Partida Rol por web

El Liceo: Escuela de Superhéroes

Interludio de Sara: El Frío de Estigia

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25/08/2016, 21:21
Narrador

Sara se elevó en el aire, ascendiendo por la caverna sin fin. Advirtió que, aunque el lugar estaba completamente iluminado, no alcanzaba a ver el techo. Así que siguió subiendo, y subiendo, hasta que creyó encontrarse lo suficientemente arriba como para quedar fuera del alcance del enemigo.

Entonces creó un gran bloque de hielo, justo encima del ser de la armadura. Procuró dejar a su profesora fuera del área del ataque y, cuando estuvo lista, dejó caer su constructo. El enorme cristal se precipitó hacia abajo a gran velocidad, convirtiéndose en un temible proyectil.

Tan concentrado como estaba el enemigo en Hécate, no si dio cuenta del ataque de Sara. El cristal de hielo chocó contra el suelo de la caverna con gran estruendo. Desde su posición privilegiada, Sara vio cómo su ataque daba en el blanco y arrancaba del suelo una nube de polvo y esquirlas.

Cuando la polvareda se hubo disipado, Sara vio cómo el bloque de hielo caía hacia un lado. De debajo de éste surgió el ser de la armadura, debilitado y aturdido por el ataque. Trató de golpear a la profesora, pero fracasó y cayó de rodillas a su lado.

El enemigo no había sido derrotado, pero había quedado a merced de Hécate.

Desde tan arriba era difícil seguir con precisión lo que acontecía en el suelo, pero la muchacha pudo ver cómo Hécate extendía una mano – en la que sostenía la cadena dorada - hacia su enemigo, posándola sobre su pecho. En ese instante las cadenas doradas que aprisionaban los miembros del enemigo cobraron vida, se tensaron y comenzaron a tirar de él.

- ¡NO! ¡NO VOLVERÁS A ENCERRARME! – gritó. Sara pudo notar cierto atisbo de miedo en la voz espectral -. ¡NO ME SUMIRÉ DE NUEVO EN ESE TORMENTO!

El ser de la armadura tiraba de las cadenas con todas sus fuerzas, gemía y pataleaba mientras trataba de liberarse de sus ataduras. Poco a poco, las cadenas lo remolcaban hacia el río Estigia. Era una escena sobrecogedora.

- ¡VENDRÁS CONMIGO!

De pronto, el ser tiró de una de las cadenas que lo aprisionaban. Sorprendemente, los eslabones dorados le obedecieron por unos instantes y volaron hacia la profesora. Más su intento desesperado por liberarse fue en vano, pues la cadena dorada esquivó a Hécate en el último momento. No se atrevía a aprisionarla a ella.

Con un rugido de furia, el enemigo lanzó su cadena contra Sara. Pero ésta, haciendo gala de cierta previsión, había volado fuera del alcance de su agarre. La cadena dorada se tensó por completo justo antes de llegar hasta la muchacha, para luego retirarse rápidamente de nuevo hacia el río.

Derrotado y humillado, el enemigo se dejó arrastrar finalmente hacia las profundidades del río.

Cuando el brillo verdeazulado se hubo disipado en las oscuras aguas del Estigia, Hécate dejó de mantener su nueva forma. La blanca luz que todo lo iluminaba se apagó al instante, y Sara se quedó a solas, en el aire, flotando en la oscuridad. 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Turno 4

- Sara lanza su ataque en área contra ????. Éste no consigue esquivarlo, recibe 1 Herida y queda Dazed.

Turno 5

- ???? ataca a Hécate, pero falla.
- Hécate ataca a ???? con un poder misterioso. Las cadenas lo arrastran hacia el fondo del Estigia. 

FIN DEL COMBATE

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25/08/2016, 21:54
Sara Carrión

Aquél ser trató de llevarse a ambas con sus cadenas. Lo pudo ver arrojándolas hacia ellas. Sus intentos fracasaron y sus gritos le resultaron lastimeros, hasta el punto de hacerla sentir un poco mal por lo que iba a suceder. Advirtió que ese monstruo iba a quedarse atrapado durante largo tiempo bajo el frío agua, sumido en el silencio.

Quizá al notar todo eso ya se encontraba particularmente sensible, así que al esfumarse la luz, la oscuridad la rodeó por completo y su raciocinio se fue también. Seguía volando, manteniéndose en el aire mirando hacia todos lados buscando desesperadamente una fuente de luz a la que agarrarse. Por más que miraba no había nada, así que su corazón se encogió e instintivamente acercó los brazos al cuerpo, como si ahora el frío sí la atenazara y con más intensidad que nunca.

- ¡NO ME DEJES AQUÍ, POR FAVOR! ¡NO ME QUIERO QUEDAR AQUÍ! ¡NO ME DEJES!

Habiendo perdido el sentido de la orientación, no sabía a qué distancia estaba del suelo. No sabía si había abajo sombras esperándola. De hecho, se perturbó pensando que la oscuridad se movía y la acechaba queriendo atraparla en una red.

- ¡SOCORRO, POR FAVOR! ¡SOCORRO!

Exclamó perdiendo todo el valor que había demostrado durante el combate. Tiró por tierra toda la buena impresión que podría haber dado a Hécate, gritando y comenzando un sollozo. Parecía una niña asustada, incapaz de moverse, sin capacidad para tomar ninguna decisión en ese momento.

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29/08/2016, 10:35
Narrador

Sola en la oscuridad, Sara gritó y sollozó hasta quedarse sin voz. Por mucho que pidió ayuda nadie respondió. Flotaba en el aire, incapaz de ver ni oír nada. Tan sólo sentía frío, un frío atenazante que, aunque no amenazaba con hacerle daño, resultaba increíblemente incómodo.

Y así el tiempo pasó. No estaba segura de si fueron unos segundos, minutos u horas. Pero acabó perdiendo la consciencia, como si cayese de pronto en un profundo sueño.

Cuando abrió de nuevo los ojos pudo ver una tenue luz. Al principio le costó ver dónde estaba, pero poco a poco los estímulos fueron llegando hasta ella.

Se encontraba tumbada sobre una superficie dura, rasposa y húmeda. Ésta se mecía con suavidad, como si estuviese surcando el agua. La luz lo inundaba todo, como cuando Hécate había usado aquel poder misterioso.

¿Estaría su profesora allí con ella?

Sus ojos se acabaron acostumbrando a la luz, y pudo ver que ésta provenía de un pequeño farolillo. Dentro del mismo, una débil llama blanquecina danzaba y titilaba, bañando con su luz lo que parecía una pequeña barca de madera oscura.

La barca surcaba unas aguas negras y frías, el río Estigia seguramente. El farolillo, que colgaba de la proa de la barca, iluminaba varios metros hacia el frente. Desde allí, parecía que el río no tenía fin.

Cuando la muchacha se reincorporó pudo oír una extraña voz a sus espaldas.

- Al fin despiertas.

Parecía la voz de un hombre mayor. Para bien o para mal, no era su profesora. Provenía de una figura alta y misteriosa. Portaba una larga capa negra con capucha, hecha jirones por los extremos. No consiguió ver el rostro de aquel ser, pero de su capa surgían dos brazos delgados, casi esqueléticos, que sostenían un largo remo que se hundía en el río.

Era un barquero. 

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29/08/2016, 18:29
Sara Carrión

Tuvo un despertar brusco y las sensaciones que le asaltaron después no eran muy halagüeñas. Si no estaba equivocada, parecía a bordo de la barca de Caronte. O eso, o le estaba gastando una broma alguien y la había compuesto extraordinariamente bien.

Se incorporó un poco, mirando aquí y allá, nerviosa.

- Señor, le doy las gracias por haberme encontrado. Pero...

No tenía ni idea de cómo plantear aquello. ¿Realmente se podía razonar con él o hacerle sentir algún tipo de empatía?

- Me he perdido, señor. No he venido para que me transporte al reino de los muertos. Sólo venía buscando explicaciones sobre los poderes que tengo.

Lo que ella deseaba es que se detuviera y siguiera el camino contrario al habitual, hacia el mundo de los vivos. Pensándolo bien, ni siquiera tenía monedas con las que pagarle.

- Por favor, escuche lo que digo. No venía sola, sino acompañada y nos apareció una figura terrible con una armadura y unas cadenas, que fue atrapada aquí hace tiempo por una hechicera. Nos atacó y tuvimos que enfrentarla. Me separé y me engullió la oscuridad. No entiendo porqué pasó esto.

Tembló al recordar aquello. No quería decir nada más porque tenía que saber cuál era la actitud y las intenciones de ese anciano. Estaba estresada, necesitando que le hablara y que sus palabras fueran tranquilizadoras.

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30/08/2016, 19:07
Caronte

El barquero escuchó en silencio el relato de Sara. Estaba tan quieto que cualquiera diría que se trataba de una estatua. Y sin embargo mecía levemente los brazos, guiando la embarcación con su remo.

- Poderes… Prisioneros y hechiceras… - dijo vagamente el anciano.

La llama del farolillo titiló.

- Y veo que sabes quién soy – concedió con un hilo de ¿diversión? en su voz.

Caronte siguió remando con parsimonia durante unos segundos.

- Si te preguntas qué haces aquí y a dónde vamos tengo respuestas para ti.

> Te encontré en la orilla del río, perdida en este reino. La oscuridad envuelve a los viajeros incautos como un manto de lino negro. Los distrae, los ciega y los aparta de su camino. Aquellos que se pierden en la oscuridad acaban en lugares remotos. Como te pasó a ti, como le pasó a la otra.

> Mas no te llevo al reino de los muertos, no. Tú no perteneces a ese lugar. Y, sin embargo, cuando te vi pensé que allí era donde debía llevarte. Engañas, niña. Estás viva, pero estás tan fría como las aguas de este río. Te llevo de vuelta al embarcadero, aunque puede que allí no encuentres lo que buscas.

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31/08/2016, 17:33
Sara Carrión

Las palabras del barquero no eran muy esperanzadoras. Lo único bueno es que la llevaba de vuelta pero a saber dónde aparecía luego.

- Le agradezco que me haya encontrado, señor.

Eran ciertos entonces sus temores acerca de la oscuridad. Era verdad que las sombras cobraban vida y se la intentaban llevar. Al menos lo que acababa de suceder reforzaba esa fobia.

- Por favor, dígame a qué otra se refiere, ¿a alguien que se ha perdido ahora? ¿o en otro tiempo?

Hacía falta indagar y con esa pregunta podía sacar bastantes pistas. Se preguntó si era Hécate la que había desaparecido, pues no se veía por ningún lado. Le extrañaba sobremanera que su mentora no hubiera sabido aquello y hubiera cedido a ese mal que había en el lugar. Sea como fuera, ahora no podía buscarla de ningún modo, salvo que en el embarcadero se pudiera conseguir luz de alguna manera.

Sara se acurrucó un poco instintivamente, tratando de alejarse de esas cosas que le acechaban.

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01/09/2016, 16:07
Narrador

Cuando Sara mencionó a “la otra” Caronte asintió lentamente con la cabeza. Se mantenía tan quieto que verlo moverse parecía completamente antinatural.

- La reina de los fantasmas, la hechicera, la madre… Se le atribuyen muchos títulos y poderes, pero la verdad es que ahora no es más que una sombra de lo que fue. Antaño una diosa, ahora… poco más que una mortal. Invocar los poderes antiguos conlleva un gran sacrificio. Debió de hacerlo por una buena razón.

Caronte siguió remando. Incluso con el farolillo aportando algo de luz, daba la sensación de que se encontraban perdidos en las tinieblas, sin avanzar un ápice.

 - Si la oscuridad de este reino la ha tomado entre sus brazos, puede estar en cualquier parte… Mas me extrañaría, pues ella conoce este lugar tan bien como la palma de su mano.

Tras pasar un tiempo indefinido, Sara alcanzó a ver el embarcadero. De allí había surgido el ser que las había atacado a su mentora y a ella nada más llegar al Inframundo. Ahora las aguas reposaban en calma, como si nada hubiese pasado.

No alcanzó a ver la llama anaranjada de Hécate, todo era oscuridad.

Cuando hubieron llegado al embarcadero, Caronte le indicó con un gesto a Sara que se bajase de la barca. Se acercó a la proa y abrió el farolillo. Metió su huesuda mano en el interior y extrajo parte de la llama blanca.

El fuego ardía a varios centímetros de su palma, sin consumir nada. Con un movimiento lento pero fluido le acercó la llama a Sara. La muchacha advirtió entonces que aquel fuego no producía calor alguno.

- Tómala entre tus manos y cuídala, niña. Puede que sea la única luz de la que dispongas a partir de ahora. Yo debo irme ya.

Y con aquella escueta despedida, el barquero se alejó con su barca. La luz de su farolillo no tardó en perderse en la lejanía. Flotaba sobre las aguas como un fuego fatuo.

Estigia volvía a estar sola.

La llama blanca danzaba sobre sus manos, iluminando levemente el paisaje a su alrededor. Era tal y como lo recordaba. Piedra oscura, agua negra y figuras extrañas en la lejanía.

Aún había en el suelo esquirlas del hielo que habría creado durante la batalla. Resultaba extraño, pues por la sensación del paso del tiempo que había tenido la muchacha, ese hielo ya debería de haberse derretido.

Entonces notó el frío que venía del río. Aquella sensación gélida, profunda y etérea.

Y ya no le molestaba. 

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02/09/2016, 18:10
Sara Carrión

Había escuchado la retahíla de palabras de Caronte. No entendía porqué Hécate había recurrido a ese poder tan peligroso cuando entre las dos podían haber dominado al monstruo. Se preguntó en ese momento cuántos siglos llevaría encerrado bajo el río. Pensarlo no era agradable.

- Gracias por la luz. Se lo agradezco de corazón.

Tomó aquella pequeña llama deseando que no se apagara nunca. Ahora el viejo se marcharía y ella no sabía dónde ir. Iría a rescatar a Hécate pero no tenía ni idea de dónde se encontraba. Claro que tenía un pequeño as en la manga y era uno de sus poderes. Pensó entonces que podría caminar un rato por la orilla, siguiendo al barquero, mientras se concentraba intentando sentir lo que había alrededor. Ella tenía el poder de notar cosas y era su único cartucho.

También miraba con preocupación la pequeña llama. Si comenzaba a flaquear sabía que tendría que marcharse corriendo de allí, en busca de una salida. Creía que ese pequeño fuego podría ser eterno, pero, ¿cómo asegurarlo? el barquero se había marchado antes de explicar nada.

Respiró hondo y agachó la cabeza, consciente de que todo alrededor era atemorizante. Tenía la impresión de que todas las sombras le miraban, deseando que se apagara aquella luz para poderla atrapar de nuevo. Aún así, empezó a caminar por si era capaz de localizar a la hechicera.

Notas de juego

El poder de "sentir vida" para tratar de localizar si hay alguien vivo por ahí. Lo puedo ir alternando con el de sentir cosas sobrenaturales.

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06/09/2016, 09:38
Narrador

Sara caminó junto a la orilla del río Estigia. Con la cabeza gacha, se concentró en tratar de percibir seres con vida cerca de ella. Teniendo en cuenta que el Inframundo era el reino de los muertos y que Hécate estaba viva – o eso suponía – debería de ser bastante fácil localizarla, ¿no? ¿Cuán lejos podía haber acabado la profesora?

Tras dar unos pasos lo sintió. Una sensación cálida y radiante que desentonaba con todo aquel lugar, una mota de vida en medio del frío y muerto Inframundo. Pero parecía debilitarse con el paso de los segundos. Como si se fuese a dormir, pero peor.

Venía de dentro del río.

Aunque la pequeña llama en sus manos ardía con fuerza, su luz no alcanzaba a penetrar las oscuras aguas del río. No podía ver qué había más allá.

A parte de aquella vida dentro del río, no podía sentir nada más a su alrededor.

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07/09/2016, 17:38
Sara Carrión

Al encontrar ese destello vital rápidamente se acercó. No podía entender qué hacía bajo el agua. Esperaba que fuera Hécate, aunque a la vez quizá fuera mejor que no lo fuera, pues parecía muy débil.

Con las manos aún en forma de cuenco, no se atrevió a internarse en el agua. La llama que portaba no emitía calor así que no era natural y quizá pudiera sumergirse, pero eso era un riesgo altísimo. Se pasó la mano por la frente pues la sentía húmeda. A pesar del frío el nerviosismo la afectaba.

Posando entonces la mano en el suelo quiso crear una plataforma de hielo que se deslizara bajo la figura y luego la elevara. Sólo tenía esa opción para sacarla. Quizá tuviera más pero esa le resultaba la menos aterradora. Si no resultaba tendría que dejar la luz en la orilla si es que eso era posible. La verdad, no sabía qué hacer. Se concentró para intentar crear esa plataforma que la subiera fuera del río.

Seguro que para el Hombre de Hielo aquello era la cosa más fácil del mundo, pero ella ahora mismo sentía un gran peso encima suyo. Y lo que más deseaba era salir de allí para volver a la academia. Estar rodeada otra vez de gente. Tanta soledad y oscuridad la estaba haciendo sentir realmente mal.

Notas de juego

Eso, uso Create. Si tengo que hacer power stunt (move object o algo así) lo hago.
 

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07/09/2016, 23:30
Narrador

Con cuidado de no perder la llama que portaba entre las manos, Estigia tejió una balsa de hielo con maestría.

El artefacto se hundió en el agua, guiado hacia la tenue presencia que Sara detectaba en las profundidades del río.

Era la primera vez que la muchacha controlaba los movimientos del hielo que creaba y, sin embargo, le resultó completamente natural. Era como si las propias aguas del río la ayudasen, como si el hielo que creaba con sus manos y el Estigia fuesen… la misma cosa.

La balsa de hielo ascendió con lentitud y ceremonia. En medio de la oscuridad del agua, Sara pudo advertir algo blanco acercándose a la superficie. Del río emergió una figura humana, ataviada con una túnica blanca. Era ella, Hécate.

Yacía inconsciente sobre la losa de hielo. Respiraba levemente, como si estuviese dormida. Aquello se le antojó extraño a Sara, pues lo lógico sería pensar que las aguas ahogarían a cualquiera que se sumergiese.

Así pues, Hécate había logrado sobrevivir al frío y al ahogamiento, nada más y nada menos que en el fondo del Estigia.

Sara acercó la balsa de hielo a la orilla, para sacar a su profesora de allí. Pero entonces advirtió algo nuevo e inquietante. Reconocía el rostro de su profesora, pero este estaba envejecido. Era como si hubiesen pasado veinte o treinta años.

De pronto sintió presión en un brazo, Hécate la había agarrado con firmeza.

- ¿S-sara? – musitó mientras abría lentamente los ojos. Su voz sonaba como la de una anciana -. Sabía que podrías sacarme de ahí… - dijo con cierta dificultad y una sonrisa en el rostro -. Desde la primera vez que te vi lo sospeché.

Sara notó como la profesora se aferraba a ella con más fuerza.

- Tu poder… Es más de lo que piensas…

Hécate tosió.

- Lamento que tengas que haber pasado por esto – se disculpó con la voz anegada de pena.

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09/09/2016, 18:25
Sara Carrión

El agua fue apartándose para dejar paso a su plataforma con Hécate sobre ella. La acercó a la orilla y enseguida le dijo algunas palabras un poco crípticas. No entendía eso de que sabía que ella la podía sacar de allí.

- Profesora, me alegro de que esté bien. Tenemos que hacer algo. Quiero decir, marcharnos de aquí. Está usted muy débil.

No se atrevía a decirle que estaba mayor, porque sonaría bastante feo. Sara se imaginó en esa situación y sería horrible envejecer tantos años en tan poco tiempo. Es decir, si su antiguo aspecto no era una ilusión.

- El río es fácil de manejar. Como si se dejara hacerlo. No sé lo que significa.

Acercó un poco la llama. Le daba un miedo espantoso mirar hacia atrás, pues pensaba que su propia sombra estaría en su contra, acechándola. Lo que deseó es que Hécate se levantara y se pudieran marchar. Supuestamente ya estaba todo hecho, ¿no? su maestra parecía saber lo que sucedía. Le contaría alguna historia mística, no le cabía duda, pero mejor hacerlo ya en la academia.

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11/09/2016, 12:07
Hécate

- Lo sé, lo sé – respondió Hécate esbozando una afable sonrisa de ancianita -. Será mejor que nos vayamos ya.

Alzó con cierta dificultad una mano y la acercó a la llama blanca que sostenía Sara.

- Suerte que te ha encontrado Caronte. En el fondo es muy amable…

El fuego se deslizó por los dedos de la profesora. Su tono viró del blanco marfil a un intenso rojo carmesí. Y entonces las envolvió en un enorme pilar de llamas. Aunque el fuego rugía furioso a su alrededor, Sara advirtió que no quemaba. También sintió cierta ingravidez, como cuando Moussa la teletransportaba. El fuego lo cubrió todo de forma que no pudo ver más que llamas. Y, pasados unos segundos, la pesadilla terminó.

Cuando el pilar se disipó profesora y alumna se encontraron de nuevo en el despacho.

Hécate se sentó en su sillón, dejando caer todo su peso sobre el cómodo asiento. Respiró profundamente, como si necesitase recobrar fuerzas, e indicó a Sara que se sentase ella también.

- Hace mucho… mucho tiempo… yo cuidaba del Inframundo. La Reina de los Fantasmas, me llamaban – dejó escapar una leve carcajada mientras recordaba el pasado -. Pero el tiempo pasa, las lealtades de los mortales cambian y… los dioses perdemos nuestro poder.

> El Río Estigia, sin embargo, no ha perdido poder a lo largo de los milenios. Sus aguas gélidas y oscuras son la perdición de cualquier alma que no tenga monedas con las que pagar al barquero. Por eso pensé… que sería una buena cárcel.

> Una cárcel para aquello que no puede morir. Una prisión que enfría la mente, entumece el cuerpo y atrapa el alma. A uno de sus presos, por desgracia, nos hemos tenido que enfrentar hoy.

> Tu poder, Sara, proviene del río. El frío, el poder interactuar con los muertos, los sueños… Todo cobra sentido ahora. El Estigia te obedece y te transmite su poder a través de las dimensiones. ¿Quién sabe lo que podrás hacer en el futuro, cuando refines aún más tus poderes?

> Sin embargo hay un misterio que aún no he podido desentrañar. Tú también te lo preguntarás – dijo mientras miraba a Sara con cierta pena -. ¿Por qué tú? ¿Cómo ha llegado a suceder esto?

Hécate se recostó en su sillón y entrecerró los ojos. Su despacho estaba en completo silencio, tan sólo se oía la pesada respiración de la anciana.

- Aunque el Estigia haga cosas terribles a los vivos y a los muertos por igual… no quiero que pienses que tu poder es maligno. Con el tiempo podremos descubrir más. Pero ahora estoy muy cansada, Sara… Necesito algo de tiempo para recuperarme.

Ladeó la cabeza levemente para mirar hacia el espejo que los había llevado al Inframundo. Ahora estaba tapado por una sábana.

- Hoy he pagado un alto precio por mis errores…

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11/09/2016, 21:52
Sara Carrión

A la joven alicantina le apenaba ver a Hécate con su nuevo aspecto envejecido. Si Sara no hubiera aparecido no habría pasado eso así que sentía un poco de culpa. Era consciente de que el viaje fue idea de Hécate, pero eso tan sólo ayudaba un poco.

Habían descubierto algunas cosas nuevas pero nada determinante. En parte las palabras de la hechicera le indicaban que no estaba maldita de la manera en la que ella temía y eso al menos la tranquilizó un poco.

- Me iré y así podré pensar en todo esto. Le agradezco mucho que me esté ayudando. Andaba muy perdida y ahora sé que con el tiempo iré aprendiendo lo necesario. Gracias, profesora.

Abandonó la sala pensando en que había sido un día terrorífico y extraordinario a la vez. Sabía ahora que su miedo a la oscuridad tenía un sentido pero no por ello esa sensación de pánico la abandonaba. Y sus poderes, tan sólo deseó que no tuvieran que ver con alguna responsabilidad relacionada con vigilar el río. No podría soportar permanecer demasiado tiempo allí.

Lo mejor ahora sería ir a descansar. Necesitaba dormir a pierna suelta nueve o diez horas.

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13/09/2016, 16:50
Averno

Sara, completamente derrotada por la aventura que acababa de vivir, salió del despacho de Hécate con la intención de ir a descansar.

Tan cansada estaba que al salir no se dio cuenta de que había alguien de pie frente a la puerta. Chocó con ese alguien, que retrocedió un par de pasos.

Cuando la alicantina se dio cuenta de lo que acababa de suceder pudo identificar al instante a la persona con la que acababa de chocar.

Piel verde. Cuernos. Ojos de un intenso tono carmesí.

Era Averno, aunque la ausencia de su permanente sonrisa burlona hacía que pareciese otra persona.

Sara notó como la intensa mirada de Averno se posaba en ella. Y, tras unos segundos, el chico demonio agachó levemente la cabeza.

- Lo siento – dijo en un profundo tono de disculpa, demasiado arrepentido para un simple choque accidental.

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13/09/2016, 17:13
Sara Carrión

Averno era de lo más extraño y no concebía cómo caía tan bien a la gente. Debía de tener una labia tremenda para habérselos metido en el bolsillo.

Le había dado un empujón y luego reaccionado de una forma diferente a lo habitual. Además le había pedido perdón, lo que no encajaba con... bueno, con ese aspecto suyo.

- Averno, perdón porqué. Me gustaría saber si tienes esa actitud porque ha pasado algo malo o por algo que ves en mí.

Creía que de momento tenía suficientes respuestas pero al encontrarse con el muchacho se lanzó, dispuesta a presionarle lo que hiciera falta. Quería saber lo que él tenía en mente, aunque confiaba en que fuera una tontería pues Hécate parecía más conocedora del tema de Estigia y ya la había intentando tranquilizar, ¿porqué él era tan cenizo?

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13/09/2016, 17:45
Averno

Presionado por las palabras de Sara, Averno se cruzó de brazos – una posición que creaba cierta distancia entre ellos – y desvió la mirada.

- Te-tenía que disculparme contigo. E-es solo que… - comenzó con inseguridad, una faceta hasta el momento desconocida en él -. Agh, me he comportado como un capullo contigo – se llevó las manos a la cabeza, frustrado -. Y debería ser el último en hacerlo, quiero decir…

Tenía la mirada perdida en el vacío, no miraba directamente a Sara.

- ¿Quién soy yo para juzgar a alguien por los poderes que tiene? Osea… - se llevó una mano a la nuca y sonrió con nerviosismo.

Estaba visiblemente avergonzado.

- Tú demostración, en la noche de los novatos… Cuando sentí tu magia… - suspiró -. Me dio miedo.

Notas de juego

No te sientas presionado por el ritmo, es sólo que tengo tiempo ahora mismo y me parece interesante la conversación xD

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14/09/2016, 19:42
Sara Carrión

Hoy era un día de sorpresas y aventuras pero no esperaba que Averno le dijera aquellas palabras. Que hubiera sentido miedo parecía significar algo así como que era muy poderosa o que su poder era temido incluso por los demonios. Sara miró a los ojos al joven.

- De acuerdo, no te preocupes. Pórtate bien y te dejaré servirme cuando domine el mundo.

Sonrió sarcásticamente y luego torció un labio.

- Ya le he hecho una visita al río y sí que da miedo, sí. Estoy destrozada y sólo quiero descansar. Hoy ya no soportaría más emociones.

Comentaba, preguntándose mientras si su ropa se veía bien. No se había fijado en si había terminado rota. De todas formas si estaba mal ya le había dado una explicación y seguro que el muchacho lo entendería.

Entonces recordó que había perdido el contacto con su hermana y trató de notar si estaba cerca. Se preguntó si se habría alejado mientras ella no estaba.

 

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15/09/2016, 22:14
Averno

La broma de Sara pilló completamente por sorpresa a Averno. Éste sonrió, recuperando su expresión habitual.

- Me alegro de que no estés cabreada - dijo, visiblemente aliviado-. Te entiendo. El día que fui a conocer a mi padre yo también acabé para el arrastre - confesó de pasada-. ¿Quieres que te lleve a tu pasillo?

Averno le tendió una mano, con gesto servicial.

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15/09/2016, 22:17
Alicia

Mientras Averno hablaba, Sara se puso en contacto con su hermana. Sus pensamientos llegaron raudos hasta ella gracias al fuerte lazo que las unía.

[color=#819FF7]~ ¡Oh, hermanita! ~[/color] se escuchó la etérea voz de Alicia [color=#819FF7]~. Siento no estar ahí. Al principio estuve esperando, pero no te sentía así que supuse que estarías teniendo una conversación privada con la profesora o algo así.[/color]

Se rió un poco.

[color=#819FF7]~ Estoy en el patio, observando a la gente. Por cierto, ¿qué tal ha ido?[/color]

Notas de juego

Estamos en un momento complicado porque creo que podríamos acabar aquí y quedaría bien cerrado. Sara vuelve a su cuarto después de la aventura y duerme un montón. 

Sin embargo, a tus compañeros aún les falta un poco (a unos más que a otros, es difícil coordinar 4 capítulos distintos). Así que te ofrezco dos opciones:

- Seguimos roleando. Podemos abrir otros caminos después del sueño reparador de Sara. Si mal no recuerdo querías que Sara intentase conseguir que sus abuelos le comprasen un teléfono. O podemos explorar otra cosa, como tu veas.
- Cerramos aquí con un último post de Sara volviendo a su cuarto y descansas hasta que todos hayamos acabado. Yo intentaría ponerme las pilas para ir terminando con los otros, pero puede que quede un tiempecito aún.