Partida Rol por web

Te dejaste llevar a pesar de los incesantes susurros del conserje para que te frenaras. La claridad crecía poco a poco en la sala que te ibas adentrando, no es que hubiese un foco de luz específico, pero se podía ver mucho mejor que en la puerta de entrada. Observaste un dormitorio, simple, una cama desecha con sábanas blancas, mesa con sillas tiradas por el suelo y un arcón que permanecía abierto pero completamente vacío. Sobre la misma mesa había un frutero con frutas podridas. La escasez de mobiliario te ayudó a decidirte por la gran cama con sabanas revueltas situada más o menos en medio de la estancia.

Al llegar junto a ella percibiste como alguien andaba sobre las arrugadas telas, un calor humano. Permanecían tibias por lo que su ocupante había decidido marcharse hacía poco tiempo. Los pasos quedaban con ligeras marcas una detrás de la otra y te guiaron hacia el cabezal de la cama. En la misma pared, había un mural dibujado a manos de un niño. Era parecido a un templo maldito, dónde también había dibujado un sol y unas estrellas encima del edificio.

No sabías muy bien lo que quería indicarte pero el dibujo era real, estaba grabado sobre la fría pared y en un momento dado la voz de Jack te sacó de aquella extraña pesadilla. Aunque tú seguías pensando que todo aquello que te ocurrió con la niña había sido muy real.

-Será mejor que nos vayamos Srta. Aquí no hay nadie...- Dijo el conserje apuntándote con el reflector.

La tormenta se volvió más agresiva, acompañada de pequeñas piedras de granizo que aumentaban poco a poco su tamaño. Los desconocidos, percibieron a una persona salir del coche tratando de ocultarse tras el maletero de la camioneta. Sin dudarlo dispararon hacia la posición y una de las balas rozó la chapa del vehículo. En aquel momento, apretaste dientes y apuntaste con el cañón de la pistola hacia los matones. Uno de los disparos alcanzaron a uno de aquellos desconocidos, en una de sus piernas, obligándole a caer.

El hombre que había tenido más suerte avanzaba sin dejar de alumbrar por los alrededores por si se te había ocurrido escapar. Los focos de una de las linternas enfocaron al detective. Una bala roza su hombro. Por suerte la herida, aunque sangraba, sólo había sido una rozadura, y su piel básicamente había quedado quemada por el impacto del proyectil. La bala hdebió de seguir su curso.

Al menos no todo eran malas noticias, la iluminación creada por los disparos, y la poderosa luz de los relámpagos sirvió de utilidad para poder percibir al tirador. El otro comenzaba a recinporarse.

La mujer llegó hasta la habitación donde había visto a la niña, pero nuevamente, no había rastros de ella. Todo el sitio se encontraba como el resto de la casa, totalmente abandonado. Muebles rotos y viejos, alimentos en estado de putrefacción. Sin embargo, Alex no se resignaba.

Se acercó a la cama y notó que las sábanas estaban revueltas y tibias. No hacía mucho alguien había estado yaciendo allí. No es un sueño, ella existe. Con lentitud observó las telas y comprobó que las huellas de pequeñas pisadas se encontraban allí. Las siguió con la vista y se encontró con que en la pared, un extraño dibujo adornaba la cabecera de la cama.

-¿Qué me estás diciendo? ¿qué es lo que debo saber?- susurró. En eso, Jack la interrumpió sacándola de su ensueño.

-Sí, tiene usted razón, debemos irnos cuanto antes- su voz denotaba la desilusión que suponía irse de allí con las manos vacías. Pero la escena del hombre muerto en el recibidor era demasiado macabra como para ser ignorada y si ese desconocido había corrido aquella extraña suerte, nada les garantizaba que el agresor no estuviera allí aún, aguardando para atacarlos a ellos también.

Sin oponer resistencia, la muchacha siguió al encargado del hotel fuera de allí, pero antes de irse, volvió atrás la mirada una vez más. Ese extraño dibujo no debía ser olvidado.

Por si hubo algún momento en el que dudabas hacia donde guiar tus pasos el conserjé se empeñó en hacer aquel trabajo. Sentiste una mano como tiraba de ti, hacia fuera. Durante ese corto trayecto echaste una fugaz mirada hacia detrás por encima del hombro sin ningún éxito.

-No hagas ruido. Salgamos de aquí...

El experimentado guardián, de manera fría tiró de tu mano para que le siguieras y os alejárais de aquella Mansión. Sus pasos de vuelta al Hotel fueron tan rápidos que te viste obligada a ir a la carrera. En la entrada del Hotel, había varios coches, que sin duda no estaban cuando salistéis. Lo que no te dió buenas sensaciones.

A unos treinta metros de distancia el conserjé se vió obligado a agazapar su cuerpo por que se escucharon varios disparos ofensivos. No podías saber si aquellos disparos iban apuntados hacia vuestra posición, pero al distinguir la camioneta de Walter frente a la puerta del hotel te agachaste junto al conserje.

Un par de nuevos disparos detonaron que un desconocido estaba apuntando hacia la camioneta roja, la de Walter.

Uno de ellos se acerca a Walter, debe concentrarse en dispararle a él. No es el mejor de los tiradores pero intenta impactarle con sus dos disparos. Después de eso no tiene tiempo que malgastar, intentaría perderse entre los árboles. Quizá el clima y la noche ayuden a esconderle. Claro que también pueden matarle.

Hace mucho frío ahí fuera.

Dejándose guiar por Jack, Alex abandonó aquella lúgubre morada. A pesar de que lo intentó, no consiguió volver a ver a la niña ni ningún otro indicio de su presencia. Pasaron por el recibidos y ella, instintivamente, desvió la vista cuando pasaron por el lugar donde se encontraba el cuerpo de aquel desconocido hombre. Lo primero que tendrían que hacer al llegar al hotel, sería llamar a la policía.

Como embotada, la chica se dejó arrastrar por la nieve. Sin embargo su letargo tuvo poco tiempo para perdurar. A poco de alcanzar el hotel, Jack la obligó a agacharse y un sonido de disparos llenó el ambiente.

Con cautela, Alex se asomó para ver qué ocurría y el corazón casi le dio un vuelco. Allí, frente al hotel se encontraba la camioneta de Walter.

-Oh Dios, que no le haya pasado nada- el susurro de la chica se perdió ante el nuevo sonido de balas perforando el aire. Claramente estaban atacando la roja camioneta.

-Jack, ¡tenemos que hacer algo! ¡Están atacando a Walter! ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué?- sin saber que hacer, aferró fuertemente el brazo del conserje buscando apoyo. Después de todo lo que había experimentado ese día, su cabeza estaba al borde del colapso y no creía resistir mucho más.

Jack contemplaba la escena agazapado, estaban atacando su hotel y eso no le gustaba nada, sacudió la nieve del arma y comprobó la munición. Tú en cambio quedabas guíada por un miedo que no te ayudaba en nada para salir de aquella situación, te aferraste fuerte al brazo de aquel hombre deseando que todo se resolviera del lado de Walter.

La camioneta quedaba a unos veinte metros, por lo que hacer esa distancia a pie, y con balas volando por el aire sería un suicidio. A los pocos segundos, nuevos disparos rompieron el aire y una persona con un físico similar al de Walter se acercaba justo hacia vuestra posición.

El conserje tenía preparada el cañón del arma hacia aquella persona, con el dedo acariciando el gatillo apunto de disparar. Fué en aquel momento cuando quedaste convencida que se trataba de tu marido, huyendo del tiroteo y corriendo desesperadamente. Quedaban escasos metros para que Walter pasara por tu lado...

Los disparon tomaron una buena perspectiva, pero en un último instante aquel hombre que quedaba en pie aprovechó la cobertura de la camioneta y la bala rebotó en la chapa del coche. Sin dudarlo, comenzaste a correr desperedamente hacia la oscuridad y profundidad del bosque.

Seguiste varios metros en dirección norte, sorteando los grandes árboles y sintiendo como si una animal salvaje te siguiera en todo momento, obligándote a echar continúas cabezadas hacia detrás para asegurarte. Tras una corta carrera divisaste un par de sombras escondidas tras unos arbustos. ¿Un animal? No había tiempo, tenías que seguir corriendo...

La situación se iba descontrolando cada vez más. Jack se mostraba molesto y nervioso; no era para menos, el hotel que con tanto esmero llevaba adelante estaba siendo atacado y el motivo era totalmente desconocido. Alex, sin saber que hacer, sólo podía aferrarse al conserje y rezar porque su esposo estuviera a salvo de aquellas balas asesinas.

El tiroteo se recrudeció. En medio de la penumbra y la nieve, una figura corría agazapada hacia donde estaban ellos. Amigo o enemigo, era muy pronto para saberlo.

Jack quitó el seguro de su arma, comprobó que la carga estuviera en su lugar y con serenidad apuntó. Aún estaba lejos para que el blanco fuera alcanzable, pero él ya se encontraba preparado. La chica, con el corazón en la boca contó los segundos. ¿Quién era? ¿Los había visto?

El conserje se preparó para disparar, pero algo en el interior de la muchacha le dijo que lo detuviera. Estaba segura, aquel que corría hacia donde se encontraban ellos era Walter.

-¡Detente Jack!- exclamó en voz baja al tiempo que sujetaba la mano del arma para bajarla. -Se trata de Walter, es él. Estoy segura de ello- dirigió su mirada hacia el encargado, pero ya el atardecer se había vuelto noche y no pudo ver su expresión. Sin embargo, ella sabía, lo sentía en lo profundo de su ser. Debía interceptar a la figura y ponerla a salvo junto a ellos.

Sin esperar la respuesta de Jack, Alex se lanzó a la nieve a la carrera, agazapada, dispuesta a cruzarse en la trayectoria de su amado. -¡Walt! ¡Walter! ¿eres tú amor?- sin dudarlo, la chica le salió al paso. En sus ojos comenzaron a formarse lágrimas de alivio. Por fin volvían a estar juntos.

Había fallado. Por poco. Pero eso a la hora de la verdad daba igual, había fallado. Y ahora estaba solo, corriendo para ocultarse, esperando que sus perseguidores no le encontraran.

Pero, ¿de verdad estaba solo? Eso creyó hasta que atisbó algo escondido en los matorrales. Primero creyó que sería algún animal asustado por los disparos pero luego oyó su voz. Y se alegró de hacerlo a pesar de su situación, porque significaba que estaba a salvo. Al menos de momento.

-Sí, soy yo- le contestó a su mujer haciéndole gestos de que volviera a su cobertura- pero estamos en peligro, debes esconderte.

Walter se acercó al lugar en el que el encargado estaba agazapado con un arma y buscó un sitio en el que colocarse para obtener un buen disparo. Estaba deseando decirle algo a su mujer, ya que temió por su vida al ver a los atacantes. Pero no quería hablar más de la cuenta por si delataban su posición.

El edificio quedaba visible desde lejos, estaba situado sobre una colina, alrededor de la cual discurrían muchos caminos que, según se mirase, llegaban o se alejaban pero sólo uno llegaba hasta allí. El claro que rodeaba la estructura, ahora descuidado, era una maraña de plantas y grandes árboles que daban fe de lo fascinante que pudo haber sido en otros tiempos. Todo quedaba cubierto por aquella fría nieve.

Jack y Alex se encontraban tras unos pequeños arbustos. El primero comprobó el estado de su arma y siguió con la miralla a la silueta que parecía estar huyendo de aquel tiroteo. En cuanto se aseguró de que era el marido de Alex soltó un comentario sarcástico. -¿No iba a encontrar un barco Sr. Ross? Qué demonios es lo que ha hecho para que quieran matarle en la entrada de mi propio hotel.

Sin miedo aparente dejó ver su cuerpo y actuó con rápidez al ver acercarse a un par de hombres que se distanciaban bien poco entre ellos. Un par de disparos de su vieja escopeta alcanzaron a uno de aquellos dos matones que seguían a Walter. El otro abandonó la zona con una velocidad sorprendente, demostrando que tenían perfectamente estudiadas las posibles vías de escape. Un coche oscuro le estaba esperando, por lo que eran más de dos. Arrancó a toda velocidad, dejando unas profundas marcas en la nieve.

El desconocido herido no dejaba de agarrarse la pierna, como si el disparo hubiera impactado en una zona complicada que le impedía levantarse. En una de sus manos podía verse claramente su arma, quizás descargada.

No sé que estabas haciendo aquí con tus otros perros. Pero más vale que respondas si no quieres ser comida para los coyotes esta noche.- Pronunció el conserje, animado quizá por su valentonada y con las intenciones de apretar el gatillo para matar aquel hombre a bocajarro...

Cuando por fin Walter se refugió junto a ellos, Alex sintió que le quitaban un peso de encima. Quería abrazarlo y decirle cuanto había temido que le hubieran hecho daño pero la situación no estaba resuelta. Los atacantes continuaban allí, buscando a su esposo.

Para sorpresa de la muchacha, el encargado se levantó de la posición y sin dudar disparó. Uno de los tipos que venían hacia ellos cayó y el otro huyó al ver que se enfrentaba a un tirador experto. Jack se dirigió hacia donde estaba el cuerpo caído.

Nodebemosir, nodebemosir sin embargo, sin poder evitar el acto reflejo se incorporó ella también. Durante un segundo quiso salir corriendo, huir del lugar, pero se contuvo. Tenían que asegurarse de que estaban a salvo o sus nervios no lo resistirían. Se volvió hacia Walter y le tendió la mano.

-No quiero ir allí... no quiero ver a otro hombre muerto o a punto de hacerlo... no... pero tengo que saber, tenemos que saber quienes son... porque... tu no sabes quienes son ¿verdad?- la voz de la chica sonó bastante preocupada. -Vamos Walt, no quiero enfrentar aquello sola.

El encargado supo defenderse. Alcanzó a uno de ellos e hizo que los demás huyeran, salvándolos al menos de momento. Pero, ¿salvarlos de quién? Walter no tenía ni idea de quienes eran ni qué querían. Aparentemente iban a por él, aunque a juzgar por el manejo de las armas de Jack quizá también fueran a por él por otra razón. 

Estaba en esos pensamientos cuando Alex se dirigió a él. Quería averiguar quien los perseguía y por qué. Estaba de suerte, porque es justo lo que Walter quería averiguar.

-Está bien, yo también quiero preguntarle algo a ese tipo. Es cierto que he hecho preguntas por ahí, pero no me esperaba nada así- salió de su cobertura y se incorporó para ir a donde el perseguidor fue herido- y es el momento de obtener respuestas. Pero debemos andar con cuidado- dijo agarrando aún su arma aunque sin apuntar a nadie- quédate detrás mío, aún tiene el arma en la mano y no quiero sorpresas.

Dicho ésto se puso en camino y, ahora sí, apuntó al hombre preparado por si hacía un movimiento brusco que no le gustara.

Jack no dejaba de apuntar al intruso. El cuál no dudó acercarse su propia pistola a su cabeza y apretar al gatillo, quedando una fea mancha de sangre sobre la nieve junto a pequeños trozos de sesos desperdigados. Se había suicidado. El motivo, desconocido ponía los pelos de punta.

El guardián del hotel, sorprendido por la actuación de aquel hombre acercó el cañón de la escopeta para moverle, como si se quisiera asegurar de que había muerto. -Bendito sean los Dioses... Joder, se ha bolado los sesos. ¿Le conocíais? Se preguntó mientras clavó una rodilla en la nieve, observando con la mirada al cadáver.

Sin duda encontró algo en el cuerpo, pero ninguno de los dos pudo distinguir que era ya que con disimulo se metió la mano en el bolsillo del abrigo. Bien, no toquemos el cuerpo demasiado. Dijo en cuanto se reincorporó. Yo me encargaré de hablar con la policía. Aunque seguramente tengáis que cumplir un amplio interrogatorio por parte de los agentes.

Se encontró un poco molesto, porque se veía con una noche movidita en su propio Hotel. Será mejor que volvamos al Hotel y llamemos a las autoridades.-

Alex obedeció a la advertencia de Walter y caminó tras sus pasos, cuidando de quedar a cubierto por el cuerpo de su esposo. No le gustaba usarlo de escudo humano, pero por el momento parecía lo más sensato.

Estaban casi a la altura de donde se encontraba el conserje, cuando un nuevo disparo se oyó en la noche, a escasos pasos. La chica soltó un grito de sobresalto y se llevó las manos a la cabeza en actitud protectora. Por un momento, su corazón se detuvo creyendo que otra vez estaban siendo atacados. Sin embargo, apenas unos segundos bastaron para que se diera cuenta de lo ocurrido. El tipo capturado se había volado la cabeza.

-Oh, por Dios... esto no puede estar pasando. ¿Como es posible? ¿Por qué... hizo eso?- agotada, con los nervios a flor de piel, se obligó a caminar hasta llegar al lugar de los hechos pero no pudo mirar la grotesca escena.

Con aprehensión, dio pasos adelante y atrás mientras Jack decidía que hacer con el cuerpo. Al parecer, iba a dejar que la policía se encargara del asunto. Por fin una idea que sonaba sensata.

-Volvamos por favor. Terminemos con esto cuanto antes que el día ha sido muy largo.

Miró a Walter buscando apoyo y comprensión. En ese momento, lo único que deseaba era estar entre sus brazos en aquel lejano sofá de Boston.

Hoy era un día de sorpresas. Primero, descubrió que la investigación no sería fácil, hasta dudaba de las intenciones de la persona que le envió aquí. Después, el ataque al hotel que podía haber acabado con sus vidas. Y ahora ésto. El agresor se había volado la cabeza delante de ellos, prefiriendo morir a hablar. Aquello significaba que los atacantes iban en serio, que preferían morir a fracasar, y eso asustó bastante a Walter. Porque si el enemigo está dispuesto a morir por la causa, ¿cuanta opción tendrían ellos de salir airosos? Intentó no pensar ahora en eso.

-No, no le conozco de nada, no creía que mi investigación fuera tan importante- en realidad sospechaba ya que la cosa era seria, pero no tanto- lo mejor será que vayamos al hotel- se paró un segundo antes de acercarse a su mujer- y gracias por salvarnos y cuidar de Alex, no sé como agradecérselo.

Dicho ésto se acercó a ella y la abrazó. La noche había sido dura y había temido por sus vidas. Quería estar con ella todo el rato, no separarse más después de lo que ha pasado. Se merecían algo de paz.

-Todo ha terminado ya- le dijo, sin creerse demasiado sus palabras... ya que era muy posible que volvieran a atacarles.

El conserje acostumbrado a aquellas latitutes y tempestades se mostró sumanente frío por lo que había ocurrido, sólo se empeñaba en regresar al Hotel para que entrárais un poco en calor.

De regreso al hotel, Jack, parecía que había percibido movimiento de algún todoterreno. Y, en efecto a los pocos segundos un todoterreno de la policía subía por la pendiente. El autómovil se detuvo a una corta distancia al detectaros. Bajó un polícia de aspecto joven, pero no tenía pinta de ser el típico chulo del turno. El agente y el conserje parecían conocerse, lo que en cierto modo era una alivio para vosotros.

La policía se hizo con el caso de manera sencilla, sin complicaros demasiado la vida. Os hicieron el interrogatorio por separado. Unas cuántas preguntas bastaron para tener clara vuestra inocencia y se cerró el caso como " defensa personal " para ambos. Alex algo nerviosa, respondió a todo con el máximo detalle posible, aunque le costaba horrores memorizar aquella escena, no sólo por recordarla, si no por miedo a que esa gente volvieran a atacarles.

El cuerpo de los agentes registró los alrededores, donde se recogieron objetos, utensilios personales y ropa de los sospechosos para su cotejo con los posibles restos de ADN recogidos en el lugar del crimen. Posteriormente, la Policía Científica detectó que en la americana que llevaba el presunto psicópata había restos de sangre compatible con la de la víctima, por lo que el cuerpo fué recogido, lo ocultaron en una manta y lo metieron en el maletero. Os ofrecieron seguridad por un par de noches, con un detective privado vigilando toda la extensa zona que daba al Hotel.

Todo transcurrió de manera sencilla. Y quizá gracias a la confianza con el conserje, os ahorrásteis ser trasladados a comisaría como era habitual. En cualquier caso todo había pasado, y eso de que ibáis a tener seguridad por un par de días os dió la suficiente tranquilidad.

Con una voz afable y un tono de educación muy cortés os comunicó que había algo de cena preparada. Aunque dudó si tendríais algo de apetito. -Mañana tendrán mucho por hacer, será mejor que vayan a descansar. Y no se preocupen en recoger la mesa. Buenas noches.- Unas apacibles buenas noches y el conserje se alejó del salón.

En la mesa, junto a la chimenea había algo de comida caliente en una sopera y una ensalada algo tibia.

La policía se encargó de todo, aunque Walter seguía sin saber qué pasó. ¿Quienes eran los que entraron? ¿qué buscaban? Pero al parecer hoy ya no habría más problemas, y eso le alivió. Alex y él estaban al cargo.

-Vaya, nuestro conserje piensa en todo- dijo al ver la cena, aunque con un tono algo abatido a causa de lo movido del día- pero, ¿qué es lo que haremos mañana?

A Walter le preocupaba volver a dejar allí sola a su mujer, pero también tenía miedo a que le pasara algo malo a él mismo si salía.

La policía se había ido. El interrogatorio no había sido tan duro como ella esperaba y por suerte, se habían quedado solos muy pronto.

Para más tranquilidad, Jack también se había retirado inmediatamente. Ahora estaban solos con Walter, ahora podrían hablar de lo que allí estaba pasando.

Alex se acercó a la mesa, miró la comida y su estómago se revolvió. La escena de la casa abandonada volvió a ella sin haberla invitado. Iba a ser imposible que aquella noche comiera algo.

-No sé que haremos mañana Walt... este sitio no me gusta nada. ¿Por qué te perseguían esos tipos? ¿Qué es tan importante que quisieron matarte? Yo... estoy agotada... acá también ocurren cosas extrañas... Ven, te serviré la cena, yo no puedo comer nada, mi estómago no lo resistiría. Cuéntame que ha sido de tu día y luego yo te contaré el mío...- con suavidad tomó la mano de su marido y lo besó dulcemente en los labios antes de conducirlo a la mesa.