Partida Rol por web

El escuadrón Fox y compañía, se encontraban ahora en una amplia cámara en las profundidades del núcleo del imperio arácnido. No sabían si ese lugar en el que ahora se encontraban era en si el nido pero sin duda estaban ya muy cerca; todos podían sentirlo y por ello la tensión se acrecentaba mas y mas a cada momento.

Habían prácticamente dejado atrás el túnel por el que habían ingresado y los bichos que patrullaban y habían visto antes, ahora avanzaban hacia el noroeste por un túnel paralelo. Había también unos cuantos bichos al norte próximo de su ubicación que parecían trabajar en el relieve de la cueva y que les brindaban con ello algo de camuflaje en su avanzar, aunque quizá no sería suficiente ante la dificultad de tener que atravesar una amplia zona de aquella cámara sin cobertura real.

En el cielo se podía apreciar un bicho aéreo del tipo Rippler, lo cual auguraba un mal presagio a lo que podría esperarlos allí adentro; al menos, si no recordaban mal, se les había hablado de un tipo especial de bicho encargado de proteger a la reina. Con los guardias, las patrullas terrestres con las que se habían topado en el camino y los bichos voladores, la amenaza que se cernía frente a ellos era ya considerable para un combate en espacio abierto.

Continúo avanzando, silencioso como una sombra sobre el agua. Sin embargo, viendo la cercanía del enemigo me pregunto si no ha llegado la hora de que empecemos a disparar una tormenta de munición sobre esos asquerosos seres quitinosos...

Ante ellos, tras haber alcanzado el final (o lo que parecía como tal) de ese corredor, se habría un espacio abovedado y bastante amplio. Quizás demasiado amplio. Incluso me parece ver un...

- Oh, puta mierda.- se escapa de mi boca en mi lengua natal.

Un bicho volador. Un puto bicho volador. Esos cabrones nos habían estado jodiendo vivos durante la lucha en el Fuerte Helado. Posiblemente fueron uno de nuestros mayores problemas durante aquella misión y ahora parecía que había uno, sino más, allí abajo. Era sencillamente una jodienda.

Pero tenían que seguir avanzando y era lo que iban a hacer. Sólo que cada vez se hacía más difícil seguir sin ser detectados. Sin embargo, la adrenalina en sus venas debía estar haciendo un gran efecto, porque Sonia llevaba un rato siendo bastante eficiente en eso.

Recordó lentamente algunas nociones básicas de xenobiología y dedujo varias cosas... más inteligente que un cerebro, en según que materias, Dios mío. Estamos a punto de joderles el centro de comunicaciones... si es que llegamos.

Viendo que se había adelantado demasiado al bloque principal, redujo ligeramente la marcha, para situarse entre los bichos y el grupo, como protección para los artificieros. Procuraba ir como una sombra, consiguió no hacer ruido. Por ahí todo iba bien.

Wayan sigue callado avanzando en completo silencio y algo más lento, concentrado en el próximo encuentro con la reina cada vez más impaciente.

Tal y como recordaba, y había explicado a sus superiores, habría un guardián en una zona abovedada, rodeados de bichos trabajadores. Le jodía, en cierto modo, comprobar que todo lo que había dicho era correcto, porque ahora mismo sus posibilidades de escapar con vida de aquella trampa mortal se veían reducidas enormemente. Probablemente aquella fuera la clave; no volverían.

Siguiendo a la cabo con el rifle aferrado con fuerza, Burnette avanzó en silencio.

El explorador esta vez había corregido su avance para tener cuidado con las formaciones minerales débiles, dando gracias porque no les hubieran detectado. Sin embargo, la cosa se complicaba cada vez más. Antes de avanzar, Mkoll susurró por el comunicador.

-Veo tres túneles al este que parecen seguir avanzando hacia allí. Los del norte y sur desprenden una neblina cálida, con radiación calorífica, que llega hasta un metro. El central es... Oscuro. Casi no puede verse. 

Maldigo para mis adentros al ver al Teniente ponerse a correr en dirección al peligro. Decido seguirle.

-Gotcha. No estoy seguro de que a mí se me de mejor, pero ya veo cómo funcionan, Billy. Cargarla en movimiento es posible, señor, pero el riesgo de explosión es elevado, y echaría la misión al traste. A lo sumo, como última opción si la misión se pone en peligro y la Reina nos aparece delante, un kamikaze podría volarse a sí mismo y esperar llevársela. Sin embargo, con unos segundos* y herramientas podría activar el nucleo de la carga y hacer que volase con una especie de temporizador sin tener que activarla y minimizando ese riesgo, aunque corriendo un gran riesgo de destrozar la carga y que no salga, señor. -Sigo los pasos de Sonia, hablando a toda velocidad mientras camino y mis manos hacen otra cosa, y todo ello va sin que consiga darme cuenta en detrimento de la concentración que le estaba poniendo a mis pasos, que resuenan demasiado fuerte en las cavernas para mi gusto. Maldición. Vuelvo a desenfundar el cuchillo, por lo que pudiera ocurrir a partir de ahora. No me importa perder uno o ambos de los cuchillos en la misión, si con eso la cumplimos con éxito, y mejor tener algo en la mano que nada con lo poder combatir sigilosamente si se nos tira algo encima...

Una nueva bóveda comienza ahora donde termina el túnel desde el que venimos. Miro el lugar desde fuera y veo que hay más de un tipejo que nos puede estar esperando. Esos maldtos bichos voladores me traen malos recuerdos y muero por vaciarle un cargador al hijo de puta para verlo reventar, pero sé que no es lo más sabio en esta misión de infiltración.

En ese momento el Teniente avanza de forma imperiosa, poniéndose cerca del bicho volador sin decir ni una palabra.

"¡Con un demonio! ¡Este maldito psíquico va a conseguir que nos maten! ¡Espero que sepa leer mentes para que sepa que si uno de mis hombres muere por su idiotez, yo mismo me encargaré de que no vuelva a casa!"

Avanzo rápidamente para ponerme cerca suyo y así cubrirlo. Miro al maldito bicho intentando no hacer ningún ruido y teniendo la esperanza de que no quiera mirar en nuestra dirección el tiempo que nos toma salir de la vista.

Estamos pegados a un bicho muy peligroso y creo que es casi imposible que no nos detecte de inmediato. Creo que en cuestión de segundos estallará un verdadero infierno...

Mierda- de todos los bichos que iban a encontrarse, los voladores eran a los que mas odiaba. Tenían una buena capacidad de tocar las pelotas con sus idas y venidas y sus ataques. Además, el sigilo ya no sería una opción en poco tiempo. A medida que avanzaban se encontraban mas bichos y era imposible mantenerse ocultos de todos ellos mucho mas tiempo.

Aún así, seguirían con sus movimientos todo el tiempo que pudieran. 

Sigo avanzando con prudencia- ¿será la caverna?- me pregunto mientras avanzo hacia la sala. Algo revolotea por encima de nuestras cabezas. Era algo que esperaba, sin duda alguna en una gran galería habría bichos voladores.

Apunto con mi arma al bicho por si nos detecta y todo nuestro avance se estropea.

-Venga...sigue a lo tuyo...

La tensión de mi cuerpo acabará por romperme, solo espero que sea después de que exale mi último aliento.

Ya no había vuelta atrás, iban a entrar en la cueva y los bichos los iba a ver. Si no era nada más entrar sería al poco. Poco podían hacer, en algún momento iban a tener que disparar y eso haría saltar todas las alarmas. No tenían opción y sólo la muerte de la reina tendría sentido. Con el arma bien apretada pues si no las manos podrían empezar a temblar y no podría pararlas comenzó a andar. Iban andando en piña por lo que no podía ver delante pero sí al bicho del techo de la caverna. Iban a tener batalla contra aéreos, y aquellos bichos si eran molestos. Si salía vivo de allí sería algo digno de considerarlo un milagro.

Se puede palpar la tensión en el aire. Ya cada vez falta menos y la prisa empieza a verse en los movimientos ansiosos de la Fox. El zumbido del bicho volador me pone los pelos de punta. Con toda la ligera a mi espalda me muevo con velocidad para intentar aproximarme más a mis compañeros.