Partida Rol por web

Suspira, ya mas aliviada, pero después, al oír la palabra "ron" volvió a encojerse de hombros.
Algún día tendrás que intentarlo...
Se sirve apenas dos dedos de aquel licor y sin pensarselo dos veces se lo bebe de golpe.
Aish... >.<

Un barco hundido, bodegas llenas de oro y doble racion de ron...que mas se puede pedir!

Durante los siguientes días al tripualción se mostró contenta y con la moral muy alta, se veian capaces de cualquier cosa. Pasaron un par de semanas y marcharon con tranquilidad hasta que una buena mañana Reiko les sobresalto a todos con un grito que llevaban tiempo sin escuchar.

¡¡¡Tierrrraaaaa!!!

Lo cierto es que deseaban oir ese grito...

¡Tierra! Al fin un poco de descanso de esta vida; tanto ron y tantos egos juntos podrían hacer merma entre nosotros, por suerte tendríamos esparcimiento y no tendríamos que asesinarnos los unos a los otros. Asomé la vista hacia donde Reiko señalaba y sonreí, el mar era mi amante pero aquello hacía que lo amara más, siempre es bueno alejarse un tiempo de los amantes; cuando los vuelves a ver, retomas con mayor fuerza el amor.

Cuando el barco se acercó a la orilla Frank comenzó a dar las ultimas ordenes.

Soltad el ancla, que nuestro precioso amigo quede bien amarrado al fondo marino. Decía sonriente. Arrien las chalupas, iremos en barca hasta la orilla.

Thomas observa tierra desde la cubierta. Preferiria tal vez seguir en el mar, pero un poco de agua dulce no vendría mal. Siguiendo las ordenes del capitan se acerca y colabora con las chalupas.

Colin Observó tierra con cierta indiferencia ¿Me pregunto donde estaremos?

- Capitan,¿quien ira a tierra y quien se quedará en el barco?

Boon, Reiko, Wellington, Maddy y usted señor Sullivan me acompañaran. Los demás se quedaran en el barco vigilando a los prisioneros y descansando. Si algún contratiempo, Dios no lo quiera, ocurriese. Que vengan a avisarnos. Dijo al resto.

Vamos, exploraremos la isla.

Descendió por la escalera que habían tendido y montó en la primera chalupa.

Espero a que el capitán dé las órdenes acerca de quién irá a tierra y quién no. Lo que sea, que sea pronto que necesito un buen trago de ron y algo más sustancioso de comer.

Sigue al capitán a la chalupa, cogiendo uno de los remos en cuanto puede.

-Parece que en menos de media hora podríamos llegar a la orilla, capitán. Agradecería oir el arrullo del agua dulce, pero por encima de todo, que no haya... caníbales -dice, mirando desconfiada al paisaje.

Al escuchar el comentario de "Boon" Colin esboza una sonrisa

- Tranquila preciosa,si hay canibales no hay nada mejor que atravesarles el pecho para que no causen problemas.

Una mirada maliciosa aparece en su cara al escuchar a Sullivan. -Esa frase la he oído en algún sitio. Se nota que no habéis conocido a los Untutuk... esas criaturas parecen humanas, pero su fiereza y su sed parecen no tener fin. Casi me resultan deidades... -habla con la mirada perdida, un instante, como recordando. Vuelve a la realidad, un tanto inquieta. -Claro que su isla dista mucho de esta, afortunadamente. En el peor de los casos, tenéis razón, señor Sullivan. No hay de qué temer.

Al llegar a la chapula thomas se posiciona ante el primer remo, listo para iniciar su parte de la labor.

Centra su vista en la isla, tratando de visualizar algo, mientras escucha la charla. La respuesta de Boon a Colin levantan una leve sonrisa en su cara. Y agrega sin mirar.

Sin dudas coincido con la señorita Bonny. Créame señor Sullivan que ningún encuentro con canivales puede ser fortuito. Hace unos años perdimos "casi" cuatro marineros en una isla como esta. Gira y mira a Sullivan. Y digo "casi" porque pudimos al menos recuperar sus cabezas...

En su mirada se denota cierta sensación de, no temor, pero si respeto hacia la isla.

Kraken estaba en el barco de guardia mientras todos habían ido a la isla, de pronto vió pasar cuatro sombras por la cubierta. Venian del puente de mando y pasaron de largo sin reparar en él hacía la proa.

Al ver las cuatro sombras me extraño de la presencia e intento seguirlas con toda la precaución que logro encontrar en mí.
Intento que mis botas no hagan ruido en la crujiente madera y con algo de temor, por la gran incógnita de su identidad.
Vamos, donde coño os habéis metido... digo por lo bajo.