho: "Jack of all trades, master of none" - respondió a César, mirándole serio - No sé cómo se traduciría ahora mismo... pero lo que dice es que es preferible especializarte en un campo, ser el mejor, que saber "poco" de "muchas cosas". El don de Diana es fabuloso y versátil: cambia de forma, se vuelve invisible, y puede adoptar otros poderes. Pero tiene que aprender a controlarlos todos. Tú, por otro lado, tienes un poder, tu fire, que llegarás a dominar de la misma forma que respiras. Como la voz de Marina...

Entonces la muchacha salió corriendo, quizás avergonzada, y Daniel observó cómo lo hacía mientras Diana le reprochaba a Aitor.

- Esto... ¿sucede a menudo? - dijo, cabeceando en dirección a ambos jóvenes. No parecía muy contento - ¿Las comunicaciones mentales? ¿Los mensajes secretos?

Fue cuando una nueva voz en su cabeza hizo aparición, haciendo que el inglés se estirara visiblemente y observara a su alrededor. No se relajó hasta que no vio la pequeña figura de Salara. Era... extraña.

- Eh... oh... encantado, miss Salara - estaba visiblemente descolocado. Diana era una Skrull, pero tenía apariencia humanoide. La criatura que tenía ante él era un gato hiperdesarrollado que hablaba telepáticamente - Sí, por supuesto. Será un placer.

Ese Liceo era una caja de sorpresas.

La súbita huída de Marina parecía a todas luces tener algo que ver con Aitor, que, por si había duda, rápidamente las despejó.

-Me temo que es culpa mía. Disculpadme -dijo simplemente, levantándose para seguir los pasos de la semi-atlante, descartando la comida que apenas si había probado.

Como era de esperar el genio vasco desechó la oportunidad de contestar a la puya de Diana. Aunque no lo sabían, Idoia, su hermana pequeña, había servido como entrenadora de alto nivel para aprender a controlar las emociones y saber esquivar los puñales verbales lanzados contra uno... y no lo había hecho para ayudar. Podría haber contestado algo parecido a "aficionada", pero no se molestó en hacerlo, tenía cosas más importantes en la cabeza.

Aitor siguió los pasos de Marina con el corazón en un puño. Sentía un nudo en el estómago, la poca comida que había ingerido le estaba sentando francamente mal. Aquello de estar enamorado era sumamente incómodo, la verdad.

[color=#8300A8]~¿Estás bien? [/color]-preguntó telepáticamente sin planteárselo conscientemente en cuanto tuvo oportunidad de tenerla frente a frente de nuevo. Luego cayó en el error que suponía.

-Perdona, ¿estás bien? Eeeh... puedes hablar telepáticamente. O incluso con tu voz... Yo... -por extraño que pareciera a Aitor le costaba expresarse.

Se enteraba ahora de que el torneo era en una semana lo que les dejaba poco tiempo para entrenar y aquellos chicos de segundo parecían bien entrenados para enfrentárseles. Con suerte serían de grupos distintos. Estaba en juego la beca de Rudy así que habría que aplicarse aunque no por eso perdería de vista que tenía que aprender magia, el tema del cambio de dimensión.

Sus amigos charlaban pero en efecto Aitor parecía haber iniciado una conversación secreta que avergonzó a Marina. Seguramente nada grave y además para hablar con ella sólo tenía que poner algo en whatsapp. Le preguntaría si estaba bien.

- Los mensajes creo que son habituales, pero no suelen haber secretismos, Daniel. Ya salieron a la luz casi todo lo que podíamos ocultar. Bueno, hay alguna cosa que todavía no sabeís Moussa, César y tú acerca de mi o más bien de mi hermana, pero ya os la contaré.

Sara evitó hablar más del tema aunque sería imposible ocultarlo cuando el resto del grupo ya lo sabía. Por ahora se dedicó a escribir a Marina a ver si quería hablar de algo. A la vez, se comunicaba con el espíritu que la acompañaba.

"Alicia por favor, no la pierdas de vista. Me da miedo de que se esconda en algún sitio por timidez."

Justo le mandaba un mensaje mental a su hermana lo que hizo que la alicantina se ruborizara un poco porque lo de los secretismos quizá era más habitual de lo que quisiera.

Los ojos del senegalés cambiaban de uno a otro según los miembros de su equipo iban tomando la palabra. Estaba claro que Diana y Daniel eran quienes mejor educación habían recibido y se sabían desenvolver bastante bien en las situaciones sociales. La verdad era que daba gusto escucharles hablar, ambos lograban hacerse entender con pocas palabras, él en cambio, seguramente habría necesitado un discurso mucho más largo para transmitir lo mismo.

La situación con la Marina y Aitor lo pillaron desprevenidos ¿Otro dos enamorados? Es más ¿Aitor enamorado? ¿Los Robots se podían enamorar? Bueno, Aitor no era un robot, no físicamente al menos. Pero era tan frío y calculador que casi parecía uno. ¿Acaso se había colado por Marina? Vaya, aquello sí que era toda una novedad ¿Cómo no se había dado cuenta de ello? Aitor era su compañero de habitación, pero supuso que estaba tan enfrascado en sus estudios de medicina que había dejado de fijarse a su alrededor.

-Siempre hay secretos, pero puedes hacer como yo y echarle un ojo al diario de Rudy de vez en cuando, así te enterarás de todos los cotilleos del Liceo. Lo cual me recuerda, que hace tiempo que no lo hago, espero que no haya escrito mucho...

La confesión de Moussa fue acompañada de una pícara sonrisa a la vez que desviaba la mirada brevemente hacia Rudy. Por el tono de sus palabras parecía ser una broma, aunque conociendo el pasado de Moussa y su capacidad para colarse en lugares o conseguir cosas, también era más que probable que lo dijese en serio.

La llegada entonces de Gata Lunar incomodó un poco a Moussa. La pequeña mentora se había sentido bastante enfadada y herida por sus comentarios anteriores. No es que no tuviese razón, Moussa sabía que la tenía, pero desde aquel pequeño incidente no sabía bien cómo actuar. No iba a mentir respecto a lo que pensaba, pero trataría de no volver a sacar el tema a no ser, que le preguntasen o obtuviese nueva información.

-En el Liceo hay una competición. -Trató de explicar a Daniel. -Los alumnos se enfrentarán por equipos adoptando diversos roles, héroes o villanos y teniendo que superar toda clase de pruebas. Eso ayuda a que los equipos estrechen lazos, fortalezcan sus poderes y despierta nuestro instinto de ser mejores. Para Rudy es muy importante ganar, ya que eso le permitirá acceder a una beca que le enviará el verano a luchar junto con los vengadores...o algo así. De los alumnos de primero, somos los únicos que contamos con experiencia en luchas reales. Eso hará que algunos nos teman, pero también nos convertirán en el blanco de todos los equipos. Tienes pinta de ser de esos a los que no les gusta perder...¿Estarías dispuesto a todo para ganar?

La competición había perdido su gracia para Moussa, pero quería saber hasta donde llegaría el nuevo para ganar. Además, después de lo vivido, no se fiaba mucho de él, había llegado justo poco después de que Iván abandonase la escuela y Moussa no era de los que creía en las coincidencias ¿Sería un espía?

Escuchaba atentamente la converasación sobre los Skrull mientras comía callado. Algo habitual. A la hora de comer me gustaba hacer eso, comer. ¡Si hablo mucho se enfría la comida! 

Yo ya conocía a los Skrulls de antemano. Mamá una vez me contó que en Estados Unidos hubo una invasión secreta, que unos cuantos skrulls se infiltraron en el sistema. Pero al parecer todo salió bien al final. Siempre molaba oír la historia de Diana otra vez.

De pronto Marina se levantó, reaccionando de forma parecida a lo que hice esa misma mañana. Un poco menos destructiva de hecho. Miré a Aitor. Tal vez le dijo lo que me había contado el genio vasco esta mañana. No parecía para nada el momento, con todos delante...

-Ais... -dije suspirando mientras me comía una patata frita y veía a Aitor marchar.

Se habló sobre la telepatía grupal. Entendía si hubiese molestado eso al chico, a mi al prinicipio me pareció mega guay. Luego un poco extraño, eso de tener a alguien la cabeza. Pero al final te acostumbrabas.

-Seh. -dije sorbiendo un trago de Coca-Cola Light.- Normalmente solo la utilizamos en combate o para hablar con Marina. Y a veces con Aitor claro. Por los secretos no te preocupes, se supone que solo accedemos a la comunica...

Pero Moussa habló. Nada más y nada menos que sobre mi diario. Tenía dos libretas mega importantes en mi cuarto. El Diario de Rudy, donde escribía batallas, curiosidades sobre personas, datos de interés, fanfics sobre mis compañeros y ocurrencias, y el Diario de Cráter, dónde escribía todo lo relacionado con el superheroismo. De hecho, es en el que había estado escribiendo esa mañana.

-¡No tengo, coff, coff! ¡No tengo diario! -dije entre toses, mientras me atragantaba con otra patata.

Entonces, gracias a Dios, Salara llegó. ¡Es verdad, todavía no había conocido a Daniel!

-¡Salara-senpai! -dije guiñándole un ojo, pero con la cara roja por haberme recuperado de la patata.- ¡Tenemos nuevo integrante en el equipo, al final sí que podremos participar!

Moussa explicó lo de mi beca con los Vengadores. Yo me limité a asentir, comer, y sonreír.

-¡Será mega guay! ¡Ya verás! -dije acabándome la penúltima hamburguesa.

Le di un trago a la bebida para poder hablar. Me acerqué disimuladamente a Daniel y le dije para que solo lo oyera él.

-Gata Lunar es una alien. -le susurré.- Es una mega telépata, pero tranqui que respeta nuestra intimidad.

Mientras terminaba el contenido de su plato, Daniel escuchó la explicación de Moussa, que rellenaba los huecos que había dejado la explicación que previamente le habían hecho. La verdad es que Rudy era muy afortunado por tener la oportunidad de formarse junto a los Vengadores, aunque no alcanzaba a comprender por qué dejarían que un adolescente arriesgara su vida. Dudaba que eso fuera así, y que todo serían entornos controlados. Pero desde luego, la oportunidad de conocer a héroes de la talla de Iron Man no tenía precio.

- Llevo toda mi vida enfrentándome a alguien que me supera en todos los aspectos - respondió a Moussa, con una sonrisa. No era triste, asumía sus limitaciones - así que estoy acostumbrado a perder. Pero sí me gusta mejorar mis límites, así que haré todo lo posible para ayudaros en ese competición.

Asintió a su compañero de cuarto, mirando la extraña figura de Gata Lunar. En ese centro había demasiados telépatas para su gusto.

Las palabras de Diana y Daniel animaron visiblemente a César, que esbozó una leve sonrisa mientras seguía comiendo. Era un curioso contraste, su aspecto de macarra y su agradable expresión.

Cuando Sara le habló acerca de aquella cosa que todavía no sabía, el muchacho asintió con la cabeza.

Aitor se levantó de la mesa y siguió los pasos de Marina, dejando al resto del Grupo 4 junto a Salara. Ella no pareció interesarse más por lo que fuera que les sucediera.

No hizo falta que la alienígena se explicase acerca de la competición, porque Moussa ya lo hizo por ella.

Salara asintió enérgicamente con la cabeza, sonriente.

[color=#9A2EFE]- ¡Sí, sí! -[/color] exclamó en sus mentes [color=#9A2EFE]-. La competición será una experiencia fantástica para el grupo.[/color]

Se encaró a Daniel, devolviéndole la mirada aunque manteniendo una respetuosa distancia. Si había leído en su mente su "descontento" con el número de telépatas en la escuela no lo reveló. 

[color=#9A2EFE]- Tu incorporación nos vendrá muy bien. ¡Necesitábamos un octavo miembro para poder participar! Tengo entendido que los otros equipos han estado entrenando duro, en especial el de Dani. Habrá que esforzarse.[/color]

Gata Lunar pronunció aquel último nombre con cierto cariño.

[color=#9A2EFE]- Aún no conocemos las pruebas, pero podemos suponer que serán parecidas a las de los años anteriores. ¡Pero me estoy avanzando! -[/color] Salara se interrumpió a sí misma con aquella última exclamación [color=#9A2EFE]-. Os dejo comer, luego nos vemos.[/color]

Salara se despidió agitando la manita. Parecía un dibujo animado, tal cual había llegado se fue.

Anduvo por la cafetería, de vuelta a una mesa que compartía con otros alumnos de cursos superiores. Entre ellos destacaban, a ojos de Daniel, un chico con la piel verde y unos grandes cuernos saliéndole de la frente y una chica cuya piel parecía algún tipo de roca translúcida. Charlaban animadamente, aunque el tema de conversación se perdía en medio de los cientos de voces que llenaban la cafetería.  

- Tenemos un rato hasta la hora de la reunión - dijo César, tomando inesperadamente la iniciativa -. ¿Queréis hacer algo antes de ir? 

Marina salió de la cafetería apresuradamente. Aitor logró seguir su paso, saliendo detrás de ella. El constante ruido de fondo, compuesto de conversaciones, risas y entrechocar de cubiertos y platos, pasó a un segundo plano.

La muchacha se detuvo al advertir que Aitor la había seguido hasta allí.

- Sí - respondó Marina. Un monosílabo que retumbó por el pasillo e hizo perder a Aitor el sentido del equilibrio, por unos instantes.

[color=#9A2EFE]- Sí -[/color] se apresuró a corregir, sellando los labios con fuerza [color=#9A2EFE]-. Estoy bien.[/color]

Marina todavía estaba roja. Se cruzó de brazos y desvió la mirada.

[color=#9A2EFE]- Es solo que me ha dado vergüenza. Allí, en medio de todos.[/color]

En la intimidad del momento, el ruido amortiguado de la cafetería se silenció por completo.

[color=#9A2EFE]- Sé que no pueden oírnos, pero es extraño.[/color]

Los ojos de Marina se cruzaron con los de Aitor. A pesar de no ser telépata, seguramente captó parte de sus sentimientos.

[color=#9A2EFE]- Lo siento -[/color] se disculpó, llevándose las manos al rostro [color=#9A2EFE]-. He montado un numerito…[/color]

Marina, por el momento, no dijo nada más.

[color=#8300A8]~ Nadie podía escucharnos y aunque lo hubieran hecho, no es nada de que avergonzarse. Creo que no hay nada más humano que lo que sentimos... Para compensar lo del numerito tendrás que darme un abrazo[/color] -transmitió telepáticamente Aitor, demostrando que se podía ser simultáneamente travieso y tierno.

Tras el "momento abrazo"(1) Aitor se repuso y recuperó parte de su habitual frialdad.

[color=#8300A8]~ Si vamos a salir juntos tendrás que superar la vergüenza a que nos vean juntos *como pareja*. ¿Confías en mi? Dame la mano y volvamos. Ah, y recuerda que todavía no he reforzado el traje y sería cuestión de que no me apretaras demasiado la mano, ¿vale?[/color]

-¡Ciao, Gata Lunar! -dije con la boca llena.

Así que las pruebas serían parecidas a las de años anteriores... Tendría que ir a algún senpai y preguntarle sobre el tema. Tal vez Fusión sabía algo.

César propuso si queríamos hacer algo antes de la reunión. Espera. ¿¡César!?

-De hecho, sí. -dije mientras me levantaba del asiento con la bandeja.- Debería de recoger todas mis cosas del lado de Daniel de la habitación. ¡Hasta luegui!

Dicho eso comencé mi viaje hasta la basura, saludando a un par de compañeros de otros grupos, y luego a la habitación.

Tras escuchar la respuesta de Daniel, decidió que aún no tenía claro si era o no un espía. El tío sabía usar las palabras para cubrirse, pero ya le pillaría en otro momento. Así que se centró en terminar su comida.

Gata lunar se fue poco después, seguida de Rudy. Si sumábamos a ello la falta de Marina y Aitor, el grupo se estaba reduciendo más y más a cada instante. Así que supuso que ahora era un buen momento para que Sara les contase ese secreto suyo.

-Sara, querías contarnos algo ¿No? Ummmm espera un segundo... -El ceño de Moussa se frunció al observar a la hermosa dama de cabellos dorados y alternó la vista entre ella y el plato de su comida. -Hace tiempo que nos quieres contar algo, pero te da vergüenza decirlo y ahora que se acercan los juegos pareces preocupada. ¡Ostras!

Dijo de pronto, abriendo los ojos como platos a la vez que miraba de arriba abajo a la muchacha. Por fin había llegado a una conclusión o al menos, a una de sus conclusiones.

-No me digas que te han hecho un bom...digo que te han dejado preña...eh...esto...¿Estás embarazada? Eso explicaría el que notase que la ropa te quedaba un poco más justa. ¡Oh, mierda! Ese tema no lo he estudiado.

Sin perder ni un ápice de tiempo, tomó su tablet y comenzó a buscar todo lo relacionado con los embarazos, ni que decir que todo aquel tema lo superaba y las imágenes y vídeos que aparecieron en pantalla lo aterraron.

-¡Qué asco! ¿Habéis visto cómo salen esas cosas? Puuaaaggg...Eh, esto, tú no lo veas Sara, es todo muy guay...sí, muy guay -Su cara de asco sin duda, decía otra cosa.

Daniel dejó que Rudy se encargase de recoger su habitación a solas. Probablemente tendría cosas personales que querría guardar - como el famoso diario - en un lugar seguro, y con él por medio no estaría tranquilo. Ya había terminado su comida, colocó los cubiertos en una posición determinada y empezó a beber su té verde a sorbos cortos, sujetando el vaso con ambas manos.

- Si eso es así - dijo, mirando a Sara, sonriendo cándidamente - y prefieres que me marche para hablar con tus amigos, no tengo inconveniente. Comprendo que hay cosas que no se puede contar a todo el mundo.

A Moussa de vez en cuando le entraban esos ataques de ansiedad. Sara pudo ver cómo comenzaba a tocar la tableta buscando unas imágenes fuera de lugar ahora que estaban comiendo.

- No se trata de eso, cielo. Digamos que es algo relacionado con mis poderes y no lo voy a contar aquí en el comedor.

De hecho se estaba pensando si contarlo a Moussa. Si él podía teleportarse en el cuarto de Rudy y leer ese diario, ¿porqué no contar ella con una contramedida? La verdad es que no sería tan retorcida y ya les contaría aquello pero en un lugar más tranquilo.

- Vamos a tener que centrarnos esta semana en las pruebas. Hay que conseguir esa beca para Rudy, es un buen objetivo.

Ahora volvían ser ocho así que el equipo estaba preparado y habían mejorado mucho en los semanas pasadas en el liceo. Tratarían de dar una sorpresa a los de segundo y los de tercero.