Partida Rol por web

Las órdenes son contundentes y nos toca la parte de señuelo, suicida, pero no más que toda la misión. La pastilla continúa con un efecto de seguridad y aplacando el miedo y es sorprendente en su trabajo, lo que me lleva al mío. Una vez bien internado en la niebla intento analizarla cuidadosamente mientras contengo la respiración en un reflejo por no hacer ruido.

Focker no tardó en demostrar de qué estaba hecho como hombre al mando. Enseguida expuso un plan de acción y el cómo iban a hacer eso. Y con sus instrucciones, estaba dando una gran cantidad de responsabilidad a Ramírez, poniéndola al mando de esa parte de la operación. Ella no podía negar que eso la ponía algo nerviosa, pero también orgullosa.

Podía hacerlo. Iba a hacerlo.

- Entendido, señor - dijo con un tono firme y serio -. Ya le habeís oído, todos, preparaos.

Bockman entendió las palabras del sargento mientras las decía, ahí se estaban jugando todo, unos tendrían a todos los bichos intentando matarlos en una esquina mientras que el grupo pequeño intentaría poner las bombas a riesgo de meterse en la boca del nido.
Nadie saldría vivo de allí si no conseguían todos hacer su trabajo.
Cuando escuchó las órdenes del sargento se le hizo una bola en la garganta. Estaba decidiendo quién tendría muy pocas posibilidades de volver con vida y él sabía que casi tenían menos los que eran la carnaza de distracción. El sería el encargado de hacer ruido con su Derringer. Por desgracia los malditos cerdos de la federación no le habían dado una plataforma donde poder mantenerla montada por lo que tendría que sujetarla con sus brazos. Eso no sería ideal y le llevaría algo de tiempo prepararse para disparar. - Si me hubieran dado una plataforma de montaje... - Gruñó por lo bajo.
Miró el túnel por el que habían venido y consideró la situación. No iban a luchar en un mal lugar, un cuello de botella desde donde los arácnidos tendrían que acumularse mientras ellos los intentaban mantener a distancia. No sabía si habría un mejor sitio para defenderse.

Con las órdenes ya recibidas, Dereck se preparó para lo que iba a venir. Apuntó hacia el sur, dispuesto a acabar con todo el bicho que pudiera ir a por ellos.

La decisión estaba tomada, aun a su pesar y aun con ciertas dudas respecto a lo que podría suceder, el sargento Mayor Focker tomó la decisión de enviar a Mkoll a explorar. El explorador debería encontrar algún indicio que le llevara a concluir que la reina estaba cerca, y con ello el sargento mayor enviaría a un amplio contingente de infantes encargados de acabar con la misma. Dicho grupo bautizado como “grupo de demoliciones” cargaría con las cargas nucleares con las cuales esperaban hacer pedazos no solo a la reina misma sino a toda su progenie contenida en el nido.

En aquel grupo se encontraban también Gawain y el teniente Speedy, el primero iría con ellos para poder dar aviso a la flota del cumplimiento de la misión en cuanto esto sucediese, mientras que por otro lado, el teniente era enviado para su propia protección y quizá podría ser útil a la hora de encontrar y enfrentar a la reina.
Junto a ellos estaban también los obligados Wallace y Sonny quienes eran los únicos realmente capacitados para plantar las cargas, así como los fusileros Winger y Ramirez quienes serian enviados para dar protección de fuego en caso de ser necesario.

Para el resto la situación no era mejor, e incluso quizá si las cosas se deban del modo en que el sargento mayor planeaba, les tocaría la peor parte. Su misión seria crear una distracción para atraer a todo bicho en las cercanías, incluyendo con esto a todos aquellos que se interpusieran entre la reina y el grupo de demolición. Aquello, aunque sonaba heroico, era claramente un acto sumamente arriesgado.

Los que se quedaban no podían tener idea de cuantos enemigos enfrentarían ni de cómo lo harían. Por lo pronto, ante el nerviosismo de lo que inminentemente estaba por suceder, no podían mas que sujetar sus armas con firmeza y rezar tanto por que no se les fuera un tiro como por que no se les trabará el arma cuando llegase el momento de la verdad.

Avanzas en solitario a través de la oscuridad de aquella bóveda, a tu paso ves cada vez más huevos y te es ya completamente seguro que te encuentras en el nido. No obstante  al mirar a la distancia te surge la premonición de que probablemente ese lugar sea simplemente demasiado grande y lo único que sabes es que cuando se encontraron con el primer obrero mucho tiempo atrás, el teniente aseguro que sentía la amenaza de la reina hacia su derecha, y eso implicaba que aquel peligroso arácnido debería estar en algún lugar frente a ti o al menos en esa dirección aproximada.

Ramírez esperaba dos cosas: la primera, que Mkoll no tardara en contactar con ellos para poder seguir adelante con esa misión. Y la segunda, que ellos, el grupo de demoliciones, no tardaran en demasiado en colocar las cargas, por el bien de sus compañeros.

- Grupo de demoliciones, empezad a agruparos todos. Quiero que vayamos todos bien juntos, sin perder un segundo.- dijo con firmeza.

Quizás por el hecho de estar dándole vueltas a la situación y a lo que ahora tendría que hacer los nervios la traicionaron y resbaló un poco, haciendo demasiado ruido. Apretó los dientes de rabia, conteniéndose de darse un puñetazo así misma.

Ya todos han entendido las órdenes, excepto un excitado Teniente Speedy que por suerte es detenido por Gawain antes de que cometa una estupidez. Hablo a todos los hombres para prepararlos para el momento:

 - "Cuando de la orden, todos los distractores dispararemos a todos los objetivos a nuestro alrededor. Yo dispararé al sur, cada uno debe decidir según su posición actual y su línea de tiro a que objetivo dispararán. Quiero a todos los bichos que tenemos alrededor abatidos, especialmente a los del sur. Una vez que nosotros disparemos, los demoledores correrán por el túnel sur a alcanzar a Mkoll. Cuando ellos ya estén alejados de nosotros, nos moveremos al norte y comenzaremos a limpiar de todos los bichos que veamos mientras hacemos escándalo. Debemos acercarnos a los túneles del norte para que, si realmente los tres túneles llevan a la Reina, sus defensores elijan esos caminos para atacarnos y dejen el túnel sur despejado para nuestros compañeros. Ellos deben informarnos en tiempo real de su situación. Si se ven descubiertos y sobrepasados, nosotros avanzaremos en dirección de la Reina para ayudar. Recuerden los demoledores que la primera prioridad es plantar las cargas y huir, eviten confrontamientos."

Mantengo la mira situada en la zona que dispararé para así eliminar a esos bichos y que no corten el paso de nuestro grupo de demoledores. Si todo sale bien, al morir todos los bichos cercanos no habrán testigos de que un tercio del grupo se separará de nosotros y se irá a por la Reina. Los enemigos deberían creer que los que avanzan al norte son todos los atacantes y nos sigan para limpiarles el paso al resto.

Si todo sale bien, ellos lo conseguirán. Nosotros... ese es otro tema.

- Sí señor - respondió, secamente Thomas, mientras colocaba rodilla en tierra y apuntaba al túnel donde se encontraban esos repugnantes huevos. Tenía ganas de salir corriendo hacia ellos y lanzar una granada, pero sólo rompería la formación. Aunque nadie se lo impediría cuando tuvieran que llamar la atención de todo aquel maldito nido.

-Entendido.-Este era el momento en que se decidiria el destino de la Fox. Si lo hacíamos bien seríamos héroes a título póstumo. Si lo hacíamos mal...bueno, también seríamos héroes a título póstumo de algún eslogan propagandístico inventado por el SICON. Era curioso como la adrenalina hacía que valoráramos mas la vida.-Apuntando a la zona sur. En espera de órdenes.-

Mkoll había conseguido pasar el primer obstáculo con una discreción envidiable, pero aún no estaba todo hecho. Aún debía localizar a lo que debía ser el bicho más feo entre los bichos feos. Esperaba sinceramente poder hacerlo pronto, pero no había manera alguna de saberlo. Lo más rápido, desde luego, era avanzar a través de los huevos, y así lo hizo. Y, a su juicio, lo hizo bien.

"Joder... En cierto sentido, comparado con el fuerte, para mí esto es como una fiesta..." pensó, con cierto humor negro ante su situación y lo jodido que lo tenían. Pero al menos no la estaba cagando, y eso ya era algo. 

-Sargento mayor, ¿quiere contacto regular por el transmisor?-preguntó el explorador, mientras avanzaba. 

-Sargento mayor, ¿quiere contacto regular por el transmisor?-chasqueó el comunicador unos cuantos segundos después de la partida del explorador. 

-Señora, sí, señora. -Camino hasta la Cabo Sonia, al mando de nuestro miniescuadrón, contemplando con ojos afilados todo el entorno como llevo realizando durante un rato, en silencio y bastante preocupado. El peso de las cargas se hace cada vez más fuerte a mi espalda, sabiendo que porto buena parte de lo que podría ser fundamental para desintegrar a la Reina sin darle oportunidad de apoyar la guerra ni un mísero ápice más. -Infante preparado. -Mientras tanto, aprovecho para señalarle un par de cosas a Wallace por si no las pilló con respecto a la carga que ella lleva.

-Wallace, las TOAD son amplias y destructivas, no hace falta ponerlas debajo de la Reina. Una triangulación sería de las mejores opciones, por si trata de huir en alguna dirección, pillarla. Se disparan por tiempo o por mando, pero sería mejor dejar ambas activas. El capacitador... -Y sigo hablando un poco más, metiéndome en temas técnicos sobre el funcionamiento y el montaje de la carga. -Y si necesitas alguna, tengo una caja de herramientas de explosivos.

-Sí, Cabo.

Se adelanta unos metros para acercarse a la Cabo y así poder iniciar la incursión por el túnel correcto, de ser el túnel sur el que lleva a la cámara de la Reina. Todo indica que podría ser así si esa niebla es para proteger el acceso. Mientras esperan, escucha las explicaciones de Sonny, mucho mejor preparado para las demoliciones que ella, aunque también tenga conocimientos sobre las cargas.

-Sí, había pensado que era mejor coger a la Reina en el centro de la explosión para que realmente quede totalmente destruida. Esperemos que ese sea el túnel que nos lleve al corazón del nido. Si lo hacemos bien, podemos acabar con todos ellos.

A la orden de la cabo, avanzo para ponerme tras Wallace.

-Preparado- digo escuetamente. Yo no hay nada más. El sargento mayor ha dado las ordenes. Me habría gustado intentar avanzar todo lo posible sin ser detectados y solo disparar como última opción. ¿y si el camino que tomamos es el único que va a la reina?¿Y si estamos demasiado lejos?

Da igual. Estamos aquí y eso es lo que hay que hacer.

-Llegó la hora...

La cosa se ponía en marcha. James mantuvo su posición, rodilla al suelo, apuntando relajadamente con su arma, tal y como le habían enseñado.

Listo, señor. Apuntando al sur.

Visto que aquella no iba a ser su posición definitiva y asumiendo que varios moritas disparando juntos haría suficiente sonido como para atraer la atención del nido, el artillero decidió mantener la posición y el arma apuntando al mismo bicho.

Dejo el análisis de la neblina para seguir las órdenes. Descuelgo mi morita y pongo mi mejor empeño en apuntar al enemigo situado en el oeste. Resta esperar hacer el mayor ruido posible para darle una chance al grupo de demolición. Nadie parece querer pensar en la salida.

La espera se hacia mas eterna a cada momento, sus músculos se contraen continuamente mientras observaban a aquel rippler pasar por sobre de ellos temiendo que el cualquier momento éste diera la alarma. Hasta ahora no los había divisado, pero seguía volando por sobre de ellos vigilando justamente la niebla que los envolvía, cualquier error y todo el infierno se desataría sobre de ellos.

Los infantes por su parte se mantenían apuntando atentamente a diversos objetivos en la zona, listo para que cuando todo empezase, los bichos más cercanos a ellos no fueran una amenaza. Un posible ataque desde el sur implicaría para los bichos, el tener que compactarse en cierta medida; eso hacia del norte la zona mas peligrosa pues si demasiados bichos les atacaban, seria difícil contenerlos con tan pocos hombres en una zona abierta.

Mkoll ya se había comunicado, pero sus palabras eran poco esclarecedoras. No les había dicho nada acerca de lo que veía, de si había esperanzas claras de encontrar a la reina en las proximidades o de cuantos bichos defendían el lugar. Esperar, lo único que podían hacer por el momento era esperar.