Partida Rol por web

Si- grita triunfal a encontrar la llave que sería la encargada de poner fin a aquel extraño cautiverio. No duda en correr y dirigirse hacia la puerta para salir de allí- ¡vamos chicos! sois libres- lo gritó pero no sabía muy bien si a sus amigos o si el mensaje también era para el niño que le pidió ayuda.

En cuánto David encontró la llaves me pegué a él como las sabanas en las mañanas en las que tienes que madrugar, gimiendo débilmente por lo que me dolían las manos. En una situación normal habría estallado a llorar en el primer momento, pero la adrenalina del miedo no me lo permitía. 

Cuando la puerta se abrió y David pronunció la palabra "libres" le empujé con desesperación pero con cuidado, al fin y al cabo lo que menos quería es que nadie se cayese y acabar en manos de los niños o el "profesor", pero quería salir de ahí cuánto antes.

María lloraba a mares por el dolor, las lágrimas manchaban sus gafas y no le dejaban ver.

-Vámonos-suplicó  con los brazos tensos a los lados del cuerpo, temía tocarse y encontrarse con las heridas que le habían infligido.

La criatura al darse cuenta de vuestra intención se da la vuelta, corriendo hacía los lados para pillar a uno de vosotros cuando lo atrapen sus pupilos. Se decide por Lucas que vuelve a quedar atrapado por las garras de tan miserables criaturas junto a María con sus sonrisas huecas  y sus ojos vacios que os observan ¿Quizás con odio por estar vivos? En tanto David ha conseguido llegar a la puerta y esta revolviendo en las llaves para conseguir encontrar la de la puerta. El profesor señala a David, y los niños empiezan a levantarse...

No puedo creer lo que está pasando. Estábamos TAN cerca... Y lo que era más. El profesor, ese monstruo, venía a por mí. Gimiendo y llorando, seguramente también gritando, me retorcí hasta notar que la presión había desaparecido: que estaba libre.

No obstante, el dolor me era casi insorportable. Era más doloroso que cuándo mi hermano me rompió dos dientes con una patada, más doloroso que cuándo me caí y me rompí la muñeca. Era más doloroso porque era un dolor constante y pulsante, y porque el miedo me tenía atrapado.

- ¡DAVID POR FAVOR, ABRE YA!

David se encuentra en un momento en la puerta y con las llaves en su mano intenta desesperadamente abrir la puerta. No mira hacia atrás, pero sabe perfectamente que solo tendría una oportunidad antes de que le detuvieran. El grito de su compañero solo hacía que el niño fuese mas de prisa para salir de allí.

María no podía seguir al igual que Lucas, ambos estaban retenidos.

-¡¡No me toquéis!!-gritó cuando un nuevo dolor atenazaba su torso. ¿Había sido un golpe? ¿Un arañazo?-¡¡CORRE!!-apremió a David que parecía ser el nuevo objetivo del profesor.-¡¡VETE!!

David tras trastear un poco con las llaves consigue abrir la puerta que da a la negrura del pasillo que conecta las clases y las escaleras que llevan a arriba o abajo en el edificio, detrás suyo puede escuchar como Lucas y María se escapan otra vez heridos por sus compañeros que les desgarran los músculos de los brazos ahora apenas los notan excepto por un intenso dolor y la sangre que corre hacía el suelo.

El maestro con su rostro en un desquiciado ritus intenta deteneros y los niños se levantan de sus pupitres para hacer lo mismo. Aunque la puerta esta abierta os toca una alocada escapada con esas cosas detrás sino hacéis algo por impedirlo...

VAMOS CHICOS, CORRED- grita David mientras sale el primero de la clase. Sin embargo, no duda en esperar a sus compañeros.

María no se lo pensó, tenía que salir de ahí y parecía que avanzaba con rapidez pero en el último instante sintió como si algo la retuviera pero no quería mirar atrás. ¿Había sido un niño? ¿El profesor?
Estiró las manos hacia adelante como si con ello fuera a alcanzar la libertad.
-iih....-gruñó por la frustración, el miedo, el dolor... ella solo quería marcharse de allí, despertarse y descubrir que estaba en su cama, con su vieja lámpara de luz parpadeante.

Mis brazos palpitaban y era tremendamente doloroso. Pude ver que de los brazos de María chorreaba sangre, por culpa de los profundos arañazos. No dudaba que mis brazos estaban en el mismo estado.

En cuánto David abrió la puerta solté un suspiro de alivio, pero cuándo intenté moverme noté que volvía a tener problemas para salir. Empecé a gruñir, y escuchaba a María hacer lo mismo. ¿Nos ibamos a quedar aquí, nos volver´´iamos como esos monstruos? Me daba igual que el conserje nos encontrase. DE hehco, daría lo que fuese por aque así fuese, así que sin dudarlo solté el grito más alto que pude.

- ¡SOCORROOOOOOOOOOOOOOO!

Los niños que hace un momento estaban sentados muy ordenaditos en sus pupitres se mueven como animales dispuestos a no dejaros salir de la clase, el único que no se mueve es el que os ha pedido ayuda, pero tampoco hace nada por impedir la cacería comandada por el espectral maestro, que os señala a vosotros. Lucas y María sienten la perdida de sangre y no pueden salir sin recibir unos cuantos cortes más en sus brazos y piernas que se unen a los que ya tienen, algunos de mucha gravedad. 

Por fin salís de la puerta y os dirigís a las escaleras como podéis trastabillando, aunque recordáis que os quedan 2 plantas y escapar entre los cajones del pasillo en obras, aunque no intentáis mirar atrás os parece que no se escuchan los pasos de los niños detrás vuestro lo que es bastante extraño, pues hasta hace un momento no os querían dejar escapar.

María no podía ver por el llanto y el dolor le hacía ver destellos donde no los había. Extendió los brazos hacia delante para controlar que no se la pegara contra nada. Tenía miedo de mirar atrás y descubrir cuán cerca estaban esos seres de ellos.

Corred- chilla David mientras sigue la marcha hacia la salida del colegio. No tenía intención de mirar atrás. Aunque no oía nada que pudiera indicar que les perseguían no tenía intención de darse la vuelta para comprobarlo. Sus ojos estaban clavados al frente y solo con una cosa en mente: salir de allí