Partida Rol por web

Va aquí tampoco hay nada, vega vamos a la habitación de al lado, la que tiene la pared rota. Aelin se acerca con cuidado al hueco, y observa que hay en el interior. Si no ve nada raro, entra y comienza a buscar, primero busca trapas y luego todo lo demás

Esta escalinata está completamente cegada a media altura debido a los escombros.

Vaya, que sorpresa tampoco hay nada. Dice con cara de desilusión la elfa. Yo que pesaba encontrar montones de oro y solo encuentro montones de polvo.

Lo único que podemos sacar en claro es que hay un sótano, aunque las escaleras están cegadas. Dice señalando el último cuarto que ha visitado. Seguro que el dragón ha guardo el tesoro en el sótano y luego ha cegado el túnel.

La ladrona llega a la sala central y empieza a señalar las puerta por la que ha entrado; esta sí; esta también; en esta no, pero entro la gata; en esta sí; en esta había polvo; y en esta. ¿Alguien ha entrado en esta?  Al no obtener respuesta se dirigió a la puerta. Primero miro si había trampas y luego abrió.

En medio de los escombros y de pedazos de muebles hay pieles sarnosas diferentes cornamentas y las cabezas podridas de un oso y un jabalí.

Buscas entre los restos de la habitación pero no encuentras nada.

La corriente de agua le llamó la atención y la inspeccionó, así como la habitación entera. Era grande, quizá habría algo interesante. 

Agua... de dónde vendrá? Y hacia dónde irá. Siempre puede ser interesante. 

Nera daba saltitos como si intentara cazar algo que se imaginaba. Shafir estaba acostumbrado y no le daba importancia. Mientras se entretuviera, no molestaría. Pero la gatita en realidad estaba más atenta que él. 

Le pego una fuerte pada a una de las piedras que encontró en su camino, ¿pero es que no va haber nada aquí? Su voz sonó aguda y chirriante. Tiene que haber alguna forma de vagar al sótano. Volvió a darle otra patada a otra piedra, ¡estúpido dragón!, ¡estúpido y pobre dragón!

Seguro que tiene que haber algo mas, habrá que buscar más detenidamente, tiene que haber otra bajada o habrá que desbloquear la que esta hundida.

La elfa comenzó a revisar todas las salas de nuevo, haber si con un poco de suerte encontraba algo de valor que se le hubiera pasada en la primera búsqueda.

Mientras busca por los resto de la habitación no te percatas que un cieno gris esta escondido y te sorprende atacandonte sin pensar mientras que Nera si ha logrado verlo a tiempo para pegar in brinco y escapar de su ataque. EL cieno se lanza sobre ti provocandote un fuerte dolor en la espalda y seguidamente notas como un calor recorre tu espalda que empieza a quemarte y hace un agujero en tus ropajes. Un grito de dolor sale de tu garganta que suena en todo el recinto.

No os tiempo a salir de la ultima habitación que escuchais un grito ensordecedor que parece provenir del mago

Mientras esperais pacientemente en la sala principal un grito os sorprende parece ser un grito de dolor que proviene de Shafir.

¿Pero qué está pasando?, la elfa comienza a correr hacia la sala de la que procede el grito con la daga aun en la mano

Nera fue la única que se dio cuenta de la presencia anormal de la criatura. Su reacción instintiva fue un bufido que sonaba a unas garras arañando una teja de pizarra mezclado con el grito niña enfadada, erizándose el pelo y estirando las patas para parecer mucho más grande y fiera, aunque el cieno era poco dada al miedo. Sólo era una devoradora de... todo lo que se moviera. Y el mago se movía mucho y sin ningún cuidado. 

SHFIUUUUUUHHH!

El golpe sonó como cuando remueves con brusquedad un odre de vino, pero el vino no hace hervir la carne.

Argghhh...  Se dolió Shafir, que se revolvió inmediatamente. Asomaba una pequeña parte de sus espalda en carne viva, de un color entre rojo sangre y verde brillante. Una nube de humo minúscula se disolvió en el aire, dejando, sin embargo, un apestoso olor. 

Ni que decir que rapidamente acudí en dirección del grito. Quizás los habitantes del castillo por fin se hubieran decidido a dar la cara desde algún pasadizo secreto.

Ante el grito de mi compañero , salgo coriiendo rapidamente siguiendo de cerca a Aelin mientras , cubriendo su retaguardia , pero sin perder tiempo . Por el camino desenvaino mis dos hojas preparado ante cualquier contingencia que pudieramos encontrarnos.

Absorto en mi tarea de proteger a todo el mundo de algún peligro hasta el momento inexistente, quedé pensativo. Y desde luego, el berrido de la gata, que parecía un monigote de tela y paja más que un animal con vida propia, me alertó (más bien, asustó), hasta el punto de empuñar el gran espadón. Inconscientemente comencé a rezar a mi dios pidiendo ayuda en el combate que creía que se avecinaba.

-Por mil demonios... ¿Me hacéis gastar el tiempo y las oraciones a Kord con estas estupideces? - gruñí con cara de muy pocos amigos. Al segundo me fijé en la cara de la gata, que parecía que estaba más enfadada incluso que yo, y no pude evitar soltar una risotada que retumbó en las paredes. - Y como bien dice la elfa, después de esto adiós al factor sorpresa.

Seguí mirando las paredes mohosas, pasando por las puertas de las habitaciones. Un penetrante grito retumbó en mis oídos. Rápidamente me moví hacia el sonido, que según me pareció provenía del mago. Antes incluso de echar a andar había desenvainado el espadón, preparado para lo que se nos viniese encima. Y como de costumbre, comencé a rezar...

Shafir dio un paso hacia atrás e invocó las llamas sobre el informe ser adelantando su mano derecha y extendiendo sus cinco dedos.

Flamma conus!

Gritó a la par que de sus dedos brotaban llamas que lamían la blanda y húmeda superficie del cieno.

- ¡Aléjate de él!

Le espeto echando mano del arco y disparando contra el cieno, pues de cerca sabía que no tendríamos oportunidad.

Hasta mis oídos llegaban sonidos de lucha/caza de los dos patas con algo que no emitia sonidos , simo un burbujear como el de una ciénaga cunado se traga un tronco o un animal, de manera que erizando mi lomo me puse alerta a la espera de que mi amigo/amo dos patas me diera alguna indicación de lo que debía hacer , mientras de mi garganta brotaba un gruñido.

La elfa comenzó a sacar la ballesta y a correr hacia donde provenía el grito. Cuando llego a la habitación se parapeto contra una de las puertas y apretó el gatillo.