Partida Rol por web

¡A la orden capitán!

Sam observaba fascinado como se hacían con la victoria, sin duda Dios hoy estaba con ellos porque hace tan solo media hora no habría apostado ni un doblón por que saldrían victoriosos. Arruga un poco el rostro con miedo cuando dice que suban a los hombres de Dos espadas a bordo y hace un comentario al capitán en voz baja impulsado por su juventud y ignorancia, que seguramente sería castigado en otros barcos por dudar del capitán.

¿Crees que es buena idea subirlos a bordo? Esos hombres son los mas fieles que han quedado con él.. lucharán hasta con los dientes para llevarse por lo menos a alguno de nosotros por delante por haberlos derrotado..

Aunque claro, dejarles morir ahi ahogados..-suspiró , era una decisión difícil sin duda.

Al poder ver que los cañones habían hecho bien su trabajo Thomas respiró aliviado, al menos por un segundo.

Gracias...Murmuró hacia el cielo. Obviamente habian sido ayudados por alguna fuerza extraña.

Buen trabajo Marinos! Los tiburones les agradeceran el festin!!!

Inmediatamente subió a cubierta, y se acerco al Capitán. El pequeño Sam estaba a su lado, diciendole algo por lo bajo.

Capitán. Trataremos de encontrar a Dos Espadas vivo? Tiene algo que podría interesarnos...

El curtido marino atendió a las palabras de sus ayudantes, entendía la preocupación del joven grumete y en cierto modo la compartía. Igualmente deseaba encontrar los naipes que Dosespadas poseía, aunque no sabía bien que podía implicar aquello ahora si tenían en cuenta que todos los antiguos portadores y participantes de aquella secreta reunión, ahora habían muerto. ¿todos?, aunque estaba por ver que había sido de DosEspadas. -¡Qué nadie se relaje, no deis cuartel a quien no se rinda y deje las armas, que ningún naufrago trate de subir por su cuenta, a el que lo intente descerrajadlo sin piedad alguna!- Claramente Will no pensaba dejarles la menor oportunidad a aquellos sanguinarios. ¡DosEspadas rendíos sin condiciones o convertiremos la Felcha en astillas antes incluso de que el mar pueda reclamarla!- Dicho esto se giró hacia su tripulación de nuevo.

- Sam quizás encontremos alguno más dispuesto a ayudar, de todas formas no pienso dejarles muchas salidas, pero quizás puedan ayudarnos a encontrar a Dos Espadas y lo que nos interesaba de este como apuntaba Thomas. Vira a estribor.- Dada la orden bajó a la cubierta aceptando los saludos, pero sin perder paso. ¡ Boom preparad los cañones y estad atentos, si esa escoria no contesta disparad sin misericordia!

¡Bravo marines! -gritaba Boon, viendo el espectáculo en el barco de DosEspadas. -Esperad la señal del capitán para volver a disparar. Hasta entonces, preparad la artillería, repitiendo la munición! Apretad con fuerza la pólvora!

Will bajó y dió las órdenes pertinentes.

-Ya habéis oído! Todos a sus puestos! Si ese perro quiere morir, no seremos nosotros quienes se lo impida!

Como era de esperar los recios marineros de La Flecha Negra no dieron su brazo a torcer ni con el mar reclamando sus vidas allá abajo. Prefirieron morir ahogados o luchando contra los hombres del Saint George que les tendían la mano con la espada bien sujeta en la otra por si acaso pasaba lo que pasó.

Aquello terminó en una matanza, ninguno de los enemigos sobrevivío y tan solo un hombre del Saint George fue asesinado, cuándo uno de aquellos malnacidos simuló querer subir a bordo, trepó por la soga que le tendían y al sujetar el brazo de aquel hombre y regresar con el al agua para rajarle el cuello con su cuchillo. Tras ese incidente no hubo tregua y dispararon a los supervivientes desde el barco.

Cuándo perdieron la esperanza de encontrar a Dosespadas este apareció un poco más alejado de los restos del barco, flotando incosciente en un trozo enorme del barco que arrastraba incluso tela del velamen.

La matanza fue inevitable, incluso Will animó a sus hombres a no ser condescendientes, siquiera con los heridos, en pocos minutos el mar se tiñó de rojo, no tardarían en aparecer los tiburones atraídos por el olor de la sangre, hoy sin duda se darían un buen festín aunque quizás aquella carne podrida les indigestara.

La buena noticia llegó cuando uno de los marinos avistó a Dosespadas a la deriva e inconsciente, el capitán no lo dudó un instante. - ¡Lanzad cabos y arrastrad ese madero, aseguraos antes de subirlo a bordo que está desarmado y atadlo con fuerza y amordazadle bien!- Ya había perdido un hombre y no quería perder más. El capitán enemigo estaba ahora en sus manos y para regocijo del Irlandés, le daría el tiempo justo para que se arrepintiera de haberlos dejado escapar y si tenían suerte para descubrir el paradero del resto de naipes. Aunque tenía la sensación que recuperar esas cartas volvería a iniciar las luchas que anteriormente habían tenido los grandes capitanes del Caribe, mejor sería destruirlas pero resultaba difícil olvidarse del poder que podían poseer. - ¡Tratadle sin miramientos y como la escoria que es, no quiero una sola baja más!

Antes de ocuparse de Dosespadas debía hablar con sus ayudantes, era importante estar de acuerdo en todo para no dividirse y que terminaran matándose entre ellos mismos. - Wellington, Sam, Boom venid conmigo.- Will esperó a que estos llegaran antes de hablar y se cercioró de estar a salvo de oídos indiscretos. - Los cuatro sabemos que DosEspadas puede tener los otros tres naipes si es que no se han ido al fondo con la Flecha. En caso de recuperarlos lo mejor será repartirlos entre nosotros, no tengo interés en disputar lo que nos corresponde ni afán por poseerlos todos. Si por mi fuera quemaría los cuatro ases, bastante maldiciones tengo ya sobre mi como para cargar con otra. Diga lo que diga Dosespadas pienso atarle una bala de cañón y dejar que se hunda antes de el mediodía, es una vieja deuda que debo pagar.- El irlandés hablaba con seriedad y parecía sincero.

Asiente lentamente: -Sï, también creo que es buena idea. Si se separan, le va a ser cuatro veces más difícil hacerse con ellos.

Se queda pensativa un segundo, para luego continuar: -¿Quiénes serán los encargados de ir a buscar a DosEspadas?

Will observó a Boom, quizás tenía razón debían ser ellos mismo quienes se encargaran de Dos Espadas. -¡ En cuanto estemos cerca de esa escoria avisadme, nosotros mismos nos encargaremos de él!- Nunca se sabía si alguno de aquellos marinos tendría las manos rápidas y el suficiente valor como para tratar de robar los ases, pero mejor no comprobarlo, de manera que tanto Boom, como Wellington deberían ayudarle a atar e izar el cuerpo del capitán enemigo.

Sacándose su casaca verde y desenfundando su sable, Will agarró un buen trozo de cuerda y se acercó a la borda- Sam necesitamos aproximarnos un poco más.- El capitán observaba el cuerpo de su enemigo, más por ver si estaba fingiendo que por su estado de salud, si fuera por él podía haberse ido al fondo con sus juegos de cartas y su destrozado barco. - Boom, Wellington conmigo, ayudadme con esta escoria.

Pasaron cerca del temible capitán enemigo, ahora tan inofensivo. Al parecer no estaba fingiendo, de su frente brotaba un hilo de sangre roja y brillante. No obstante no dejaron de tomar precauciones por eso...

Sam sigue al capitán y escucha el debate sobre que hacer con los naipes. El no quería destruirlo..con ese naipe de mayor podría reunir una buena tripulación y quizás hacerse un capitán famoso - bueno.. a mi me gustaría mantenerlo. Es un objeto de nuestras leyendas y destruirlos sería como destruir nuestras historias.. sólo deben estar en buenas manos.

Quizas pudiera pasar que la historia se repita.. pero muchas mas cosas humanas se repiten constantemente ¿no? -les miró dubitativo y luego asintió a las nuevas ordenes, aproximando el navío al maltrecho cuerpo de Dos Espadas.

Thomas reflexionó unos instantes. Los tiene con él. Un tipo como Dosespadas no se alejaría de ellos ni de noche ni de día... Tomémoslos y dividámoslos.

El barco se acercaba hacia el cuerpo de aquel antaño temido Señor de los Mares. Thomas aferró el mango de su daga. Si aquel intentaba algo trataría de frenarlo.

Bajaré también. Vamos...

Antes de bajar se frenó en seco. Miro a William y se le acercó para hablarle con cautela.

Capitán. Si está vivo me pareciría mejor manterlo así, al menos unas horas, hasta poder hablar con él. No estaría mal conocer los detalles acerca de... Una mueca con su cabeza decía que no quería nombrar aquellos naipes.

-Boom apunta a ese malnacido, vosotros tres igual, si nos ataca no dudéis en dispararle.- No pensaba darle ninguna oportunidad, todos conocían bien el historial de Dosespadas y ni los naipes le iban a salvar si cometía alguna estupidez. Will tomó la cuerda y un cuchillo de buen tamaño, pues si tenía problemas el espacio sería demasiado escaso como para blandir el sable, finalmente se preparó para el chapuzón. - Wellington, primero le ataremos y luego le izaremos.

Dadas las ordenes el capitán se puso manos a la obra, bajó por el cabo tendido desde la cubierta hasta el calmo mar y fue descendiendo mientras el amanecer daba paso a la mañana, cuando se encontró cerca de los restos flotantes sobre los que se encontraba su enemigo, se dejó caer al agua resistiendo el primer contacto con las aguas y se aferró a los maderos dejando la cuerda sobre estos antes de subir a las precarias tablas.

Dos espadas no se movía un apice, Will hubiera jurado que estaba muerto de no ser porque escuchaba su entrecortada respiración y unos quejidos que la acompañaban.

Sam se asoma desde cubierta , poco convencido con la idea de que su capitán sea el que se acerca a recoger a ese sanguinario pirata. La tensión se mascaba en el aire mientras esperaba que le subieran..

Boon apunta con firmeza hacia la cabeza de DosEspadas, murmurando: -Muévete, bastardo, y serás pasto de los tiburones...

Finalmente consiguieron izar al capitán enemigo y subirlo a la cubierta sin que ocurriera nada, Dosespadas no se entero de nada, estaba conmocionado y hasta que no se encontró tirado sobre la cubierta del barco no comenzó a volver en si.

-Órdenes, capitán! -dice, mirando a Will. -Sugiero atarle al palo mayor, con 3 personas espada en mano, y sin quitarle ojo de encima.

El capitán aun mojado y sin soltar su sable desde que subiera a la cubierta observó a Dosespadas con detenimiento.- ¡Apretad más esas cuerdas, no quiero que pueda moverse y apenas respirar!- Como decía Bomm bien podría atarle al palo mayor, pero aun no, lo de los ases debía ser llevado con la mayor de las discrecciones. - LLevadle al castillo de popa, Sam, Boom y Wellington conmigo, ¡este perro va a sufrir y desear haber muerto hermanos!- Dijo mientras se dirigía a un lugar más útil para lo que querían descubrir. Las miradas de los marinos eran una mezcla de satisfacción por la victoria lograda y de odio hacia aquel capitán enemigo que había asolado los mares durante tanto tiempo.

- ¡Shaw, que los hombres revisen los restos por si encontramos algo de valor!, revisad que ninguno de los hombres de Dosespadas siga con vida y que el barco esté en condiciones para continuar. ¡Cuando terminemos con esta escoria!- Reforzó sus palabras golpeando la espalda del reo.-¡Podremos darnos un pequeño festín con unos buenos tragos de ron hermanos!- Terminado el discurso siguió a los dos hombres que introducían arrastrando el cuerpo maltrecho de Dosespadas, una vez dentro despacho a sus hombres quedándose únicamente en la sala, Sam, Wellington, Boom y el mismo.

Dejó sus armas a un lado y se cuidó mucho de que estas no estuvieran cerca de su inmovilizado enemigo, el capitán prefería ser precavido.- Inglés, Boom si se revuelve disparad.- No sabía si llevaría los ases encima, sino era así se habrían perdido pues no creía que dejará aquellas cartas en tierra firme escondidas, aun de ser así al menos el del Tulipan yacería en el fondo del océano. La tela se rasgo cuando las rudas y ásperas manos de Will buscaron el particular tesoro, no había cuidado en sus gestos ni pudor, botas, pantalones, chaleco y camisa, de todo fue despojado Dosespadas a la espera de encontrar los Ases.

Subir a Dosespadas a cubierta sin problemas fue todo un alivio, pero aun faltaba encontrar los ases. Al entrar al castillo, siguio las ordenes de su capitan co todo placer. Saco su pistola y apunto a la cabeza de aquel extraño sujeto. Rogaba que no se oviera hasta que fuera revisado, y que aquellos condenados ases estuvieran en su poder. De no ser asi las cosas cambiarian mucho...

Vamos, vamos, bastardo, deja caer esos ases...

-Has encontrado algo, Capitán? -dijo Boon, sin dejar de apuntar ni casi parpadear. -No parece que vaya a dar problemas, está más en el otro mundo que en este.