Partida Rol por web

Sertois bufo con sorna y asco a la vez mientras miraba al “orejas” hacer su numerito de suplic, no puede evitar tampoco lanzar una breve risilla maliciosa.

Vamos…por favor orejas, dice mirando tanto a Girshael como a su “hermano”, deja las lagrimas para las niñas y los cobardes. No puedo creer que un “maestro de la mentira que incluso engañaría al mismo rey Dios” se ponga a suplicar ahora.

El explorador camina hacia el elfo y agarrándolo con violencia del cuello de su camisa mugrienta lo levanta del suelo sosteniéndolo por detrás.

Lo hace rápido, no quiere darle tiempo a nadie a pensar en lo que viene.

Saca entonces su daga y apoyándola contra las costillas del elfo mira a la bestia de tres metros por detrás del hombro del moribundo al tiempo que dice:

Tú querías cazarlo?, ja!, yo te lo prohíbo !y ustedes no se muevan!, les grita a los caballeros, o lo abro como un pez.

Seguro vendrán los reproches, seguro los gritos y el asombro.

Entonces será el tiempo de la furia de la criatura, seguro.

Solo espera haber jugado bien estas cartas.

Si pensabas hacer algo, le susurra al orejas tan bajo como se puede, espera a que se acerque y haz lo tuyo.

Derlan, que había estado a punto de lanzarse contra Drashin con intención de luchar por última vez contra la bestia se quedó petrificado.

-¡¿Que haces Sertois? Sueltalo!-le ordenó aunque parecía perplejo por aquel suceso.

El repentino y brusco giro de los acontecimientos deja al resto de los caballeros congelados en su sitio, sintiendo cómo la desesperación les devora por dentro porque la situación está degenerando hacia un punto en el que lo que puede suceder es imprevisible.

Y mientras tanto, Sertois mantiene inmovilizado al elfo, usándolo como pantalla entre él y Drashin, con la afilada punta del puñal pinchando el costado de su Prisionero, y una sonrisa feroz como la de un lobo se dibuja en su rostro mientras se enfrenta al monstruo.

Tú querías cazarlo?, ja!, yo te lo prohíbo !y ustedes no se muevan!,  grita a los caballeros, o lo abro como un pez…

El viento deja de soplar de súbito, con lo que el silencio que queda resulta todavía más inquietante, porque no hay respuesta por parte de su adversario.

Pero aunque no hay contestación, sí que se produce un movimiento. Las amplias alas negras, correosas, de cartílago y piel, se repliegan hacia atrás, revelando a vuestro enemigo, o por lo menos, la silueta de vuestro enemigo, ya que la piel, o el pelaje, o las espinas, o lo que quiera que lo cubra es tan negro que prácticamente se traga los débiles rayos de luz procedentes de la luna. Sólo se distingue el contorno de un ser extraordinariamente corpulento, de unos dos metros y medio de altura, con garras anormalmente largas acabadas en finísimas y mortales puntas.

Y lo único que se ve claramente son los ojos, de un verde clarísimo, que reflejan la luna. Y como la luna, no expresan ningún tipo de emoción, de sentimiento…

Entonces, el silencio se rompe como un espejo haciéndose añicos al caer al suelo con el grito del teniente Derlan.

¡¿Que haces Sertois? Sueltalo!

Un gorgoteo que quizás sea una risa les llega desde la silueta negra de Drashin. Y después la voz arrastrada, ronca y vagamente humana del monstruo que tienen frente sí.

Derlan… A estas alturas deberías saber que Sertois no responde bien a las órdenes de la autoridad…

El hecho de que Drashin les llame por sus nombres hace que los caballeros sientan un escalofrío recorrerles el espinazo y dejarles sin fuerzas.

Eso es… Susurra, dirigiéndose a Girshael. Cuando hace unos minutos te localicé a través del camino de los sueños también accedí a tus recuerdos recientes, y vi a tus captores humanos a través de tus ojos elfos…

Vi al teniente, un cachorro que cree ser un fraude, que cree no estar a la altura de las responsabilidades que le han sido impuestas… Vi al sargento, un hombre que se siente abrumado al saber que les ha fallado a todos sus hermanos caballeros muertos… Vi al cocinero, que había preferido no enfrentarse a su pasado como caballero y que había elegido la muerte como el olvido definitivo… Y vi al explorador, un hombre que haría lo que fuera, cualquier cosa, con tal de sobrevivir, aunque no sepa la razón por la que se aferra así a la vida…

¿Tiene razón lo que dice Drashin? ¿Es eso lo que ha aprendido a través de Girshael del breve lapso de tiempo en el que el Prisionero ha compartido las vidas de los caballeros? ¿Tan transparentes sois?

Tras una breve pausa, Drashin continúa hablando…

Por eso Sertois hace lo que hace, porque ahora cree que es su única manera de salir vivo de aquí…

Pero se equivoca…

Por primera vez, un brillo especial se distingue en los imposibles ojos verdes sin pupilas de Drashin, cuando se dirige a Sertois.

Adelante explorador… mata al elfo…

El esfuerzo que ha de hacer Sertois para mantener la mirada de Drashin sin apartar la suya le obliga a recurrir a toda su fuerza de voluntad.

Porque el explorador sabe que cualquier duda, cualquier vacilación, se verá reflejada en sus ojos, y si permite que el monstruo la descubra, entonces se puede dar por muerto…

Pero ahora se encuentra entre la espada y la pared. Matar o no matar al elfo no parece que vaya a cambiar el fatal desenlace, el destino que se va escribiendo segundo a segundo y que parece que termina con su cadáver tirado en mitad de la nada, en esta aciaga noche…

Entonces, de repente, se da cuenta de un hecho curioso en el que no había reparado hasta entonces. El cuerpo del elfo que mantiene inmovilizado por delante suya, en lugar de encontrarse en tensión como sería lo natural por la situación que están viviendo, está completamente relajado, contradiciendo completamente el rostro surcado de lágrimas y deformado por la desesperación que muestra a Drashin…

Es en ese preciso momento que Sertois se da cuenta que el maldito hijo de puta del elfo está fingiendo. ¡Le está mintiendo a la misma muerte a la cara!

Y tras esta súbita revelación, hasta él llega la voz de Girshael, un sonido tan tenue que el explorador no podría asegurar si es que lo ha escuchado o es que le ha llegado directamente a su cerebro sin pasar por los oídos.

Distráelo un momento más… Tu oportunidad llegará pronto …

JAJAJA, ¿CON ESO INTENTAS IMPRESIONARNOS? llamandonos por nuestros nombres y diciendo lo que todos sabemos? crees que asi puedes influir en nuestro animo inquebrantable? creo que te hemos demostrado de sobra que no somos tan debiles como podrias esperar, hemos acabado con todo lo que nos has enviado....ejercitos, tu manada....y ahora, estas tu solo, frente a unas presas que no esperabas te salieran tan contestonas....si Sertois mata o no a tu hermano dependerá unicamente de su voluntad, yo por mi lado, ya te hubiera entregado su cabeza y la hubiera plantado en una pica frenta a la fortaleza....

-Eres ridiculo Drashin. Vivo o muerto llevaremos la noticia sobre el Rey Dios al reino, pero da igual eso. Tu ridiculo intento por creerte superior acaba aquí. Te derrote antes y te derrotare ahora, por última vez. Será tu cabeza la que acabará en una pica y tu cuerpo quedará tendido en el barro como los del resto de tu manada-Derlan apuntó con su espada al lobo-troll desafiandole-ven a por mi lobo y te demostraré que ya no tienes dientes.

La negra silueta que es el cuerpo de Drashin parece tensionarse, a pesar de que los caballeros no son capaces de distinguirlo en detalle. Se encoge sobre sí mismo, doblando las inhumanas piernas, recogiendo sus musculosos brazos, haciendo que los tendones de sus membranosas alas se pongan en tensión, pero sin desplegarlas completamente.

¡Se está preparando para embestirles!

En cualquier instante puede saltar sobre ellos, usando para ello toda su colosal fuerza y el impulso que le proporcionan sus poderosos apéndices alados.

Derlan y Petrer, Orlant, Sertois que continúa sosteniendo a Girshael… Todos ellos centran su atención en el inminente ataque, sabiendo que la potencia que Drashin puede imprimir al mismo es la misma que la de un ariete de guerra. Si les alcanza de pleno, pueden darse por muertos. Sólo les queda la opción de esquivarlo y contraatacar cuando pase junto a ellos, o cuando se detenga tras la embestida. En cualquier caso, dispondrán de unos pocos segundos para reaccionar antes de que su enemigo vuelva a atacar.

Los ojos de Drashin vuelven a brillar…

… pero no se produce el ataque esperado. Por el contrario, se vuelve a escuchar la cavernosa voz del monstruo.

¿Sabéis cuál es el momento más peligroso durante una cacería?

La voz es arrastrada hasta los caballeros por el viento, que se vuelve a levantar a su alrededor.

Justo al final. Continúa, con una voz que no revela sentimientos, sino fría seguridad. Cuando la presa queda por fin atrapada, cuando se enfrenta a su cazador y a su inminente destino... Justo cuando la presa sabe que no tiene nada que perder…

La reacción depende de la presa en cuestión… en vuestro caso sería la provocación… un intento desesperado por provocar una lucha cuerpo a cuerpo, un honorable combate final, una confrontación justa…

Pero una cacería no es justa, ni honorable…

Los caballeros tienen de pronto un mal presentimiento acerca de las palabras de Drashin. La situación no va en la dirección que a ellos les podría convenir.

Ahora lo veo claro. Concluye su adversario. Tendré que mataros a todos…

Pero para ello lo haré a mi modo. Atacando desde el cielo, acosándoos en la oscuridad, aplastándoos uno a uno…

Las alas del monstruo se despliegan un poco más, y la comprensión de las intenciones de Drashin se hacen nítidas para los caballeros: No va a embestirlos, va a levantar el vuelo, y una vez que esté planeando sobre ellos, realizará ataques en picado que ellos no podrán prever al no ser capaces de ver a su enemigo en la noche.

Recuerdan cuando hace unos instantes Drashin descendió al suelo con un tremendo impacto. Si hace lo mismo sobre cualquiera de ellos el golpe directamente los destrozará, reduciendo sus cuerpos a un amasijo de carne aplastada y huesos rotos.

Ciegos e indefensos. Cayendo uno tras otro ante su adversario, que les priva de esa manera de tener siquiera una muerte digna…

Después de todo lo que han pasado…

¿En serio piensas que vais a vencer? ¿Que el Reino de la Sombra prevalecerá?

Las palabras apenas susurradas por Girshael detienen a Drashin, que estaba a punto de alzar el vuelo.

¿Acaso lo dudas, hermano? La voz ronca de vuestro adversario parece incluso divertida. ÉL ha vuelto, y va a vencer. Es IMPOSIBLE que no gane.

El elfo suspira al responder. ¿Y qué me dices sobre Yishel? Está muerto, lo sabes. Sentiste el momento de su muerte igual que yo, ¿no es cierto? Sucedió mientras tú y tu Manada nos perseguíais por el barranco. ¿Lo sentiste? Para mí fue como si me atravesaran el pecho con un filo de puro hielo. Yishel fue asesinado. Y de los Trece, él era nuestro hechicero de batalla más poderoso, el líder llamado a comandar a las hordas que se concentran en las Montañas Kehalas…

Por un momento, los caballeros no comprenden a lo que se refiere el elfo, pero entonces caen en la cuenta que Girshael debe referirse a lo que sucedió cuando, tras escapar por las aguas embravecidas del barranco al inicio de su huída, llegaron a las cavernas en las que pasaron la noche, y justo antes de hacerlo, el elfo sufrió una especie de ataque que lo dejó presa de violentas convulsiones y posteriormente inconsciente. Entonces, ¿está diciendo que todo eso fue debido a la muerte de ese tal Yishel?

Drashin no responde al elfo, pero parece que la situación ya no le divierte, a tenor del gruñido que exhala.

¿No marcha el plan como esperabais cuando sufrís un revés tan importante antes incluso de comenzar a llevarlo a cabo? Finaliza Girshael con la mirada baja, oculta por el sucio flequillo que le cubre los ojos.

La forma negra de Drashin se agita. El gruñido se alarga hasta convertirse en unas palabras:

Piensa lo que quieras, Girshael. Piensa lo que quieras en los segundos que te quedan de vida, hermano…

Y con un impresionante salto hacia arriba impulsado por las poderosas alas negras, Drashin desaparece de la vista de los caballeros y el elfo, hacia el cielo nocturno, fuera de su alcance…

Demasiado rápido para evitarlo, Drashin desaparece de su vista…

Sertois suelta al elfo para coger el arco que lleva al hombro, pero para cuando tiene el proyectil preparado ya no hay nada a lo que disparar. Su frustración se traduce en una maldición barriobajera que le sale de lo más profundo del alma.

Derlan y Petrer, todavía apoyados uno en el otro, se sienten desfallecer… Lo han intentado. Han tratado de provocar a Drashin, pero a pesar de ello, su adversario es demasiado cauto y desconfiado como para arriesgarse. Un cobarde sí… pero un cobarde que hará lo que sea necesario para vencerlos, y si eso implica jugar sucio y aprovechar todas sus ventajas, lo hará sin dudar.

Orlant no puede creerlo. A pesar de encontrarse herido por la flecha negra, a pesar de estar atravesado por ella, su adversario se mueve con una rapidez inusitada… Entonces cruza por su mente que si posee habilidades semejantes a las de Girshael, entonces quizás esto explique que sea capaz de aislar el dolor que le causa el proyectil y también que a pesar de su envergadura, sea una criatura excepcionalmente ligera, capaz de levantar el vuelo de esa manera.

El explorador baja el arco, sintiendo que ha jugado todas sus cartas, que no le queda ningún as en la manga. Y entonces ve la sangre. La sangre que mancha sus ropas. Pero no es su sangre.

Es la de Girshael.

De alguna manera, el elfo se mantiene erguido, de pie, a pesar que ya no se apoya en nadie. Y ahora la luz de la luna permite ver como las ropas del Prisionero están empapadas en sangre. La sangre gotea de la punta de sus dedos al suelo. La sangre rebosa de la suela de sus botas, formando un charco oscuro a su alrededor.

Los caballeros se percatan de que sus espantosas heridas deben haberse vuelto a abrir, y que ahora mismo, Girshael pierde sangre a mares.

Y aun así, se mantiene de pie.

Apartaos… Susurra entonces, levantando un brazo. Lo más probable es que yo sea el primero al que Drashin ataque…

Tras escuchar la sorprendente petición de Girshael a Drashin, las palabras con las que el elfo se definió así mismo volvieron a resonar en mi cabeza tan claras como cuando las escuché de su boca. Como tan bien se había descrito Grishael no era más que una rata, un ser frío, traicionero y embustero.

Sabía que para el elfo éramos tan poco importantes como para mí lo serían cuatro simples hormigas que pudieran corretear en esos momentos en el suelo que estaba pisando, pero también sabía que deseaba llegar a Eradun tanto como yo deseaba llevarlo con vida, así que supe inmediatamente que aquello era una burda trampa, destinada a que la bestia peluda bajara la guardia.

Conteniendo una sonrisa me dispuse a ayudarle a acercase hasta Drashin tratando de ser tan buen dramaturgo como lo era el condenado elfo. Pero Sertois se me adelantó con su rápido y sorprendente movimiento. En esos momentos desee, golpearlo con la parte plana de mi enorme espada y dejarlo inconsciente, tirado en el suelo, para poder continuar con la farsa.

Pero una vez juegas un farol ya no puedes volverte atrás, tienes que llegar hasta el final deseando que el otro pique y se trague el anzuelo. Por desgracia Drashin que no es la bestia estúpida y sin cerebro que aparenta no cayó en nuestra provocación. Y volvía a ser un enemigo al que no podríamos vencer.

Ni lo sueñes.- Le dije a Grishael mientras volvía a cargarlo entre mis brazos.- Por Korth, que no pienso dejar que mis compañeros de armas hayan muerto en vano. Tenemos una misión que cumplir.- Cuando lo levanto siento como su sangre empieza a recorrer mis brazos.- Y esa misión requiere que tú llegues con vida a Eradun, así que ya puedes volver a hacer el truco del hielo.

Allí, en mitad de paramo somos un blanco perfecto para un ser que puede volar y lanzarse sobre nuestras cabezas sin ser visto, sé que no tenemos ninguna posibilidad. Aún así, emprendo la marcha en la dirección en la que desde lo alto de la torre vi apagarse aquella antorcha. Si el imponente águila quería trasmitirme alguna señal, ha llegado el momento de comprobarlo, si no lo fue, habrá llegado el momento de morir.

MALDICION....no lo vemos...de todas maneras, no podemos quedarnos aqui, como pasmarotes,  el sargento tiene razon, al menos, internemonos en el bosque donde los arboles nos proporcionen la cobertura minima para que no pueda atacar con toda su fuerza....vamos vamos...no perdamos mas tiempo....yo ya no tengo mucho por delante asi que no lo puedo malgastar, adelante, no podemos quedarnos a campo abierto, sino estamos perdidos....

¡Corred!-gritó el caballero, que no dejaba de mirar al cielo tratando de descubrir la sombre de Drashin entre las estrellas. Su espada apuntaba hacia allí pero sabía que era inutil. el bosque era su opción, seguir huyendo y tratar de encontrar otro lugar donde poder defenderse mejor que allí.

Pero no había lugar donde poder ponerse a cubierto en mitad de esta explanada de piedra, o por lo menos no son capaces de verla en mitad de la noche. No había cobertura posible para defenderse de los ataques de Drashin, que descendería en picado para aplastarlos como un pie aplasta una hormiga.

Derlan y Petrer se dan cuenta de ello. A pesar de que el instinto les grita ¡corred! ¡huid! La parte racional de sus mentes les dice que lo que proponen es totalmente imposible.

Y cuando Orlant se dispone a levantar en volandas al maltrecho elfo, este se resiste levantando de nuevo el brazo y moviendo la cabeza mostrando su negativa.

¡Maldita sea caballero! Dice alzando la voz rota. Es increíble lo tozudos e inconscientes que sois los humanos… Su tono se debilita por momentos. Negándose a aceptar la realidad… resistiéndose a lo inevitable… Apenas con un hilo de voz logra susurrar: Quizás, quizás sea eso lo que al final os salve a todos vosotros…

El sargento desiste de echarse encima al elfo, pero no porque carezca de fuerzas o porque haya algo que se lo impida… Sino porque si en el estado en el que se encuentra Girshael se resiste, podría muy bien matarlo al hacerlo… Necesita que el elfo le permita llevarlo o el resultado sería fatal.

Caballeros… Dice el Prisionero. Si he dicho que lo más probable es que Drashin me ataque el primero es… PORQUE CUENTO CON ELLO…

Los ojos del elfo continúan ocultos, pero en su boca se dibuja una sonrisa sangrienta.

Yo le he mentido al Rey Dios a la cara…

¿Creéis acaso que no soy capaz de engañar a un animal salvaje como Drashin, por muy cauto y desconfiado que sea?

A pesar de sus palabras, Girshael se tambalea y si no fuera porque se apoya en el sargento, hubiera caído de bruces al suelo. Carraspea, como si le costase respirar y comienza a hablar rápidamente, como si sintiese la urgencia de la situación.

Drashin no me localizó por su cuenta a través del sueño… Susurra con voz afónica. Sino que fui yo quién le permitió encontrarme… Todo para atraerlo hasta aquí…

Porque tenemos que matarlo. Es la única manera de detenerlo, de terminar la persecución…

¿Matarlo? ¿Tan fácil le parece al elfo, en el estado en el que se encuentra? ¿En el estado en el que todos ellos se encuentran? Por un momento, a los caballeros se les pasa por la cabeza el hecho de que Girshael se haya vuelto loco.

Alejaos unos pocos metros de mí. Haced una piña. Preparaos…

No podéis ver a vuestro enemigo… Girshael levanta la cabeza y sus ojos castaños brillan mirando al cielo. Pero mis ojos sí que lo ven…

Eso es cierto. Es conocimiento común que la visión de los elfos les permite ver en total oscuridad. Y sin duda el elfo puede ver a vuestro enemigo allá en las alturas.

Se está preparando para el ataque. Vuela en círculos. Pronto se lanzará… y atacará a aquél que se encuentre aislado… a mí…

Pero antes de que lo consiga, usaré las pocas energías de que dispongo en provocar un fogonazo de luz brillante… Y en ese momento tendréis que cubriros los ojos para no ser deslumbrados como lo será Drashin, que errará en su ataque y tendrá que tomar tierra… Con mucha suerte se estrellará…

La mano ensangrentada con la que el elfo se apoya en el sargento se cierra en un puño apretado, que tiembla con furia.

Drashin se regenera de las heridas rápidamente. No le deis tregua. No le deis una sóla oportunidad. Un fallo y estáis muertos. No permitáis que alce el vuelo y escape. Destrozad sus alas antes de que las cure. Y recordad esa flecha que lo ensarta y que todavía no se ha extraído… Todavía podría usarse contra él…

Los empañados ojos del elfo no dejan de mirar al cielo.

Comienza a descender… va ganando velocidad… Nos quedan segundos para prepararnos…

Se lleva la mano a la cara para apartarse el pelo, pero sólo logra manchar su faz de rojo.

No hay motivos, lo sé. Murmura en voz apenas audible. Pero por favor… confiad en mí.

Maldita sea bufo Sertois cuando el plan se fue al garete incluso antes de comenzar.

La criatura era astuta y sin dudas eso volvía el asunto en algo poco esperanzador para los caballeros.

Ni siquiera se molesto en responder a las bravatas y cuando dejo ir al elfo, Sertois se movió unos breves pasos alejándose del orejón, pero siempre atento a sus ojos, puesto que según este, si podía ver a la criatura en la oscuridad de la noche.

Preparo su arco en silencio, y aguardo el mas mínimo cambio en el “estado” de la noche, cualquier cosa le serviría, un cambio de viento, un olor desagradable, el gorgoteo de una garganta inhumana llegando desde el oscuro cielo, ¡lo que fuera!, Sertois no iba a morir hoy.

Se negaba a aceptar ese destino.

Bien, de todas la opciones, la de Grishael es la menos mala y parece tener algo de sentido, atacaremos hasta nuestras ultimas fuerzas, preparemonos, formacion de ataque y no perdamos un instante si se estrella como esperamos sera nuestra unica opcion...