Partida Rol por web

Todavía jadeante y sudoroso por el esfuerzo de su brutal golpe contra el jefe trasgo, el enano no daba crédito a lo estaba oyendo y de haber podido, habría tirado humo por las orejas.- A  ver si nos aclaramos elfita - pronunció Ridgern enojado tras escuchar la petición  de Riselna. - ¿Nos pides que nos enfrentemos a los trasgos y ahora quieres que los salvemos? Ninguna clemencia merece quien no lo es. De haber tenido ocasión, estas malvadas criaturas habrían acabado con nosotros sin piedad alguna. Tendrás que darnos mayores motivos para que este trasgo llegue a Robledo con vida. - Y maldiciendo en su ancestral idioma enano, empezó a desarmar a los caídos y a lanzar sus roídas armas a la hoguera para que no pudieran volver a utilizarlas.

Lia mira a la elfa y asiente.

-Pueden ser fuentes de información. Especialmente el jefe. De todos es sabido que los trasgos son fáciles de intimidar. Podemos despertarle y aprovechar sus heridas para meterle miedo o prometerle una muerte rápida. Y si se le pasa por la cabeza que no vamos a cumplir las amenazas, rajar el cuello de sus compañeros delante de él.

Pero hay que decidirlo rápido. El hechizo no durará para siempre y terminarán por despertarse los otros tres.

Mira a Varuna -Sé que es duro utilizar los poderes de un dios que busca la bondad en seres que buscan todo lo contrario, pero estoy segura de que puedes utilizar algún tipo de técnica que nos permita despertar al trasgo para poder preguntarle y mantenerle vivo el tiempo suficiente.

Mira al enano -Los trasgos y los enanos sois enemigos aferrimos, si no me equivoco. Si le matamos ahora no sabremos donde se esconden sus congeneres y perderemos la oportunidad de matar a muchos más de ellos y atacarles por sorpresa.

Mira a ambos unos segundos y espera para ver como reaccionan.

- Varuna, es tu decisión. Jamás te echaré en cara haberlo dejado morir. Es lo que yo haría. Si lo salvas tampoco lo haré. Puede que Riselna y Lia tengan razón. Eso sí, no pienso cargar con él ni tendré piedad ninguna. Al menor intento de algo me lo cargo. Es mi prisionero y se lo entregaré al burgomaestre con la única condición de que en cuanto le saquen lo que puedan sea ejecutado y yo mismo seré el verdugo. Y de los otros nos encargaremos ahora mismo. A ver cuál de los tres sabe más. Si les queréis sacar información ahora es el momento. Con su líder fuera de combate. Si no les va a intimidar y no soltarán una. Iré uno por uno dejando vivo al que más cante.

Después de desarmarlos les quitó todas sus pertenencias - Vamos a ver lo que llevan estos desgraciados, seguro que han hecho alguna fechoría por los alrededores de Robledo. Si traman algo como decís, puede que lleven algún mensaje o insignia que nos de una pista. 

Y tras eso  descalzó a todos y los ató por los pies con la misma cuerda, para que si intentaban huir se estorbaran unos a otros y cayeran al suelo.

Masculló con desprecio, mirando hacia otro lado ante las palabras de Riselna y Lia.Lo que más le fastidiaba era que tenían parte de razón, pero no por ello dejaría de dolerle la curación que lanzaría en el Jefe Trasgo.Finalmente, suspiró resignada y cabizbaja.Dejó de pisotear y aplastar el cuerpo del jefe trasgo y enfundó su maza para tener sus manos libres.

-Me arrepentiré de esto toda mi vida....mi Diosa...perdóneme por el pecado que voy a cometer...- dijo juntando las palmas de sus manos mientras que miraba hacia el cielo estrellado con mirada acongojada.

Se arrodilló frente a la cabeza sangrante del jefe trasgo y colocó sus manos a escasos centímetros de esta para formular los rezos siguientes cerrando sus ojos.

-Yo soy la luz del mundo. Majestuosa luz sagrada, ilumíname el camino hacia la salvación, otórgame tu poder.Mi Diosa, yo te imploro....- sus manos comenzaron a adquirir un aura dorada y resplandeciente, iluminando aún más el campamento, haciendo "huir" a toda sombra, sin dejar un recoveco alguno por inundar de luz sagrada-...mi alma es tuya, mi corazón tu tesoro- su voz comenzó a tornarse ligeramente cavernosa-... curación divina, yo te exoro- la luz de sus manos comenzó a traspasarse al cráneo del trasgo.Se pudo apreciar como la herida se cerraba por completo, restaurando hueso y piel y dejando como nueva su cabeza.

Poco a poco, la luz fue deshaciéndose en pequeñas motas luminosas que flotaban por el aire, difuminándose hasta desaparecer.Se volvió a incorporar, mirando ahora con desprecio a la criatura.Apartó la mirada y se alejó de ella con andares decididos, necesitaba un momento para recapacitar.Se apoyó contra la roca, frotando su sien con una de sus manos mientras negaba con la cabeza.

Ridgern despojó de todo armamento a los trasgos y los ató sin mayor problema con los propios cintos y demás equipación que portaban las criaturas.

Riselna se sintió aliviada al ver que Varuna recapacitó sobre la curación, aunque a regañadientes.Se sentía mal al realizarle tal petición, pero el futuro de las buenas razas estaba en peligro, y a veces había que cometer actos desagradables, monstruosos si cabía, con tal de conseguir la paz y la victoria para los buenos.

Observó asombrada aquel espectáculo luminoso, abriendo bien sus ojos, sintiendo la calidez de esa luz incluso en su cuerpo, en su piel.Notaba que la abrazaba, le hacía sentir mejor, una paz incomprensible inundó su mente y corazón.Aquello era pura magia milagrosa.Simples palabras que provocaban luz y sanaban heridas, sin duda los clérigos eran seres asombrosos.Una vez Varuna terminó con su curación, no pudo evitar entristecerse al ver como se sentía, pero se acercó al trasgo para comprobar que aún dormía.

-No os preocupéis Ridgern, el Burgomaestre se sentirá complacido por vuestros actos.Os recomendaré para su ejecución sin dudarlo- le dijo con una sonrisa complaciente.Ahora miró a Lia para dirigirse a ella.

-Les despertaremos uno a uno y les iremos preguntando lo que saben- explicó, acercándose al primer trasgo adormilado, lo agarró del cuello y le propinó un bofetón directo en su rostro.La criatura verdosa, abrió sus ojos de par en par y comenzó a chillar desesperado.

-Hablad si queréis vivir...- le dijo ahora arrojándolo al suelo.La criatura cayó de culo, levantando una pequeña nube de polvo.Con sus manos atadas a la espalda, le era complicado levantarse, así que se arrastraba con dificultad por el suelo, intentando huir sin mucho éxito, era lamentable.

-Ya sabéis qué hacer.Si no hablan, no sirven para nada.Aunque al grande, lo guardaremos para interrogarle en Robledo.Atadle las manos y los pies y subidlo a alguna de vuestras monturas como si fuese un despojo, nada de ir sentado- recomendó a los aventureros, aunque poco podría hacer aquel jefe con sus extremidades inutilizadas.

-Voy marchando yo, de camino a Robleda.Debo informar cuanto antes al Burgomaestre de lo sucedido.Debe ir preparando las defensas y las recompensas para cuando lleguéis.Además de que la sala de tortura debe estar libre y preparada para ese bastardo- aclaró-.Si no os importa ocuparos de los pequeños, me haríais un favor y me daríais tiempo- dijo toda apresurada, colocándose el arco a la espalda y poniendo su capucha nuevamente sobre su cabeza para ocultar su rostro.Esperó a la respuesta de sus compañeros.

Ridgern se aferró a su arma mientras observaba atónito como se cerraba la mortal herida que había propinado al jefe trasgo. Nunca antes había contemplado una curación con tanta atención, ni con tanto odio. Los puños del enano se tensaron de pura rabia y de no haber sido un mayal bien forjado, su mango se habría deformando dejando la forma de los  dedos de Ridgern grabados en él. Al terminar Valuna se alejó arrepentida y el enano le puso una mano en el hombro para compadecerla            - Tranquila, ese trasgo tiene los días contados. Los dioses saben que es por un bien mayor...

​Tras eso, la complacida Riselna empezó a interrogar a uno de los trasgos dormidos, pero prefirió partir antes de terminar el trabajo, dejando instrucciones a los aventureros de cómo debían hacerlo. - Ve tranquila. Sé muy bien como sacar toda la información a estos desgraciados - Se adivinaba una media sonrisa bajo el espeso bigote rojo del enano - Y lo del burgomaestre no es una recomendación. Es nuestro prisionero. Yo lo derroté y Valuna lo ha salvado. Si  lo quiere tendrá que aceptar nuestras condiciones. - Le espetó Ridgern a la guardiana antes de que desapareciera en la oscuridad. - Y eso, que vaya preparando las recompensas...

​Ridgern alejó al jefe para que no coaccionara  a sus secuaces. Se puso frente a frente con el primero de ellos y hacha en mano comenzó a intimidarle mientras acariciaba lentamente el filo de su arma   - Bueno, habéis tenido muy mala suerte... os habría convenido más que os atravesara una de mis saetas como a vuestros amigos, que ya descansan tranquilos, pero a vosotros os va a tocar sufrir. Aunque uno  puede librarse si colabora. Solo tienes que contarnos por qué estáis en esta zona y responder a las preguntas sin mentiras. Aquel que más nos cuente y no mienta vivirá un poco más... - Para entonces, el firme  pie de Ridgern ya estaba pisando el pecho del escurridizo trasgo contra el suelo para sujetarlo. Sonriendo, con la mirada enajenada,  acercó su cara a la del asqueroso ser lamiendo su acero - Así entrará más suave... Empieza a cantar...

Lia se reía con risitas nerviosas a medida que iban hablando los demás

¿A horcajadas? No. ¿Como un despojo? No en Perchita, eso seguro. Que camine atado a una cuerda de la yegua... Y si Perchita se asusta de sus gritos y echa a correr. Pues que corra detrás, o sea arrastrado. Eso me da igual. 

Y los secuaces...-Los mira con un brillo en los ojos y una sonrisa divertida en el rostro- Al que no hable lo transformo en zanahoria y dejo que Perchita se lo coma -Amplía la sonrisa enseñando los dientes- MUY lentamente y masticando bien

El enano rebuscó entre los trasgos, sin encontrar nada útil, excepto una marca en los cuerpos de todos los tragos, una monstruosa garra que cae del cielo, rodeada de un aura omnipotente.Eran cicatrices de quemadura, marcados como animales, como simples siervos de un poder aún mayor.

Tras recibir el guantazo de aquella elfa y caer al suelo, intentaba escapar sin éxito.Estaba adormilado y atado, era muy difícil escapar.Por suerte, la elfa se fue y ella parecía ser la más peligrosa, no obstante, aquel enano otra vez ansiaba protagonismo, otra vez, ese maldito enano otra vez.....Sintió como la pisada de Ridgern aplastaba su pecho, dificultándole la respiración.Intentaba apartar con sus manos el pie de este, pero sin éxito.

-Grrnrr gnrhrgnhnrg- se resistía e intentaba escapar de aquella situación-.No te contaré nada, ¡medio metro!- escupió hacia arriba, impactando en los pantalones del enano.

-Lo único que te diré, es que vais a morir todos, y nosotros, el gran rey, ¡¡gobernará este mundo!! JIAJAIAJIAAJIA- produjo una risilla aguda y molesta.

Ridgern le devolvió el esputo y un gran gargajo verde pringó la cara del trasgo, haciéndole un ser todavía más asqueroso y despreciable - Bueno, quizás  tu amigo sepa algo más. A ver con cuál de nos dos nos quedamos. - Y de malos modos arrastró al segundo prisionero, dejándolo al lado del otro y lo despertó a patadas. Amenazante pronunció - Bueno, tu amiguito ya lo sabe, el que más nos cuente y responda a nuestras preguntas sin mentir se salva de probar el filo de mi hacha.

El enano tuvo que contenerse, pues su primer impulso era acabar con esos horrendos seres en ese mismo instante, pero ahora que había escuchado lo del rey, sospechó que Riselna tenía razón y algo gordo estaban tramando. Intentó intimidarlos primero amenazándoles con palabras, sabedor que de ninguno de los enclenques trasgos aguantaría la más mínima tortura.   

- ¿ Cuántos sois, dónde os escondéis, a qué habéis venido a esta zona, qué andáis buscando, quién es el jefe de vuestro jefe...? vamos, empieza la carrera a ver quién quiere seguir viviendo

Mientras el enano se divierte con los trasgos, Lia busca a su yegua y guarda en las alforjas los bártulos de la noche. Esa noche ya no van a descansar, así que mejor salir lo antes posible hacia la seguridad de la ciudad de Robledo. También guarda en las alforjas el objeto de la misión, con cuidado de que no se le suelten las protecciones de cuero y atándolo bien para que no se caiga.

Con las cinchas que le quedan improvisa una cuerda para atarla a las correas del jefe trasgo. No bromeaba cuando dijo que el trasgo iría andando o a rastras detrás de la yegua de tiro. 

Si el trasgo se revuelve para evitar ser atado, Lia le intenta golpear con el pomo de la daga en la sien.

Varuna ayuda a Lia a cargar el jefe trasgo hasta la yegua, donde consigue atarlo y dejarlo listo para partir.Durante el trayecto hasta la montura, el jefe pareció despertar un poco e intentó revolverse, pero recibió un severo golpe en la cabeza por parte de Lia, que lo dejó de nuevo atontado y al final inconsciente.Su cuerpo se quedó tirado sobre la tierra, pero unido por cinchas a la yegua.

Mientras tanto, Ridgern se quedó divirtiéndose un rato más con los trasgos.

El primer trasgo, siendo ignorado por el enano, intentó revolverse furioso.

-¡No me ignores, enano asqueroso! Te desollaré vivo, ¡me oyes! ¡Mataré a tu familia, me comeré sus entrañas y las cagaré en tu cadáver!- gritaba colérico, echando espuma por sus fauces.

Por otro lado, el segundo trasgo despertó, y este parecía algo más amedrentado que el primero.

-No,no,no,no....Igor...no saber mucho....Igor ser simple súbdito...- con voz temblorosa intentaba acurrucarse en posición fetal para ocultar su rostro de Ridgern-.Pequeños trasgos no saber mucho...Solo cumplir órdenes, patrullar, vigilar humanos...Reconocer terreno.Somos....somos muchos....nos...escondemos....en todas partes...¿Jefe?- al escuchar esas palabras, su cuerpo se estremeció y se encogió más aún, temblando descontroladamente.

-Je...je...jefe.....grande....jefe....fuerte....no mirar...nunca al jefe...¡NUNCAA!- sus ojos empezaron a humedecerse, totalmente acobardado.Entre el miedo y su escasa inteligencia, claramente aquel ser no parecía saber mucho más.El primer trasgo, escuchó como su compañero cantaba lo poco que sabía.

-¡Cállate idiota! ¡Eres un sucio traidor! ¡Te mataré en cuanto pueda!- decía arrastrándose como un gusano hacia su compañero soplón.

El segundo prisionero, aunque no parecía saber mucho, al menos colaboraba más que el primero, que seguía desafiando e insultando al enano y éste  enseguida lo tuvo claro - Y el ganador es...  ¡¡ZAASSS!!  Con un golpe seco, el fino filo del hacha de Ridgern cortó el aire y también la mano del hediondo trasgo impertinente, justo cuando éste  intentó agarrar a su compañero . Desafiando los límites de toda cordura, el desenvuelto, orondo y pelirrojo humanoide cogió la mano ensangrentada del trasgo y se la metió en la boca por la muñeca, haciendo chorrear la sangre por la comisura de los labios de la mutilada criatura - Calla, a ti ya te he escuchado bastante. Y mirando al trasgo superviviente pronunció cínicamente - Muy bien , veo que has comprendido el juego, pero la partida no ha terminado. Ese jefe tuyo ¿ Cómo se llama, cómo de grande es, es humano, dónde se esconde, qué busca...? Yo de ti me daría prisa en responder, porque si tu otro amiguito habla más que tú ya sabes lo que te va a suceder JAJAJA y acercándose con la mirada enloquecida a la figura del trasgo yaciente, le golpeó  los dedos que le colgaban  por la sanguinolenta barbilla , como si jugara con ellos  a las canicas. Y acto seguido Ridgern se acercó a por el trasgo que quedaba dormido y procedió de igual manera que con el anterior, solo que esta vez lo colocó dejando en medio de los dos al trasgo con  la mano en la boca. Lo despertó y esperó a que viera el sanguinario panorama. - Bien, bien... Tu amigo el de la mano la tiene así por decir cosas que no debía. Si no quieres acabar igual empieza a contarme todo lo que sepas de vuestro jefe y  por qué no podéis mirarle a la cara... Y le puso el filo del hacha encima para que las gotas de sangre que quedaban en ella cayeran lentamente sobre su rostro.

El primer trasgo gritó de dolor, viendo atónito como emergía sangre de su muñón, como un aspersor.No obstante, sus gritos cesaron cuando la mano amputada se introdujo en su boca.Ahora todo le sabía a sangre.Su muñón siguió sangrando a la vez que poco a poco perdía el conocimiento.Finalmente, entre la falta de sangre y el atragantamiento por la que emanaba de su propia mano, cayó inconsciente a vuestros ojos, y probablemente muerto.

El segundo trasgo no volvió a responder ante la insistencia del enano, solo se dedicaba a temblar y a suplicar por su vida, sobre todo al ver lo que le pasó a su compañero.Por otro lado, el tercer trasgo se despertó agitado ante la escena que vio ante sus ojos.Miraba intermitentemente, al posible cadáver de su compañero y al enano, frunciendo su ceño y mostrando sus colmillos.Pero pronto, todos los gestos que expresaban enfado, se tornaron sonrientes y felices, aunque de una manera algo enferma y alocada.

-JIAJAJAJAJAIAJ, fuiste suave con Gronel, se lo merecíiiia AJAJAJAJA.Siempre fue un cascarrabias, un gruñón y un quejica.Poco ha sufrido- sacó su lengua y realizó un sonoro ruido, muy parecido al de una pedorreta.Cuando vio como el filo del hacha se pegaba a su cuello, comenzó a sudar mientras lo veía con risa nerviosa.Después se fijó en los ojos de Ridgern.

-JAJAJAJA...¿por qué tanto interés por el grandullón? ¿Quieres casarte con él?..JAJAJAJA..- parecía que el tercer trasgo era todo un bromista, y su risa demasiado aguda-.Claro que podemos mirarle, que Igor sea una rata cobardica no quiere decir que el resto también lo seamos.No te convertirás en piedra, podréis mirarle a los ojos cuando acabe con vosotros...hmhmhhMJAJAJAJAJA- no pudo contenerse de nuevo la risa.

-Psssst...pssst, eh, ¿quieres saber cómo se llama?- susurró mirando a un lado y a otro, simulando como que  vigilase que no hubiese nadie-.¡¡NO LO SÉ NI YO!! HA TENIDO TANTOS A LO LARGO DE LA HISTORIA QUÉ....JAJAJAJIAJAJA- borracho de risas y humor, su cuerpo convulsionaba descontrolado con la mirada ida.

El tercer trasgo resultó ser todo un bufón, no paraba de reírse y hacer chistes de todo. Hasta la dantesca imagen de su compañero comiéndose su propia mano le pareció graciosa. Pero Ridgern no estaba para bromas y la actitud del último prisionero le sacó de sus casillas. - Se te van a quitar las ganas de reír asqueroso!! Y acto seguido le dio con el puño en la cabeza para ver si así el trasgo se lo tomaba en serio. - Basta ya de risitas y responde a mis preguntas si no quieres acabar como tu amiguito Gronel. - Y tú también sanguijuela, deja de llorar y canta más que el graciosito éste si quieres vivir más que él!  Gritó un enojado Ridgern al otro trasgo mientras trataba de intimidarlo a base de puntapiés. - De qué raza es vuestro jefe, un gigante? ¿ Es un guerrero, un hechicero, sacerdote...? ¿ Y esas marcas de puerco que lleváis todos grabadas a fuego...?

Ridgern se percató de que sus compañeras estaban preparadas para partir ya, pero el jefe trasgo permanecía inmóvil, probablemente inconsciente, con lo que les retrasaría mucho. Desató al trasgo que es ese momento parecía estar ya muerto y lo lanzó a la hoguera. - Obedeced si no queréis acabar como él- vociferó el enano a los dos supervivientes. Acto seguido los Cogió por sus puntiagudas y verdes orejas y los acercó hasta su maltrecho líder.  El amenazador enano ató la mano izquierda de uno de los prisioneros con la mano derecha del otro para que no pudieran correr libremente, pero para que tuvieran algo de movilidad - Vamos, cargad con él. Así podrían iniciar su camino de regreso a la ciudad. Ridger se pertrechó con su ballesta en mano dispuesta disparar. Justo antes de partir pronunció - ¿ Habéis cogido el encargo? ¿ Está a buen recaudo?

Observó como Ridgern se acercaba ahora a la yegua con los maltrechos trasgos.Asintió ante la duda del enano.

-Así es.Lo tiene guardado la yegua a buen recaudo.Estamos listas para partir.¿Qué tal fue con los trasgos?- preguntó a Ridgern mientras ella ultimaba también su equipo y se preparaba para marchar.

El trasgo cobarde apenas podía reaccionar ante tus palabras.

-No se nada más, ¡lo jurooo! Mátame yaaaa- decía entre súplicas y lloros.

Por otro lado, el trasgo burlón seguía riendo, no parecía que se riese de Ridgern, sino más bien que padecía de una locura peculiar aunque irritante.

-Oye tío, los trasgos no sabemos tanto, somos manos de obra barata.Y cuando te digo que el jefe es grande, jooooder, es realmente enorme.No entiendo de razas, así que no deberías machacar más al pobre Igor, o se cagará y meará encima, sé lo que es eso y te aseguro que nadie lo quiere ver...humhmhmhmhum- se aguantó la risa ahora ante esto último.Tras esto, recibió un potente puñetazo de Ridgern que le hizo sangrar por la nariz y la boca, pero no le borró la sonrisa-ahora algo dolorida- de su cara.

-Jjjjjjjjj- el trasgo arrancó saliva de su garganta y escupió una masa sanguinolenta hacia la tierra-.Buen golpe...para ser un enano jjiiiiiiiiijajjaja.Ah, ¿estas marcas? Están a la moda, pronto todo el mundo las llevará- ahora su tono se tornó más serió, mirando al enano-.Es la garra que todo lo cubre, que todo lo domina, lo subyuga y ata en la oscuridad, es la garra que nos unirá a todos, es el Dios de carne, hueso y fuego, es la sombra en el día, la oscuridad en la noche.....SOY YO..jajiajiajaija ES ÉL- ahora señala a Igor.El enano coge el cadáver de Gronel y lo lanza al fuego, haciéndolo chisporrotear, alimentando a la llama con su carne.El trasgo burlón abrió los ojos como platos y sonrió psicóticamente-.Y ÉL TAMBIÉN- ahora señaló a Gronel-...aunque ahora un poco menos....ahora menos aún....menos ahora.....- iba diciendo conforme el cuerpo se quemaba y carbonizaba más y más-....ahora ya no lo es tanto....vaya....ya no lo es....- se quedó callado mirando al fuego y luego miró a Ridgern de una manera entre seria y cómica a la vez.

Finalmente, el enano ya cansado de tanta tontería, los arrastró a ambos hasta su jefe con intención de que cargasen con él.

- ¿ Los trasgos..? - Contestó Ridgen visiblemente enfurecido - Hasta las barbas me tienen. Uno es un cagao y el otro un graciosillo. El otro era un chulo y ya se está asnado en la hoguera.Aquí los traigo para que carguen con su jefe hasta que se pueda valer por sí solo. Después ya veremos. Con un poco de suerte hasta se matan entre ellos. El iracundo enano lanzó a los prisioneros de malos modos sobre su líder - Cargad con él vamos!! Y a las respuestas del trasgo preguntó obstinado -¿De grande cómo ese árbol, como esa roca? dijo señalando alrededor.

Dirigiéndose a Varuna le contestó de nuevo - Todos llevan unas marcas a fuego de un mano negra. Y dicen que tienen una especie de líder o dios, que es muy grande. Dicen que Son muchos y están investigando la zona y espiando a las gentes de aquí en pequeños grupos. Pero no saben para qué exactamente. Que nos van a matar a todos y dominar el mundo... lo de siempre JOJOJOJO

Ridgern estaba dispuesto y deseoso de llegar a la ciudad,  necesitaba cuanto antes un buen trago, carne recién hecha y un baño caliente. Antes de emprender la marcha observó el largo paquete. Si era un arma podría ser una espada. Por un momento se vio tentado a coger el bulto y descubrir lo que era, pero prefirió no retrasar más la partida. El burgomaestre les debía mucho y seguro que podía verla cuando llegaran.

¿ Lo tenéis todo? Partamos pues...

Al ver como el enano terminaba sus juegos, Lia no pudo evitar decir

Ya era hora, leches. Que nos van a dar las mil. Ya empieza hasta a amanecer.

La muchacha miró con desagrado como los trasgos iban a llevar en volandas a su jefe, pero no dijo nada. No era el momento de perder más tiempo con discusiones absurdas.

Se subió como pudo a la silla, pues el objeto grande le estorbaba; pero terminó por bajar e ir andando junto con su yegua. El objeto le molestaba con el movimiento de monta y se le clavaba en la espalda. La ciudad de Robleda les esperaba.

Los aventureros anduvieron largo y tendido el trecho que les quedaba hasta ciudad Robleda.Los trasgos cargaban como podían a su jefe, incluso hasta desfallecer.Por suerte, el jefe despertó a mitad de camino, pero por sorpresa de los aventureros, no mostró resistencia alguna y anduvo con paso pesado tras la yegua, siendo algunas veces tirado por esta.El Sol comenzaba a emerger por el horizonte, y en él ya se podía ver la ciudad de Robleda.

Una cuantiosa cantidad de soldados os esperaban en la entrada principal de la ciudad, bien pertrechados.Tras ellos, una masa de gente de distintas clases sociales vociferaban, silbaban y alababan a los aventureros que recién llegaban.En la comitiva de llegada estaba Riselna, esperando con los brazos cruzados y una amplia sonrisa.

-¡Son los campeones, mirad!- decían algunos ciudadanos.

-¡Nuestros héroes!- exclamaban algunas mujeres y hombres ilusionados.

Conforme os acercasteis a las puertas, los soldados se adelantaron con paso imponente y acompasado, rodeando a los aventureros y haciéndose cargo de los trasgos, que pronto engrilletaron y arrastraron y empujaron hacia el alguacilazgo.Entre el gentío, asomaba una cabeza rubia de orejas picudas que pasaba desapercibida, observando a los recién llegados con mirada sería y analítica.No tardó en darse la vuelta sin soltar un "hmpf" y desaparecer entre los ciudadanos.