Partida Rol por web

El navegante observó la extracción de la semilla genética con atención sumido en sus pensamientos como era costumbre, su percepción de lo inmaterial era mucha y corroboraba que algo no encajaba.

El sonido del ascensor no pareció alterar su estado y tan pronto se inició el combate comenzó a retroceder según las órdenes de Leah, abstraído, el combate avanzó sin su aparente atención...si bien tan pronto concluyó dejó su caminar monótono; colocando el dorso de su mano sobre la frente permaneció así unos instantes mientras la inquisidora hablaba, debían continuar con independencia de lo que allí abajo latía, un rítmico y siniestro réquiem en la disformidad.

Jean observó la matanza que hicieron los hombres y, sobre todo, la mujer. Si esto era lo mejor que se escondía dentro de esta fortaleza, dudaba mucho que pudiesen hacer algo contra 5 unidades de marines. Sin embargo, Blitz no se confió. Sabía que eso era sólo la bienvenida, y lo peor estaba por llegar.

Tras unos momentos, después que la niebla de plomo se difuminase, Blitz observó con atención como la horda enemiga estaba muerta.

-Bien hecho chicos.- Miró a Leah . No volvería a vacilar cuando aquella mujer le advirtiese de algo, sabiendo que podía hacer.

La demostración de fuerza de lady Leah había sido impresionante, aunque lo cierto es que seguramente podría haber afectado a algunos hermanos. Pero parecía que todos los astartes seguían vivos, aunque algunos habían caído de rodillas. 

Septimus se acercó rápidamente a ellos, con intención de comprobar su estado y si tenían alguna clase de dolencia física con la que pudiera ayudar.

-Hermanos, ¿os encontráis bien?

Leah giró la cabeza como si fuera a contestar algo a Blitz, encontrándose con éste encarado hacia ella. Se conformó con sonreír con aire encantador tras el casco y ladeó un brazo para que Blitz retomara el mando en condiciones y diera las órdenes pertinentes.

Después de todo era él quien estaba a cargo.

Los enemigos aparecieron llenando los sistemas de alarma del visor de Phalanax. Comenzaron a llenar la habitación los alienígenas, deseosos de despedazar a los marines espaciales.

- ¡Destruid al alienígena hermanos! ¡El Emperador lo dispone! - Gritó para animar a sus hermanos de armas ante la horda de afiladas garras que se cernía sobre ellos.

Levantó su bólter, lo apoyó contra su hombrera de ceramita para evitar el retroceso, he intentó realizar un único disparo preciso contra el genestealer que tenía delante.

Los astartes se encaminaban hacia el elevador pasando por encima de los cadáveres y restos calcinados y derretidos de los xenos. Alguno aprovechaba y le pisaba la cabeza a uno de los bichos para asegurarse de que estaba muerto del todo.

Taurus se levantó algo aturdido mientras varios astartes de la Segunda escuadra aún sufrían los efectos secundarios de la potencia desatada por Leah.

-Hermano Septimus, usted vaya con la Primera escuadra, yo y el hermano tecnomarine Lamnos iremos después con ellos -dijo mientras miraba al nombrado y este asentía- no tenemos tiempo y no se deja a nadie atrás -dijo mirando a Blitz mientras este se encaminaba al ascensor- Purificar la Forja en nombre del Emperador y del Omnissiah.

Varios genestealers se lanzaron a una velocidad pasmosa, inaudita. Sabíais que eran rápidos, pero una cosa era saberlo de teoría y otra ver a donde eran capaces de llegar. En un pestañeo dos se habían lanzado sobre Eristede, provocándolo varias heridas, otro a por Garnor que esquivó la mayor parte del impacto, Semyon evitó su ataque por poco y Svessl se llevó un corte profundo en el pecho.

Verticorda no lo dudó y cargó con la espada sierra hacia uno de los genestealers que atacaban a Eristede, provocándole un corte bastante feo.

Phalanax disparó un único tiro que iba muy bien enfocado, pero el genestealer esquivó el tiro y continuó su carrera. Semyon, que había evitado el ataque no lo dudo y roció media estancia con un arco de fuego, provocando que dos genestealers prendieran en llamas y cayeran al suelo, medio derritiéndose.

Tylos no lo dudó y cargó contra uno de los genestealers cercanos cerrando el huevo para que no llegaran al arma pesada de Schidiae. Atacó con el cuchillo de combate pero este falló, pues el genestealer era muy hábil. 

Un miembro de la tercera escuadra avanzó un poco y disparó al genestealer que se acercaba a Phalanax, pero falló. No parecía haber calculado bien la velocidad del xeno. Garnor desenfundó el cuchillo y se lo hundió en un hombro al xeno que le había herido, a modo de vendetta personal, aprovechando que se había distraído por culpa de Verticorda.

Suzak cargó contra el genestealer que avasallaba a Svessl, fallando el ataque por completo pues el xeno lo esquivo con facilidad. Un astartes de la tercera escuadra se movió y lanzó una granada de fragmentación cerca de donde estaban juntándose todos los xenos, con éxito pero causando pocos daños, pues a dos genestealers no pareció causarles heridas.

Androm se quedó anonadado por la velocidad de los xenos y la facilidad con la que esquivaban las balas, tanto que falló su ráfaga estrepitosamente frente al genestealer que cargaba contra él. Svessl devolvió el ataque con el cuchillo a su rival, con lo que consiguió impactarle y causarle una ligera herida. 

Dos miembros de la tercera escuadra se movieron casi al unísono, ambos apuntaron y descargaron ráfagas simultáneas y exactas a dos genestealers que murieron ante la cantidad de fuego de bolter recibido.

Nathaniel no fue capaz de reaccionar ante esa masacre, pero el resto de la Tercera escuadra sí, tomando posiciones en segunda línea para acabar con los xenos que aún corrían, aunque claro, eso era si no llegaban a ellos primero.

Blitz miró a Leah y asintió mientras caminaba hacia el ascensor. Él estaba al mando de la compañía de momento pero... Quien tenía el poder de la compañía realmente? Aunque Lord Severus no se había mostrado, aquellos dos personajes parecían tener poder suficiente para hacerle poner de rodillas cuando ellos quisieran. Suspiró mientras caminaba hacia el elevador. Eso de ser el mando acarreaba mucha responsabilidad y sangre fría, y si el Emperador había dispuesto que él lo fuera, tendría fe y lo haría lo mejor que pudiese.

Jean se acercó al elevador para poder activarlo. Se conectó al terminal y empezó a buscar la forma de hacerlo funcionar correctamente.

-De acuerdo, hermano apotecario Taurus-dijo Septimus asintiéndo-así se hará.

Tras éso, volvió a empuñar con firmeza su bólter, a la espera de que hubiera órdenes de avanzar y pudieran seguir con el proyecto de recuperación de la forja. 

"Espero que fuera les vaya bien, no podemos permitirnos pérdidas excesivas..."

Leah se plantó tras el tecnomarine, mirando por encima del hombro con curiosidad manifiesta. Frunció levemente el ceño, procurando desentramar la razón lógica de cada acción, queriendo memorizarlas y racionalizarlas para cuando ella estuviera sola y necesitara de esos momentos. Los pasos del apotecario resonaron tras ella y la mujer se enderezó , dejándole espacio a él también por si deseaba aproximarse.

Nathaniel no sabían bien que hacer, observo el avance de los Genestealer contra las unidades, pero a pesar de todo se afianzo en el sitio y trato de descargar una ráfaga contra los 2 mas próximos a su líder de escuadra Phalanax.

Los genesteales terminan la carga mientras que los que ya estaban en combate continúan con su función. Rápidos como ellos solos, muchos hermanos esquivan diversos impactos, salvo Phalanax (por determinar y editar) y Svessl, que recibe un segundo impacto brutal que le obliga a plantar una rodilla en el suelo. El genestealer estaba sujetándolo con sus manos humanas mientras clavaba con fuerza las garras afiladas de sus otros brazos en la gorguera del astartes, haciendo que sangrara copiosamente.

El Hermano Semyon, que había esquivado un ataque del xenos, no lo dudó y activó de nuevo el lanzallamas a su máxima potencia, regando un espacio brutal, pero esta vez estaban precavidos, pues todos consiguieron apartarse de la zona acaecida, aunque algunos se habían tenido que apartar del combate.

Un genestealer atacó al hermano Adrom, que esquivo con fluidez su ataque, como si fuera la cosa más normal del mundo.

Verticorda quiso ayudar al hermano Eristede, lanzando un ataque brutal con su espada, pero falló estrepitosamente, pues aún estaba desequilibrado por el hecho de haber esquivado el ataque anterior. Pero esa distracción la aprovechó el hermano especialista de la Tercera Escuadra y avanzó, bañando en promethium a todos los xenos que habían huído de la anterior zona, calcinándolos y quemándolos pero sin llegar a causar gran cantidad de daños.

Casi al unísono, Tylos de la Cuarta y Xaliel de la Tercera abrieron fuego en sendas ráfagas, provocando que dos genestealers recibieran grandes daños, dejándolos lisiados y habíendo despedazado algún miembro de estos, quedan en el suelo, pero aún parecen arrastrarse.

El Apotecario Orcier ataca con su espada sierra al xenos que tenía delante abriéndolo en canal y provocando que tripas y entrañas salpicaran por todos lados mientras que Garnor hincaba su cuchillo en el abdomen de la criatura que tenía delante, hundiéndolo hasta la empuñadura y sacándolo de nuevo envuelto en una sustancia biscosa.

Un genestealer envuelto en llamas salta contra el especialista de la Tercera escuadra, pero falla estrepitosamente el ataque, sin siquiera acercarse a ser un mínimo de amenaza. El Tecnomarine Suzak lanza un golpe muy bien dirigido, pero el genestealer tiene una agilidad sobrenatural, agazapándose al suelo y esquivando así el tajo horizontal que mandó el Tecnomarine, pero no se esperaba el siguiente ataque, pues el tecnomarine lanzó su servobrazo como si fuera un martillo contra el xenos, aplastándolo como si fuera un mosquito contra la pared.

Por el otro lado de la batalla, uno de los xenos envueltos en llamas saltó sobre uno de los pocos astartes que aún no estaban en combate y podían disparar a gusto, pero falló estrepitosamente de nuevo. El hermano Basek y un astartes de la Tercera escuadra abrieron fuego, Basek hirió a otro xeno con un tiro en la rodilla mientras que el de la Tercera le metió cuatro balas en el cuerpo que acabaron haciendo que el genestealer explotara. Mientras los pocos genestealers que quedaban vivos y sin estar en combate se lanzaban al ataque, uno fallando estrepitosamente y el otro poniendo a prueba la habilidad defensiva del hermano Orcier, que consiguió parar los ataques que le lanzaba.

Los últimos genestealers se movían intentando encontrar una posición por la que atacar, pues los duros astartes habían cerrado filas donde estaban trabados en combate y el otro flanco era un hervidero de fuego y balas.

Nathaniel abrió fuego y se llevó por delante con una precisión que da miedo al genestealer que estaba atacando a Phalanax. Pocos eran capaces de disparar así a un combate cerrado sin dañar a su compañero, muchos menos hacerlo con un arma pesada, pero Schidiae era capaz de eso y de más. Y así lo demostró.

Un hermano de la Tercera escuadra no veía claro el disparo por lo que cargó contra uno de los xenos, pero falló por completo el ataque con su cuchillo.

Evexian coordinó al resto de su escuadra que aún no había abierto fuego y ordeno un fuego a cierto objetivos, haciendo que el rugir de varios bolters y un bolter pesado a la vez resonara por todo el almacén, provocando otras tres bajas Xenos

Toda la Primera escuadra siguió al tecnomarine, el apotecario y los inquisidores mientras daban palmadas de animo o lanzaban oraciones pidiendo la protección de los que se quedaban atrás. Aunque tampoco es que ellos supieran hacia donde se dirigína, solo sabían que a donde fueran habrían muchísimos xenos.

Múltiples cables se conectaron desde la cabeza y la mecadendrita del Tecnomarine y, en un momento el elevador estaba en marcha.

Tras un par de minutos en un descenso veloz, el elevador se paró en una planta, que era exáctamente en la que estaba el centro de control de la Forja, y por lo que marcaban los mapas, estaba a una escasa centena de metros, y era una sala bastante bien defendible.

Las puertas se abrieron y un olor dulzón si filtró por los sistemas de la armadura mientras que se veían por las paredes, suelo y techo, algo que parecían raíces, aunque se juraría que palpitaban de vez en cuando, como si fueran venas.

La esencia de la disformidad estaba en esa misma planta, pero en una sala diferente, que estaba a unos 600 metros en la misma dirección.

Quedaba en las manos de los Inquisidores si ir de cabeza a por lo que fuera que era eso o esperarse a activar la Forja y después ir con toda la escuadra.

Ante la carga de los alienígenas Phalanax intentó interponer la hombrera de su hombro izquierdo entre las garras del genestealer y su cuerpo, aprovechando el movimiento para agarrar el mango de su cuchillo que colgaba del cinto encima de la pierna derecha.

Acto seguido lo desenvainó y con toda su furia se dispuso a clavarlo en el cuerpo del inmundo ser. Por suerte, sus hermanos eran diestros, y Nathaniel había permitido que ahora solo se enfrentara a un enemigo.

Nathaniel había logrado acabar con uno de los oponentes de su Sargento, al menos estaba librando a algunos hermanos de sufrir heridas por parte de estos Xenos, mientras pensaba eso de nuevo roto un poco de su cintura y selección un nuevo objetivo que aun no se había aproximado a sus hermanos para causar heridas.

Debido a ello ese seria su nuevo objetivo. Descargo una nueva ráfaga en cuanto el selector de disparo lo marcara como objetivo viable.

Leah cruzó la mirada con Severus girándose hacia él sin decirle ni una sola palabra. Quizá hablara con él mediante la telepatía, considerando al resto como oídos intrusos en una conversación que no les pertenecía. Era una inquisidora y ahí estaba, lo tenían al alcance de las manos, pero también era cierto que estaba bajo el mando de Blitz hasta que considerara hacer lo que ella consideraba correcto. Era consciente de que su naturaleza más bien inestable y la constante puesta a prueba que tenía podía influirla y tomar una decisión que no convenía al grupo.

El inquisidor sostuvo la mirada de Leah, aquella conversación no era verbal mas existía, momento de permanecer a la espera del mando pues debía tomar una decisión ajeno a las inquietudes y objetivos de la Santa Inquisición, de acuerdo a sus propias órdenes; actuando ahora condicionarían al astarte como convenía la inquisidora.

Septimus contempló la escena sin bajar el arma en ningún momento. Seguramente, allí no debería haber ninguna clase de planta, y sin embargo, aquellas raíces parecían estar por todos lados. Y el olor dulzón tampoco acababa de causarle buena impresión. El apotecario reparó en la mirada de Leah y dijo:

-Lo siento, inquisidora, pero me temo que no sé que es esto... Aunque en mi opinión, apesta a corrupción xenos...