Partida Rol por web

Una vez en tierras islandesas conocieron a Erik. Un típico islandés, el cúal iba a ser el guía de los contratados por la WCI en caso de tuvieran problemas de moverse por la ciudad. Sin perder tiempo, ese mismo día Walter acudió a las oficinas portuarias a informarse del caso mientras Alex esperaba en el hotel junto a Jack.

Lo que ocurrió aquel les será difícil de olvidar.

Lo que dijo Erik sobre la calefacción no lo dijo por decir, y a pesar de que pudistéis entrar en calor el primer contacto con las sábanas fué algo terrible. Por suerte el cansancio del viaje, sumándolo al terror de la noche os ayudó a bajar los párpados para descansar.

Ya bien avanzada la noche, creísté escuchar ruidos, de un lado a otro del pasillo como si algo se moviese apresuradamente al otro lado de la puerta. Los ruidos y sonidos extraños se multiplicaban, jugando a asustarte. Y lo conseguían. Te pareció escuchar el susurro de una niña, muy similar al del día anterior.

Mami

...

Mami

...

Quizá creíste que fué alguna pesadilla al comprobar que Walter seguía durmiendo. Ya no volviste a escuchar más la voz de aquella niña. Un escalofrío recorrió tu cuerpo. Nerviosa, cogiste la manta y de un tirón te tapaste por completo, hasta la cabeza. Cerraste los ojos, y me te abrazaste a Walt., fuerte.

Cuando volviste a abrirlos, adormecida, la claridad de la mañana acariciaba vuestra habitación a través de la ventana. Alguien llamaba a la puerta.

Lo que dijo Erik sobre la calefacción no lo dijo por decir, y a pesar de que pudistéis entrar en calor el primer contacto con las sábanas fué algo terrible. Por suerte el cansancio del viaje, sumándolo al terror de la noche os ayudó a bajar los párpados para descansar.

Ya bien avanzada la noche, creíste escuchar ruidos, de un lado a otro del pasillo como si algo se moviese apresuradamente al otro lado de la puerta. Los ruidos y sonidos extraños se multiplicaban, jugando a asustarte. Y lo conseguían. Te pareció escuchar el susurro de una niña, no más de doce años de edad que quería encontrar a su madre.

Mami

...

Mami

...

Quizá creíste que fué alguna pesadilla al comprobar que Alex seguía durmiendo. Ya no volviste a escuchar más la voz de aquella niña. Un escalofrío recorrió tu cuerpo. Nervioso, te aseguraste de mantener a Alex entre tus brazos. Cerraste los ojos, y te abrazaste a ella.

Cuando volviste a abrirlos, adormecido, la claridad de la mañana acariciaba vuestra habitación a través de la ventana. Alguien llamaba a la puerta.

Aunque no lo creía posible, a pesar del día vivido y del frío que hacía allí, Alex había conseguido conciliar el sueño. Sin embargo, no fue el sueño reparador que la chica esperaba. Tras el largo vuelo, las idas y vueltas por el hotel y luego su extraña y escalofriante aventura, se merecía dormir mucho y profundamente, pero las pesadillas la habían perseguido a lo largo de toda la noche. Incluso, creyó oír la voz de aquella niña... la que la llevó a ese escenario tan macabro que hasta a Jack le quitó la compostura.

La mañana la alcanzó, y los golpes en la puerta la trajeron de nuevo a la vigilia.

Los golpes en la puerta despertaron a la muchacha. Alguien los estaba llamando, seguramente Jack, para avisarles del desayuno.

Un poco atontada aún por el sueño, se separó de su esposo, al que había pasado abrazada más de la mitad de la noche y se incorporó apoyándose en sus dos brazos. Cuando volvió a sentirse orientada, carraspeó y contestó a los golpes. -¡Un momento por favor!- dejó un beso en la mejilla de Walter y salió de la cama a toda velocidad, en busca de una bata para abrigarse. Allí realmente hacía frío.

Con premura, envuelta hasta arriba, se acercó a la puerta y casi la abrió. Cuando su mano sujetaba el picaporte, todos los recuerdos de la jornada anterior se agolparon en su cabeza y eso la detuvo. Debía ser prudente... tal vez no fuera Jack quién se encontraba tras aquella puerta.

-¿Quién es?

Había pasado una mala noche. El día anterior fue duro para él y eso había hecho mella en él, sin contar con el frío que era mayor del que se esperaba. Se despertó algo asustado, pero se tranquilizó al ver a su mujer a su lado. Había estado soñando, pero había vuelto a la realidad.

-¿Quién podrá ser?- dijo aún adormilado, mientras se acercaba a la puerta para ver quien era el que llamaba a la puerta.

Con confianza, con una voz afable y un tono de educación muy cortés hizo un comunicado del porqué había despertando a sus únicos huespedes tan " temprano "; Tostadas, bollos y café islandés esperaban en el salón de desayunos y meriendas. Era Jack, el guardián del hotel

Espero que sea de vuestro agrado. Por cierto, he mandando a Erik a la ciudad para que resuelva el problema con la caldera. Si todo va bien, esta tarde debería de llegar el camión cisterna. No pretendo robarles más tiempo, puede... pueden seguir descansando si lo prefieren. El desayuno no se va a mover... al menos que este lugar se encuentre embrujado. Soltó una pequeña carcajada entre dientes, como si fuera el único espectador al que le había hecho gracia el chiste.

¿Prefieren que les traiga el desayuno a su cuarto?-

Era algo incómodo hablar frente a una puerta. Pero Jack, en ningún momento parecía mal humorado por eso.

Se alegró al oír al conserje. Era lógico que se tratara de él, pero la experiencia de la noche anterior lo había vuelto paranoico. Así que no pudo reprimir un suspiro de alivio.

-Gracias Jack- aunque el chiste del hotel embrujada no le hizo gracia. Luego respondió a la pregunta del conserje- como usted vea, y perdona que no te haya abierto antes la puerta.

Miró a su mujer, quizá quería descansar, y no quiso molestarla, pero ya que vio que estaba despierta le hizo la pregunta.

-¿Quieres desayunar algo? Ayer apenas comiste nada.

Escuchar la voz de Jack la tranquilizó. Demasiados sustos había tenido el día anterior como para que de nuevo comenzaran las complicaciones desde temprano.

Al oir la pregunta de su esposo, su estómago respondió por ella. Había pasado el día anterior casi sin probar bocado y su cuerpo se lo estaba reclamando. Aunque la impresión de lo vivido era aún muy real, tenía hambre y se sentía capaz de comer aunque los recuerdos no se habían borrado.

-Sí, tengo hambre. Desayunemos acá si no es molestia para Jack... aún no me apetece vestirme- agregó con una sonrisa genuina. Después de todo estaban en un hotel y podían permitirse un capricho de vez en cuando

-Tomaremos aquí mismo la comida- le dijo a Jack- si no es molestia.

El día acababa de empezar, y ayer habían hablado de dejarlo todo. Huir cuando podía averiguar más no sería sensato si el día anterior no hubieran estado en peligro de muerte. No obstante, Walter era testarudo, y tampoco sabía si los del WCI tomarían alguna extraña medida si abandonaba el trabajo. Él mismo no sabía muy bien qué hacer.

-Creo que tenemos que terminar de hablar sobre lo que dijimos ayer. La verdad, irnos de aquí no me apetece mala idea, y si es lo que quieres, lo haremos. Sin embargo, si quieren matarnos quien sabe si no lo intentarán también en Boston. Y me duele dejar las cosas cuando intuyo que estoy cerca de algo grande... y averiguar quien está detrás de todo igual hará que esos cerdos que vinieron aquí anoche acaben entre rejas.

Alex asintió a las palabras de su marido y cuando Jack los dejó se dispuso a abordar el tema espinoso.

El día anterior había sido una locura tras otra. Su esposo no estaba al tanto de la misteriosa niña ni de los sucesos de la casa abandonada, tema que ella misma no sabía como había resuelto el conserje, pero que más tarde se encargaría de averiguar. Si la chica hubiera tenido la oportunidad de subirse a un avión apenas la policía había retirado sus coches luego de los interrogatorios, hubiera tomado su maleta y hubiera vuelto a Boston sin dudarlo.

Sin embargo, un nuevo día estaba comenzando. Los sucesos, tras unas horas de descanso no lucían tan terribles. Y lo que decía su pareja era real, lógico, comprensible. Estaba ante la oportunidad de su vida, la chance de salir del agujero en el que estaban atrapados antes de llegar allí... ella no podía coartarlo de esa manera.

-Tienes razón Walt... anoche estaba muy asustada, por eso me precipité. Si esos tipos creen que sabemos algo, no nos dejarán en paz ni aquí ni en la China. Debes averiguar qué es lo que está pasando con ese barco, debemos saber qué es lo que ocultan para querer borrarnos del mapa y así conseguir nuestra libertad. Aunque sé que más tarde esto me parezca una mala idea, voy a apoyarte y te ayudaré a dar con el fondo de este asunto.- Sonrió y se acercó hasta él para besarlo. Ahora, mñas que nunca, debían estar muy unidos.

Con un poco más de esfuerzo del habitual os reincorporaste sobre la cama. Aún quedaba algo de resaca sobre lo ocurrido en la noche anterior, y para añadir un toque espeluznante el conserje dijo que no había recibido visitas en invierno desde hacía un par de años y para él llevaros el desayuno hasta la cama era como una tarea casi ya olvidada.

Un conocido olor a bollo recién horneado os abrió el apetito. Jack, con un limpio delantal y unos guantes blancos abrió la puerta de vuestra habitación cuando le distéis permiso, y empezó a servir un café humenante en unas tazas de radiante detalle en porcelana.

Un corta camarera hacía el servicio de sostener varios platos de hojaldres, bollos y algo de fruta fresca. Por educación dejó el mueble, la camarera, muy cercana a la puerta para no entrar al interior de vuestra habitación. Sin más, y con una corta reverencia se despidió mientras cerraba la puerta.

Walter bebió el café con ganas, lo necesitaba, aunque no comió demasiado. Su mente estaba en otro lado, porque aunque Alex entendiera su punto de vista seguían en peligro. Y eso le preocupaba. Y más porque no sabía muy bien como empezar el día.

-Creo que de momento solo tengo la pista del forense- le dijo a su mujer, que había decidido ayudarle- pero si no tiene nuevos datos hoy será difícil seguir el camino. Quien sabe, quizá no encontremos nada y dejamos de ser una amenaza para quien quiera que nos sigue.

Dijo ésto último para tranquilizarla, pero había algo en aquellos hombres que intentaron matarlos que le inquietaron casi tanto como el hecho de que atentaran con sus vidas. Y es que no les importara morir, aquel tío prefirió suicidarse a contar lo que sabía. Con un enemigo así, es difícil saber cuando los dejarán en paz. Lo único que les quedaba era detenerlos, y para ello volvería a la oficina del doctor que examinó el cadáver encontrado en el puerto.

Alex tomó un opíparo desayuno. La noche anterior casi no había cenado y el hambre se hacía sentir. Mientras bebía una taza de café junto a Walter escuchaba los planes de su marido para el nuevo día que empezaba. Ella se había ofrecido a ayudar; aunque más no fuera para sacar fotos o conducir, ella iría este día con él.

También tenía otros planes. Quería hablar con Jack acerca de los sucesos de la tarde anterior y también estaba interesada en ver qué decía la prensa local del asunto. Pero de a una cosa por vez. Primero a terminar el desayuno y vestirse para salir.

-Ok, vayamos a ver al forense, tal vez anoche haya obtenido nuevos datos. Walt... ¿no deberíamos ver que dice el diario acerca de lo de anoche? Semejante tiroteo, con intervención policial y todo no puede pasar desapercibido ¿no?- Y si Jack reportó lo de la casona abandonada, algo tiene que haber también... ¿quién sería ese pobre tipo?

Una extraña idea comenzó a gestarse en la cabeza de la chica. Era muy pronto para especular algo, pero presentía que aquel hotel, propiedad de la empresa que había contratado a su esposo, ocultaba algún secreto oscuro... y tal vez tuviera relación con lo que le habían pedido a Walter averiguar.

-Creo que ya he comido demasiado. Voy a vestirme, así salimos cuanto antes ¿te parece?

Era una gran idea salir de allí si Walt. quería seguir descubriendo que demonios estaba pasando con aquel barco. En cierto modo su mujer, aunque en un principio no estaba contratada para aquel caso, si que en cierto modo se veía involcrada en toco aquel misterioso caso. Aunque parecía no atreverse a contarselo todo a su marido.

Os abrigásteis y salísteis de vuestra habitación con el estómago ocupado para unas cuantas horas.

Mientras bajábais a la planta noble, la conversación entre el conserje y Erik quedo ligeramente menguada al percibir dos figuras que bajaban de la planta de habitaciones a la planta noble. Erik vestía con un traje sin corbata uniformal y a pesar del frío llevaba los primeros botones de la camisa desabrochados. Su seriedad podía resultar inquietante, pero su indumentaria y el olor a perfume de hombre podía resultar atractivo a cualquier mujer.

Miró a Alex, y cuando los ojos se cruzaron éste cambió la mirada con timidez. Señaló hacia el conserje y esperó a que estuvieráis algo más cerca de ellos. -Jack me ha contado lo que ocurrió anoche. Encontrró esto en uno de los cuerrpos. Parrece que no sois los únicos que querréis encontrar ese barrco.

Sobre la mesita del desayuno lanzó una documentación a nombre de un tal Jans Olsen, pero no hacía falta excesiva perspicacia para darse cuenta de que se trataba de una burda falsificación. Dentro de la cartera también había un colgante de forma oval pendiendo de una cadena simple de plata. Por último un objeto de no menos interés lo dejó ver tras dejaros tiempo para examinar el documento, eran una llaves unidas a un pintoresco llavero, que las identificaban como pertenecientes al Motel Island, número de habitación 17.

Dirría que os están perrsiguiendo.-

Tras prepararse para la jornada que les aguardaba, el matrimonio abandonó la habitación. Antes de partir, Alex se aseguró de tener todo lo que necesitaba en su bolso de mano y por las dudas agregó uno de sus cuchillos, aquel que solía usar para deshuesar piezas, no demasiado grande, fácil de manipular, muy afilado.

Llegaron a la planta baja y allí aguardaban Jack y Erik, conversando pero se detuvieron al verlos llegar. Enseguida, el hombre que los había recibido al llegar se puso a hablar con su marido acerca de lo que habían descubierto en el cuerpo del tipo que había preferido matarse antes que ser interrogado. La chica escuchó con media atención. En parte la distraía la apariencia del islandés, más elegante que el día anterior y por otro lado, ella quería conversar con Jack pero parecía no haber oportunidad. Sin embargo, luego de que Erik comentara todo al respecto de las nuevas pistas, la chica aprovechó a meter bocado.

-Vaya, así que el asunto es mucho más oscuro de lo que parece. Walt, la menos parece que has conseguido una nueva pista. Por cierto Jack, tendría un periódico de hoy?

Erik les esperaba abajo, había descubierto una nueva pista. Walter decidió tener más cerca esos objetos, así que los cogió. En especial la llave les podía acercar más a la verdad, pero el colgante y un seguramente falso nombre de su atacante también era algo a tener en cuenta, por lo que cogió el colgante y la identificación, aunque era una burda copia.

-Gracias, Erik- le dijo con sinceridad, pues les estaba ayudando- nos puede ser bastante útil.

Walter esperó un poco antes de ir hacia el motel Island, pues parecía que su mujer quería hacer algo antes.

-Lo siento Srta. No he tenido tiempo de bajar a la ciudad todavía. Erik, debe de bajar de inmediato. O puede ir a visitar una biblioteca. Respondió el conserje con cierta incordialidad mientras apuraba de forma tranquila la taza de un espeso café.

Antes de que alguno pudiera responder o continuar con la conversación se escuchó el sonido de un agudo claxón que provenía desde el exterior. Anunciaba la llegada de un vehículo grande que acababa de detenerse frente a la puerta del hotel. Buenas noticias... el camión de la cisterna ha llegado. Deberían volver al trabajo.- Se levantó y de forma apresurada alcanzó la puerta mientras se enfundaba un viejo chaquetón.

-Tuvo un pasado complicado, perro es un buen hombrre.

Saben, tengo buenas noticias. Me he inforrmado sobrre el barrco, y dicen haberrlo encontrrado en la gélida Grroenlandia. Perro antes tengo que trratar un asunto con un viejo amigo para facilitarrles un transporrte. Si todo va bien, mañana porr la mañana podrremos salirr hacia allí.

Termine de tratarr cualquier asunto pendiente y comprobarr si es cierto que el barrco puede encontrarrse allí. Nos verremos esta noche. Puede usar el teléfono si quierre ponerse en contacto con Meredith, Walter.- Con algo de prisa, cogió un abrigo, las llaves de un automóvil y casi a la carrera alcanzó la puerta para salir al exterior.

La nueva pista fue bien recibida por Walter, que agradeció la ayuda del nórdico. Aunque para eso tendrían que esperar al día siguiente, cuando tuvieran un transporte hacia Groenlandia. Esta historia le iba a hacer recorrer el mundo varias veces. Y no es que no ñle guste viajar, pero hacerlo tan seguido puede cansar hasta a los más entusiastas.

-Bien, nos veremos esta noche entonces, gracias, Erik- y tornó la mirada hacia Alex- Ahora, si no tienes que hacer algo más, debemos comprobar el motel para ver qué abre esta llave, quizá sea algo importante.

La chica agradeció a Jack aunque no tuviera un periódico a mano. La oportunidad de hablar con él a solas tendría que esperar a la vuelta, ahora el tiempo apremiaba para que ellos siguieran investigando.

Tras las palabras de Erik, ella miró a su marido y asintió ante su sugerencia. -Vamos hacia allá, es lo único que podemos hacer hasta mañana. Deja que busque la cámara, tal vez pueda tomar algunas fotos para tu jefa. Y si no, puede que lo que haya en ese motel sea digno de ser fotografiado como evidencia.

Alex salió disparada hacia su habitación en busca de su pequeña máquina de fotos. No era muy buena, pero no se trababa nunca y rara vez velaba el rollo. Tomó algo de dinero extra. Si pasaban por una tienda, debía comprar un rollo nuevo para tener de repuesto. Tal vez debiera sacar unas cuantas fotografías en Groenlandia también.

-Listo, vamos! La aventura nos espera cariño- con buen humor, guiñó un ojo a Walter y salió del hotel rumbo a la camioneta que la emprese había asignado para que usaran en sus traslados dentro de Reykjavik.