Partida Rol por web

Lia escuchaba la conversacion pensativa. Cuando parecía que ya se había decidido el guerrero, intervino

-Si nos organizamos bien, seis trasgos no son un problema. Si fueramos los cinco, los derrotaríamos sin ningún esfuerzo ya que contaríamos con los ataques a distancia de Ridgern y de Earwën.

Rurik, antes de que te vayas, espera a escuchar mi estrategia:

Primero, situarnos en un lugar donde no nos puedan atacar por la espalda con facilidad. Este, nuestro campamento me parece un buen lugar, pues estas rocas son difíciles de trepar. Además con el falso campamento, podemos confiarnos de que si hay algún intento de asesinato como ataque preventivo fallará y dejará a la vista al asesino.

Segundo y opcional, iluminar el campo de batalla con flechas prendidas con yesca. No es algo imperativo pues nuestro mejores arqueros ven en la oscuridad, me podria servir a mí; pero me fiaré del buen criterio de Ridgern.

Por último, dudo que los trasgos nos atacasen en grupo, pero si lo hicieran y descartaran el asesinato como primera opción, hay que agruparlos, disparando a sus flancos simultáneamente. Cuando mi buen enano dedujese que están a unos 60 metro, y si no hemos iluminado nada previamente, utilizaría esto -Saca un pequeño saquito de cuero- y debilitaría a alguno, si no a todos.- Mira sonriente. Y si los astros se alinean y me sale bien el hechizo. Pensó la muchacha para sus adentros.

-Así que, Rurik. Si tienes curiosidad por saber cuál es mi arma secreta. Tendrás que quedarte y verlo. Y puedes tener una cosa por seguro, si te vas y sobrevivimos, jamás te lo diré. Esto último lo dice apuntando con el dedo a Rurik.

Además, si las cosas se tuercen, siempre puedo correr hasta Perchita y salir a todo galope de aquí. Pensó Lia mientras buscaba con la mirada a su yegua negra

Escuchó la propuesta de Lia, casi idéntica a la suya, asintiendo conforme a lo que ella decía.

-Exacto.Nos esconderemos entre las rocas y esperaremos a que lleguen.Cuando estén distraídos con la hoguera y los bultos, atacaremos por la espalda.Si nos coordinamos, podremos debilitarles considerablemente.Pero antes, dejadme encender la hoguera.Aunque Ridgern y yo no necesitemos la luz, tú, Lia, te hará falta para combatir- añadió moviéndose con sigilo hasta las ascuas que aún tenían algo de rojez en su superficie.Juntando algunas ramas y sin mayor dificultad que un poco de fricción y algo de su aliento soplado, logró reavivar el fuego, que aunque no era muy fuerte, era suficiente para iluminar aquella instancia.

-Bien, escondámonos ahora y esperemos nuestros momento- dijo indicándole a sus compañeros se ocultasen entre las rocas.Podrían estar separados o juntos, ambas opciones tenían sus ventajas y desventajas.

El enano escuchó con atención a la guardiana y añadió - Es lo que habíamos pensado, pero vamos a debilitarles a distancia. Si como dices no llevan arcos estarán obligados a acercarse y mientras podemos abatir a algunos. Tú pareces valerte bien por ti misma, pero Yo me quedaré aquí  con las mujeres, son muy jóvenes y sobretodo la joven Lia no parece muy hecha para el combate, intentaré que no lleguen a ella, nos quedaremos aquí apostados esperándolos. 

Mientras Riselna avivaba la hoguera central del enclave, Ridgern estuvo intentando formar una barricada con el improvisado refugio que había construido Rurik, pegada a una de las dos rocas que formaban ese refugio natural, para obligar a los trasgos a entrar de uno en uno. El enano se escondió a la entrada del escondite del grupo, con la ballesta preparada para abatir al primer trasgo que entrara al campamento.  

La exploradora confió en los último preparativos de Ridgern, pero cuando quisieron preguntarle algo, se había desvanecido por completo, desaparecida, como si nunca hubiera estado con ellos.Fue un movimiento maestro que denotaba claramente su experiencia y pericia en la supervivencia y sigilo.

Por otra parte, Lia intentó seguir los pasos de la elfa, pero sin alcanzar su gran esplendor.Corrió a esconderse tras unas rocas, oculta de la vista de cualquier enemigo que entrase en el campamento, y además con sus espaldas cubiertas.

Por último, Ridgern se quedó construyendo de prisa y corriendo unas barricadas improvisadas que finalmente salieron bastante bien para la rapidez con las que las hizo.Las aposentó estratégicamente en la entrada rocosa donde él les esperaba  para obligar a los trasgos a tener que pasar de uno en uno.No obstante, debido a las prisas, no logró esconderse apropiadamente, sin encontrar el lugar idóneo, quedándose expuesto ante los desagradables visitantes que estaban por venir.

Por otro lado, Rurik dejó el obsequio entregado por la anciana Mara, allí tirado, y cansado de tanta palabrería, decidió partir a otras tierras, acompañado de su compañera Earwën, la cual parecía profesarle un servicio eterno.El ducho guerrero ya había vivido demasiadas trifulcas, y no deseaba más que oro fácil además de evitar peleas innecesarias.Ambos, salieron andando sin voltear sus miradas, desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Varuna se apresuró a esconderse más hacia el sur, cerca de Ridgern, para poder asistirlo en caso de que algo saliese mal.

Finalmente, ya se podían escuchar los gruñidos y chillidos agudos de los trasgos, ya estaban aquí.Ridgern fue el primero en divisarlos debido a su mala posición, recibiendo también la mirada de estos sobre él.Produjeron un grito furioso y alargado al verle, pero cuando todos quisieron ir por él, se vieron entorpecidos por la barricada, dejándoles solo pasar de uno en uno.Esto le dio la iniciativa a Ridgern, pudiendo disparar su ballesta primero y aumentando su probabilidad de acertar debido a la escasa movilidad de su objetivo.

Avanzaba entre sus súbditos, dirigiéndolos hacia donde tenían que ir.Una columna de humo gris les llamó la atención en la lejanía, así que se acercaron para averiguar que era y si podían sacar información para su gran señor.No tardaron mucho en llegar.Aunque no les hacía falta, uno de ellos llevaba una antorcha para alejar a posibles bestias que les incomodasen el paso.

Comenzaron a adentrarse en aquel extraño campamento.Estaban hambrientos, llevaban días sin comer, y en ese momento comerían cualquier carne que hubiese allí, viva o muerta.Pero cuando comenzaron a entrar, observaron a un enano en la otra punta del campamento, parecía estar esperándolos e iba armado.

-¡UN ENAAAANOOOO!- exclamó rabioso-.¡¡A ÉL, ASQUEROSAS ALIMAÑAS, ESTA NOCHE CENAREMOS CARNE!!- sus súbditos comenzaron a gritar agitados, alocados y radiantes de felicidad.Comenzaron a entrar, pero vieron su paso entorpecido por una especie de barricada que les hacía pasar en fila.

Lia y Riselna buscaron otro lugar donde esconderse, mientras Ridgern y Varuna se quedaron en su pequeño refugio esperando a los trasgo, que no tardaron mucho en aparecer. Los gruñidos y chillidos propios de estas odiosas criaturas empezaron a escucharse más allá de las rocas y pronto empezaron a divisarse las primeras cabezas asomando, destacando la del imponente trasgo jefe, que no tardó en oler al enano, desvelando su posición y enviando a su asqueroso séquito contra él. Ridgern, lejos de amedrentarse contestó no solo con palabras, sino también con hechos. De su plan formaba parte llamar la atención de los trasgos para que los demás pudieran sorprenderles por la espalda, como indicó Riselna. Y eso fue lo que hizo

-SÍ, AQUÍ HAY UN ENANO Y SOBRA.  VENID MALDITOS DESGRACIADOS, QUE ESTA CENA SE OS VA A ATRAGANTAAAAAAR!!!

- Ridgern soltó la palanca de su pesada ballesta, que apuntaba ya hacia  los trasgos. El virote  silbó velozmente formando una recta perfecta, atravesó la hoguera haciendo oscilar la llama a su paso y se clavó certero en el primer trasgo que ponía su asqueroso pie en el círculo de rocas.

El enano aprovechó su ventaja momentánea, y cuando los trasgos se adentraron en el campamento hacia su dirección, no dudo en atacarles.Disparó su primera saeta, que silbó cortando el aire y el fuego de la hoguera a su paso.El disparo fue certero y preciso, como si el enano portase ojos de águila.Se notaba su gran experiencia con la ballesta y en el combate contra los trasgos.

El virote impactó directo en el cráneo de la vil criatura, incluso llegándole a empujar hacia atrás y clavarle en la roca.Su cadáver inherte ahora colgaba de la piedra gracias al virote que limpiamente atravesó su cabeza lo suficiente como para asomar la punta y que esta se clavase en la superficie rocosa.Un hilo de sangre verde oscura resbalaba ahora por el rostro del difunto trasgo, que miraba con ojos idos y mandíbula abierta, hacia la nada.Todos los trasgos se quedaron paralizados unos segundos al ver tal escena.El jefe gruñó un instante al ver a su lacayo siendo eliminado de esa manera, y estiró su brazo en dirección al enano, apuntándole con su hacha.

-¡PAGARÁS TU INSOLENCIA, ENANO MISERABLE, DEVORARÉ TU CORAZÓN!- los trasgos nuevamente se lanzaron a por el enano, incluso saltando por el fuego.Alzaban sus filos furiosos mientras chillaban coléricos y alocados.Por otra parte, la guardia Riselna, observaba desde la lejanía como se desarrollaba el combate.Era su momento de atacar.Varuna en cambio, decidió esperar un poco más, a que Riselna y Lia hiciesen su trabajo, pero si Ridgern corriese peligro, saldría en su apoyo.

Decidió lanzarse al ataque a riesgo de llamar la atención de las criaturas, que parecían bastante obcecadas con el enano.Quizá era verdad eso, que llevaban en la sangre el odio que profesaban ambas razas entre ellas.Agarró su arco que descansaba en su espalda y colocó una flecha en este.Tiro de ella apuntando cuidadosamente al primer trasgo que iba directo a Ridgern.Controló su respiración cerrando sus ojos por un instante.El tiempo se ralentizó para ella.Se pudo ver en ese momento, como en cámara lenta, sus párpados se levantaron, y su mirada élfica se posó amenazadora sobre el trasgo que amenazaba inminentemente al enano.Justo en el momento en que dejó de exhalar el aire por su boca, sus dedos dejaron de agarrar la flecha.La cuerda tensa como nunca, empujó al proyectil de manera sublime.

La flecha emergió de las rocas en cámara lenta.Sobrevoló el campamento ante la mirada atónita de los trasgos y su jefe.El trasgo cercano a Ridgern, ya había tomado la iniciativa de saltar y propinarle un espadazo en su cuello.Pero justo cuando surcaba temporalmente los aires durante su ataque, la flecha de la elfa se introdujo literamente por el oído de la alimaña, saliendo por el otro, dejando una penetración rápida y limpia.El cuerpo del trasgo cayó sin vida al lado del enano.La flecha, una vez atravesó a su víctima, chocó contra la piedra, astillándose y partiéndose en dos.

-¡¡ALASSIE OLORI!!- exclamó en élfico conforme delataba ya su posición al efectuar el disparo.

Lia estaba emocionada por su primer combate real. Nada de supuestos y teorías que había aprendido en la torre del viejo.

Se veía segura en su escondrijo y confiaba en que la escasez de espacio hacia los trasgos le proporcionase algo de cobertura. Además, el trasgo jefe había ordenado matar al enano, no iban a desobedecer al jefe por un hechicito de nada.

Sea como sea, la muchacha sacó su bolsita de componentes y cogió unos pocos pétalos de rosa que sopló en dirección hacia los trasgos a la vez que pronunciaba las palabras del hechizo en voz baja y realizaba por movimientos de brazos y piernas requeridos como indicaba en su libro de hechizos. A la vez procuró centrar el hechizo en los trasgos para que no se vieran afectados ni el enano ni Varuna

Tan pronto como acabó de lanzar su magia, observó su efecto; con la esperanza de que hicera efecto, y pendiente de si tenía que sacar un dardo o la daga según se desarrollasen los acontecimientos siguientes.

Aún quedaban tres trasgos y el jefe.Sin duda, eran seres que no tenían mucho que perder y no se amedrentaban por esas minucias.Seguramente era gracias a la moral y poderío de su líder.Ya tenían al enano a punto de ser atacado, el cual estaba dudando si recargar la ballesta o enfundar su hacha y su escudo.Pero justo en el último segundo, una nube rosácea de pétalos del mismo color, emergió de la oscuridad, sorprendiendo nuevamente a los enemigos de los aventureros.

La nube rosa golpeo en los rostros de los trasgos, como una brisa suave y aterciopelada.Los trasgos, poco a poco fueron parando su carrera, mostrándose agotados y sin fuerzas.Sus ojos comenzaban a desfallecer hasta que finalmente, sus manos dejaron caer las armas al suelo.Sus cuerpos tambaleantes, no tardaron mucho en caer redondos al suelo, levantando una pequeña nube de partículas de polvo y tierra.

No obstante, el jefe parecía resistirse al hechizo.Arrodillado frente a la hoguera, sacudía su rostro sin parar, dándose puñetazos en sus mejillas.

-Nhggnhngnnnn....qu...qué....me...- su cuerpo le pesaba más que nunca.Su mirada se paseaba moribunda por el campamento, hasta localizar la fuente de aquella extraña brujería.

-As...quero..sa huma..na- su cuerpo fue decayendo más y más hasta que comenzó a gatear casi sin fuerzas hasta el borde de la hoguera.Estiró su brazo con esmero, usando las últimas energías que le quedaban. Sus dedos ya podían notar el calor de la llama, la energía que rebosaban aquellas ramas.Sus ojos miraban anhelantes aquel bailoteo hipnotizante de color anaranjado y negruzco, reflejándose la imagen en sus pupilas.Finalmente, su cabeza cayó rendida en el suelo, mordiendo el polvo literalmente, pero sus dedos cayeron sobre las ascuas de la hoguera.No pasaron más que unos pocos segundos, hasta que sus ojos se abrieron como platos y vociferó....

-¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHGHHHG!!!!- apartó la mano del fuego, retirándose a gatas.Elevó su mano para ver la herida.Su mano estaba parcialmente chamuscada, pero él permanecía despierto.Ahora sabíais por qué era él, el jefe de aquella avanzadilla.No parecía ser un simple trasgo común, era más inteligente.Sacudió su mano quemada y agarró una de sus lanzas con cráneo.

-¡¡RATAS COBARDES,NO ACABARÉIS CONMIGOOOOOO!!- y acto seguido lanzó aquella lanza hacia el enano con una fuerza y una ferocidad nunca vistas.

-¡¡NO SERÁ HOY!!- la clérigo emerge de la sombra con el escudo por delante, interponiéndose entre el enano y la lanza que avanzaba imparable por el campamento.La clérigo, cogió fuerza y efectuó un barrido con el escudo, usando todas sus fuerzas, impactando directamente en la punta de la lanza.La lanza salió desviada ante tal magnitud, clavándose en la tierra, a un lado de Varuna.

-Criatura del averno, reza tus últimas plegarias, ¡¡pues la luz aplacará tu maldad!!!- desenfundó su maza y se mantuvo en posición defensiva delante de Ridgern, dándole tiempo para que recargase la ballesta si era lo que quería.

Lia miró encantada la escena. -Sí. Ha funcionado!- Murmuró alto al ver como los trasgos caían al suelo afectados por el dulce aroma de su magia. Cuando se disponía a salir de su escondite, vió como el Jefe se levantaba con un alarido. Dio tal respingo y retrocedió con tanto apuro que se tropezó y cayó de culo sobre unos matorrales. Eso provocó que el trasgo no viera a la muchacha y centrara su atención de nuevo en el enano; pero tardaría unos valiosos segundos en levantarse y poder ayudar a sus compañeros.

Lia se levanta y se asoma a ver cómo se desarrolla el combate entre el jefe y sus dos compañeros. Después saca una daga y espera a que el jefe trasgo esté rodeado y lejos de sus subordinados trasgos dormidos para acercarse a ellos, procurando no llamar la atención del jefe trasgo

En un abrir y cerrar de ojos, la batalla se había decantado claramente del lado de los aventureros. Riselna pudo abatir a uno de los trasgos justo antes de que se abalanzara sobre Ridgern, pero los más increíble fue la magia que utilizó la joven cocinera, que había tumbado a todos los trasgos que quedaban. Bueno, a todos menos a uno. El jefe pudo resistirse al potente hechizo y todavía tuvo  fuerzas para arrojar una lanza contra el enano que, de no haber sido por el salvador escudo de varuna, habría atravesado el pecho del pelirrojo guerrero.

Ridgern no tuvo paciencia para la valorar la situación ni para agradecer la intervención de su compañera con su escudo. Al verse en igualdad numérica con jefe trasgo, se fijó el escudo y sacando su más letal arma de combate, cargó contra la vil criatura que quedaba en pie en el campo de batalla.

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¡¡¡¡¡ AAAAARRRRRGGGG NO VOLVERÁS A VER UN AMANECER MÁAAAAASSSS!!!!! 

El enano cargó contra su ancestral enemigo sin importarle el resto, si los demás estaban muertos o dormidos, si se levantarían enseguida o se quedarían así para siempre. Estaba enfurecido, como si la sangre de sus enemigos le animara a seguir matando.

Ridgern enarboló su mayal y se abalanzó contra el temible trasgo, que no pudo hacer nada por esquivar el brutal golpe que la sólida bola de acero y pinchos le propinó  en la cabeza, girándosela casi por completo y dejando un chorro de sangre tal que apunto estuvo de  apagar la hoguera. Sin embargo el líder de la avanzadilla, aunque maltrecho,  se recompuso.  Parecía no haber dicho su última palabra...

Riselna avanzó hasta los trasgos dormidos, quedándose junto a ellos para custodiarlos.No tardó mucho en unírsele Lia, la cual parecía ir armada con una daga.

Por otro lado, Varuna se vio sorprendida por la alocada iniciativa del enano, que la sobrepasó fuera de si, dispuesto a atacar hasta la muerte al jefe trasgo.

Ridgern cargó con éxito y ferocidad contra el jefe, aún atontado por el hechizo de la maga.Su ataque fue demoledor y certero, golpeándolo letalmente en el cráneo y abriéndole una peligrosa brecha, de la cual borboteaba sangre verdosa, empapando todo su rostro y armadura.El cuerpo cayó al suelo conforme recibió el poderoso impacto, quedando fuera de combate e inconsciente.

Aquel campamento se llenó de sangre y muerte en cuestión de segundos.La defensa había sido un éxito.Ahora quedaba llegar a Robleda con seguridad.

Se alegró inesperadamente ante la buena actuación de los aventureros, sin duda tendrían futuro en aquellas tierras, hizo bien en confiar en ellos.

-Esperad- le dice a Lia pudiendo ver sus intenciones-Estos trasgos aún pueden ser valiosos.Pero el más valioso sin duda...- quedó callada ahora mirando al jefe inconsciente que se desangraba por momentos-.Es él, Varuna...- tragó saliva antes de pedirle algo que iría totalmente contra sus principios-...se que sonará una locura....pero, se lo ruego, cure al jefe lo suficiente para curar la hemorragia.Lo necesitamos vivo, probablemente tenga información valiosa de la guerra que se avecina o del por qué de esta reciente y alta actividad entre sus razas- se le podía notar preocupada por aquel escamoso asunto.

Dejó descansar su escudo tras ver que el enano ponía exitosamente el final al combate.Se relajó con un largo suspiro y se secó el sudor de la frente con su antebrazo.Relajó su postura y observó ahora tranquila aquella escena macabra.En el fondo se sentía gratamente satisfecha, colocando ahora sus brazos en jarra, mostrando una sonrisa victoria y complacida.Pero en aquel entonces, la guardia de vecería le propuso algo que le hizo fruncir el ceño.

-¿¿Estáis loca?? ¿¡¡Pretendéis que use mi magia sagrada, mi luz, el poder que me confiere mi Diosa en esa aberración!!!?- ahora gesticulaba agresivamente, abriendo sus brazos para finalmente señalar al inconsciente y moribundo jefe trasgo.

Acto seguido resopló indignada, desviando la mirada que tenía puesta en Riselna.Se acercó andando al jefe trasgo y piso su pecho, varias veces, mostrando total desprecio por los de su raza y condición.

-Estos seres no merecen más que muerte y dolor- dijo entre dientes mientras que en su mirada se dibujaban ápices de odio y locura.