Partida Rol por web

Will no tuvo que rebuscar mucho para encontrar lo que buscaba. Dosespadas guardaba las cartas en el bolsillo de su casaca roja, y Will fue donde primero metió la mano. Allí estaban, arrugadas y humedas, pero eran esas sin duda. Tenían el mismo dibujo extraño por el dorso que la que custodiaba Sam.

Dosespadas comenzó a toser y a escupir agua. Al darse cuenta de la situación en la que se encontraba comenzó a jurar en varias lenguas.

Will una vez en posesión de los ases dejó que Dosespadas se desahogara y girándose a sus compañeros mostró los ases. Él se quedó con el as de tréboles dejando que Boom y Wellington eligieran el suyo correspondiente.

- Esto es todo lo que buscábamos, por mi parte este engendro del infierno no tienes más valor y ya os dije lo que pienso hacer con él. Si alguno quiere hablar o desahogarse puede hacerlo.

Quizás otros marinos más ambiciosos o sedientos de riquezas pudiera pensar que Dosespadas seguro conocía el paradero de numerosos tesoros y fortunas ocultas, el Irlandés no pensaba igual, había conocido muchos piratas, bucaneros y gentes del mar, los tesoros hacía tiempo que habían sido gastados en tabernas, burdeles y mujeres.

- No os hagáis oídos de sus palabras o posibles promesas, todos conocéis como trataba a su tripulación y en cuanto le dejéis os apuñalará por la espalda y se comerá vuestro corazón aun caliente.

Maldito irlandes borracho, aún debes estarlo... No sabes lo que te llevas. ¿Piensas que son simples cartas? ¡Já! Esos naipes esconden un gran tesoro. Y pensar que lo tenía tan cerca... Malditos seais tú y todos los que pisais este barco. ¡Os maldigo cien veces! Gritó mirando a su alrededor con fiereza en los ojos que a más de un marinero envalentonado por el triunfo que acababan de conseguir le hizo retroceder varios pasos.

¡Qué la ira del mar os debore! Guardó silencio de pronto como si se hubiera cansado de gritar.

-¡JAJAJAJAJA!

La carcajada de Will resonó con fuerza mientras se volvía a mirar a Dosespadas, sos ojos centelleaban con el brillo de los locos mientras continuaba con aquellas carcajadas.

- Maldito y cien veces maldito estamos todos, solo que tú has llegado tarde para ser redimido, servirás a Calipso durante la eternidad, surcando las profundidades y lamentándote de este día en que fuiste derrotado por tu propia estupidez y ansias de riquezas y poder.

Cuando terminó de hablar el brillo había vuelto a desaparecer y volvía a mostrar el rudo gesto y una leve sonrisa a penas visible entre su espesa barba. Volvió a ofrecer los naipes a sus compañeros convencido de sus actos y sabedor de que aquellas cartas le alejaban de sus sueño de poder descansar tranquilo sobre la mar.

Sam se mantenía a varios metros de seguridad del moribundo capitán pirata que aún pese a su estado conseguía inspirarle temor. William ya les había advertido de que les trataría de engañar con falsas promesas pero aún así sentía una profunda curiosidad.. y no quería que se la llevase a la tumba antes de que Will le matara.

Espera.. ¿un tesoro? ¿son como un mapa o algo así?

Comentó ingenuo sin atreverse a acercarse al pirata.

Era increible cómo la vida permitía cambios bruscos de un momento a otro. Unas horas atrás Dosespadas era el mas bravo de los guerreros del mar. Ahora era un perro mojado, esperando ser ejecutado, despojado de todo, deshonrado, vencido.

La escena impactó a Thomas. Le hizo recordar que hacía un tiempo él mismo era un alto oficial, y ahora un simple pirata.

Corazones para mi... Se acercó y tomó su naipe.

Habla Dosespadas, que sabes acerca de estos...

Un brillo en los ojos del pirata relució durante unos segundos cuando encontró audiencia en Sam.

Precisamente joven amigo. De eso se trata. Son el mapa a una isla donde enterramos hace tiempo un gran tesoro. Ese maldito cobarde y apestado holandes lo sabía, y por eso rondaba estas aguas. Pero sin los cuatro naipes es imposible saber su ubicación. El pirata sonrió mostrando sus negros dientes entre los que lucía levemente alguno de oro, totalmente gastado por el tiempo. Pero por supuesto, eso no es todo, se requiere de una cosa más que aún custodio.

Thomas le preguntó sobre los naipes y Bill Dosespadas le atravesó con su mirada. Lo sé todo.

Hace unos años yo y los otros tres piratas que dominabamos las aguas del Mar Caribe nos juntamos para decidir quien sería el legitimo dueño de todo esto. Ninguno de nosotros quiso jugarse la vida y ya habíamos tenido otras reyertas anteriores. Especialmente entre el Capitán Edward James y yo. Su gesto fue de profundo asco cuando pronunció su nombre. Así que llegamos a un acuerdo, jugariamos una partida de poker, y el ganador se quedaría con el Mar Caribe, por supuesto aquello a lo que llamabamos Mar Caribe no era otra cosa que el gran tesoro que habíamos acumulado entre los cuatro, enterrado en la isla de Azaila, de la que solo nosotros cuatro conociamos su existencia.

El sitema de juego era sencillo, el ganador de una partida se quedaba con uno de los ases, y el que consiguiera los cuatro sería el Rey de los Piratas. Yo gané honradamente uno de los ases y el canalla traidor de James tenía en su poder los otros dos. Me insultó llamandome tramposo y yo le insulté a él. Nos dispusimos a acuchillarnos y solo James y yo salimos vivos de aquello, desde entonces nos buscamos el uno al otro para conseguir los ases.

Durante todo este tiempo, gane y perdí varios ases. Y ya casía había completado mi busqueda de no ser por vosotros...

Will permanecía apoyado contra unas cajas mientras escuchaba con cierto desdén las palabras de Dosespadas, por el gesto de su rostro podía verse que no le gustaba lo que escuchaba o quizás lo que implicaba y lo que podía desencadenar.

- Sóis libres de escucharle, pero tened cuidado pues es fácil que junto con estos naipes también quiera regalaros su codicia y ambición si límites.

Por su parte pensaba que aquel pobre diablo únicamente trataba de salvar su pellejo como fuera, seguramente no les confiaría aquella pieza fundamental que él custodiaba, les haría mantenerlo con vida, les propondría algún tipo de trato que le permitiera antes o después traicionarles.

- Cuidado con escuchar las palabras de la serpiente, su lengua es viperina y buscará una forma de salvarse para luego traicionarnos.

Sam escuchaba fascinado la verdadera historia del encuentro contada de primera mano, mas las palabras de William volvieron a darle un cubazo de agua fria devolviendolo a la realidad - Sí, seguro que quiere engañarnos para salvar el pellejo, pero si de verdad lo quiere salvar deberia dar datos de utilidad..

Lo que no entiendo es porque enterrasteis todos juntos alli los tesoros si os llevabais tan mal..¿formabais tripulación hace mucho..?

Y con los 4 naipes tenemos el mapa... ¿que es eso que custodias? Una llave?

Comentó acercándose y acuclillándose levemente ante el maltrecho capitán.

Aquellos eran otros tiempos, antaño eramos compañeros, sí. Aunque no guardo un buen recuerdo de aquello.  Se limitó a decir sin añadir más detalles de aquellos tiempos.

Hay una herramienta necesaria para entender el mapa que esconden las cartas. No creerias que seríamos tan estupidos de dejarlo a la vista de todos sin más.

Boon se guardó el naipe que le correspondía con rapidez, para seguir apuntando a DosEspadas.

-A veces maldigo la mala suerte que tuve errando aquel disparo cuando te tuve a tiro -le dijo. -Ahora no conoceríamos nada de los naipes, y podríamos volver a nuestros quehaceres sin mayores distracciones que el ron o las apuestas... Has tenido suerte, perro. Will, órdenes capitán -a pesar de llevar en la misma postura bastante tiempo, no muestra signos de fatiga.

Las palabras de Dosespadas son las que tanto temia Thomas, peroe staba seguro de ellas. No se podrian librar de aquel sujeto si fueran a ir tras el tesoro. La situacion era clara, solo hacia falta decidir.

Capitan, la serpiente ha hablado. Y si bien no se le puede creer nada a un sujetoasi lo que dice es claramente coherente. No creo que alcance con los napies. Debemos decidir que haremos, si iremos tras esa isla, Dosespadas debe vivir. Si no poemos degollarlo ahora mismo...

Will sacudió la cabeza, aquella decisión era demasiado importante y afectaba realmente a todos, no sólo a él como capitán.

- Ahora todos tenemos un naipe, de manera que la decisión la debemos tomar entre los cuatro. Esperad

El capitán salió un instante y se le oyó dar algunas órdenes rápidas para al instante volver a entrar.

- Como he dicho esto no es una cuestión de si soy el capitán o no, sino del botín que podemos conseguir o de la tranquilidad que buscamos. He mandado traer algo que nos sirva para escribir. Los que estén a favor de ir tras el tesoro que guardan los ases que dibuje un círculo, los que estén en contra un aspa.

Pensaba que de esa manera nadie se vería obligado o instigado por Dosespadas o alguno de los otros, por lo que creía intuir, ninguno estaba convencido que ir tras las riquezas legendarias que el cautivo había mencionado fuera una gran idea, de manera que lo mejor era ver que ocurriría con la votación.

En ese instante un marinero algo contrariado entró con unos trozas de tela fuerte y vasta de color amarillento, en otra mano llevaba un par de tizones negros y secos.

- Es todo lo que he podido encontrar, capitán.

Dijo algo intimidado por la presencia de Dosespadas y los rostros de los allí reunidos.

- Servirá, ahora largo.

Thomas se acercó decidido y tomó el trozo de tela. Auqella votación secreta le arecía innecesaria, pero si el capitán asi lo quería no dudaría en hacerlo. tomó el carbón, miró a Dosespadas, y luego dibujo un...

Sam dibuja un circulo fantaseando con la idea de aquel legendario tesoro..

Hum.. hum.. -entrego su trozo de tela doblado al capitán nervioso por lo que sería el resultado de la votación.