Partida Rol por web

El Oddissey: Terror en la nieve

Christine y Alan: La Isla de Hielo y Fuego

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25/03/2011, 18:54
Director

La misma noche que recibieron aquella carta, vivieron una de sus peores pesadillas. La pareja tendrían muchas cosas que contarse después de que lograran salvarse. Lo mejor para los dos sería salir de Boston. Y Alan tenía esos billetes.

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25/03/2011, 19:47
Alan

Me pasé un buen rato machacando huesos contra el suelo. La sangre de Robert manchaba mis nudillos, ya en el suelo indefenso, aunque en un momento de despiste me llevé un corte en un costado, sintiendo como el metal frío luchaba por profundizar más y más sobre el interior de mi abdomen. Esa cabrón me había dejado con la vista nublada jugando sucio, como todo en él, no era capaz de jugar limpio. La sorpresa del cuchillo me dejó bloqueado, retrocediendo hacia la mesa dónde la desgracia de un pequeño resbalón me jugó una mala pasada. Por la cabeza se me cruzaron un torrente de pensamientos, ¿cómo estaría Christine?, ¿qué era capaz de hacerle ese hijo de puta a mi chica?... deseaba que no llegaran con claridad, no quería imaginarme ni un sólo detalle.

Entonces volví a sentirme, las uñas de mis dedos apretaron con tanta fuerza mis manos, hasta el punto en el que, me obligaba a quedarme con aquel dolor el suficiente tiempo como para que no caer derrumbado. Sería una presa fácil para el cabrón de Robert si eso ocurría. Su arma, apuntaba hacia mí mientras trataba de mantener la cabeza bien fría, no podía permitir el momento de pensar en nada, ni siquiera en Christine. Cargaba las cartuchos de la escopeta con lentitud, como si me diera el privilegio de tener una mínima oportunidad para volver a recobrar la vista y que viera como iba a acabar con mi vida. Se acercaba con paso lento, hacia mí, volvió a meterme un cañón sobre el gaznate, a sangre fría. Susurré entre dientes que no tenía valor para dispararme, que lo hiciera. A partir de aquel momento, todo ocurrió tan rápido que ni siquiera recordaba como no fué capaz de acertar con el disparo. Había burlado a la muerte tantas veces que empezaba a tomarmelo como una rutina habitual. Sí, eso quedaba muy bonito de forma escrita y quería seguir con la brutal pelea que me dejó medio incosciente en el suelo, pero era un momento precioso para dar paso a lo más grande que tenía; mi chica. La brisa me regalaba su olor, me indicaba que estaba a mi lado. Mis ojos se abrieron lentamente, reconociendo el techo que me cubría, entonces la ví de nuevo. Sus lágrimas habían manchado su rostro, pero no me importaba, la ví con aquella sonrisa de siempre. Lo había conseguido. Sabía que lo haría.

Me reincorporé entre sus brazos y llevé una de mis manos hacia el pelo para colocar un mechón tras su oreja. -Nunca más vuelvas a irte así de un baño. Esbozé una sonrisa. Ven aquí. La dí varios besos, y allí le susurré que sentía todo lo que habíamos pasado por mi culpa. Siento haberte ocultado todo esto. Lo siento mucho, pero no pensemos en eso ahora, ¿vale?. Vayamos a casa, ¿de acuerdo?... Asentí un par de veces. Quiero contarte algo cuando estemos allí. Con una mano apoyada sobre la herida me levanté y pasé el otro brazo por detrás del cuello de Christine para que me ayudara hasta el coche. Ahora tenemos que irnos de aquí, demonos prisa.-

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26/03/2011, 01:21
Christine Turner

El notar el cuerpo de Alan con vida fue la mayor alegría que alguien podría haberme dado. Las lágrimas siguieron surgiendo, peri esta vez debido a una inmensa felicidad que se transmitía a través de una inocente sonrisa. Miraba esos ojos, aquellos que consideraba perfectos, que me observaban y sentía como si pudiera leer todo aquello en lo que estaba pensado y todo lo que había sufrido durante las últimas horas. Parecía que el universo había decidido darnos una segunda oportunidad y no pensaba desaprovecharla, por ninguna dicunstancia. Alan era el mejor regalo que la vida podía haberme concedido y, por suerte, la bala que oí no fue una que le diera a él, sino que el tipo de herida que él tenia se debería a otra causa.

Le abracé con delicadeza, sin poder contenerme: Jamás pensé que volviéramos a estar juntos, a reír juntos, a llorar juntos, pero parecía que ese momento había llegado. Acariciaba su pelo con suavidad, a la misma vez que le comentaba cosas sin sentido debido a los nervios del momento- ¡Lo siento, lo siento! ¿estás bien? ¡debe verrte un médico, Alan! ¡Tenemos que ir a un hosspital!- le repetía, a la vez que le ayudaba a incorporarle. Hacía todos mis movimientos de una forma cuidadosa, como si estuviera transportando un material extremadamente frágil- No crreí que fuesra a salir de esta... pero aquí esto... aquí esstamos, Alan, ¡seguimos vivos! ¡Oh, Dios mío! ¡Esa herrida tiene muy mala pinta! ¡Alguien tiene que verrtela!-No veía el momento de cruzar esa puerta y salir de aquel infierno.

Sabía que nos quedaba una parte muy dura: hablar con la policía, explicarle lo sucedido... Eso significaría que tendría que repetir este tormento una y otra y otra vez, delante de policías, inspectores, jurados... y que seguramente nos perserguirían, de nuevo. La idea me aterraba y me impedía pensar con claridad: Solo quería que todo esto acabara, que fuéramos y que todo este asunto quedara en el olvido, aunque estaba segura de que me esperaban varias - muchas- noches llenas de pesadillas donde esos dos hombres serían los protagonistas de estos. Sentí un escalofrío que me heló el cuerpo, aunque también era normal debido a la mugrienta ropa que llevaba en esos momentos. Pero lo importante era Alan, que saliera de esta, que le curaran, que me explicara cómo había llegado hasta aquí  y qué había sucedido...

Murmuré algo por lo bajo, algo casi incomprensible y seguí hablándole-  Erres idiota... podrrían haberrte matado... pero al menos estás a salvo, ambos lo estamos... por ahorra... ¿qué crees que pasarrá luego? -Sabía que estaría débil, cansado, pero temía que se durmiera y que no fuera capaz de volver a despertarlo. Lo mejor era entretenerlo hasta que lo llevase a un sitio para que lo curaran.

Si recomponía los hechos me daba cuenta de que no era capaz de comprender cómo demonios estábamos a salvo: Nos estábamos enfrentando a la mafia, a unos tipos peligrosos que no dudaban en meternos un tiro y tirarnos a un río, o a una fosa, o a un sitio donde fueran a construir encima y donde estaba segura de que jamás nos encontraría. Mi idea era que les habíamos sorprendido, que el factor "sorpresa" fue el protagonista en esa cabañan: Si Alan no me hubiera desatado, seguramente ahora estaría siendo violada por uno de esos animales... Al pensar eso sentí una punzada de dolor en el estómago que me obligó a parar unos instantes- No deb...debemos andar tan rápido- mentí, algo nerviosa. No era tiempo de seguir llorando, sino de avanzar. Lo que menos merecía mi chico era ver más sufrimiento, sobre todo después de lo que tendría que haber pasado él sabiendo el peligro que corría.

Comparado con la noche anterior el día se antojaba perfecto. Notaba la suave brisa que recorría el lugar y me paré a respirar, intentando contagiarme de toda esa tranquilidad que se apreciaba en la naturaleza. El sonido aterrador de los cuervos, a mi parecer, había desaparecido, dejando ahora solo el leve canto de los pájaros de los alrededores. Lo que antes era oscuro, grotesco y deprimente se había transformado en una mezcla de paz y armonía, aunque sabía que esto era solo pasajero, un regalo de la naturaleza que nos felicitaba por seguir con vida. Lo peor llegaría después: tener que hablar de lo ocurrido, de lo que exactamente había ocurrido ahí dentro. Deseaba que ese momento no llegara nunca, porque con solo la idea de imaginarme que tenía que contarlo notaba que el cuerpo se me contraía, debido al pánico.

Avancé hasta donde Alan me indicó, marcando siempre el paso. Sabía que Alan quería ir más rápido, que nos dijo que nos diéramos prisa, pero para mí su salud era ahora mismo lo más importante. También comprendía que quizá ahí se reuniría más gente, por lo que intentaba ser algo flexible con las codiciones, por miedo a que otro grupo de grandullones nos descubriera mientras marchábamos. No comenté nada más en el trayecto hasta el coche, puesto que tenía demasiado en lo que pensar, aunque doliera.

Notas de juego

¡Menos mal que sigue vivo! Ya iba a enviarte un pack de cervezas para sobornarte xP Cada día estoy más orgullosa de haberte pedido participar en esta partida, de verdad :3

Pd. Creo que el post me ha quedado algo largo, pero ya estás acostumbrado. Ahora lo comprobaré al darle a enviar.

Pd2. Sí, sí que me ha quedado largo xD Siéntente orgulloso, escribo más en tus partidas xD 

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27/03/2011, 12:57
Alan

El tiempo, simplemente pasaba, discreto, pero a la vez constante e imparable. En ocasiones, tiempo atrás, acaba el día, y regresaba donde siempre, viniendo de donde casi siempre: un lugar en el que no quise estar, pero al que casi inevitablemente regresaría al día siguiente. Hacía tiempo que no hablabamos y mucho menos en la cama. Sentía cierta pena, o quizás era melancolía de un tiempo mejor, cuando hablábamos de día, cuando acostarse era algo más que dormir mirando a la pared. No quedaba nada, ni complicidad, ni deseo, ni ganas de esforzarse más. Una relación vacía que no se catalogaba ni de amistad. Me levantaba de la cama y andaba descalzo y desnudo por la habitación. La calefacción central me permitía aquellos lujos, además, ella ni me miraría aunque estuviera despierta. Cojía algo de ropa del cajón y me iba a la ducha. Me ayudaba a despertar. El agua recorría mi cuerpo y apoyaba las manos en la pared dejando que el sueño se diluyera, que arrastrase todo lo malo del día anterior y me "purificase" de alguna manera. No quería ver repetido ese pasado por mi culpa.

Christine no se lo mercecía. La quería.

La herida aún me quemaba, produciéndome el agudo dolor de un pinchazo en cada movimiento. Mi respiración, jadeante, buscaba aire en el asfixiante ambiente en el que me parecía encontrar. El sudor empapaba mi frente por el esfuerzo que debía de hacer por recorrer los pocos metros que restaban de la granja al coche de los matones. Por fortuna, Christine sabía como podía entretenerme durante ese corto trayecto. Era difícil decirle lo mucho que la quería, lo que era capaz de soportar por mi culpa, pero creo que merecía la pena soportar todo aquello juntos, fuese lo que fuese sin importar el calibre de las situaciones peligrosas. El día acababa de comenzar y ahora nos encontrabamos en una situación, digamos, aislada. No podíamos hacer ningún movimiento torpe o todo los esfuerzos que habíamos hecho por salir de allí con vida se esfumarían, teníamos que aclararlo todo. Mi mirada sólo se dirigía hacia delante, desperdiciando el regalo que nos había brindado la natureleza. La herida en el costado izquierdo de mi abdomen me seguía quemando, produciéndome el agudo dolor de un pinchazo a cada segundo que pasaba.

Me llamó idiota, aún con algo de cabreo por haberle ocultado aquello de las peleas, sé que se podría pasar una vida entera restregándome aquel insutlo, y yo sin poder defenderme no me quedaba más remedio que aceptarlo, por que así era. Había sido un idiota, y me sentía como tal. Ignorando todo dolor me detuve de golpe, con ella, para mirarla a los ojos.

-Eh, lo sé, he sido un idiota. Joder... ¿Pero cuánto tiempo crees que llevo ocultándotelo?. ¿¡Semanas, meses!?. Por favor Christine... Si te lo oculté fué por miedo a perderte, a que te hiciera daño por dentro y que decidieras abandonarme. Y eso jamás podría perdonarmelo.
Mis ojos abrillantados y que permanecían clavados en los de ella, mostraban una tristeza fuerte como si me estuviera sintiendo mal por querer quitarle peso de encima, y por que la estaba gritando. Pero por otra parte también indicaban sinceridad y que nunca le ocultaría algo si no fuese por el bien de ella. Aún así el adjetivo idiota seguía siendo el más indicado. Imposible no derramar alguna lágrima que expulsaran parte del dolor acumulado en un instante. Miré al suelo, arrepentido quizá de mis palabras y levanté de nuevo la mirada con un tono de voz más suave. Sólo quería que supiera que quería estar con ella, seguir con ella mi vida y que si decidía abandonarme lo entendería.

Lo siento, siento gritarte y haberme comportado como un idiota. Pero ahora estás aquí conmigo, ¿vale?, volvemos a estar juntos. Podemos olvidar todo esto, podemos hacerlo. Nada de peleas ilegales, ni de Rusia durante un tiempo eh. Asentí un par de veces cuando la herida volvió a golpearme, con fuerza, había gastado demasiada energía diciéndola todo aquello y mi piel se volvía cada vez más pálida. Unas sombras debajo de los ojos indicaban con suma facilidad la sangre que había perdido, y que seguía perdiendo.

Ahora te... tengo que curarme esto. Vayamos a... ca... sa, ¿de acuerdo?. Prefiero no visitar el hospital.- Odiaba los hospitales, con ese olor a viejo y a medecina por todos los pasillos. Por suerte me había permitido ese lujo de no ir visitarlos, aunque reconocía que en más de una ocasión debería de haber sido mi destino por culpa de aquellas peleas. Tuve que aprender a coserme las heridas provocadas por puños y armas blancas, y sabía que aquella herida no había alcanzado ninguna vena interna. Sólo había que cerrarla.

Con su ayuda me derrumbé sobre el asiento del copiloto, intenté descansar.

Notas de juego

No digas tanto eso que la partida también tiene sentimientos y se va a sonrojar jajaja. Ya te dije que yo no me arrepiento de haberte aceptado en la partida y me alegro de haberte encontrado para compartirla ^^

Pd: De vez en cuando yo también hago tocho-post xD

Pd2: Resaca.

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27/03/2011, 23:51
Christine Turner

El camino se me hacía duro, debido al silencio del comienzo. No sabía hasta qué punto estaría sufriendo Alan, hasta dónde podría considerarse "mortal" la puñalada que había sufrido. Me asusté un poco cuando me empezó a hablar, cuando alzó el tono: Quizá se debía al susto de ahí dentro, al haber estado sometida poco tiempo atrás. Apreté levemente los puños, sabía que Alan no era una mala persona, ni lo había sido jamás. Quizá notara que estaba asustada, asustada y sensible.

-Es...está bien, Alan. Quizá no sea el momento de hablar de esto, ¿vale? No me gusta esa herrida... Esso significarrá otra nueva cicatriz...- suspiré levemente- No sé cómo puedes decirr que tenías miedo a que te dejarra... sabes que... erres lo mejorr que tengo, Alan. No más mentirras, ¿vale? Ni una sola, porr favorr- le sonreí levemente, intentando suavizar un poco la situación.

Estaba deseando llegar a casa, quitarme esa ropa, darme una ducha, pensar en qué iba a pasar ahora. Me sentía sucia, tanto por fuera como por dentro: Tenía la sensación de que las manos de esos cerdos habían creado quemaduras por mi cuerpo, marcándome. Sabía que no era tiempo de hablar de eso, que esos temas era mejor apartarlos y pensar más en el futuro, en lo que ocurriría después. ¿Qué pensaría la policía? ¿nos pondrían un programa de esos en los que protegían a los testigos? Estaba segura de que la mafia sería capaz de encontrarnos, no importaba dónde estuviéramos.

Continuamos hasta el coche, donde le ayudé a sentarse sobre el asiento de copiloto. Sabía que él tendría mucha más idea de cómo curarse esa herida y qué debía hacer para controlar la posible hemorragia, por lo que no le comenté mucho más. ¿Qué...crrees que debemoss hacerr ahorra? Tenemos que avisarr a la policía- dije mientras me montaba en el coche, nerviosa. No quería besarle, no hasta que me sintiera limpia de nuevo. Además, pensaba que con lo que estab pasando Alan en ese momento era mejor dejarle descansar, que se tomara su tiempo.

Porr... porr cierto... ¿cómo supisste que estaba aquí? Si hubierras tardado solo un poco más...- corté la frase, con algo de miedo. Notaba las imágenes volviendo a mi cabeza: las sucias manos del sucio borracho se divertían por mis piernas, acariciándolas. Su nariz recorría mi cuello, al igual que el rastro de babas que iba dejando, mientras bajaba a los pechos. Me giré, dándole la espalda a Alan. Me limpié una lágrima que empezaba a derramarse sobre mi rostro: No quería que las cosas fueran peor, sabía que debía avanzar el asunto, pero la herida era demasiado reciente. Te...tenemos que irrnos de aquí- le dije, con un tono de voz apagado.  Me mantenía en mi asiento, casi pegada a la puerta. Por ahora era mejor mantener el contacto humano a un lado.

Arranqué el vehículo, intentando despejar las malas ideas de mi cabeza.

Notas de juego

¿Te lo pasaste bien de fiesta? xD Seguro que sí =) 

Yo estuve algo out este fin de semana puesto que tengo mil trabajos encima, pero siempre intento sacar un ratito para contestar, que es algo con lo que disfruto x) (aunque no respondo a todas las partys, considérate VIP XD).

Quizá estoy llevando a Christine de una manera de un poco víctimosa, pero creo que eso debe de ser una experiencia muy dura y he decicido llevarla de ese modo. Ni odia a Alan ni nada de eso, ni se va a volver anti-social, pero necesita descansar y olvidarse un poco, que todo está muy reciente.

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28/03/2011, 19:14
Alan

Sentía frío. Un frío extraño e intempestivo. Por algún sitio, me entraba una corriente helada de aire, que hacía bajar rápidamente la temperatura de mi cuerpo mientras nos encaminamos hacia casa. Y era extraño, porque nunca había sentido la sensación de desmayarme a causa del frío. Sin embargo y por suerte lo veía todo normal. Desde el horizonte de una de las calles, observaba como lucía escasamente un rayo de Sol; de pronto ni una sola mancha azul cubría el grisáceo cielo, se presagiaba una nueva tormenta. La temperatura interior era cada vez más baja. Estaba empezando a helarme de frío. Me pasé el dorso de la mano por la frente, tratando de averiguar si una fiebre era la causa de los constantes escalofríos que me sacudían. No notaba nada irregular: estaba tan helada como la mano. Tenía la boca algo seca, la notaba gélida como un témpano incluso advertía algunas finas láminas de saliva como estaban empezando a cristalizarse entre las grietas. Miraba a Christine, había un silencio incómodo en el interior del coche. Imaginaba que debía de estar dándo vueltas todavía a lo ocurrido. Pero a pesar de eso, seguía allí, y me sacó una sonrisa verla a mi lado. Quizá era el miedo… el pánico que empezaba a invadirme por el camino cuando no dejaba de imaginar al detalle la historia. No quería pararme a pensar que hubiera pasado si hubieran matado a Christine, si me la hubieran arrebatado. Seguramente hubiera terminado con mi vida, después de hacer lo propio con aquellos dos.

Pero seguramente el castigo seguiría y terminar con la vida de Robert y Marck no hubiese sido la forma de volver a verla, sé que ella no me hubiera dejado volver donde quisiera que estuviera descansado su cuerpo. Tampoco me lo merecía. Pero la historia no se escribió así, estabamos juntos, vivos y teníamos que seguir adelante. De nuevo ese frío, había que llegar a casa.

Por suerte la casa se encontraba lo suficientemente cerca como para llegar medianamente con vida y a tiempo para una mercida ducha y purificarse de alguna manera. Ella tenía dudas. Era temprano, no había ojos indeseables por los alrededores.

Entré a casa y fuí directamente al baño con ayuda de Christine. Me quité la camiseta y la tela que recubría la herida, lo primero que hice después fué indicarle a Christine que me ayudase a desinfectar la herida tras ponernos los guantes de látex. Limpiamos lo mejor que pudimos de restos la herida interior y la exterior. No tenía muy buena pinta... los daños internos eran menores, así que con la ayuda de las manos terminé de colocar los dos mechones de piel. Le dije que sujetara con fuerza y me centré en la sutura.

El trabajo era lento y costoso, había tenido que aplicar diez puntos externos. Las gasas están contadas así que no habíamos perdido ninguna en el interior. Cuando terminé el ultimo punto apliqué con ayuda de Christine una pomada desinfectante y de cicatrización sobre la herida. Un gran apósito adhesivo cubría una pequeña parte en el abdomen. -Parece que hemos terminado.

Me quedé un tiempo observándola, acariciando una de sus mejillas tratando de limpiar aquellos restos de lágrimas. La abrazé para que supiera que estaba conmigo, que todo había pasado. Estaré fuera. Puedes... puedes ducharte y después hablamos, ¿vale?.- Creo que necesitaba su espacio. Yo tampoco me iba muy lejos por si necesitaba cualquier cosa. Después le contaría todo.

Notas de juego

Lo estás haciendo de puta madre, en serio. Alan también es un poco complicado en el sentido de que él cree que ha pasado todo es por su culpa -que es así, realmente, pero hubiera podría haber impedido que te secuestraran, y eso es lo que le hace sentirse mal-. Pero la quiere más que a nada, eso te lo garantizo. Además ver como estás llevando a Christine hace que me meta en la escena y todo parece como más real, más natural ya lo hemos comentado alguna vez. Pero todo eso es por el empeño que tú le pones.

Y me gusta como suena eso de VIP, por cierto =p

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28/03/2011, 22:56
Christine Turner

Al llegar a casa le acompañé hasta el baño, pensativa. Toda esa vorágine de ideas seguían bailando por mi cabeza, atormentándome. ¿Por qué habíamos tenido tan mala suerte Alan y yo? ¿acaso habíamos hecho algo malo en otra vida para que en esta tuviéramos que pasar mil desgracias? No podía dejar de pensar que todo eso era mi culpa, que no debería haber sido tan brusca con él durante la discusión en la bañera, que debería haberle escuchado... Sentía una gran culpabilidad que me golpeaba el pecho, con furia, como si quisiera cortarme la respiración.

Fui ayudándole a curar su herida: Ya lo había hecho alguna vez, debido a las malditas peleas. Me desagradaba el tener que pasar todo esto, pero sabía que no le gustaba ir a los hospitales, que los detestaba. Yo, aunque prefería que las cosas no fueran así, lo aceptaba: También había cosas que yo odiaba, que no estaba dispuesta a hacer, como limpiar las partes altas de la casa, odiaba eso de que el polvo me entrara en los ojos. Aunque estaba claro que eso no era ni la mitad de importante de lo que estaba sufriendo Alan.

Miraba hacia otro lado mientras él cosía, puesto que prefería mantener la mente centrada en otras cosas. Lo peor, es que todas las imágenes que tenía en la cabeza estaban relacionadas con las de la noche pasada, con el desastre nocturno. Veía la ducha y se me antojaba quemarme ahí dentro, notarme de nuevo limpia. Deseaba purificarme.

No me di cuenta de que me había hablado, pero al notar el contacto de su piel contra la mmía di un salto, sobresaltada. Mis ojos reflejaban el miedo que iba sintiendo por momentos, al igual que la extrema rigidez que sufrían mis músculos. Asentí levemente, intentando relajarme- Ich werde in Ordnung sein, Alan. Jetzt sind wir sprechen.- Le ayudé a salir, manteniendo algo de distancia: Me apenaba que él pensara algo negativo, que se sintiera culpable, que creyera que le tenía miedo, pero por desgracia estaba asustada y no podía evitar que se me notara. 

Cuando entré nuevamente en el baño, cerré la puerta. Abrí el agua del grifo, caliente,. Me quité la ropa sin mirarme al espejo, no quería verme. Me metí en la ducha y busqué la esponja. La llené de jabón y empecé a frotarme; Al principio era normal, como cuando te duchabas, pero poco a poco iba incrementando el ritmo y la fuerza, sobre todo en aquellos lugares que recordaba que esos cerdos me habían tocado. Era doloroso y lo sabía, pero más sufrimiento había pasado allí dentro y, por suerte, seguía viva. Ahora solo quería olvidarlo todo.

Las caras de los hombres venían continuamente a mi cabeza: escuchaba sus voces,las sucias palabras que habían salido de su boca, notaba el olor a alcohol,  el contacto de la pistola cerca, el golpe que me llevé en la cara... Necesitaba tiempo, algo de tiempo para olvidar todo esto. Yo era una mujer fuerte, aunque miedosa y sabía que lo superaría, que el dolor acabaría yéndose, pero no en unas horas, quizá sí en días. 

Tras eso me quedé un rato más en la ducha, sentada, abrazándome las piernas. Quizá ese era el momento perfecto para llorar, para desahogarme. Y así lo hice, ese fue el tiempo en el que lloré como nunca antes lo había recordado. Clavaba las uñas sobre mi piel, pero con poca fuerza, puesto que toda la empleaba para vaciarme, para soltar esa carga. 

Notaba que la temperatura era abrasadora, pero ya el dolor había pasado, tan solo sentía que seguía viva, que el dolor lo anunciaba. Tenía que estar agradecida por ello, porque todo hubiera pasado, pero aún quedaban muchas cosas pendientes, sobre todo el miedo de pensar que en cualquier momento podrían llegar más y entonces sí sería el final.

Pasó bastante tiempo hasta que me decidí por salir de la ducha. Me eché crema hidratante, para las leves quemaduras que hubieran surgido. Busqué ropa para ponerme, algo que me cubriera. Me recogí el pelo en una coleta. Notaba que el humo iba saliendo por mis poros y ahora empezaba a sentir los efectos del agua hirviendo, aunque así estaba más despierta.

Salí del baño y miré a Alan- ¿te duele menos?

 

Notas de juego

Traducción: Estaré bien, Alan. Ahora hablamos.

No sé si he puesto el post dos veces, porque no me salía T_T Si es así borra una de las veces xD

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29/03/2011, 12:46
Alan

Dicen que cuando algo malo o alguien se va, algo bueno o alguien viene. Que un atardecer dará paso a un amanecer. Ambos necesitabamos nuestro espacio durante un corto periodo de tiempo, por eso quedamos separados por una insignificante puerta de un baño. Mis pasos me llevaron a nuestro cuarto, nada más pisarlo me vino a la imagen la pasada noche de la discusión. Tanto las sábanas como la almohada habían quedado en la misma posición antes de que aquellos matones se la llevaran. Recorrí con la mirada la estancia, recordando donde guardaba mis viejas cosas. Y allí estaban, escondidas en la parte más alta de un armario empotrado. Era una pequeña caja de herramientas donde guardaba mis cosas de investigador.

Me fuí al salón con ellas, y allí estuve un buen rato analizándolas; había un viejo revolver sin munición, un sombrero arrugado que aparté a un lado para ver que más guardaba en aquellos tiempo. Algunas balas desperdigadas de otro calibre, una libreta con un bolígrafo sin tinta completaban todo el equipo. Pero había algo más, una pequeña cajita enmoquetada en rojo dónde guardaba un regalo para Christine. Se me llenaron los ojos de lágrimas al recordarlo, entreteniéndome con aquella cajita erntre mis dedos. No pasó mucho tiempo cuando la puerta del baño se abrió, entonces con disimulo me llevé aquella caja al bolsillo trasero del pantalón. Permanecía con el torso desnudo y simplemente me había cambiado unos pantalones por otros más cómodos.

Carraspeé cuando escuché su pregunta.

-Estaba... he encontrado mis viejas cosas. Anoche estuve hablando con Meredith, la de la carta, y me ofreció el trabajo. Había pensado que me ayudarían a recordar... ¿Te acuerdas cuando me cabreaba porque te decía que no quería que registraras mis cosas?. Decías que me ponía horrible, y siempre acabábamos riéndonos encima del suelo. Esbozé una corta pero bonita sonrisa al recordarlo. Qué tontería verdad.

Quise llegar a casa y contartelo todo, pero pensé que no estarías con ganas de verme ni mucho menos compartir mi alegría. Necesitaba pensar y me dije que acercarme al local de las peleas sería una buena solución, quería verlo una última vez, pero no ví ni a Marck ni a Robert. Intuí que algo no iba bien. Regresé tan rápido como pude a casa y ya no estabas. El resto ya lo sabes... señalé con la cabeza sobre la mesa que daba enfrente del sofá. Sobre ella aún estaba la nota que dejó escrita Robert y dónde en idioma común decía que se habían llevado a Christine. Qué si yo no aparecía acabaría pasándolo mal. Todavía teníamos dos días por delante para ir a la policía y contarles lo ocurrido. Probablemente sólo nos llevarían al interrogatorio, y cuando descubrieran el expediente de aquellos dos matones y tuvieran las pruebas necesarias en unas horas estaríamos limpios de aquella pesadilla.

Siento haber dejado que vinieran aquí, podría haberlo impedido si no hubiese decidido ir al local. Lo siento... pero eso ya no importa ahora. Dentro de dos días tengo que ir a Islandia, por lo del trabajo. Y... y quiero pedirte que te vengas conmigo.- Una de mis manos sujetaban un par de billetes de avión, los miraba, como si en esa última ocasión que bajé la mirada no me merecía estar viendo los ojos de Christine. Tampoco sabía si me merecía que me perdonara por todo lo que había vivido, si le quedaban fuerzas para seguir viviendo aventuras arriesgadas conmigo. Deseaba que así fuese cuando volví a alzar la mirada.

Notas de juego

Sólo apareció una vez el post =)

Anoche me conecté antes de las doce, me quedé viendo una peli hasta esa hora, pero no te ví, imaginé que estarías cansada por lo de los trabajos.

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29/03/2011, 13:53
Director
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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30/03/2011, 13:34
Christine Turner

Y ahí estaba, mirándome. Mis pasos avanzaban de forma lenta por el salón, mirándolo todo: La puerta permanecía con ese disparo en la cerradura, motivo por el cual habían entrado los agresores, la nota encima de la mesa le decía a Alan lo que me había - o mejor dicho, me ocurriría- si no daba señales de vida. Me limité a sonreírle levemente y a sentarme por algún lugar, mientras mis manos agarraban la parte baja de la manga del chaleco.

--Sí... rrecuerrdo esa manía tuya de no dejarrme registrarr tu vieja caja... ¿podré hacerrlo algún día?- me rei levemente, mientras recordaba aquellas peleas tontas que acababan en carcajadas y besos.

-¿Te dierron el trabajo? Eso es genial- le sonreí. Estaba contenta de que porfin abandonara esas prácticas ilegales que tanto temía y que nos habían llevado hasta la ocurrido anoche- Ess lógico, erres el mejor detective que he conocido nunca- le animaba, puesto que creí que eso era lo que necesitaba, lo que ambos necesitábamos.

Mi cabeza me pedía desconectar de todo aquello, me decía que me evadiera un rato, que ya habría tiempo, pero sabía que entonces empezarían las pesadillas y los malos momentos, por lo que hice un esfuerzo y seguí prestándole atención. Esta parte era más desagradable, saber los detalles de lo que había ocurrido-Lo ssiento... no deberría haber sido tan agrresiva con mi enfado, deberría haberrme quedado a hablar. Desde mi sitio, no muy lejano al suyo, podía ver su rostro, que se mostraba serio. Normalmente siempre permanecía riéndose o diciéndome cosas que me hicieran pensar, pero que acababan siempre en lo mismo: en diversión. Me toqué el pelo, debido a ese estúpido tic que tenía. Notaba la espalda cargada y dolorida, al igual que el resto del cuerpo: estaba claro que me había pasado con la temperatura del agua y con la esponja, pero ya no había remedio.

Escuché su proposición, la de irme junto a él. Era la mejor noticia que habíamos tenido en mucho, mucho tiempo. Era cierto que me asustaba la idea de moverme a otro lugar, de buscar una nueva, ¿qué haría yo allí? ¿era mi mejor opción? Quizá aquí podría trabajar de nuevo, ya fuera como modelo o fotógrafa, pero seguro que algo encontraría. Pero no quería y no podía. No quería separarme de él, dejar de verle, dejar de decirle una y mil veces lo cabezón que era a veces y lo magnífico que era siempre. Además, era la mejor opción: Alejarse de allí, de los posibles peligros, de todo. Lo cierto era que esta casa ya no me transmitía confianza alguna y que lo único en lo que pensaba era en alejarme de todo eso, cuando antes.

Comencé a frotarme las manos, dejando a un lado mi extraña manía. ¿Qué pensaba hacer? ¿Empezar una nueva vida o tener la posibilidad de pudrirme dentro de esta, estando sola? No, yo quería avanzar. Tener un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Yo... sí quiero ir contigo, Alan. Le sonreí, con sinceridad, por primera vez en el día. Pero... nada de mentirras, ni una más- le dije, con dureza. No pensaba permitir que me ocultara algo más, por mucho miedo que él tuviera  a que pasara lo más mínimo, a que discutiéramos. Ess.. lo único que te pido, ok? Respecto a lo deemás... quiero irrme de aquí cuanto antes, de essta casa... Hemos passado buenos momentos aquí, perro ya sabes...-dejé la frase inacabada. Tendrremos que hacerr la maleta... hay tanto que recogerr...-le dije, mientras miraba a todos lados. Realmente no había demasiado que llevar, siempre íbamos de un lado a otro, de una pequeña casa a otra de alquiler. Y esstoy... cansada, crreo que deberría acostarrme un rato...

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30/03/2011, 19:50
Alan

El contenido de aquella carta apenas me reveló nada, más bien todo lo contrario. Si el objetivo estaba trabajado para que pareciera misterioso, lo habían conseguido. A primera vista no tenía demasiadas esperanzas en que el trabajo fuese lo que yo buscaba. Yo, un simple investigador que había sido contratado por el edificio con menos economía de toda la ciudad, dónde solo aceptaban a las personas con el suficiente grado de alcohol en el cuerpo. Típicos detectives que cobraban un sueldo bajo, que estaban bajo la custodia de un estado cobarde donde nunca se atrevían a mandar a sus mejores hombres para los trabajos de verdad. Sin embargo, el trabajo que me ofrecieron estaba a otra escala; investigación, riesgo, misterio, fueron las únicas combinaciones que me bastaron para aceptarlo. Además si habían requerido aposta de mis servicios sería porque habían visto mi trabajo hasta ahora, cosa que me hacía pensar ¿porque escogieron a alguien como yo?. Fué como una puñalada fugaz en mi cabeza, como si ya hubiera empezado con el trabajo y no confiara ni siquiera en aquella Meridith. Pero necesitabamos el dinero.

Sonreí por sus frases de ánimo, a pesar de que sabía que no lo hacía del todo en serio, o con todo el cariño que deseaba hacerlo. Sabía que por su cabeza aún se cruzaban aquellos tormentos que debió vivir en aquella granja, aunque de manera menos constante. Sencillamente deseaba que se hubieran instalado nuevos pensamientos, por ejemplo cómo sería nuestra vida en Islandia, o que nuevas oportunidades nos ofrecería aquella isla, o incluso que ropa ponerse el día del vuelo.

En aquel momento en el que me dijo que sí aceptaba venir conmigo, no sólo me entró un cosquilleo por el interior como si fuera un quinceañero inexperto esperando su primer beso, si no que, me entraron ganas de abrazarla con la suficiente fuerza como para que sus pies no tocaran el suelo, besarla y decirle que la quería. Qué no habrían más mentiras, ni una sóla y que estaba orgulloso de ella por haber sido tan fuerte. Pero la situación no lo requería. Los dos estábamos un poco tocados todavía y no era bienvenidos ese tipo de delicadezas.

-De acuerdo, intentaré cerrar la puerta y... luego necesitaré un baño. Recogeré algo de cosas y debería de llamar también a la policía. Sonreí de manera estúpida seguramente, porque en un momento habían salido sin casi pensar un montón de cosas por hacer. Aunque hacerlo sin Christine no sería lo mismo, momentos de mudanza en los que siempre acabábamos riéndonos porque nos poníamos nerviosos por eso de cómo sería nuestra nueva casa, la gente, los vecinos. Todo en general. Pero sabía que necesitaba ese descanso y no estaba con ánimos para hacer nada de lo que dije. Giré sobre mi mismo mientras ella ya hacía intención de meterse en el cuarto.

Chris. Llamé su atención, volviendome a girar, pero esta vez quedaba muy cerca de la puerta rota. Meredith, me dijo una cosa más. Es necesario un fotógrafo para el trabajo, espero qué estés a la altura, seguro que tienes un montón de posibilidades para demostrarlo. Estaré por aquí por si me necesitas.- Con esa nueva información esperaba que se animara, y que le ayudara a despejar toda aquella pesadilla. Asentí, confiando en ella y le dí la espalda para centrarme en los agujeros de la puerta.

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30/03/2011, 21:19
Director

La policía se hizo con el caso de manera sencilla, sin complicaros demasiado la vida. Os hicieron el interrogatorio por separado. Unas cuántas preguntas bastaron para tener clara vuestra inocencia y se cerró el caso como " defensa personal " para ambos . Christine algo nerviosa, respondió a todo con el máximo detalle posible, aunque le costaba horrores memorizar aquella escena, nó sólo por recordarla, si no al verse sentada frente a un cristal dónde sabía perfectamente que detrás la estaban espiando. Las personas que se escondían tras ese cristal falso solían transmitirles las preguntas al investigador que interrogaba a la víctima. Sabía eso gracias a las películas que solía ver con Alan, por lo que en ese sentido se mostró más tranquila.

La policía registró aquella vieja granja, donde se recogieron objetos, utensilios personales y ropa de ambos sospechosos para su cotejo con los posibles restos de ADN recogidos en el lugar del crimen. Posteriormente, la Policía Científica detectó que en las dos americanas que llevaban los presuntos asesinos había restos de sangre compatibles con las de las víctimas, por lo que los cuerpos fueron recogidos junto con el BMW que el que llegástéis a casa. Os ofrecieron seguridad por dos noches, con un detective privado vigilando toda la extensa calle que daba a vuestra casa. Así se acercó el momento del viaje, tratando de haceros la idea de que ibáis a abandonar Boston en breve y con la fiable seguridad que os condedieron de que la policía se mantendría ocupada de cualquier mafioso que andase por las calles de la ciudad. Quizás porque aunque no era la ciudad mas peligrosa del país, al menos tenía un puesto en el podio, seguramente eso se lo debe a la gran fama que tuvo a cerca de problemas con la mafia. No seria de extrañar que esa fama fuese del todo real, incluso en estos momentos.

El reloj marcaban las 09:17 de la mañana cuando Christine despertó, escuchando una música que venían del salón. Sabía que sería Alan que no quiso despertarla al verla dormir de aquella manera tan profunda. Era la típica canción que solían poner Alan en sus entrenamientos mañaneros. Hacía un buen día, de esos que incluso te apetecían preparar las maletas.

Los rayos de luz golpean con cariño el rostro de Christine desde la ventana, ilimunando tenuemente cada rincón de la habitación. Ya casi no recuerda nada de aquella oscura pesadilla, pero sin duda aún quedaba un hecho muy reciente en su interior y en ocasiones se cruzaban por su mente aquellos dos matones.

Un olor a tostada recién hecha le abrió el apetito desde la cama.

- Tiradas (1)

Notas de juego

El sonido viejo (de lo cutre que es) de la canción da como esa sensación de estar escuchando música que se oye tras una puerta xD

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03/04/2011, 23:32
Christine Turner

La experiencia de contarle a los agentes todo lo ocurrido me incomodaba, me hacía pensar en la imagen que se estarían formando de mí. ¿Pensarían que les estaba ocultando algo? ¿o qué estarían pensando? ¿estarían reviviendo lo que les contaba? Pff... todo eso me hacía poner los pelos de punta. Pero era un deber, lo necesario para terminar con todo esto y poder seguir adelante. Les conté todo, absolutaente todo, intentando no derrumbarme, aunque eso parecía una misión imposible.

Al fin acabaron los interrogatorios y nosotros...bueno, éramos libres. Por suerte, pronto desapareceríamos de aquel lugar, no habría pistas de nosotros - o eso esperaba - para que futuros mafiosos se dedicaran a seguirnos y a aniquilarnos. Estaba segura de que nuestros actos habrían cabreado a más de uno, pero al menos no se dieron nombres en ningún momento, no a la prensa.

Y llegó el día. Abrí los ojos y miré el despertador.  El reloj marcaba las 9: 17 de un día espléndido, el día en el que Alan empezaría un nuevo trabajo, al igual que yo. Notaba que los rayos del sol se posaban dulcemente sobre mis ojos, invitándome a salir de la cama. Podía escuchar el sonido de una canción ahí fuera, la que reconocí como la que utilizaba Alan en sus entrenamientos mañaneros .Clarro... inclusso el último día tiene que hacerr deporrte. Me estiré con tranquilidad en la cama, como si esta ejerciera una fuerza sobrenatural que me invitara a quedarme acostada 5 minutos más, pero sabía que había mucho por delante.

La triste historia ocurrida días atrás quedaba ya un poco lejos, puesto que sabía que debía mirar hacia delante. A veces, me sorprendía recordando esos momentos tan desagradables, pero rápidamente eran sustituidos por imágenes que representaban el posible hogar en el que viviría junto a Alan. Quién ssabe...- pensaba- Quizá sea esste el deffinitivo. Sonreía como una pequeña tonta al creer en eso.

Me levanté de la cama y me miré al espejo de la habitación: por fin no había ojeras, o rastros de una tristeza incurable... solo estaba yo, dedicándome una sonrisa estúpida. Me recogí el pelo en una coleta sacándome dos mechones, uno a cada lado de la cabeza. Me coloqué bien el pijama, de color negro con lazos blancos,  uno de esos que enseñaba más que cubría. Miré nuestra habitación: esa había sido la última noche que pasaríamos allí.

Salí de la habitación, sonriendo. Buenos días, mein liebe. ¿Qué tal has dormido?

Notas de juego

Perdona, tuve un mal fin de semana x_X No he parado nunca xD Y lo peor es que mi chico se rompió hoy el metacarpiano del pie izquierdo y se lo han tenido que escayolar x_X Mañana te respondo, ¿vale?

Traducción: Cariño mío

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04/04/2011, 21:26
Alan

No podía conciliar el sueño aquella noche y la herida quemaba como si pequeñas agujas quisieran desvelarme por completo. Permanecía frente al espejo del baño. Era temprano. La herida había conseguido cicatrizar rápidamente, aunque había que cubrirla cada varias horas con una pómada que no sabría decir si quemaba más o no que la sensación de aquellas malditas agujas. Aproveché el momento en el que me miraba al espejo y decidi rasurarme un poco con cuchilla aquella barba de un par de días. Me puse unos pantalones cortos y una camiseta blanca ajustada y a continuación empezar con algo de ejercicio matutino para despejarme. Primero fuí a la cocina dónde me entretuve preparando tostadas y zumo de naranja para los dos mientras escuchaba las noticias por la radio. No decían nada nuevo.

Comenzaron a golpearme aquellos pensamientos oscuros de nuevo, aquellos en los que una oscuridad arrastraba el cuerpo de Christine a una especie de inframundo oscuro, aquellos pensamientos en los que no encontraba la forma de adentrarme en aquella siniestra oscuridad para salvarla. De vez en cuando eran sustituidos por la imagen de Mark y Robert, pero los veía diferentes con varios lechos oscuros arrastrándose por su cara dónde el cuenco de sus ojos no era más que un vacío infinito, como los de una calavera. Se habían colado en mis sueños. Me repetía una y otra vez que aquello no era real, que sólo se trataba un producto de mi imaginación y que debía de saber enfrentarme a ello. Por mí, y por Christine. Por los dos.

Vuelta a la realidad, apuré un vaso de agua del grifo y deseé con fuerzas que aquellos dos matones sólo fueran unas simples marionetas de la mafia. Que no valía la pena ni mover pieza para tomarse una especie de revancha por ellos. No obstante, mis pesadillas sabría que volverían y que no me iban a abandonar. Desgraciadamente desconocía el tiempo que aún iban a estar visitándome por las ncohes.

Me dediqué a perder el tiempo entrenando sobre la barra de hierro que siempre detestaba Christine porque decía que ocupaba mucho espacio y que a lo largo del tiempo se convertiría en un trasto inútil donde coger polvo en cualquier rincón sería su único servicio. Varias series de abdominadas, junto con otras de pecho y espalda completaron el entrenamiento. Christine había despertado y me solté de la barra para tocar suelo y acercarme a ella para darle los buenos días, animado. Un beso y un poco de olor a mi sudor fueron mis " buenos días ".

-¿Te apetece comer algo? He preparado algo de zumo y tostadas. Dije señalando con el pulgar por detrás de mi hombro. Y dormir, mal. He vuelto a tener esas pesadillas.-

Notas de juego

Acabo de terminar hace nada de ducharme y de estudiar unas cosillas, que al final me han llevado más tiempo del que pensaba. Espero que te haya salido bien ese trabajo. Ya me contarás.

Me piro a cenar, y a descansar un poco viéndo alguna peli o algo.

Hablamos mañana.

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04/04/2011, 23:41
Christine Turner

Avancé por el pasillo hasta llegar a Alan. Le devolví el beso y le sonreí, aunque después puse una mirada de desagrado al ver sus cosas- ¿No pensarrás en llevarrte todo esto a la nueva cassa, no? Es chatarra... le sonreí nuevamente, aunque esta se borró al escuchar el comentario- Quizá deberrías tomarr pastillas parra dormir, no lo sé... es rrarro que tengas tantas pesadillas...- murmuré, pensativa- Esstá bien, desayunemos... y luego te das una ducha, ¿vale? No puedes salirr así - me rei y le acompañé hasta la cocina, para desayunar.

Me encontraba alegre y eso se podía reflejar en mi rostro, sabía que él lo notaría. Esperaba que esta fuera la oportunidad que ambos habíamos pedido durante tantísimo tiempo. Crreo que tenemos mucho que recogerr... essto es lo malo de las mudanzas... pero crreo que esta es la definitiva, ¿no crrees tú?- di un bocado a mi tostada. Al parecer, ese día estaba habladora, pero supongo que lo agradecería después de ese tiempo tan oscuro de días atrás. Miré la estancia y suspiré- Voy a echarr de menos esto...aunque la verrdad es que estoy deseando abandonarr el lugar...- miré a la puerta instintivamente y luego volví a centrar mis ojos en él- Y dime... ¿qué has soñado?

Notas de juego

Venga, ahora es época de ponerse las pilas =) Mucha suerte con todo, pequeñajo =) Yo estaré por aquí para cuando te haga falta, ¿vale? Y estudia o te pego xD 

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05/04/2011, 14:39
Alan

-No te preocupes, casi todo lo que hay aquí es de los dueños. Dije mirando a mi alrededor, haciendo un gesto que no significaba nada mientras levantaba los hombros. Sólo debemos preocuparnos de dejarlo limpio para que nos devuelvan la fianza. Caminé tras ella hasta la cocina, dónde analicé mentalmente las cosas que eran más necesarias para recoger y otras que irían directamente al contenedor de basura. Dí media vuelta a la silla de la cocina y apoyé los brazos en el respaldo. Me llevé una tostada a la boca. Había pensado en separar toda mi chatarra como tú dices y, luego dudar entre si llevarme ese montón de cosas o dejarte aquí abandonada. Estaba a punto de reírme sabiendo que esa pequeña broma era merecedora de un tostazo en la cara. La risa de buena gana amainó y enseguida me corregí diciendo que todo ese montón de hierros, pesas y demás irían o al contenedor o al primer gimnasio que viese para donarlo. O cualquier otra cosa que no fuera tirarlo sin más, aunque sabiendo como estaba el mundo sabía que el primero que pasase por el contenedor se adueñaría sin dudarlo de todo aquel montón de chatarra.

Estoy seguro de que todo nos irá bien, ¿de acuerdo?. Cuando terminemos el trabajo, buscaremos una zona residencial, una zona tranquila, con esos edificios hechos en masa. Islandia seguro que está deseando colgar uno de esos carteles iluminados con el nombre de Christine Turner... La sonreí, dejando ese comentario en el aire porque sabía que en ocasiones se encontraba incómoda hablando de su pasado como modelo. Alargué mi mano para buscar la suya, y entrelazar algunos dedos. Hice ese gesto de la mano porque sentir su contacto me ayudó a contarle la pesadilla. Carraspeé bebiendo algo de zumo para aclararme la garganta.

Esta vez he tenido a nuevos protagonistas en mi pesadilla. Aparecían aquellos dos matones de la granja... junto al cartero, aunque es como si ese hombre negro tratase de ayudarme y salir de esas pesadillas, es algo extraño que no consigo entender. Lo más extraño de todo es que tú también apareces, y por más que lo intento no consiguo llegar a tiempo para salvarte...-

Lo contaba de manera amena, sin querer asustarla. Al fin y al cabo sólo se trataba de un estúpido sueño.

Notas de juego

Jajaja, siempre amenazando ella con morderme, matarme y pegarme xD

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07/04/2011, 22:37
Christine Turner

Me dediqué a conversar tranquilamente con Alan mientras desayunábamos- Sí, sí, no te preocupes por eso... seguro que lo dejas limpio, totalmente limpio- bromeé, haciéndole creer que no me pondría con las tareas del hogar. Realmente no me gustaba mucho ese rollo de pasarme horas y horas limpiando y recogiendo, sencillamente no era lo mío. Sí, ahí estaba uno de mis grandes problemas: el desorden; muchas veces tendía a dejar las cosas por el primer lugar que se me pasaba, sin importar si ahí molestaba o si era mejor colocarlo en otro lado y eso me había llevado alguna discusión con Alan, por lo que intentaba controlarlo. Además de eso era desorganizada, por lo que siempre necesitaba una agenda para recordar las cosas que tenía que hacer, el orden que debían mantener las cosas... Es decir, un pequeño desastre andante, pero eso lo compensaba con mi afición a la cocina o a la fotografía, donde era bastante mejor que en los anteriores temas.

Al escuchar la frase sobre la chatarra levanté la ceja-

Alan Bale Loosle, más te vale que eso sea una broma-

le dije con tono serio, para después explotar en un montón de carcajadas y en la explicación de mi chico. Realmente, si quería tener ese equipo, no se lo iba a impedir, por lo que le dejé claro que podría mantenerlo, siempre y cuando no ocupara un espacio vital significativo- Por cierto, ¿dónde viviremos? ¿en un hostal? ¿o en alguna casa? ¿y de qué va el trabajo exactamente? Yo también esperro que todo esto salga bien... nos lo merrecemos- dije al notar su mano en contacto con la mía- Y respecto a lo otro... ya lo hablaremos. Por ahorra no tengo pensado el aparrecer en miles de carrteles- le saqué la lengua, como si fuera un juego- pero dame tiempo, ja?- me reí un tiempo, hasta que empezó a contar esa historia y escuché que aparecían esos dos tipos. Juraría que en ese mismo momento se paró el tiempo, o al menos se me paró el corazón, pero pronto volví a la realidad, aunque en mi cara se había quedado reflejado el miedo- Eh... bueno, sson pesadillas, mein liebe. No te preocupes, ok? Quizá es que las cosas han estado estos días...difíciles y por eso tiendes a relacionarlo todo. No lo sé, Alan. Quizá deberrías irr a algún... ya sabess, esspecialista. Le sonreí levemente- Perro bueno, eso ya lo hablarremos en otro momento... ¿quién va a hacerr qué hoy?- le sonreí, intentando que pensara en otra cosa. La verdad es que, cuanto menos recordáramos a aquellos tipos, mejor. Incluyendo al cartero, cuya cara no había terminado de convencerme. 

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08/04/2011, 19:59
Alan

La verdad que aquella noche en la que tuve la conversación con Meredith no fué demasiado agradable. Era una mujer de esas que hace las cosas sobre la marcha. Seria, madura, rozando la cuarentena y que vestía con conjuntos aparentemente caros. Deseché la idea de la cena que había considerado para invitarme, y cabreada empezó a sacar un montón de papeles sobre la mesa explicándolo todo de manera muy directa y clara. Aunque ha decir verdad, sólo entendí aquello de los 15.000 dólares más los 1.000 para cubrir gastos en el viaje. Lo demás fué una breve historia de no se qué barco.

Cuando Christine dijo aquello de quién va a hacer qué hoy, me lancé un poco travieso a por mi chica colocándome tras su espalda, pasando mis brazos hasta que las manos quedaron entrelazadas en su ombligo, o por ahí. Le dí el último trozo de mi tostada, porque sabía que le gustaba robarmelo en ocasiones, y le deposité un beso en la mejilla. -Así que crees que necesito en especialista, ¿eh? Dudo que haya alguien que pueda arreglar lo loco que estoy por la chica más guapa que conozco. Bromeé. Después con un tono más serio dije. Comprobaremos antes de irnos si en alguna farmacia tienen algo, ¿vale? Volví a mi silla y una de mis manos tiraron de ella para que se sentara encima de mis rodillas. Le conté lo que sabía de aquel misterioso trabajo, con esa pequeña vena detectivesca que en ocasiones decidía salir.

¿Sabes? 15.000 dólares por investigar un barco que dicen creer que se ha detenido en Islandia. Me explicaron que transportaba sosa cáustica, una sustancia que sirve para hacer jabones y productos de limpieza. Al parecer la mercancía la transportaba ese barco, no está llegando a tiempo y estan perdiendo clientes. Parece un trabajo sencillo, pero esa cifra de dinero me parece algo excesiva... ¿No es extraño, cariño? No quise aceptar el trabajo, pero necesitamos ese dinero. Hice una pequeña pausa para que los detalles que le iba contando no se fueran mezclando de manera que todo la pudiera confundir. En ese caso le explicaría cualquier duda que tuviera entre la conversación. Estaremos en un Hostal, pero según Meredith dijo que era el mejor de toda la ciudad, así que no debemos de preocuparnos de las comodidades. Sonreí.

¿De qué crees que va todo? Lo del carguero suena extraño, pero nada que requiera de tanto suspense ni de mi presencia allí, ¿crees que hay algo más?-

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08/04/2011, 20:47
Director

En el momento en el que te dispones a contestar a eso del trabajo, el teléfono de casa suena. Alan te mira con gesto de no saber cual es la razón por la que está sonando el teléfono. Con un movimiento de cabeza te indica que lo descuelgues para romper esa pequeña intriga.

Cargando editor
10/04/2011, 13:34
Christine Turner

Sonreí cuando me dio el último trozo de su tostada. Siempre era mejor arrebatárselo y salir corriendo por la casa en pijama, en medio de un montón de juegos, pero aquel día lo agradecí, puesto que todavía  nos quedaba mucha tarea por delante. Me senté encima de él cuando me atrajo con sus fuertes brazos y sonreí- Seguro que hay algunas pastillas o algo, no te preocupes- le di un beso en la punta de la nariz y empecé a escuchar su historia sobre el trabajo.

Entre medio de sus palabras me dedicaba a ver la casa, pero prestándole atención. No había sido demasiado el tiempo que habíamos estado ahí, por lo que no llegué a cogerle un gran cariño, pero esperaba realmente que este fuera uno de los últimos cambios de hogar que tendríamos que hacer. Quizá, después de todo este follón que me iba contando Alan, sería el momento perfecto para asentarnos y formar nuestra propia familia. La gran cifra de 15.000 dólares me sacó de mis pensamientos- ¿15.000 dólarres? Das ist eine Menge Geld! Sind Sie sicher, das gesagt?- Estaba demasiado confusa como para pensar en otra lengua- Perrdón... Clarro que es extraño tal cantidad de dinerro solo por la sosa esa... Perro clarro, segurramente haya algo que no te cuenten, ¿no? ¡Es muchísimo dinerro! ¡Pienssa en todo lo que podrríamos hacer!- le decía, con una mezcla entre la excitación producida por la noticia y la confusión que esta me generaba- ¿Y solo parrticiparremos nosotrros en la búsqueda? Porrque no creo que vayan a pagarrle a tanta gente 15.000 dólarres, ¿no? Estamos hablando de algo muy imporrtante. Perro tú erres el que saca las conclusiones, cariño, no yo- me rei, intentando quitarle importancia al asunto, aunque sabía que me faltaban muchas horas pensando en posibles teorías. Sabía que ese rasgo me venía de Alan, que siempre me hacía pensar en las posibles alternativas a las cosas que ocurrían: alguna vez había tenido la sensación de que eso podría llegar a rozar la paranoia, pero en este caso estaba segura de que había algo detrás de toda esta historia, algo que Alan y yo averiguaríamos - bueno, no, que él descubriría y yo afirmaría, como siempre, aunque al menos servía para intentar llevarle por el buen camino-.

-Perro con ese dinero podrríamos hacerr muchas cosas, ¿no crees?- le sonreí. No quería adelantarme a los acontecimientos, que entonces algo saldría mal, sí o sí. De esta forma, solo dejaba las cosas en el aire y que cada uno imaginara lo que quisiera, aunque pensaba que nuestros pensamientos coincidirían, como casi siempre.

Iba a hablarle de posibles cosas que podríamos hacer allí, de si sabía cómo tendríamos que hacer el trabajo, de si su jefa habia resultado atractiva... en fin, cosas que nos distrajeran un poco antes de ponernos manos a la obra, pero el teléfono sonó. Casi di un salto de las piernas de Alan, porque estaba demasiado concentrada mirándole y pensando, por lo que no me lo esperaba. Le dediqué una sonrisa y me levanté para cogerlo.

-¿Diga? Aquí Christine Turner.