Partida Rol por web

David no lo duda: se levanta como un resorte y corre en pos de María para ayudarla a quitarse a aquellos gusanos. De ninguna de las maneras iba a tocar ese libro.

María se dejó arrastrar por el pánico mientras esas criaturas se escurrían por su piel intentando horadarla para introducirse en ella.
-QUITAMELOS,¡QUITAMELOS!-dijo tirando del cordel que unía las patillas de las gafas para sacudírselos de la cara.

David empieza a mover sus manos desesperadamente, intentando quitar todos aquellos bichos del rostro de su amiga.

Oh Dios mío... Eso...Eso era imposible. ¿Cómo, porqué? Sin dudarlo  salté del escritorio con el libro aún en la mano y empecé a aplastar los gusanos que David y María conseguían quitar. ¡¿Por qué ocurría esto, y porqué a ella, de repente?! Tenía que ser una pesadilla...Tenía... Pero no podía pensar, aplastaba gusanos e intentaba con la misma cubierta quitar algunos del cuerpo de María.

Lucas nota como los gusanos empiezan a meterse por sus manos, por lo que tira el libro e intenta librarse de ellos, pero por desgracia ya han hecho su daño, decenas de pequeñas heridas recorren toda la mano de Lucas, como si fueran las señales de una tortura medieval, en cambio María tiene más suerte y con la ayuda de David pronto retiran todos los insectos, eso si no se libra de heridas por toda la cara.

El horrendo profesor sin hacer ni un ruido se levanta, entre sus manos lleva una vara y los niños que os miran con sus ojos vacíos y bocas desdentadas. La puerta esta cerrada y no parece que haya ninguna escapatoria a no ser que por casualidad el profesor se dejara las llaves en la mesa... Pero tendríais que pasar por al lado de esa criatura que avanza hacia vosotros o entre los pupitres con los extraños niños

David aprovecha para intentar llegar a la mesa del profesor. Como ir directamente hacia él es imposible opta por la segunda opción: se dirige por donde los pupitres de sus "compañeros" para intentar ir a la misma. 

No puede cogernos a todos- grito David a sus compañeros para que hicieran lo propio. 

María iba a gritarle a Lucas, pero era tarde, las heridas las tenía ya y David había echado a correr. Tenía razón asíque echó a correr hacia los pupitres.

-¡corre Lucas! ¡Corre!

Viendo al profesor acercarse con esa vara, con las manos doloridas, la idea de David era la mejor opción. Sabía, porque me lo había dicho mi abuela, que esa vara era para golpearnos en las manos por no ser estudiantes obedientes. 

Así que sin esperar, el grito de María me dio el pistoletazo de salida y eché a correr escogiendo uno de los pasillos entre pupitres libres, dirección a la mesa del profesor... *

Os marcháis por las hileras que no están ocupadas por el cuerpo flaco y demacrado del terrible profesor que marcha en silencio con la regla en la mano, a busca de capturar a alguno de vosotros. Pero son los niños los que os atrapan, sus manos huesudas se ponen en medio de vuestro camino intentando deteneros, agarrando vuestros chandals apretando contra la carne y el hueso sus raquíticas zarpas que tienen más fuerza de lo que aparentan.

Las garras de los niños aprietan con fuerza para no dejaros escapar, pero decidis que es mejor salir heridos que no salir, por lo que con lagrimas en los ojos os escapáis de sus garras, vuestros brazos son heridos, en el caso de Lucas y María de gravedad, apenas podeis mover las manos sin que os duelan muchisimo, y hay sangre por el suelo a cada paso que dais. Pero conseguis llegar a la mesa del profesor, antes de que este se de cuenta de lo que estáis pensando. Y pronto David tras rebuscar en los cajones encuentra la llave de la salida.