Partida Rol por web

El Teatro de los Muertos

Capítulo II: Intermezzo

Cargando editor
28/02/2017, 03:33
Elie Godnay

Al notar cómo Angie se siente al salir del teatro algo se encoge en la zona en que habita la llamada Elie Godnay. Es como si se recogiese sobre sí misma para darle algo de espacio, aunque una sensación que es como una oferta de cobijo y abrigo emana de ese mismo sitio en el que ella parece vivir.

Un momento más tarde, sin embargo, cuando la chica comienza a comparar su condición con todos esos fantasmas de ficción, Elie se revuelve un poco. Parece guardar algunas palabras que son casi una protesta, pero no interrumpe los pensamientos de Angie por el momento. En lugar de eso deja que pasen de una cosa a otra, y cuando después de hablar se centran en Josh es evidente que se alegra.

La respuesta de la chica arranca a esa presencia de su cabeza una especie de sonrisa invisible.

—Pues si no puedes estar ni un día más sin verlo, tendremos que verlo —enuncia señalando lo que es evidente sólo para dar su confirmación y beneplácito—. Además, así lo conozco por fin, que ya es hora de ponerle cara. Y tú tienes que ir a escuchar tu canción moñas —bromea antes de empezar a planificar—. Lo haremos de la mejor manera que podamos. Y está claro que entre las dos seremos más listas que esa.Pronuncia esa palabra como si sintiera una mezcla de pena y desprecio hacia la tal Linda. La primera por su condición, el segundo por ser su vigilante.

—Si quieres cuando lleguemos puedo mirar hacia otro lado un rato ofrece entonces bajando el tono y hablando como una verdadera amiga—. Ya sabes... Por darte algo de intimidad. No por lo que hagáis ni nada, que no creo que os apetezca montároslo, pero ya sabes... Son vuestras cosas —enuncia con cierta reticencia, pero en su oferta parece sincera.

Escucha entonces la explicación de John sobre los autobuses y no tarda en intervenir.

—Oye, nena, ¿tú crees que si le hacemos un gesto o algo nos seguirá? O a lo mejor puede quedarse entreteniendo a la pavisosa esta.

Notas de juego

Elie como es buena gente te ofrece cinco daditos.

Cargando editor
28/02/2017, 03:52
Angie Doyle

Cambio el peso de una pierna a la otra mientras John habla y asiento con la cabeza, confirmando así que recuerdo aquella conversación que tuvimos sobre los autobuses. Cuando termina me siento totalmente decidida. No pienso hacer nada más con esta existencia-no-existencia hasta que no vea a Josh. Así que asiento con la cabeza, hacia fuera y también hacia dentro. 

—Yo creo que sí. Está más despierto y espabilado que cuando lo conocimos, ¿no? Para mí que el gordo lo tuvo a saber cuántos siglos ahí encerrado hasta que empezó a convertirse en polvo de muerto o algo así. Pero ahora le hemos dado vidilla y seguro que nos ayuda con la loca esta. 

—Bien, pues vamos, no perdamos tiempo —digo en voz alta, mirando alrededor para ubicarme y recordar la estación de autobuses más cercana.

Por un momento echo de menos a Edith y el coche de sus padres, con el que llegaríamos en un momento a Southport, pero de inmediato algo se encoge en mi estómago y el flujo de mi sien parece incrementarse al pensar en coches. O quizás tan sólo lo noto más. Mis dedos tiemblan un poco cuando los llevo hasta mi frente para frotarla una vez más y tengo que pensar muy fuerte en Josh para apartar esa sensación pegajosa de mi pecho. 

—Te lo agradezco mucho, Elie. Eso es todo un detalle por tu parte. Aunque si es incómodo para ti no mirar, tú hazlo. No es culpa tuya estar dentro de mi cabeza atrapada. 

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción+Empatía+los dados de la maldita que me tiene engañada

Tirada: 9d10

Dificultad: 6+

Resultado: 3, 6, 4, 9, 7, 9, 2, 8, 4 (Suma: 52)

Exitos: 5

Notas de juego

Why not? Carpe diem! Ya pagaré las consecuencias otro día D:

Cargando editor
28/02/2017, 09:53
Narración

John ocultaba algo. Se había callado de repente y había observado claramente a Linda. No te es nada difícil entender que había otra alternativa, y que John de alguna manera tenía acceso a ella, pero que no quería que se enterase la autómata de Lord Chamberlain y por extension Lord Chamberlain. Tenías la impresión de que había mucho más detrás de esa fachada genérica y desprovista de ánimo que tu compañero tenía, y que, de alguna manera, no se había atrofiado si era cierta tu impresión de que habría pasado una cantidad inimaginable de tiempo encerrado en los camerinos del Lord.

Estás a unos pasos de Queen Square, donde sabes está la estación de buses principal de dónde sale la línea que conduce directamente a Sourthport, y a algunos minutos más a pie puedes llegar a la Liverpool Central Station, en dónde pasa el tren que puede llevarte a casa. Sin embargo, las calles parecen más largas y algunos edificios que no reconocen aparecen entre otros que existen, algunos subyacen superponiéndose, y muchos de estos, parecen humear desde el techo, lanzando grandes columnas de un humo negruzco y continuo que se pierde en el cielo manchado de nubes borrascosas. El aire huele a cenizas y a fuego a medida que te acercas hacia Queen Square.

Finalmente puedes ver el St. George Hall, la sala de conciertos de la ciudad, enorme e imponente, en su estilo neoclásico, silencioso, como si estuviese en medio del ojo del huracán. Cerca está la estación de trenes de Lime Street, del que sale las líneas de tren que llevan a Londres. El lugar parece bullir de actividad y asumes que será de mañana todavía. Vehículos y Rápidos pasan con absoluta rapidez, perturbando la tranquilidad de este lado, dejando tras de sí el aire denso y pesado. Ciertamente las dimensiones de todo parecen alargarse y perderse, y los mismos caminantes vivos incluso se desvanecen y reaparecen en ciertas zonas, como si atravesan oscuras áreas y fuesen transportados directamente al otro lado.

John parece algo nervioso y Linda simplemente indiferente. Ambos te siguen sin poner mucha conversación. -¿Sabes donde pasa el bus?- pregunta John incómodo en un susurro.

Notas de juego

Lo dicho. Está la estación central de buses y la estación central de trenes. Los trenes y buses salen casi que cada 20 minutos. Un bus a Southport toma una hora y diez minutos, un tren toma 50 minutos a 1 hora. (Pero debes caminar hacia allí). 

En coche, la distancia se cubre en 30 minutos.

Cargando editor
07/03/2017, 01:23
Elie Godnay

Los primeros pensamientos de Angie sacan del lugar donde reside esa permanente presencia de su cabeza la sensación de un asentimiento. Sin embargo es evidente que no está conforme, no con ella, sino con el otro chico. La atención de Elie está centrada en él y una vez más no disimula que hay algo que no le convence del todo. Las palabras que guarda sobre él van convirtiéndose en una bola cada vez más grande, una que no tardará en salir. Pero antes de eso nota los pensamientos de Angie, su miseria, y decide dejar la cizaña para más tarde.

Acto seguido, cuando la chica responde a las palabras de Elie de una forma tan amable ella se recoge un poco dentro de su cabeza, como si estuviera encogiendo los hombros.

—Eh, nena —trata de calmarla al notar el temblor de sus dedos—. Estás bien. Estás muerta, pero bien. Eres la muerta más fuerte que he visto en mi vida, más que puto el gordo y que el pervertido de Jonathan. Y la más sexy —añade con un tono más relajado como broma—. Las cosas no están a nuestro favor ahora, pero pronto les daremos la vuelta. Y joder, nos vamos a encargar de que escuches todas las moñadas de canciones que te haga tu novio de aquí hasta que se muera él también. —dada la seriedad de lo último que ha dicho no tarda en dar más detalles en el tono de quien pretende relajar el momento—. De viejo, todo arrugado, con dentadura postiza y sin pelo, ya verás.

—Y lo de estar aquí... —Cambia de tema—. Pensándolo bien no sabemos cómo acabé aquí, así que lo mismo sí es mi culpa—comenta—. A lo mejor en vida era una mala zorra y mi castigo es no tener mi propio cuerpo estando muerta, o qué se yo —dice. Habla como si aquello fuera una especie de juego, pero en el fondo de su voz hay algo que la hace ver más afectada de lo que parece—. Ni siquiera me acuerdo, así que vete a saber.

—Eso sí —retoma tras tomarse un instante para tomar aire—, supongo que si es algo así tengo suerte de haber caído en tu cabeza, al menos encajamos bien. Creo que habríamos sido amigas y todo, ¿sabes? Digo si nos hubiéramos conocido, ya sabes... Vivas.

Durante un instante parece que va a dejar que el silencio se extienda de nuevo por la cabeza de Angie. Sin embargo acaba por volver a hablar.

—Joder, le habremos dado más vidilla y lo que quieras, pero míralo: se guarda algo. Este sabe cómo llegar más rápido. Y me la suda un poco que esté la pavisosa delante, al menos podría hacerte una seña o algo, o habértelo dicho en el puto cuchitril. No tenemos tiempo de ir en bus. Si las cadenas esas empiezan a pesar a las dos horas vamos a estar jodidas si esperamos tanto para escapar. Mierda, ya lo estoy viendo. Este no va a arriesgarse, sólo sumarse si lo ve muy claro. Y si nos pillan, fijo que nos delata.

Cargando editor
07/03/2017, 02:59
Angie Doyle

Los ánimos y las bromas de Elie consiguen apartar las sombras que amenazaban con invadirme y hasta esbozo una pequeña sonrisa. Sin embargo, cuando menciona la muerte de Josh... Eso me da que pensar, sin duda. Porque desde luego que voy a esperarle todo lo que haga falta. Un amor como el nuestro no entiende de vivos y muertos, estoy segura. Segura del todo. Quiero creer que me va a ver, o a oír, o algo, que va a saber que le estoy esperando y él también me esperará a mí lo que sea necesario... Bueno, hasta que se muera.

Pero ahora que sé que después de morirse uno viene a este lugar... ¿Por qué esperar a que se muera de viejo? Juntos podríamos enfrentarnos a todos los gordos y a todos los pervertidos de esta tierra de muerte. ¿Y sabiendo que estaríamos juntos no preferiría él venir ya a mi lado? ¿No lo prefiero yo? Me muerdo el labio inferior en un gesto dubitativo, porque de repente no estoy segura de nada. De nada salvo que necesito verlo y saber que no me ha olvidado. 

La sonrisa vuelve cuando Elie menciona que en otras circunstancias podríamos haber sido amigas.

«Yo también lo creo. Y no creo que hayas sido una mala zorra. Eres una tía de puta madre. Seguro que sólo ha sido mala suerte, algún fallo o algo... y encontraremos la forma de sacarte de ahí, ya verás». 

Sin embargo, lo que ha dicho de John... Yo también lo he notado. Miro al chico de hito en hito, con el rostro ladeado, y después miro hacia Linda. Si consiguiera encontrar la forma de comunicarme con él sin que ella se enterase... Porque es que Elie tiene razón también en eso. No nos va a dar tiempo de ir y volver en bus en dos horas ni de coña. No me preocupa una mierda llegar tarde, pero si hay algún modo de que pueda pasar más rato con Josh, bueno, quiero saberlo. 

—Sí, se coge ahí —digo, señalando hacia la estación de autobuses antes de echar una mirada rápida hacia la autómata del gordo para volver a mirarlo a él—. El bus tarda una hora y diez de ida y otra de vuelta —bajo un poco la voz, dándole intención a mis palabras—. Si hubiera otra forma de llegar más rápida... Bueno, deberíamos ponerla en práctica —Hago una brevísima pausa—, aunque fuésemos solos. 

- Tiradas (1)

Motivo: Manip+Subterf+Los dados de la perra esa

Tirada: 10d10

Dificultad: 6+

Resultado: 10, 1, 5, 7, 10, 1, 7, 1, 6, 4 (Suma: 52)

Exitos: 5

Cargando editor
07/03/2017, 20:27
Narración

Tu mensaje esta vez te provoca de nuevo aquella sensación oscura y sobrecogedora. No puedes explicarlo del todo, pero se parece a una corazonada cargada de desconcierto o desconsuelo, como si supieses que algo malo ha sucedido, pero no puedes señalar el qué. En cuanto la última palabra sale de tu boca, ese extraño escalofrío cesa, dejándote frente a la mirada nerviosa de tu compañero y la presencia ignorable de la autómata que había enviado Lord Chamberlain.

John te escucha y niega lentamente con resignación. -No... no hay forma sin dinero- dice también en voz baja, imitándote, con ingenuidad, sin que parezca haber entendido lo que le tratabas de decir. La estación parece vieja y raída, aunque la recordases que había sido remodelada recientemente. Los vidrios que soportan los asientos de los paraderos están agrietados y opacados, y las mismas sillas parecen más gastadas de lo que en realidad debían estarlo. El sitio huele a aceite de motor y a óxido, mezclándose con el aroma a humo que parece ser una constante en aquella zona. De tener que respirar, se te habría antojado bastante más difícil.

Una pantalla gastada y parpadeante informa el tiempo que falta para el próximo bus a Southport: 5 minutos. Notas como la electricidad parece oscilar y como algunas chispas invisibles parecen saltar de los leds, creando pequeñas pero perceptibles perturbaciones. Hay otros Rápidos allí, todos tan brillantes, tan vivos, proyectando todo tipo de emociones distractoras. Casi que puedes percibir el estado de ánimo de cada uno de ellos. Una en particular llama la atención. Es una mujer madura que habla por teléfono, su aspecto es bastante lamentable, lleno de moretones y arrugas prematuras que se superponen como sombras a la luz que emite. Está vestida con una falda larga hasta las rodillas, y un chal de lana tejido que usa para protegerse del frío. Está a algunos metros sentadas, y no escuchas bien lo que murmura, pero lo hace en un tono que parece suplicante y que se te antoja magnético. John parece impaciente y observa, sin percatarse de lo que haces, en la dirección en la que supone llegará el autobús. 

Cargando editor
14/03/2017, 02:36
Elie Godnay

Una nueva sensación crece desde el lugar que ocupa Elie en cuanto Angie piensa sobre el futuro de Josh, sobre su muerte. Sobre si no sería mejor que fuese cuanto antes. Elie no dice nada pero es evidente que calla porque hay cosas que dichas en voz altas no parecen lo que son. Esa sensación que se irradia desde su sitio, que se extiende por los alrededores como si estuviera hecha de bruma es de completa comprensión y apoyo. Elie parece entender a Angie perfectamente con su planteamiento, así como con sus dudas.

Poco a poco eso se disipa cuando Angie responde a sus palabras, pero deja detrás un poso grisáceo con una figurada forma de polvo. Y con respecto a lo que la chica dice, Elie responde sin prisa.

—La verdad... —empieza—. Antes me gustaría saber quién soy. Fuera no tendría adónde ir si no fuera contigo, y aunque me molaría fumarnos un petardo juntas o darte un puto abrazo alguna vez si es para que nos tenga un gordo atadas prefiero estar aquí. Es curioso, pero si es así soy más libre dentro de tu cabeza que fuera —esas últimas palabras parecen como un pensamiento expresado en voz alta, reflexivas y lentas.

Acto seguido, cuando Angie habla a John Elie trata de animarla, de hacerle saber desde su lugar que si lo desea puede ser la reina de la sutileza. Pero tan bien lo ha conseguido que parece que, al final, el maldito larguirucho ni siquiera se ha enterado. Eso, o no se ha querido enterar.

—Cobarde hijo de... —empieza a maldecir Elie, notoriamente molesta, antes de exponer su conclusión—. Este es retrasado, o pasa de arriesgarse. Joder, tendríamos que haberle pedido dinero al puto gordo. Con la pasta que le íbamos a hacer ganar bien podría habernos pagado el viajecito, coño. Pero mejor no volver ahora para decírselo, no vaya a ser que no nos deje salir y te quedes sin ver a tu chico. ¿Sabes, Angie? —pregunta de manera retórica, y si tuviera forma física probablemente lo siguiente que haría sería un gesto hacia John—. Yo creo que a este le moliaron el tarro, y se quedó como las mierdas.

Mientras pronuncia esas últimas palabras la atención de Elie se van centrando en la mujer que capta la de Angie.

—Eh, nena —enuncia—, ¿te has fijado en esa?

Cargando editor
14/03/2017, 12:46
Angie Doyle

Frunzo el ceño con la respuesta de John y lo contemplo algunos instantes con seriedad creciente. ¿Es tonto del culo o es que no me quiere decir lo que sea que sabe? En otra vida, en otro lugar, tal vez le habría dado una colleja y le habría dicho que espabilase. Pero ahora estoy muerta y él es mi único amigo con un cuerpo de verdad. Así que tomo aire y lo miro más fijamente a los ojos. 

—Digo, que si sabes alguna otra forma de llegar más rápido —digo en voz baja, hablando despacio y cargando mis palabras de intención—. Una que no quieras que se entere el gordo—. Y por un momento me lo quedo mirando y enarco ambas cejas, esperando que sus neuronas hagan conexión o que decida que es mejor tener una amiga que no tenerla. 

Pero termino por mirar por encima del hombro hacia Linda, para asegurarme de que siga a su bola, y entonces es cuando veo a esa mujer. 

«Oh, sí... ¿Qué crees que le pasa? Tiene "algo", ¿verdad?», pienso hacia Elie. Y me tengo que contener las ganas de echar a caminar hacia ella para revolotear a su alrededor como una polilla con alas hechas de curiosidad. «Ahora vamos a verla, ¿vale? Pero antes a ver si John se empana de algo y suelta lo que sepa... Quiero llegar cuanto antes junto a Josh. Y si nos libramos de Linda por el camino, mejor. ¿Crees que podríamos empujarla a las ruedas cuando arranque un autobús? Así tal vez podríamos dejarla atrás. Y total, daño no le vamos a hacer... Ya está muerta y sin cerebro, ¿no? Y esa mujer... ¿Con quién crees que habla?»

Con reluctancia vuelvo a mirar a John y espero, pero de repente la impaciencia parece haberse colado en mis piernas, pues cambio el peso de una a la otra mientras le meto prisa con la mirada. 

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Percep+Sbuterfg+los dados turbios

Tirada: 9d10

Dificultad: 6+

Resultado: 9, 1, 9, 6, 4, 2, 2, 10, 8 (Suma: 51)

Exitos: 5

Motivo: Manip+Subterf+el mal

Tirada: 10d10

Dificultad: 6+

Resultado: 1, 8, 8, 1, 7, 9, 9, 9, 2, 3 (Suma: 57)

Exitos: 6

Cargando editor
14/03/2017, 21:46
Narración

De nuevo, haciendo tu esfuerzo en comunicarte con John, la oscura sensación de desolación se incrementa. Como un latido cargado de negras vibraciones, o un cansancio que te va llenando en el interior de cierto pesar, de un dolor anímico, la impresión de que algo no está bien es sobrecogedora, debilitante, preocupante. Te llevas como reflejo la mano al corazón, pero allí no hay latido, ni nada, aunque sintieses de alguna manera que aquella horrible impresión viniese en forma de pálpito. No sucedía siempre, pero parecía que ahora cada vez que ponías tus esfuerzos en algo, activabas aquella desazón sin saber el por qué... quizás fuese normal, cosa de Wraiths, o quizás tuviese otra razón ulterior, pero sea lo que sea, John no te ha hablado de ello tampoco.

Tu revelación directa le pone nervioso de inmediato. John mira a Linda y se pone firme. Casi que puedes ver las gotas de sudor frío transparente descender por su corpus, mientras responde entre dientes. -N...no... n...no sé nada- pero miente. Miente y lo hace por Linda. Y cuando volteas a verla, Linda os observa fijamente. No hay un gesto en su rostro que puedas leer, pero si sabes que hace un instante no os estaba prestando atención y que ahora tenías la desagradable certeza de que si os escucha. John da dos pasos hacia atrás. -Sólo l... los Heraldos podrían... podrían ayudarnos. ¡Pero... cobran!- Intenta cambiar de tema hablando tan atropelladamente, que no sólo sabías que ocultaba algo, sino que seguro hasta Linda se debía de haber dado cuenta de ello.

-El b... bus ya pronto llega- dice señalando el letrero. Y se gira dándote la espalda, mirando hacia la entrada de la terminal, seguramente esperando con ansias que el vehículo llegase pronto para terminar la conversación. Linda sigue en su sitio, pero sus ojos están fijos en él.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Percepción Linda

Tirada: 4d10

Dificultad: 6+

Resultado: 3, 8, 10, 7 (Suma: 28)

Exitos: 3

Tirada oculta

Motivo: Mentir (Man+Subt) John

Tirada: 5d10

Dificultad: 6+

Resultado: 3, 9, 7, 4, 5 (Suma: 28)

Exitos: 2

Tirada oculta

Motivo: Astucia Angie

Tirada: 2d10

Dificultad: 6+

Resultado: 6, 9 (Suma: 15)

Exitos: 2

Cargando editor
21/03/2017, 01:55
Angie Doyle

Me quedo quieta por un instante, con la mano sobre el lugar donde antes sentía mi corazón y la mirada perdida. Me siento desolada, como si mis esfuerzos tuvieran un precio pesaroso, como si perdiese algo, una parte de mí. Al fin y al cabo estoy muerta y puede que tenga algo que ver con eso, pero mientras esa tristeza me embarga no puedo evitar pensar que algo no va bien. 

«¿Lo has... notado?», pienso en dirección a Elie un instante antes de que John reaccione atrayendo mi atención hacia él. 

Resoplo entre dientes con su respuesta y pongo los ojos en blanco. No tengo ni puñetera idea de quiénes son los Heraldos esos, pero es evidente que eso sólo es una excusa mala y nos va a tocar ir en autobús. Sin embargo, me aguanto las ganas de increparle porque ahí está Linda, prestando atención por primera vez.

«¿La muy puta se estaba haciendo la zombi...?», me pregunto mientras la contemplo con el ceño levemente fruncido. Y entonces decido seguirle el rollo a John, al menos hasta que Linda deje de meterse en nuestros asuntos.

—Por supuesto. —Asiento con la cabeza—. Los Heraldos, claro. Pero no tenemos dinero. Así que... Toca esperar el bus. 

Mis ojos vuelven a caer sobre la mujer que me atrae y me encojo de hombros.

—Ahora vengo, voy a ver a esa tía de ahí —explico vagamente mientras me pongo en movimiento hacia ella—. Quiero verla mejor.

Cargando editor
22/03/2017, 03:15
Elie Godnay

Al ver cómo Angie insiste con John esa presencia que reside dentro de ella permanece expectante, y es evidente que le hace cierta gracia cómo ha llamado a Lord Chamberlain en voz alta. La atención de Elie se dirige un instante a Linda, como comprobando si ella lo ha oído, pero no tarda en ser capturada por las palabras que Angie le dedica. El sonido de una risa inunda toda la cabeza de la chica un instante más tarde, cuando habla de la posibilidad de echar a la zombie a las ruedas. Antes de que responda, sin embargo, llega esa sensación de desolación y Elie guarda un instante de silencio.

Para cuando va a volver a hablar el larguirucho ya está respondiendo, y un resoplido sale del lugar donde Elie anida. Parece a medias frustrada. Sin embargo cuando Angie vuelve a hablar se recobra para contestar.

—Joder si lo he notado —asegura—. Ha sido como un puto escalofrío de tristeza, o algo así. No sé qué coño será, pero fijo que tiene que ver con estar muerta. Supongo que nos acostumbraremos. O a lo mejor es por esas putas cadenas. A ver si nos libramos de ellas... Y no es la primera vez que me pasa a mí. A ti tampoco, ¿verdad?

Sin embargo no pasa ni un instante antes de que Elie siga hablando. Aguarda a que Angie se aleje unos pasos, como si John o Linda pudieran escucharla.

—Joder, qué mierda. El muy cabrón no ha llegado a decir nada, y ni siquiera te ha avisado de que Linda es como esos bizcos que parece que no te miran, pero siempre tienen un ojo pendiente. Hay que joderse. —Elie emite un suspiro—. ¿Tú estás segura de que está con nosotros, no? Porque esto es mazo raro. Joder, sólo espero que no te lo haya puesto desde el principio el puto gordo para vigilarte. Coño, que ha tenido oportunidades de sobra para decirte cómo iba a ser esto en todos estos putos días. Bueno... Por lo menos no le has hablado de Josh a él tampoco. Mejor, ¿no? Por si acaso.

Cargando editor
22/03/2017, 18:49
Narración

John murmura algo que no alcanzas a escuchar. Caminas atraída hacia la mujer, como una polilla volando hacia una fuente de luz. De cerca, los rasgos de la mujer se hacen apreciables, en medio de las marcas que imponía la visión de la muerte. Se trata de una dama madura, de más de cuarenta años, a juzgar por las arrugas alrededor de sus ojos y el aspecto de sus manos. Sus ojos están enrojecidos y su respiración algo entrecortada, como si estuviese a punto de sollozar o como si las lágrimas hubiesen salido recientemente. Su cabello parece castaño, iluminado con tinte rubio que probablemente escondería sus canas. Sus ojos, son de color azul profundo y su voz deja entrever las grietas de la congoja mientras habla por su móvil.

-No, yo... si, yo... no, no quería, lo siento- intentaba decir en medio de resoplidos, tomando aire para tener fuerza de terminar la frase, mientras la voz del otro lado de la línea, una voz femenina, le responde con rapidez y con volumen, también percibes su ofuscación. Pero es lo que siente la mujer lo que te parece atractivo, lo que tiene un candor especial: esa emoción, ese intento de arrepentimiento parece llamarte, parece hacer vibrar algo muy en tu interior, recordándote tu latente deseo de hacer las paces con tu madre, y ahora, frente a una persona que intenta hace algo así, lo que está experimentando parece tan tangible, como si pudieses nutrirte de ello. El peso de los últimos días desciende sobre ti, sabiendo que nunca tuviste la oportunidad de despedirte en forma de nadie, que estabas allí, atrapada, tan cerca de lejos, pero tan imperceptible. Había tanto que te hubiese gustado hacer y tanto que habías dejado inconcluso.

-Perdóname... sí, sí....- continúa repitiendo la mujer torpemente. Su tristeza es tu tristeza, su frustración es tu frustración, lo que ella siente, tú necesitas sentirlo, sentirlo así, te llena de energía -por favor... hija...- dice sin poder hablar. Es entonces cuando notas que Linda está junto a ti. Seria, con su rostro inexpresivo y su presencia vigilante. Te observa, pero no dice nada, pendiente de tus movimientos, mientras John sigue junto al andén, impaciente.

Un autobus aparece finalmente, para regocijo de tu compañero. Un bus amplio y blanco, marcado con la M amarilla del sistema de transporte de la región y que, en el frente, exhibe un grande 47. CROSBY - FORMBY - AINSDALE - SOUTHPORT. La gente comienza a pararse y se aglomera en donde cree que quedará la puerta, dispuestos a subirse al transporte apenas la oportunidad les sea dada. La mujer sigue sentada allí, con sus ojos humedecidos y su respiración agitada, con sus mejillas tomando un color rojizo y su tristeza agudizándose.

Notas de juego

Puedes hacer una tirada de tu pasión "Ser perdonada por su madre (Arrepentimiento)" a dificultad 8. Cada éxito te otorga un punto de Pathos.

Elie no te puede ayudar en esta tirada.

Cargando editor
22/03/2017, 20:23
Angie Doyle

Ni siquiera soy consciente de cómo mis ojos se han abierto más y mi rostro se ha ladeado para contemplar a esa mujer que parece tener un brillo especial, pero por un momento estoy tan absorta que ni siquiera el cosquilleo constante en mi sien es capaz de distraerme.

Si tuviera la necesidad de respirar, seguramente habría contenido el aliento justo ahora, mientras sus emociones traspasan el aire hasta entremezclarse con las mías. Si sólo yo pudiera hacer lo mismo, disculparme con mamá...

Todas las cosas horribles que le dije la última vez que hablamos pesan sobre mis hombros, como si cada una de las malas palabras fuese un ladrillo que cargar. Ladrillos de cosas pendientes, cosas que ya nunca podrán dejar de serlo. Pero por un instante me recreo en el arrepentimiento de la mujer, como si a través de ella yo pudiera volver a sentirme viva, como si a través de ella yo pudiera disculparme con mi madre. 

Siento su energía llenándome y pestañeo, impresionada por la oleada de sensaciones y emociones que creía perdidas junto a mi solidez, mi cuerpo, mi vitalidad... Pero al ver a Linda a mi lado, doy un pequeño respingo, molesta por su intrusión en algo que no he llegado a comprender pero que me parecía privado. Frunzo el ceño mirándola en silencio, con ganas de nuevo de tirarla delante del autobús. Si supiera con seguridad que eso podría servir para librarme de ella, lo haría sin dudar. Pero si lo intento y fallo el gordo no me va a dejar salir de la celda en siglos. A lo mejor literalmente. 

Todas estas dudas desaparecen cuando llega el autobús y dejo a la señora para caminar hacia él. Aunque todavía le dedico varias miradas por encima del hombro. Casi siento ganas de pegarme a ella como una lapa para sentir a su lado todo el día. Pero hay algo más importante: Josh. Necesito verle y no tengo tiempo que perder. 

«A mí también me ha pasado antes, sí», respondo reflexiva a la pregunta que quedó antes en el aire, «le podemos preguntar a John luego, a ver de qué va ese rollo y si a él también le pasa»

Miro hacia el chico y espero a ver cómo se lo monta para subir al autobús para hacer yo lo mismo que haga él. 

«No creo que lo haya hecho a propósito. Sólo está empanado. Tiene que ser muy duro tener al gordo moliándote el cerebro durante a saber cuántos siglos, tía. Va, ahora a ver cómo subimos a este cacharro...».

- Tiradas (1)

Motivo: Arrepentimiento

Tirada: 2d10

Dificultad: 8+

Resultado: 5, 10 (Suma: 15)

Exitos: 1

Cargando editor
28/03/2017, 17:09
Narración

Tu corpus emite un brillo suave y continúo, mientras la emoción parece definirte durante unos instantes, garantizarte solidez y nutrir tu interior. Por un corto y fugaz momento, habías saboreado aquel sentimiento, coloreando cada parte de tu cuerpo: como un colocón suave, intermitente, que no se queda demasiado, pero que deja tras de sí cierta satisfacción agradable y cálida. La mujer no parece enterarse de lo que sucede, no notas nada raro, aunque tengas la impresión de estar, de alguna manera, aprovechándose de lo que ella experimenta. A tu lado Linda no dice nada, y espera a que te marches para irse detrás de ti, como una sombra o una molesta escolta, silenciosa y robótica, con esporádicos destellos de conciencia que fácilmente te dejaban una extraña impresión.

Los pasajeros comienzan a subir y marcan su pasaje. John tan sólo espera a que los Rápidos ingresen y cuando te ve a su lado, sólo dice -A...asegúrate de que no te lleven por delante... no quieres estar incorpórea...- dice con suavidad. Cuando los más ansiosos de subir habían entrado, John sube también. Ves como intenta sonreír al conductor, quien obviamente está rebosante de vida, aunque su rostro parezca pálido y grasiento y sus mejillas tuviesen un rubor febril. John, algo avergonzado, camina rápidamente y espera a que los otros pasajeros se acomoden, para caminar casi hasta el fondo del autobus, que está medio vacío.

El interior tiene un constante olor a polvo y a metal. Los asientos parecen más gastados y el techo está descolorido y oxidado, aunque comienzas a comprender que lo que ves no corresponde necesariamente a cómo lo ven desde el otro lado. Los vidrios están igualmente sucios y opacados, agrietados en las extremidades, y puedes sentir el desagradable olor del motor mientras llena el interior de un olor pesado a humo, como la boca de una decena de fumadores exhalando al mismo tiempo tras darle una chupada a un cigarro. El sonido tampoco parecía reconfortante, aunque no parece molestar a ninguno de tus compañeros.

Se sienta en una de las sillas del fondo. Le sigues haciendo lo mismo y finalmente Linda hace lo propio, sentándose al lado tuyo solamente. John sonríe nerviosamente y se mueve con algo de impaciencia. -Tenemos... que... que estar atentos. Para que no se nos sienten encima... o bueno... se sienten y nos atraviesen.- dice en lo que parece ser un mal intento de bromear.

Notas de juego

¿Te anotaste el punto de Pathos en la ficha?

Dejo un momento para que decidas si vas a preguntar cosas o a guardar silencio durante el viaje xD. Si no, avanzamos hasta que llegues a Southport.

Cargando editor
29/03/2017, 00:53
Elie Godnay

En el momento en que Angie empieza a acercarse a aquella mujer, a sentir esa especie de comunión con sus sentimientos, ese lugar en su mente desde el que Elie suele hablar se mantiene más o menos estático. O más bien se arremolina sobre sí mismo lentamente, como si no quisiera molestar. Permanece así, dejando espacio a la chica, mientras Angie parece sentirse cada vez mejor. Y poco a poco desde ese sitio emana también una sensación cálida, como si el sentimiento fuera compartido.

—Eso ha molado —opina al final, haciéndose presente de nuevo con una voz tan suave como la seda. Pero cuando Linda interrumpe no sólo con su presencia, sino también con su voz, es evidente que so desagrada a Elie—. Joder, esta debía ser la típica que amarga los colocones —comenta ligeramente molesta.

—Pero date cuenta de lo que ha dicho —prosigue un instante más tarde, como si hasta de eso se pudiera sacar algo—. No tengo ni zorra de cómo funciona, pero está claro que ella controla lo de ser corpórea o no. Tirarla debajo de las ruedas no serviría de nada. Si pudiéramos subirnos al bus justo cuando se vaya a ir, o algo... No sé, dejarla atrás de alguna forma. Eso sería distinto. Qué pena que ya sepan adónde vamos. Podríamos haberles dicho otro sitio, y subirnos sin ella.

Después de esas palabras Elie aguarda unos momentos callada, como si estuviera pensando.

—Puede que tengas razón con John —valora—. Pero joder, si los sirvientes de mierda del puto gordo no están tan zombies como parecen, podría haberte avisado —expone—. Que él ya ha salido otras veces. Puede que no lo haya hecho con maldad, pero coño... Menos mal que nos hemos dado cuenta ya, y no cuando la Walking Dead esta se haya pispado.

Una vez ha terminado de hablar no tarda en volver a hacerlo. Pasa sólo un par de segundos en silencio, lo justo para que el cambio de tema no sea forzado.

—¿Sabes qué he pensado, tía? —pregunta—. Que lo mismo Josh no es el único que puede oírte. Fijo que tus padres también. Cuando estemos más tranquilas podríamos ir a verlos —propone con el tono de un abrazo—. Si te apetece. Al oír a esa tía, no sé... Yo no puedo ver a los míos, ¿sabes? O bueno, no los reconocería. Pero me ha hecho pensar.

Cargando editor
30/03/2017, 12:33
Angie Doyle

Cuando me alejo de la mujer lo hago con una sonrisa en los labios. Me siento como si flotase un poco y hasta me importa menos que John esté en la parra. Eso ha molado mogollón, sí.

Imito al chico y subo tras él, mirando el interior del autobús con curiosidad. Joder, está hecho una puta mierda, como todo en este mundo en realidad. Me pregunto qué diría Beth si supiera cómo es esto, ella que siempre andaba pensando en cosas de muertos y viendo pelis chungas. Sigo a John hasta el final del bus y me dejo caer en el asiento de su lado con cuidado. A ver si me voy a hacer incorpórea justo en ese momento y me voy a caer de culo en la estación. 

Sin embargo, su broma despierta mi curiosidad y por un momento los miro, tan vivos, tan brillantes. Su vitalidad me da envidia porque yo ya nunca estaré viva de nuevo y el reguero que gotea en mi sien sin descanso toma presencia con ese pensamiento. 

«Sí, creo que me gustaría ir a verlos. Echo de menos a mi madre. Y la última vez que hablamos... Le dije cosas terribles, ¿sabes? Siempre estábamos discutiendo, pero me pasé un montón. No lo pensaba realmente, sólo quería hacerle daño. Ella no me entendía. Pero ahora ya no puedo pedirle perdón», pienso mientras mis ojos recorren las cabezas sentadas en el autobús, «Ojalá pudiera...»

¿Qué pasaría? —pregunto, tomando aire rápido y girando un poco para mirar a John—. Si uno se sentara encima de nosotros... ¿Cómo sería? ¿Cómo es atravesarlos?

Notas de juego

Ahora sí XD.

Cargando editor
02/04/2017, 14:35
John Doe

-¿Eh? ¿Cómo sería?- repitió lentamente John tus palabras, algo tomado por sorpresa. Mostró una sonrisa nerviosa, que más parecía una exhibición de sus dientes con un gesto de incomodidad visible. -Bueno, yo... esto... no sabría como explicarlo...- balbucea unos minutos, antes de cerrar los ojos y tratar de recobrar la calma. Le toma unos instantes de incómodo silencio, en los que te das cuenta que Linda observa atenta y silenciosamente vuestra conversación.

-Es como... como atravesar una pared...- comienza a decir finalmente. -O... como... como si la pared te atravesara. En realidad... en realidad ellos no sienten nada, y nosotros... bueno, tú, es como, ¡Ouch! un momento, y tu cuerpo se vuelve intangible y puedes... puedes atravesar las cosas que existen del otro lado. - dice mientras pone una mano sobre la silla frente a sí, tratando de demostrar la solidez de la misma. -Pe...pero no las cosas de este lado. Ya sabes... otros wraiths... o cosas que sólo existen de este lado. Pero tampoco es... quiero decir, no es malo ni nada... solo incómodo... a veces- musita mientras su voz muere en un pequeño hilo y mira hacia la ventana.

-Tú... tú sabes que parada es en donde... nos bajamos, ¿verdad?- pregunta cambiando de tema intempestivamente.

Cargando editor
07/04/2017, 13:47
Angie Doyle

Escucho con atención a John, interesada por cada frase de su explicación y girándome un poco hacia él para interponerme en el poco discreto espionaje de Linda. No porque así no pueda escucharnos, que seguro que puede igual, sino sólo por joder un poco. Pero luego mis ojos dejan a John para mirar la silla que él toca y hago yo lo mismo imitándolo, comprobando también la solidez de la silla. Tiene que ser la hostia de raro atravesar cosas. O que te atraviesen. 

—Sí, sí. Yo sé dónde es, no te preocupes —respondo rápido a su pregunta para poder volver al tema interesante—. Y si uno de ellos se sentase ahora encima de mí y me hiciera intangible... ¿Atravesaría también el asiento y el autobús sin querer y me caería fuera? 

«Molaría que alguien se sentase encima de Linda si es que sí, ¿verdad?»

Notas de juego

Si quieres avanzar más hasta llegar a Southport no tengo problema. Angie seguirá preguntando detalles sobre lo de atravesar gente y luego hablará de cualquier cosa sólo para llenar el silencio, pero no creo que nada relevante, así que como tú veas :3.

Cargando editor
10/04/2017, 19:12
Narración

-Eh... no lo sé... ¿no?... nunca, nunca me ha pasado... quizás, quizás... atravieses el suelo- dice sin seguridad John, como única respuesta. Y Linda no parece que fuese a complementar o a aclarar nada de lo que tu compañero haya dicho. El resto del trayecto transcurre de manera más o menos silenciosa. John sale de su estado de introspección por instantes para hacerte preguntas de Southport, evitando mencionar a tu familia o tu vida. Lo cual terminaba siendo un curioso y torpe ejercicio en el que tu compañero se interrumpía a sí mismo a mitad de una pregunta para reformularla o para dejar de hacerla del todo, y cambiar abruptamente de tema. Al menos estaba haciendo un esfuerzo para que no estuvieses aburrida, por mucho que por instantes los silencios incómodos parecían durar una eternidad.

Southport era en realidad un pequeño pueblo bastante aburrido si no eras un turista o un anciano o ambas cosas. Sus calles solían ser más elegantes y pintorescas en otras épocas, sus casas más coloridas y su importancia eran cosa de un pasado que muchos de sus residentes más antiguos se negaban a dejar atrás. Su puerto había sido militarmente importante durante al guerra, pero en estos tiempos de paz, gran parte de los astilleros y bases fueron reemplazados por el centro comercial y el centro de convenciones que rodean al lago de la marina. Los espacios verdes que se habían dispuesto y la recuperación del parque Victoria para eventos familiares y festivales habían terminado siendo el refugio de vagabundos y jóvenes borrachos durante las noches calurosas del verano de exceso. Por lo demás, la mayoría de la gente que buscaba trabajos reales o, como en tu caso, entretenimiento de verdad, prefería ir a Liverpool que quedarse en el pueblo.

Cuando el autobus llegó a Southport, reconociste las calles familiares a pesar de verse aún más oscurecidas y acabados, como si la decrepitud que había ido consumiendo el pueblo en las últimas décadas se hubiese acelerado enormemente. Los colores no eran más que un vago recuerdo. Los árboles parecían marchitos y el color del césped había adquirido un tono negruzco y seco. Las pancartas y pendones eran ilegibles, borrosos, con la humedad borrando sus mensajes. Las ventanas son opacas y gruesos cables cuelgan con basura y un musgo correoso y negro escurriendo y goteando sobre la calle. Y como siempre, los vivos caminan ajenos a la corrupción alrededor de ellos.

El bus se detuvo en la intersección de Lord Street y Nevill Street. Allí, todos los pasajeros comenzaron a bajarse y John te insta a hacer fila para bajar cuanto antes. El aire frío de Southport te acaricia el rostro en cuanto pones un pie afuera del transporte. Esperas sentir el agradable olor a agua salada que se puede sentir allí, pero en su lugar, el viento trae un molesto hedor, como si una criatura marina se hubiese varado en la playa y estuviese lentamente descomponiéndose, esparciendo su infecto aroma por todo el lugar. Aquella es la intersección más movida de la ciudad, a unos metros puedes ver el Obelisco Monumental, que se levanta contra el cielo tormentoso y negro, su roca manchada y agrietada, ostenta un estandarte negro que jamás habías visto. Cuando intentas dar un paso, comienzas a percibir el peso de tus cadenas; estabas segura que antes no eran tan molestas, pero ahora, se te antojan incómodas, interfiriendo con tus pasos o tus movimientos, frías y rígidas.

En medio de las multitudes caminando, en los edificios hacia el este, puedes ver a otros espectros, observando en la dirección en la que te encuentras. Sus rostros son difíciles de leer, pero puedes reconocerles como Wraiths: no poseen el brillo de los Rápidos, y su aspecto demacrado les delata. John se acerca a tu lado y susurra -No... no llamemos la atención- pide suplicante.

Notas de juego

Tienes un dado de penalización por las cadenas. Te dejo aquí un mapa de Southport. Las partes residenciales están hacia el norte del mapa :).

Cargando editor
18/04/2017, 23:36
Angie Doyle

El viaje fue aburrido, a pesar de mis intentos y los de John por sacar un tema de conversación tras otro. Lo cierto era que con la zombie ahí no se podía hablar con libertad. Esa tipa cada vez me daba más mal rollo y ya empezaba a preguntarme movidas chungas como si el gordo podría vernos a través de ella. Con cada kilómetro que nos acercábamos a casa, más segura estaba de que no quería que Linda viese a Josh. 

Y al empezar a ver los edificios conocidos, empecé a inquietarme. Siempre había aborrecido vivir en Southport en lugar de un sitio interesante como Liverpool, pero en ese momento me di cuenta de que añoraba estar en casa, ver las calles conocidas, a mis amigos, a mis padres, ir a clase y luego escaparme para ver a Josh... La inquietud se volvió congoja y la sensación de volver al hogar se arremolinó en mi pecho e hizo más presente el cosquilleo de mi frente. 

Al bajar inhalé con fuerza, esperando llenar mis pulmones del aroma del salitre que era tan familiar. Pero en lugar de eso me llegó un nauseabundo olor a podrido que me habría revuelto el estómago si aún tuviera un estómago sólido que pudiera revolverse. La náusea parecía más espiritual que física, presente en algún punto indefinido entre mi garganta y mi pecho, como si se pervirtiese un recuerdo bonito. 

Pero es la voz de John la que me saca de mis pensamientos y giro sobre mis talones para seguir su mirada alrededor. Todos esos muertos... «Ay, madre. ¿Y si me encuentro con alguien que conozca? ¿Estará por aquí toda la gente que ha muerto en la ciudad?» Me acuerdo de un compañero de clase que tuvo un accidente hace un par de años y un escalofrío recorre mi espina dorsal, desde la nuca hasta la cadera. En el teatro de mierda no me había planteado que podría encontrarme con él o con mi abuelo, pero ahora en Southport todas esas dudas revolotean en mi cabeza. Necesito ponerme en movimiento ya.

—Vale. Es por aquí —señalo con la mano antes de empezar a caminar hacia la casa de Josh—. Vamos. 

Miro a John y a Linda, alternando la mirada entre ambos, ya en movimiento.

—Pero cuando lleguemos a la casa me gustaría entrar sola. Es algo muy íntimo.