Partida Rol por web

La noticia destacada en el Albuquerque Tribune del 1 de Octubre de 1923 es el comienzo del juicio a William Zimmerman, un contratista notorio de la zona. Está acusado del asesinato de su esposa la noche del 19 de septiembre.

Llevas dos días en la ciudad, siguiendo el caso. El departamento ha puesto a tu disposición una habitación en un hotel elegante del boulevard Lomas, a escasa distancia del juzgado. Cuando el jefe Richmond pidió un voluntario, ni lo dudaste, ni nadie quiso contender contigo: siempre has tenido la sospecha de que Zimmerman era uno de los hampones que sentenció el destino de tu hermano gemelo. Sabes que Zimmerman tuvo que abandonar Chicago por presiones de la mafia: tenía fama de loco, de poner en peligro toda la organización, pero por alguna extraña razón no lo liquidaron, sino que le proporcionaron los medios para que se instalase en Nuevo México. Se rumorea que Zimmerman pone nervioso a Al Capone.

El lunes ha amanecido encapotado, y un trueno retembló en los cristales de la sala, atestada de curiosos y corresponsales, justo ahora que parece que el abogado de Zimmerman se dispone a dar un giro inesperado al juicio.

El cielo estaba nublado, y constantemente asediado por truenos que abrian los cielos con una descarga electrica, rompiendo el silencio que reinaba en la sala de los tribunales. Dicha sala estaba a rebentar, prensa...curiosos... y ahí estaba el, sentado en uno de los bancos, jactandose y dandose aires de superioridad ante todos...elo hombre que tuvo algo que ver en la muerte de mi hermano.

Mantenia el silencio, pero me sumia en mis pensamientos. mi ira crecía cada vez que veia a ese sujeto, pero conseguia dominarme aunque, a duras penas. mi objetivo era claro, habia ido a ese lugar para asegurarme que encerraban a ese bastardo de por vida en una celda, y que se pudria ahí dentro como se merecia, aunque...me llamaba mas la atención si lo condenaban a pena de muerte por lo que habia hecho

Sin embargo...algo me reconcomia por dentro, parece que el abogado de Zimmerman tenia un as bajo la manga, pues se veia realmente tranquilo...

Otro trueno rompió el silencio de la sala, y casi a la par, el abogado de Zimmerman se levantó para defender al acusado

"-Se avecina una tormenta...-"

El juez Butler, con fama de inflexible (según te había contado tu enlace en Albuquerque, el detective de homicidios Philip Armour, un tipo que fumaba como un carretero) aplacó con su mazo la conmoción que había provocado el trueno y proclamó:

-Es el turno de la defensa. Letrado Robston, llame a su primer testigo.

Zimmerman tocó el brazo de su abogado antes de que este se levantase y le murmuró algo.

-Señoría, llamo a declarar ante este tribunal a la señora Erica Mayers –dijo con rotundidad.

Superó las inmediatas reticencias del juez y las quejas del fiscal McKenny (de nuevo Philip: un irlandés pecoso e irascible) con un aluvión de referencias legales y logró que la mujer, bella, coqueta, con un brillo opiáceo en los ojos, subiese al estrado.

-Es esa actriz que The times tachó de actriz catastrófica, que consigue papeles por medios lúbricos… -murmura una mujer de un banco próximo.

El abogado hacía todo lo posible por conducir su testimonio, presentándola como una coartada indiscutible para Zimmerman, pero…

-Sí, así es. Mantuvimos relaciones… esa noche, ¿qué día? –sostuvo ella.

-¿La noche del 19 de Septiembre, señora Mayers? –intervino el juez.

-¡Señorita! Ese bastardo de Alan me ha dejado. Me prometió que tendría el papel principal en la próxima película de De Mille y…

El jurado murmuró entre sí y se oyeron risitas entre la audiencia.

-Céntrese en el motivo de esta vista, señorita Mayers. ¡Orden en la sala!

-Ah, disculpe. Mi médico me recetó un ansiolítico, ¿sabe? ¡Sí, la noche del 19 de septiembre! Estuvimos en aquel sitio, aquella cabaña que tiene en… -continuó la chica. Fue un largo titubeo. -En Flourine.

-Entiendo –dijo el juez, incrédulo.

-¡Es un gran amante el señor Zimmerman, sabe! – aquel impulso histriónico escandalizó al público.

Tras una serie de golpes contundentes, el juez dictó el turno de preguntas del fiscal.

-"Que tiene una coartada?"- pensé para mi -"Pero a que coño estan jugando!"-

La sangre me hervia, no podia permitir que este capullo se fuese de rositas despues de lo que habia hecho, la idea de que el juez le diese un aplazamiento o, aun peor, declararlo inocente, era algo inaceptable. -De veras voy a tener que enmendar yo los errores personalmente?"-

Robston es muy hábil, parece que a leguleyo no le gana nadie, y sus protestas continuas en contra de “preguntas tendenciosas” son aceptadas por el juez. Además, la semi-estupefacción de la testigo empantana el ritmo de la intervención, y esto desilusiona al público, que se la prometía más picante.

Tú mismo te encuentras relacionando datos. Flourine… ¿De qué te suena ese nombre? Ah, por supuesto. Le pides con educación el Albuquerque Tribune al que tienes sentado al lado y no tardas en releer la noticia:

CONTINÚA EL MISTERIO DE LAS MUERTES DE GANADO

En el capítulo más reciente hasta ahora de las misteriosas muertes de ganado en Nuevo México, el ranchero Charles Dexter perdió 92 cabezas de ganado entre el 8 y el 19 de Septiembre en su rancho de la aislada localidad de Flourine. Esta ha sido la mayor pérdida atribuida a los, hasta ahora inaprehensibles, “asesinos de ganado”.

Las reses fueron halladas muertas en los alrededores del rancho del señor Dexter, todas ellas con la lengua arrancada de cuajo, y también con otros signos de brutal violencia.

El señor Dexter ha quedado tan afectado por el terrible suceso que ha vendido su rancho, emigrando a Europa.

Durante los últimos dos años han tenido lugar misteriosas mutilaciones de ganado en los ranchos locales, pero por regla general sólo se veían afectadas una o dos vacas al mes. El nuevo incidente parece apuntar a un posible recrudecimiento de estos extraños sucesos en el Sudoeste de los EEUU.

Acompaña a la noticia una foto de dos hombres observando una res abierta en canal. Al fondo, se divisa una piedra erguida, más alta que un pilar.

Pero llega el turno de los alegatos finales. El del fiscal es inseguro, y por supuesto, ni siquiera menciona la horca.

Robston se dispone a realizar el suyo.

-Muy amable- Le dije al hombre que tenia al lado mientras le cojia de la mano el Albuquerque tribune. Sabia que algo habia leido en el diario sobre ese lugar...por eso me sonaba tanto. Decidí en echarle un vistazo rapido para recordar de que iba exactamente y cuando acabé de leerlo, se lo volvi a pasar al hombre de al lado

-"Hm...Flourine...Ganados...Dexter..."- Me repetia mentalmente para gravar estos datos en mi cabeza -"tal vez haya algo que se me escapa...deberia visitar ese sitio en busca de pruebas, si realmente han estado acostados en esa cabaña...podria encontrar algo que desmienta esa Coartada. Por otra parte...tambien me gustaria hablar en privado con la señorita Erica Mayer"

Tras acabar de hacer mis propias reflexiones, eche un vistazo en como se estaba desarrollando el juicio, parece que no le esta yendo muy bien al Fiscal...Ese abogado...Robston si no recuerdo mal...sabe lo que hace...

-"Mierda!"- dije mientras propiciaba un pequeño puñetazo en mi rodilla

Robston corta por lo sano: se encara con el juez y pide la desestimación del caso y la exoneración de todos los cargos a su cliente.

El juez tan sólo puede gruñir y da su brazo a torcer:

-El caso del estado contra William Zimmerman queda desestimado. Queda absuelto de todos los cargos y jamás podrá volver a ser juzgado por los mismos hechos en esta corte. Despejen la sala.

Zimmerman se abraza con su hombre de confianza, un tal Di Pietro, con hechuras de gánster y gnomo. Y acto seguido se levanta para hacer lo mismo con Robston, quien retorna vencedor.

El jurado se está retirando, los alguaciles pastorean al público, que se divide entre indignados y conversos. Un coro de periodistas en los pasillos marmóreos del juzgado en el boulevard Lamas asalta a la ahora señorita Mayers.

-Oh por favor esto es increible!- dije en voz baja al darme cuenta de que la demanda queda desestimada dejando a Zimmerman en libertad. Los guardias de la sala empezaron a conducir a las personas hacia afuera, echandolos pausadamente de la sala, y con ellos a mi incluido

-"voy a dar caza a ese hijo de puta..."- Estaba completamenta alterado, como podia ser que lo hubiesen dejado libre? maldita sea...ese abogado es muy bueno...en que demonios esta pensando el fiscal? es que no tenia un plan? Mi cabeza era bombardeada por miles de preguntas, me sentia agobiado por el transcurso de los hechos, así que decidirme encenderme un cigarro para a ver si me calmaba un poco y meditar mi proximo paso

Fué entonces cuando La señorita Mayers apareció en escena perseguida por una multitud de prensa "-si pudiese llegar a ella...tal vez podria explicarme mejor que es lo que paso...por probarlo no pierdo nada"-

Tiré el cigarrillo al suelo, lo apague con mi bota y ni corto ni perezoso me dirigí hacia allí para ver si podiamos quedar para hablar en algun sitio

Lástima que no hayas pisado antes ese juzgado y que no hubieses seguido tu olfato de acortar por aquel otro pasillo para intentar rodear la nube de periodistas y tener la oportunidad de comentarle cualquier cosa con alguna intimidad. Lo único que puedes hacer es bracear entre el gentío, procesionar fatigosamente y descubrir cómo, aunque lo hubieses visto quedándose rezagado en la sala, Robston emerge en cuanto la abrumada actriz dobla la esquina del largo pasillo, la coge del brazo y se proclama su portavoz dando los últimos pasos hacia la pequeña plaza que se abre al boulevard.