Partida Rol por web

El Reino de la Sombra: Prisionero

LA MANADA

Cargando editor
03/12/2013, 01:00
Director

 

El cielo sigue descargando la fina lluvia de manera incesante, desdibujando los contornos del barranco.

El cielo tiene un color gris plomizo, al igual que todo lo demás a vuestro alrededor, que parece haber perdido todo rastro de color para convertirse sólo en tonos grises. Un día gris. Y cada vez más oscuro, a medida que se aproxima la noche.

Descender la pared junto a la cascada os llevó a una serie de pozos de agua interconectados que tuvisteis que atravesar, algunos de ellos prácticamente a nado, hasta que finalmente llegasteis a un tramo del barranco en el que este se ensanchaba cada vez más, con lo que ya no os encontrabais tan encajonados como antes.

Calados y sin posibilidad de guareceros de la lluvia, seguís avanzando mientras tratáis de olvidar la sensación de cómo el frío se os va metiendo en las entrañas, los dientes os castañetean y perdéis la sensibilidad de las extremidades.

Pero al menos, os dais cuenta que habéis descendido bastantes metros. Al internaros en el barranco estáis ganando terreno sin duda a la tropa orka, si es que esta os está persiguiendo o buscando a través del bosque.

A ambos lados, las paredes del barranco tienen más altura que nunca. Sus bordes están repletos de árboles, algunos inclinados peligrosamente en el vacío, y el lecho del cauce, donde el agua os empapa las botas, se ha convertido en pura piedra, peligrosamente deslizante, y aun más a medida que la inclinación hacia abajo se acentúa mientras bajáis. Por suerte hay enormes piedras dispersas por todo el lecho del barranco, que podéis usar como apoyo para evitar perder el pie y veros cayendo, deslizándoos por el lecho de piedra como si este fuera una especie de tobogán.

Podéis ver lo que hay más adelante. El barranco desciende metros y metros frente vuestro, cada vez con más inclinación. Esto hará que vayáis más rápidos que cualquiera que os siga por arriba, pero también es un terreno peligroso por el que os podéis ver arrastrados si no tenéis cuidado…

 

Notas de juego

A modo de ejemplo del tipo de terreno por el que vuestros personajes se están moviendo:

Cargando editor
03/12/2013, 01:17
Director

Aterido de frío, avanzas penosamente por el lecho de piedra, con cuidado de no tropezar y caer. No quieres que se repita lo que sucedió en la cascada, cuando tu error casi condena a la muerte al Prisionero y a ese sirviente. Debes dar ejemplo en todo momento.       

Se supone que eres teniente, el caballero de mayor rango aquí. El que dicta las órdenes que los otros deben seguir. Sin embargo tienes dudas si podrás imponerte si llega el momento. El sargento Orlant nunca te ha mirado con respeto, eso lo sabes. En cuanto a Sertois, el explorador es la personificación de la insubordinación. ¿Y el sirviente? No es un caballero, no puedes confiar en que se comporte como tal.

Pero el Prisionero es quien peores sensaciones te produce. Cuando te mira, jurarías que es capaz de leerte como un libro abierto, y eso te da escalofríos que nada tienen que ver con la baja temperatura y el estar empapado en agua helada.

Sabes que debes cumplir tu misión, pero sientes el peso de la responsabilidad y del miedo como una pesada carga. Jamás en tu vida te has encontrado en una situación tan crítica como esta, y sientes que te supera.

Sacudes la cabeza, aprietas los dientes, y tratando de aparentar seguridad, sigues avanzando junto al resto…

 

Cargando editor
03/12/2013, 01:35
Director

Sintiendo el frío como agujas punzantes que se te clavasen en la piel, avanzas por el lecho de piedra dándote manotazos en el pecho y los brazos para tratar de reactivar la circulación.

En tu interior, repites como un mantra una oración en nombre de Korth. El mismo que te ha salvado a ti y a estos hombres de una muerte casi segura. Pero no te haces demasiadas ilusiones. Korth es un dios severo. Puede que te haya dado una oportunidad, pero sabes que si no la aprovecháis, moriréis muy pronto.

El que tantos de tus compañeros, tus amigos, hayan muerto hace tan poco, te hace pensar en la emboscada sufrida por esa tropa de orkos con un equipamiento y un entrenamiento táctico propio de un ejército profesional más que de un grupo de forajidos. Estás convencido que el ataque tenía una razón de ser: El Prisionero. ¿Pero quién es? ¿Los orkos lo quieren vivo, o muerto? Y sobre todo, ¿vale tanto ese hombre como para que tantos buenos caballeros hayan muerto hoy por su causa? Sientes que te hierve la sangre a pesar del frío.

No permitirás más muertes. Miras a los hombres que te acompañan. Sertois, de momento, se está comportando. ¿Y el cocinero, Petrer? No es un caballero, pero algo en su mirada te dice que puedes confiar en ese hombre.

Quien realmente te preocupa es el teniente Derlan, el caballero de mayor rango aquí, que es quien dicta las órdenes. Sin embargo tienes serias dudas sobre su competencia. Siempre las has tenido. Y no estás dispuesto a que una mala decisión de ese crío mate a más hombres.

 

Cargando editor
03/12/2013, 02:02
Director

Sin dejar de moverte para no perder calor corporal, precedes a los otros avanzando sobre el lecho de piedra y agua. Tus pies se mueven con seguridad por la resbaladiza superficie, mientras tus ojos buscan continuamente el mejor camino para evitar las trampas naturales que un entorno como éste puede esconder.

Miras al cielo. A las nubes. Y sabes que no va a dejar de llover durante varias horas. Un barranco, peligroso de por sí, puede convertirse en un lugar muy peligroso con lluvia, ya que el caudal puede aumentar rápidamente, sobre todo en las zonas más estrechas. Por suerte, ahora parece que se ensancha, y que va a seguir así durante el resto del recorrido.

Miras atrás, a los demás. Preguntándote si lo conseguirán. Aquí tú eres el único que sabe cómo moverse en campo abierto, que sabe cómo sobrevivir. Ellos dependen de ti, no al revés. El Prisionero y el sirviente no te importan, pero sí el viejo sargento y el teniente, que no es más que un crío. No uno, sino dos mandos. Toda tu vida has tenido a los mandos encima de ti, dándote ordenes, dictando tu camino. Jodiéndote la vida.

Pero ahora las tornas se cambian. Estás en tu elemento, en una situación de vida o muerte en la que tú eres quien más conocimientos tienes para mantenerlos a todos con vida.

Así que más vale que no discutan tus decisiones, o puede que se queden ellos solos…

Sigues avanzando, sabiendo que debéis aprovechar la luz que os queda antes de que se haga más de noche. Antes de que eso ocurra tenéis que haber llegado al final del barranco.

 

Cargando editor
03/12/2013, 02:22
Director

Aguantas con estoicismo el frío que te invade, sin hacerle caso. Para alguien que ha pasado doce años encerrado en una celda, es sólo una molestia a la que estás acostumbrado.

Continúas sintiendo el peso de la espada en la mano que la sostiene. Es reconfortante. Es como si sintieras que estás despertando de un largo sueño. Notas como tus sentidos se agudizan, como tu mente trabaja a toda velocidad, valorando la situación en la que os encontráis.

Sigues pensando en la emboscada sufrida por la compañía de Andrais, por esa tropa de orkos con un equipamiento y un entrenamiento táctico propio de un ejército profesional más que de un grupo de forajidos. Estás convencido que el ataque tenía una razón de ser: El Prisionero. Sea quien sea él, posee información importante para el futuro de Stumlad y la de todos aquellos que viven en él. Y el enemigo, sea quien sea, está dispuesto a todo para evitar que esa información se divulgue.

Debes ayudar a que el Prisionero llegue a la plaza fuerte de Eradun. Por el bien de Stumlad. Y porque hace muchos, muchos años, tomaste una decisión poniendo tus intereses por encima de los de la mayoría, y eso destrozó tu vida. Ahora estás dispuesto a hacer lo correcto.

El teniente Derlan es sólo un crío, casi tan joven como tú cuando llegaste al rango de capitán. Necesitará tu ayuda, pero la cuestión es si será lo suficientemente humilde para aceptarla. Y el sargento Orlant tendrá que confiar en todos ellos, cosa que no parece sencilla. En cuanto a Sertois, el explorador es su mejor, su única opción de sobrevivir en campo abierto, sobre todo si están siendo perseguidos, de lo que Petrer está seguro, pero parece que el explorador tiene problemas con la autoridad… y consigo mismo.

Sabes que si este grupo de hombres tan distintos no aprenden, y rápido, a cooperar entre ellos, no sobreviviréis más allá de esta noche…

 

Cargando editor
03/12/2013, 12:40
Petrer

Creeis que nos siguen? porque hasta donde nosotros sabemos asi era. Solo espero que no esten tan locos de seguirmos por este terreno, nos vendria muy bien un poco de prudencia por parte de esos orkos, aunque nunca se sabe, parece que no son gente que se deje intimidar por el entorno....se me hizo algo extraña la precision y lo bien planeado del ataque que sufrimos no es muy tipico de ellos estar tan bien organizados.   Peter avanzaba colocando los pies sobre los apoyos seguros con precision y tambien con cierta cautela no queria salir rodando barranco abajo.

Cargando editor
03/12/2013, 15:10
Derlan

Derlan trató de esconder los escalofrios que le daba el frío. Estaba calado hasta los huesos pero mantenerse en movimiento hacía que su sangre circulara.

-Alguien dirige a esos orkos, jamás lucharon así en el pasado. Será mejor que sigamos avanzando puesto que no creo que esos miserables tengan precaución alguna, me gustaría haber puesto tierra entre nosotros cuando caiga la noche-respondió decidido el caballero.

Cargando editor
03/12/2013, 17:49
Orlant

El frío me calaba hasta los huesos, estaba seguro que si los orkos y sus nuevas mascotas que nos perseguían sin descanso no acababan con nosotros lo haría la hipotermia. Gracias a Koth, el joven teniente Derlan no había dado orden de detenerse a descansar, pues sabía perfectamente que eso habría sido como firmar nuestra sentencia de muerte.

Durante el camino, mientras me frotaba los brazos y golpeaba el pecho tratando de entrar en calor, lancé torvas miradas de arriba abajo al prisionero. Desde que salimos de Eras-Har, esta era la vez que más cerca me encontraba y deseaba saber quien se escondía debajo de la capucha con la que había escondido su rostro todo el tiempo.

Casi todos los miembros de la compañía del capitán Andrais, muchos de los cuales podía llamar amigos, habían muerto por su culpa. Estaba seguro de que los orkos lo buscaban única y exclusivamente a él y no dejaba de preguntarme si la vida de ese hombre valía tanto como todas las que se habían perdido.

Peter hablaba con la sabiduría propia de un caballero. Desde que el nuevo cocinero había unido a la compañía me había causado buena impresión, y la actuación en la cascada, sujetando el solo a dos hombres no había hecho más que mejorarla.

Aun podía confiar en mis primeras impresiones. No me había equivocado confiando el explorador, al menos no mucho, y parecía que tampoco con el cocinero.

Puedes estar seguro que nos siguen.- contesté a Peter apretando los dientes para evitar que castañearan.- Tienen con ellos una nueva mascota. Una abominación mezcla de un lobo y un troll con un olfato y un odio prodigioso que seguro anda tras nuestro rastro. Sertois y yo hemos visto a un par de ellos en acción. Si aún estoy con vida es gracias a una de sus flechas.

Cargando editor
03/12/2013, 23:18
El Prisionero

No son sólo un par de esas bestias. Se trata de una manada completa… y ahora están de caza…

Estas palabras vienen del Prisionero, que se detiene y se da la vuelta hacia vosotros, hablándoos con una voz suave, pero perfectamente audible, y en la que no se aprecia ningún tipo de acento reconocible por ninguno.

Creéis que los lobos-troll son las mascotas de los orkos, pero la realidad es ciertamente lo contrario.

El Prisionero se sitúa frente al teniente Derlan, mirándolo con fijeza con sus brillantes ojos castaños. Unos ojos que parecen meterse dentro de la cabeza de quien le sostiene la mirada.

Bajar por el barranco puede que sea nuestra única posibilidad de dejarlos atrás, pero…

Extiende ante el joven mando sus manos, cuyas muñecas están unidas por una cinta de cuero holgada que le permiten pocos movimientos.

… pero temo resbalar durante el descenso y no poder recuperar el equilibrio por culpa de estas ataduras. No quiero morir. Y no pienso escapar. ¿Adónde iría, de todas maneras?

Por eso le pido, teniente Derlan: Libéreme de estas ataduras.

Por favor…

 

Notas de juego

El Prisionero se ha dirigido directamente al teniente Derlan, pero cualquiera podéis intervenir, por supuesto.

Cargando editor
03/12/2013, 23:19
Director
Sólo para el director

Notas de juego

Nota Privada:

La tira de cuero que aprisiona las muñecas del Prisionero, lo que hacen realmente, es impedir que éste pueda usar la magia que posee.

Si algún personaje corta esa cinta, el Prisionero podrá usar poderes especiales.
 

Cargando editor
03/12/2013, 23:36
Sertois

Por delante del resto y sin aflojar el paso me movía entre las piedras húmedas con agilidad sin dejar de otear el lugar por el que ahora estábamos transitando.

Estoy meado por los Dioses, susurre con amargura echando una breve mirada hacia los caballeros a los cuales precedía, meado por todos ellos.

De todos los soldados y siervos con los que contaba el ejército es justo con Derlan y Orlant con quien tengo que cargar como una madre con sus críos mierdosos y gritones.

Si hasta sus nombres se parecen, ¡maldita sea!, ni siquiera para eso han tenido un poco de astucia.

Suspirando con resignación volví nuevamente mi rostro hacia adelante mientras elegía por donde bajar, al menos hemos encontrado a Merter, Peltre o como sea que se llame el cocinero, si cazo algo el hombre seguramente pueda hacer algo con la pieza.

Y el prisionero, no te olvides de él, me susurra mi mente.

Sujeto intrigante si los hay claramente, quien seria aquel hombre delgado que ahora arrastrábamos con nosotros, importante sin dudas para mover tantos hombres para custodiarle, importante incluso para los Orkos puesto que aquel ataque reciente era sin dudas una idea de mentes más astutas que las de aquellos monos malolientes.

Pronto caería la noche y entonces intentaría averiguar algo más de aquel prisionero.

Pronto, sí.

Pero ahora intentaría cazar algo mientras guiaba a las ovejas con armadura.

Maldita sea mi suerte.

Cargando editor
04/12/2013, 00:33
Derlan

Derlan recapacitaba acerca de las insinuaciones del prisionero. ¿Lobos-troll? ¿Los orkos estaban a sus ordenes? Eso explicaba el comportamiento de los orkos, aunque no del todo. Miró desafiante al prisionero.

-No parecías tan temeroso para escapar en un lugar rodeado de orkos-le increpó- no, no voy a soltarte. Pero si temes resbalar y caer, Petrer ya ha demostrado tener los reflejos necesarios para salvarte la vida. Vigila donde pisas y no tendrás percance alguno.

El caballero estaba congelado y de mal humor. Aquel tipo había demostrado no ser de fiar y lo que les faltaba ahora era tener que vigirlar su traición además de la amenaza de aquellas criaturas.

Cargando editor
04/12/2013, 02:05
El Prisionero

Derlan pensaba que tenía frío, pero eso no es nada comparable a la mirada que le dedica el Prisionero. Puro hielo.

Sigo siendo vuestro prisionero, teniente. Susurra. Acataré lo que digáis.

Dicho lo cual se da la vuelta y continúa la marcha, aunque no deja de hablar, ahora en un tono más alto.

Pero mirad dónde estáis y quiénes os rodean. ¿Acaso creéis estar al cargo de algo? ¿Pensáis que vuestro rango os sirve en una situación como ésta?

Los demás aún no lo dicen, pero vos no sois más que un niño jugando a la guerra. De momento os seguimos porque sois teniente, pero llegará el momento de las decisiones difíciles, y entonces, vuestro rango no os servirá de nada…

 

Cargando editor
04/12/2013, 02:16
Derlan

Derlan supo que el prisionero tenía razón. Sabía lo que los demás opinaban de él debido a su rápido ascenso pero no iba a dejar que aquello le distrajera. Era un caballero y tenía una misión que cumplir. Por el capitán Andrais.

-Teniente o no, llegarás a tu destino tal y como el capitán ordenó. Aunque fuera un simple mozo de cuadra no olvidaría el sacrificio que han hecho decenas de caballeros hoy para que tu pudieras salir de allí con vida. Así que cerrad la boca si no queréis probar que no soy un niño en absoluto-le dijo desafiante cerrando el puño frente a su cara- será mejor que sigamos. Yo iré primero. Sargento Orlant, no le quitéis el ojo de encima al prisionero.

El joven teniente empezó a descender. No quería que ninguno de los otros pudiese vislumbrar en su rostro las dudas que lo corroían. Aquel maldito prisionero les traería problemas... y sin embargo tenía razón.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Pues empiezo el descenso antes de que nos atrapen los trolobos. Dejo una tirada por si acaso, para agilizar.

 

Cargando editor
04/12/2013, 02:25
Director

Notas de juego

En efecto, el terreno por el que se tienen que mover rápido es muy resbaladizo. Conviene realizar una Prueba de Atletismo para ver qué tal lo hacéis. (Derlan ya no es necesario que la haga).

La clase de dificultad será de 10.
 

Cargando editor
04/12/2013, 19:42
Petrer

Nosotros algo mas arriba vislumbramos a uno de aquellos bichos de los que hablais sargento. Estaban asomados al acantilado olisqueando y jamas vision alguna me helo tanto la sangre y puedo decir que estos ojos que ahora miran piedras, han visto bastante de todo, desde muerte y sacrificios, fuego y destruccion como para helarles la sangre un lobo...esperemos no tener precances, y ser mas listos que ellos, lo cierto es que nuestra unica oportunidad es trabajar todos juntos, da igual las rencillas que hubiera entre ustedes, olvindenlas y trabajen mano a mano, cuando haya pasado el peligro si quieren pueden matarse o tomar una cerveza...pero de momento, cada uno de ustedes es mi hermano y como tal hare todo lo que este en mi mano para que el peligro no caiga sobre ninguno de ustedes. Solo espero lo mismo de los demas.

- Tiradas (1)
Cargando editor
04/12/2013, 19:50
Orlant

Como desees teniente.- No había necesidad de esa orden, pues no pensaba quitarprisionero.

Sin querer arrugué la frente mientras escuchaba las palabras las palabras de Peter. ¿Hasta que punto habíamos caído en esta misión para que un siervo, por mucho que fuese el de mayor edad del grupo, nos hablara con esa total falta de respeto?

No es que sus palabras estuviesen faltas de razón, de hecho era la cosa más coherente que había escuchado desde que lancé la carga de caballería que rompió el círculo de orkos. Pero aquella familiaridad estaba totalmente fuera de lugar.

Deja de dar discursos y empieza a bajar Peter, no tenemos todo el día.- ordene.- los orkos no se detendrán para darnos el tiempo necesario para conversar tranquilamente.

Cuando terminará de bajar lo harían el prisionero y Sertois. Yo cerraría el grupo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo la tirada hecha.

Cargando editor
05/12/2013, 02:29
Sertois
Sólo para el director
- Tiradas (1)
Cargando editor
05/12/2013, 02:37
Sertois

 

Demasiado lejos del resto para oírles Sertois seguía moviéndose con cuidado por sobre un terreno cada vez más difícil.

Pronto llegaría la noche y sería necesario buscar un buen lugar para cobijarse pero también que ofreciese lo necesario para no ser fácilmente descubiertos si es que los Orkos tenían batidores desplegados detrás de ellos.

Pensando comenzó a marchar con más lentitud mientras sus ojos vigilantes repasaban el terreno circundante a la vez que intentaba calcular cuantas horas de luz diurna aun tenían disponible.

De marchar solo ya llevaría mucho más terreno recorrido, pero esto se volvía imposible con aquellos a los que debía guiar moviéndose tan lento y más aun con el misterioso prisionero que escoltaban.

Vamos Sertois, se dijo a sí mismo, concéntrate en lo importante muchacho, ya luego habrá oportunidad para las charlas.

Cobijo y comida.

Solo eso importa ahora.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Nota .- si las tiradas no proceden ignorarlas señor master.

Cargando editor
05/12/2013, 04:41
Director

Notas de juego

Ahora mismo esas tiradas no se pueden aplicar, pero lo que voy a hacer es guardarlas para más adelante, ¿vale?