Partida Rol por web

Payo torció el gesto al encontrarse la puerta del colegio cerrada, mas no era la primera vez, ni sería la última que durmiese fuera de él por tal motivo o más aún, que no durmiese en absoluto por otros motivos.

-Vaya, qué contrariedad. Bueno, vayámonos a la del Agustín, que ha de estar abierto aún y quizá por unas canciones nos paguen unos justillos de buen vino y un pedazo queso con el que llenar el estómago.

De momento no pasa nada más. Seguís en la puerta esperando...

El hombre un poco más tranquilo señala la jarra de vino que hay en la estanteria. Luego empieza a decir, siempre tartamudeando-Uuuun   aaamigo mmme pipipidió que lelelele dedededejara el libro, queqeque el lolololo aaaaaarreglaría y lo devolvería-

Mientras tanto, Jonah abre el arcón.

El arcón está abierto. En el hay un par de mudas de ropa, varias botellas de vino y una caja que tiene un queso y un par de chorizos grasientos.
 

Santa Madonna... -musité viendo aquello que había dentro sin encontrar precisamente lo que quería-. Entonces comencé a revolver el interior del arcón... Luego, al oir lo de "un amigo" comprendí que había terceras personas... aunque, ¿sería verdad? Por un instante, dejé de revolver y miré a mi compadre de oficio Rui, para ver si él podía sonsacarle cuanto pudiera decir mientras revisaba bien el arcón (por si había algún doble fondo o algo parecido).

Neh, Payo, ¿donde quedamos de esperarlos?  Aquí adentro no, pues ya cerraron las puertas.  ¿O era mañana que los veríamos?  

En todo caso, preferiría buscar la casa de algún amigo que nos preste para dormir un establo calientito, que mañana se me carían los ojos de sueño en las lecturas. 

Realmente se le estaban cerrando los ojos a Liat.

Pero esperemos un poco más por si llegan.  

Mientras, dime, -dijo, como para pasar el tiempo, si fuera un profesor quien se hubiera llevado el Ciprianillo, ¿quien hubiera sido?  ¿A quien le ves cara de que esos temas le gusten, aunque lo oculte?

-¿Qué sé yo?-contestole Payo encogiendo los hombros-¿Quién pudiere estar interesado en tales cuestiones? ¡Cualquiera! Dicen que ese libro esconde tras sus lomos la ubicación de incontables tesoros y poderosos encantamientos. Aunque en todo ello anda el demonio de por medio. Es por ello que quien ansíe sus secretos ha de obrar con sumo cuidado.

Payo se recogió en su capa.

-Demasiado frío hace para dormir aquí fuera. Y anda que menudas horas para cerrar la puerta-.

Ni corto ni perezoso, el mozo agarra la aldaba de la puerta del colegio y llama.
 

En lo que esperaban a que les abrieran, Tolomeo comenzó a tararear una canción inventada aunque no por eso un poco soez:

Hay un libroo escrito por SanCipriaanoo

si lo lees de una vez se te pica el annnillo

si lo tuviste alguna vez en tu mano

y buscas favores de algún diablillo

diuuna vez devuel-ve-selo al hermanoo

no te vaya'remeter al fundillo.

A pesar del alcohol y su imprudencia innata, Tolomeo no subió ni tantito su voz, así que apenas sólo Payo lo oía.  Cantar más alto podría poner al ladrón sobre aviso de que lo estaban buscando.  

¿O sería bueno para que de nervioso lo regresara?  Nah, mejor calladitos primero.   

Siguió cantando por bajo una segunda estrofa aún peor que la primera...

-Ah, ¿ves? -ufano, Rui brindó con el pobre hombre tras acercarle el vino, y escanciarle-. Entonces casi hemos acabado y a ti te espera un sueño reparador, que ya quisiera yo para mí, que aún tengo noche por delante. ¿Quién es ese amigo tuyo a quien has dejado el libro, hombre de Dios? Venga, un empujoncito más, como éste del vino para el gaznate, y nos vamos sin aspavientos. Y tan amigos.

Mirá pues, ¿a que hora entramos a la Universidad?  Tolomeo se empezó a reírse tontamente de su propia distracción o borrachez. 

Y siguió cantando.

Dime Payo, ¿tu porqué entraste a la Universidad, realmente?

-Pues porque a la vista de que no haría de mí un buen soldado, mi padre me dijo que o me ordenaba sacerdote, o me iba a estudiar. Y no lo dudé dos veces. La vida monástica no está hecha para un servidor.

Payo volvió a desandar el camino hasta la calle.

-Venga, vámonos de aquí. Lo cierto es que estoy ya cansado de dar vueltas y el estar aquí parado me ha dejado destemplado. O me invitas a una ronda en la del Agustín, o me voy a dormir.
 

El bedel da un trago al vaso de vino. Pone una sonrisa bobalicona y con una chispa de picardía en los ojos dice-El babababachiller Gregregregorio Sanz-Deja el vaso a un lado y suspira aliviado, como si ya todo se hubiese acabado.

Revuelves todo el arcón, sacas las mudas, miras la caja con los chorizos...vuelves a mirar. Pero no encuentras nada.

Oís que empiezan a llamar a la puerta de la conserjeria, se os tensan los músculos y Martín mira hacia la puerta sin saber que hacer, entre esperanzado y asustado.

Llamáis a la puerta de la conserjería, no parece que haya respuesta. De modo que os váis camino de la taberna del Agustín, tan alegres como al principio, con vuestro canturreo y aire jovial.

Tolomeo va cantando la canción de San Cipriano que inventó, añadiéndole cosas.

¿Que otra cosa rima con "ano", Payo? 

-Mariano, vano, hermano, profano, escribano,...más cuidado con lo que cantas, amigo mío. A quien sepa de qué habláis no le hará gracia y al que no lo sepa, tampoco. Venga, hemos llegado.

Payo abrió la puerta de la taberna del Agustín. A aquellas horas había un nutrido grupo de gente. Los más estudiantes como ellos y todos ellos vividores de la noche salmantina, dados a la bebida y otros vicios poco sanos. El aire estaba enrarecido y hacía calor dentro así que Payo dirigióse a la barra por un justillo de vino, si es que se le podía llamar vino a lo que daban en el Agustín por dos novenos.

LLegados a una mesa en un rincón, sacó de Laúd y dispúsose a cantar implicando al Tolomeo en una improvisada tonada, más por ver más que nada si había algún gentil hombre que apreciando su arte, fuese quien de hacerse cargo de la cuenta o al menos, contribuír en ella, que por el placer de tocar, que también.
 

Rui se levantó y se dirigió rápido hacia una esquina sombría en la misma pared que la puerta, para que sólo alguien que se asomara pudiera, y con dificultad, verlo. Animó a su consorte a que hiciera otro tanto. En cuanto a Martín, se giró hacia él y, en susurros, le conminó.

-Responde, hombre. Cuando pregunten, di que has tenido un mal sueño, porque apestas a miedo. Ya has bebido un poco y estás mejor. Quieres volver a dormir. ¡Venga!

En la oscuridad, Rui tenía a mano el cuchillo y estaba bien embozado.

Mientras salís de la universidad, la puerta a la que llamábais se abrió. Asomó una cabeza para ver cómo os alejábais camino de la taberna del Agustín,si dijo algo nada oísteis.

En la taberna de Agustín os sentís como en casa. Hay un nutrido grupo de estudiantes, varios parroquianos habituales y el Agustín que no da abasto para servir a todo el mundo.

Tan pronto como Payo saca el laud y Tolomeo empieza a cantar, se os arriman varios estudiantes que os convidan a beber y se acoplan a cantar con vosotros y os piden ahora esta, luego esta otra canción...y así va trascurriendo la noche.