Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

2. Hija del Tiempo

Cargando editor
09/10/2017, 16:14
Max Bennett.

Max escuchó las palabras de aquel tipo y enarcó una ceja en gesto de incredulidad. ¿Cómo podía hablarle así a una niña? Cuando el tipo comenzó a alejarse, ahogó un suspiro de alivio relajando parte de la tensión.

Escuchó a otro de los desconocidos susurrarles a él y al mendigo, y asintió comprensivo. Si acorralaban a la chica entre todos sólo conseguirían asustarla. Era mejor que le dieran algo de espacio, que le dejaran respirar.

No le habían hecho nada a la madre de aquella joven, no que Max supiera claro. Podía hablar por él pero no por el resto de los presentes. Aún así, las palabras del otro Despertado fueron acertadas esta vez, y Max comprobó cómo se fundía en un abrazo tranquilizador para con la chica. Asintió en silencio. Así sí.

Miró de refilón al vagabundo que estaba de pie junto a él y le preguntó en susurros.

- Oye... ¿tú conoces a esa chica? -

Norna parecía tener miedo de todo, así que por el momento Max decidió que sería buena idea mantenerse un par de metros alejado de ella.

- Todo esto me parece surrealista... Y estoy seguro de que Madame Cleo ha tenido algo que ver... - Comentó de nuevo en susurros. Sacó con cuidado la petaca del bolsillo interior de su chaqueta y dio un pequeño y rápido sorbo, procurando volver a ocultar la petaca bajo la chaqueta antes de que algún otro feligrés pudiera percatarse de ello.

Cargando editor
10/10/2017, 02:14
Cathbad

Los tres primeros Despertados intentaron, con mayor o menor acierto, iniciar una conversación con la muchacha o calmar su comprensible nerviosismo. Fue el último de ellos, el joven de las gafas y el cabello rizado, el que pareció querer socavar los esfuerzos del resto, ofreciendo a Norna unas siniestras palabras de condolencia que no ayudaron en nada a mejorar la situación. Seguidamente, el inoportuno mago abandonó la pequeña reunión para ir tras los pasos del reverendo Williams con la furtividad del cazador que acecha una presa. Cathbad lo siguió con la mirada, repentinamente interesado en el por lo demás anodino personaje. ¿Cuáles serían sus intenciones, y por qué habría decidido hablar con tal franqueza? Necesitaban que la chica hablase, no que se cerrase en banda. Visiblemente alterada, Norna empezó a alzar la voz, llegando a la conclusión de que los magos eran los responsables de cualquier mal que le hubiese acontecido a su madre. Asustada, parecía a punto de darse nuevamente a la fuga. Cathbad movió la cabeza de un lado a otro negativamente. Ya se disponía a responder, cuando otro se le adelantó: el «buen chico». Cathbad esbozó una mueca de desagrado al escuchar la capa de azúcar que recubría sus palabras de consuelo. La verdad era que ese hombre, por buenas que fuesen sus intenciones para con la joven, no tenía forma de saber que su madre estaba realmente bien, y por tanto le estaba mintiendo. No obstante, ella pareció tranquilizarse momentáneamente entre sus brazos, de modo que decidió callar por el momento, limitándose a observar a la adolescente con una mirada severa, sombría. A pesar de su exterior imperturbable, la preocupación por que los Merodeadores volviesen a aparecer era cada vez mayor.

En ese momento, el Despertado que había tenido el pequeño percance con el banco le preguntó a alguno de los presentes si conocía a la joven. Cathbad giró la cabeza en su dirección, aunque aún tardó unos momentos en apartar la vista de Norna para mirarlo. Entonces, al comprobar que el hombre esperaba su respuesta, el brujo fue consciente de que se había dirigido a él. Se tomó unos segundos para examinarlo en silencio. Por su forma de vestir pulcra y su empleo de prendas oscuras, se adivinaba que pretendía ofrecer una fachada de sobria profesionalidad, aunque el Diablo está en los detalles… y aquel tipo pasaba unos cuantos por alto. No llevaba la mandíbula bien rasurada, algo que aunque en algunos hombres era una elección voluntaria, en su caso era clara consecuencia del descuido. Esto, unido a las canas que empezaban a aparecer en su cabello oscuro, hacía que a primera vista aparentase un puñado de años más de los que debía de tener. Lo más importante de todo, Cathbad era capaz de oler el hedor del alcohol desde donde estaba.

Pero no lo juzgó. ¿Quién era él para hacerlo, a fin de cuentas?

¿Conocemos realmente a alguien? —contestó finalmente cuando el silencio empezaba a resultar incómodo. Su voz sonó tan grave como un ronquido, y sus ojos azules parecían haberse tornado oscuros y brillantes en el ambiente fosco e iluminado por velas. Estos parecieron sonreír cuando el mago más joven definió aquella situación como surrealista, vinculándola de alguna manera con la tal Cléo Verthank. Cathbad volvió a mirar al frente antes de responder, pausada y deliberadamente—: Imagino que depende de tu concepto de realidad. En cualquier caso, pronto tendremos ocasión de averiguarlo.

Notas de juego

Una duda: ¿no deberíamos quitar a Steeve de los destinatarios? Al fin y al cabo se ha largado y no puede vernos ni oírnos. En principio lo incluyo, ya que es lo que han hecho los demás, a la espera del dictamen de la directora :).

Cargando editor
13/10/2017, 01:27
Reverendo William

Sigues al Reverendo William hacia lo que presuntamente y a todas luces, parece una sacristía. Eres capaz de ver, a través de la puerta, elementos típicos de culto cristiano, y diferentes hábitos y accesorios destinados a ataviar al hombre durante la eucaristía. También un par de estanterías con libros de temática teológica, y un crucifijo sobre una pared blanca y sobria, así como una mesa, al fondo, sobre la que se encuentra un teléfono.

El hombre ha entrado, y al seguirle, y acercarte aún más a la puerta, notas una sensación desagradable que te empuja hacia fuera. Crees entrar sigilosamente, y sin embargo, vuelves a encontrarte en la mismísima puerta, mientras el Reverendo te da la espalda, y se acerca a la mesa, dispuesto a utilizar el teléfono. Sus palabras te llegan distorsionadas -  ...Cuatro hombres... Sí... Su madre...-escuchas,  entrecortadamente -  ...Comprendo...Entendido...Deprisa... -añade, cláramente hablando entremedias su interlocutor, antes de que finalmente cuelgue, y se dirija de nuevo hacia la salida, sorprendiéndose de verte cerca de la puerta, frunciendo el ceño, con clara desaprobación. 

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Suerte

Dificultad: 10

Tirada (1 dados): 9

Éxitos: 0 Fallo

Cargando editor
13/10/2017, 01:37
Norna Weaver

La joven se envaró, entre los brazos de Ethan, en un primer momento, manteniéndose quieta sin embargo, parpadeando, confusa, finalmente rompiendo a llorar de manera contenida, expresando, con las primeras lágrimas de aquel llanto mesurado, un desasosiego que parecía ir más allá de lo meramente físico. Un desasosiego que imbuía su propia esencia- Yo no... No entiendo yo...-dijo, negando con el rostro, empujando finalmente al hombre que la abrazaba, con cierta brusquedad, aunque habiendo perdido la clara intención de huída, pasando su cuerpo a expresar una indecisión casi palpable.

 

Cargando editor
13/10/2017, 01:46
Reverendo William

Una voz proveniente de la sacristía se alzaba entonces- No esperaba que viniera hoy tanta gente a confesarse. Pero debo tratar un asunto urgente. Me temo que el perdón de Dios deberá esperar, si no os importa.-dijo, con cierto tono recriminatorio, antes de dirigirse hacia Norna, con paso amplio y ligeramente apresurado- Norna, ya he hablado con tu madre. - comentó, provocando que la muchacha se limpiase los pómulos humedecidos, con el dorso de la mano, y lo mirase, asustada de nuevo, expectante.

Se encuentra perfectamente. Me ha dicho que va a venir ahora mismo a buscarte con el coche. Así que no tardará. No debes preocuparte. 

Cargando editor
13/10/2017, 01:46
Norna Weaver

Norna lo miró, guardando silencio unos instantes, aún más confusa si cabe- P...Pero... Eso no puede ser. El coche está en el taller. Lo llevamos ayer.- dijo, titubeante, retrocediendo un par de pasos, alejándose del Reverendo mientras negaba con el rostro. 

Cargando editor
13/10/2017, 01:55
Steeve Hope

Steeve caminó hacia el confesionario haciendo caso omiso de la mirada de desaprobación que el reverendo le ofreció cuando lo vio al salir de la sacristía. Al acercarse al grupo de despiertos vio como uno de ellos, el que le había mostrado la tarjeta de Cleo, se abrazaba con la chica, mientras ella se quebraba en llanto. Eres rápido, te llevas la mejor parte para ti, pensó mientras presenciaba con cierta indiferencia la escena.

El sacerdote dijo que la madre de Norma se encontraba bien, luego se disculpó por su ausencia y dijo que la madre vendría en minutos. Steeve sonrió levemente al escuchar eso, y tu eres el que irá al cielo? La chica pareció preocuparse aún más cuando cayó en cuentas que el auto estaba en mantenimiento. Steeve desvió su mirada hacia su reloj pulsera, observando el avance de sus agujas con claridad, consciente de que el tiempo se agotaba.

- Es una lástima que ya se vaya Reverendo, parece que el perdón de Dios me es esquivo- dijo en voz alta, y se alejó del hombre en silencio, caminando hacia dónde los otros hombres estaban. Evitó mirar a los ojos a la muchacha, de acuerdo al sacerdote su madre estaba bien y no tenía intenciones de polemizar acerca de ello en ese momento. Sin embargo respondió al enigma que la chica planteo - Un taxi, sin duda, aunque con el tráfico puede que tarde un poco - tiempo suficiente para que sigas abrazada un poco mas al muchacho gentil, pensó para sí mientras veía como el hombre de fe se alejaba.

Cargando editor
13/10/2017, 02:23
Cathbad

Por algún motivo, la desesperada muchacha pareció calmarse lo suficiente como para darse cuenta de que, en aquellos momentos, huir a ciegas no era la más sensata de sus opciones. Sus lágrimas se derramaron libremente por su bonita cara, pura emoción reprimida finalmente desatada. Cathbad no pudo dejar de sorprenderse ante lo que la mentira piadosa y el abrazo reconfortante de un guapo desconocido podían llegar a conseguir. Había llegado el momento de marcharse.

De pronto, la altanera y autocomplaciente voz del reverendo Williams resonó desde sus espaldas, provocándole al brujo una punzada de desprecio. ¿Por qué había vuelto tan pronto? Revestido de su inconsecuente autoridad, el fantoche se dirigió a la joven Norna, anunciándole que su madre estaba sana y salva y que acudía en su busca en su coche. Fue la respuesta de la propia Norna, no obstante, la que despertó la curiosidad de Cathbad.

El coche estaba en el taller.

En aquel instante, mientras regresaba de dondequiera que estuviese, el joven del cabello rizado contestó a Williams con unas palabras enigmáticas en las que Cathbad no dejó de percibir cierta ironía. Parecía que le estaba dando una respuesta al reverendo, una posible escapatoria a su torpeza. Una trampa para ver si mordía el anzuelo. «Eres listo», se dijo el vagabundo. Quizá él no deseara dejar en entredicho la sinceridad de aquel impostor, pero Cathbad no tendría tantos miramientos.

Ilumíname, cura —dijo entonces Cathbad, haciendo énfasis en la segunda palabra para remarcar el trato deliberadamente familiar. Muy despacio, clavando sus fríos ojos en el sacerdote, se movió para interponerse entre él y la chica. Su voz sonaba realmente calma, casi hueca, pero algo parecía hervir en el interior del vagabundo, algo que se filtraba desde su alma y alargaba sus garras hacia el supuesto hombre de fe—. ¿No es la mentira uno de vuestros pecados?

A pesar de su sarcástico tono, Cathbad era perfectamente consciente de las implicaciones que tenía el hecho de que el reverendo hubiese mentido en aquellas circunstancias. Nada era casualidad, lo que significaba que aquel hombre tenía intenciones ocultas.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Percepción + Subterfugio

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 10, 4, 8

Éxitos: 2

Notas de juego

Tiro Percepción + Subterfugio para ver si logro hacerme una idea, aunque sea vaga, de las intenciones aproximadas del «cura» XD.

Cargando editor
15/10/2017, 15:06
Ethan Miller

Ethan dejó que Norna sollozara en su hombro durante unos momentos, sin pensar en nada más que en el aura de confusión y dolor que parecía rodear a la joven. Su instinto le impulsaba a protegerla, a tratar de librarla de su pesar, pero su mente le decía que probablemente se tratara de algo más profundo de lo que él podría sanar con un simple abrazo. El momento en el que ella terminó apartándolo con firmeza confirmó sus impresiones, pero no trató de evitarlo o retenerla, sino que dio un paso atrás, permitiendo a la joven recuperar su espacio. No obstante, tampoco se alejó.

Fue el retorno del Reverendo Williams el que tiñó de nuevo la atmósfera de la catedral con tensión y sospechas. O más bien, sus palabras y la contestación de Norna. Según el sacerdote, la madre de Norna se acercaba para recogerla con un coche… que estaba en un taller. Un buen intento… pero la mentira había quedado revelada, y todos los hombres son prisioneros de las palabras pronunciadas. Casi al instante, los demás Despertados reaccionaron. Curiosamente, el mago de pelo rizado que antes había hablado para asustar a Norna ahora trató de calmarla, haciendo que Ethan se replanteara una vez más las intenciones del desconocido.

Una reacción muy diferente fue la del vagabundo, cuya hostilidad hacia el reverendo se hacía cada vez más palpable, y se interpuso entre él y la joven. Sus palabras además acentuaron la obvia mentira que se había pronunciado.

Ethan dudó unos segundos, y miró a Norna que, angustiada, no parecía reparar casi en su presencia. A pesar de todo se mantuvo al lado de la joven, con actitud protectora. –No vamos a dejarte sola, Norna. –Susurró. El joven mago dudaba acerca de las intenciones del párroco. ¿Se trataba acaso de una mentira piadosa la que acababa de pronunciar, y había sido malinterpretado… o es que estaba reteniendo a la joven para que alguien o algo llegara a por ella? Y a pesar de que trataba de convencerse de que la primera opción era la lógica, la presencia de los Merodeadores y todo lo sucedido hacían que su instinto le indicara que podría tratarse de la segunda. Pero poco podría conseguirse simplemente con palabras. El Reverendo podría seguir mintiendo o ganando tiempo. Necesitaban algo de verdad, y la necesitaban rápidamente.

Ethan cerró los ojos, y su respiración se volvió más lenta. Rápidamente, su mente se alejó de la catedral, de los despertados, incluso de Norna. Así como el mundo material estaba lleno de mentiras, su reflejo a menudo ocultaba las verdades que pasaban desapercibidas a los demás. No pretendía cruzar las puertas, no en una situación como aquella, eso sería demasiado arriesgado. Sin embargo, sí podría echar un vistazo a qué es lo que los demás presentes en aquella escena estaban creando en la umbra. Sus pensamientos dieron forma a una escena que se había repetido en sus sueños desde siempre.

El espejo lo esperaba en lo más profundo de su psique, así que sólo tuvo que acercarse a sus bordes, y atreverse a mirar al otro lado.

Cuando Ethan abrió los ojos en la catedral, ya no era para ver a sus compañeros, sino la invisible Umbra que los rodeaba.

- Tiradas (1)

Motivo: Espíritu 1 (Ver la Umbra)

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 10, 4, 1

Éxitos: 1

Cargando editor
16/10/2017, 11:06
Max Bennett.

El mendigo hablaba enigmáticamente. De una forma críptica como sólo un mago podía hablar. O algo así había entendido a su mentor. Por fortuna para Max, a él se lo habían explicado como a un niño de parvulario. No todo, por supuesto. No había habido tiempo. Pero sí lo suficiente.

Aquella chica tenía un problema. Y uno bien gordo. Entonces el reverendo regresó y pronunció unas palabras de lo más normales. Todo pareció relajarse, pero fue una mera ilusión.

La respuesta de Norna dejó a Max anonadado. ¿Por qué mentiría el reverendo? En un caso así había muchas respuestas, muchas opciones. Y ninguna buena.

Asintió leve e inconscientemente en señal de aprobación cuando el mendigo se interpuso entre el cura y Norna. Y el propio Max avanzó unos pasos en dirección al reverendo, como dando apoyo físico a las palabras del mendigo.

Claramente el reverendo pretendía alejar al resto y quedarse a solas con Norna, pero por qué. ¿Quería entregársela a alguien? Y, ¿cuál había sido el destino real de la madre de Norna?

Max sacó un teléfono del interior de su gabardina y lo tendió en dirección a la muchacha.

- Llama a tu madre. - Le ofreció. Aunque sólo de pensar en la factura telefónica de ese mes le temblaban las piernas.

Cargando editor
16/10/2017, 17:22
Steeve Hope

La tensión se hacía cada vez mas presente en el lugar, nadie parecía haber creído en el sacerdote, y realmente hacían muy bien en no hacerlo, sin embargo había un tono desafiante en sus compañeros que no podía llevarlos por buen camino. Él había escuchado parte de la conversación, pero claramente no era ese el momento de compartirla con ellos, lo mejor era que el reverendo se sintiese seguro, confiado en que todo iba como él pensaba. Steeve había hecho eso, dejarlo creer que tenía el control de todo. El mendigo sin embargo se paró a la defensiva, inquiriendo con la mirada a William, mientras que otro de sus compañeros se puso a su lado, reforzándo la actitud y redoblando la apuesta al ofrecerle el teléfono a la muchacha, dejando claro que la llamada del sacerdote no había sido suficiente. Se llevó las manos a la cara tapándose el rostro y suspiró. Que hacen? A su lado el otro despierto siguió cerca de la chica, después de asegurarle que la acompañarían, y cerró sus ojos. A veces no hacer nada es lo mejor, se dijo asintiendo a la prudencia del galán. 

Steeve no iba a hacer nada tampoco, no iba a interferir. Él seguía la línea del destino en su complejo entramado, y solo custodiaba que todo suceda como tenía que suceder, corrigiendo los desvíos si hacía falta. Eso era lo que el ángel le decía una y otra vez en sus sueños, y hasta ahora lo cumplía con éxito. Pero una cosa era no interferir en el destino y otra darle un pequeño empujoncito, un inocente toque podía hacer que cambiasen de camino, un futuro mas favorable, así que sin intentar ganar protagonismo y hablando con una voz desprovista de vitalidad, dijo - No ha hablado ya el buen reverendo con tu madre? Ha dicho que esta bien y viene para acá. Tu no te preocupes, solo relájate. Te acompañaremos como dice tu amigo hasta que tu madre venga - y se acercó a ella más que antes, pero sin querer interferir con los cariñosos gestos de Ethan.

Luego miró al sacerdote con una sonrisa resignada - Bueno reverendo, no se preocupe, vaya a atender sus asuntos. Si tenemos suerte tal vez mañana vuelva arrepentirme y regrese al confesionario, y sino... bueno, tampoco el cielo se perderá de mucho- la última parte de su frase era una gran verdad. Se quedó relajado, mostrando a todos una actitud de tranquilidad que esperaba fuese contagiosa.  

Cargando editor
17/10/2017, 00:38
Norna Weaver

Una aturdida y cada vez más asustada joven se encontraba de pronto flanqueada y defendida por un grupo de extraños, mientras la confusión parecía ejercer clara influencia en su hacer, provocaba que titubease, que retrocediese, y que finalmente mirase a Max, planteándose aceptar su oferta, estirando la mano, sin que terminase de comprender del todo lo que ocurría. Cláramente, sin entender por qué aquellos hombres la ayudaban, pero asumiendo quizá de un modo instintivo que la situación se tornaba en una de difícil manejo.

Y de nuevo, la sensación de que la Realidad vibraba, de que las hebras del Tapiz se estiraban hasta límites que se encontraban a punto de rasgar lo mundano, invadía cada cráneo, cada mente Despierta. Norna miraba hacia un lado, y hacia otro, encogiéndose sobre si misma, mientras la figura del Reverendo, frente a los cuatro, parecía alargarse, ensombrecerse. 

Cargando editor
17/10/2017, 00:43
Destino

Al observar detenidamente al Reverendo, desconfiando de sus palabras y de su hacer, y poniendo en duda sus intenciones, Cathbad tomó consciencia de dos hechos.

El primero, era que sin lugar a dudas, el Reverendo Williams mentía, de una forma en la que casi podía paladear el embuste en cada una de sus palabras, en el hálito de su boca y el la postura tensa de su cuerpo. 

El segundo, era que aquel hombre, además de tratar de sostener una mentira que frente a la seguridad de Norna sobre el paradero del coche de su madre se hacía añicos, parecía a punto de perder el control, de alguna manera que pregonaba peligro inminente, a juzgar por el fulgor iracundo que parecía refulgir en lo profundo de sus pupilas, que oscurecían por momentos, al mismo tiempo que un vello hirsuto y antinatural comenzaba a mostrarse en el dorso de sus manos, que de pronto, parecían sobresalir de su túnica, alargadas.

Cargando editor
17/10/2017, 00:47
Destino

Un reflejo de la propia catedral se formaba ante los ojos de Ethan, que adquirían el poder de vislumbrar a través del manto de lo mundano, la forma umbral de aquel lugar que parecía tornarse de pronto en zona hostil y ominosa.

Y de nuevo, aquella sensación de cambio constante, de fuerza encorsetada, de presión continua que parecía fluir desde algún punto desconocido, encarrilada, volvía a sobrevenir al cuentasueños. De nuevo aquel sonido chirriante, como el cristal, invadía sus oídos, molesto, proviniendo cláramente de las bóvedas en penumbra que sostenían el techo de la Catedral Grace. Una mirada hacia las alturas, permitió al mago vislumbrar la maraña que, enredada a modo de telaraña, se extendía entre las bóvedas y los arcos, sobre el altar, sobre el confesionario. Aquí y allá, pequeñas arañas que reflejaban la mortecina luz de las vidrieras grises como el cristal, trabajaban, frenéticas, agitándose al mismo tiempo que la figura del Reverendo parecía ensombrecerse, mostrando, quizá sin ser consciente de ello, su verdadera configuración.

Ante sus atónitos ojos, el cuerpo del Reverendo se estiraba. Sus brazos sobresalían de las mangas de su túnica, cubiertos de pelo negro y puntiagudo, su boca se entreabría, mostrando sendos quelíceros, rezumantes de una sustancia de aspecto viscoso. Su espalda contrahecha, se doblaba, bajo el peso de seis patas contrahechas, tres a cada lado, que caían, atrofiadas, abrazándose a su abdomen excavado y entallado, mientras la mirada iracunda de aquel ser a medio formar, aquel híbrido malogrado, se posaba sobre Cathbad primero, y luego ascendía hacia la bóveda principal de la Catedral, en la que, durante un instante, el reflejo de unas patas ágiles, más largas que el propio brazo de Ethan, refulgía, en el transcurso de un parpadeo. 

Cargando editor
17/10/2017, 01:01
Reverendo William

Norna trataba de coger el teléfono, de manos de Max, cuando la voz del Reverendo, ahora ominosa y en cierto modo, distorsionada, reverberaba a través de las columnas y las bóvedas, dejando durante un instante, a todos los presentes, desconcertados. Casi congelados. Como si la más fría escarcha comenzase a extenderse de pronto a lo largo de cada espina dorsal, deteniendo cada movimiento, cada intención.

¿Cómo osáis profanar la casa de mi Señor y Maestro?- preguntó, precediendo a su propia sombra, que parecía alargarse, contrahecha, reflejando una figura deforme, que no coincidía con la presencia carnal, con el cuerpo del Reverendo- ¡Por ésto, Él os atará con sus cadenas eternas, y beberá vuestra mismísima esencia!- bramó, perdiendo todo ápice de contención, de cordura, que pudiera aún conservar la aparente serenidad de su rostro- ¡Y cuando os encontréis ante Él rogaréis perdón! ¡Rogaréis piedad! -añadió, al mismo tiempo que la sensación de que la Realidad volvía a vibrar, a desdoblarse, se intensificaba, erizando cada vello- ¡Que Cob se apiade de vosotros!

Cargando editor
17/10/2017, 01:10
Araña patrón

Y con aquel último bramido, Ethan pudo observar cómo aquellas patas volvían a emerger de la maraña que cubría las bóvedas. No una, ni dos, sino tres arañas, brillantes como el cristal y poseedoras de extremidades que sobrepasaban el tamaño de la pierna de cualquier hombre, descendían, deslizándose por brillantes hilos de Quintaesencia entretejida del Tapiz, con la previsión de acabar posándose, si no encima, cerca, muy cerca, de aquellos que parecían estar destinados a ser sus presas. 

Aquellos que no eran otros que ellos mismos. Los hombres que se habían aventurado nadar entre las aguas turbulentas del Destino. 

Cargando editor
17/10/2017, 01:15
Destino

Notas de juego

Tiren un dado de suerte (Un dado de diez, póngale mísmamente dificultad 6, no diré si es bueno sacar mucho o sacar poco, sólo... Bueno, sólo crucen los dedos XD)

Tiren iniciativa (1d10+Destreza y Astucia en modificador) y por ahora, posteen como crean conveniente. 

Cargando editor
17/10/2017, 02:37
Cathbad

Cathbad estudió minuciosamente al sacerdote, con una fijeza y una concentración que resultaban perturbadoras. Los puños apretados, que sin duda ocultaban el sudor de sus palmas; el cuerpo súbitamente paralizado y tirante como una tela vieja a punto de rasgarse; el desconcierto de su rostro, la boca entreabierta por la sorpresa de saberse descubierto… Mentía. No existía duda alguna de ello. El brujo ladeó ligeramente la cabeza y encogió sus escrutadores ojos hasta que estos eran tan solo dos líneas brillantes. «Lo sabemos —parecía querer decir el ligero temblor en la comisura de sus labios, fruto del esfuerzo por reprimir una sonrisa victoriosa—. Lo sabes».

Pero entonces, aquel amago de sonrisa se esfumó cuando Cathbad percibió algo más. A medida que la angustiosa sensación de tensión que reinaba en el ambiente crecía hasta transformarse en algo palpable y casi doloroso, el simulacro de persona que tenía delante empezó a sufrir una transfiguración. La tensa mandíbula barbada, los ojos que se convertían en pozos de una negrura inescrutable, reflejaban una ira que más que ira era hambre, ansia. La máscara del reverendo se caía a pedazos al unísono con la realidad que los rodeaba, y su cuerpo comenzó a cambiar de forma manifiesta. El brujo emitió un quedo siseo entre sus dientes apretados cuando vio cómo los miembros de lo que había sido Williams se elongaban, como si sus brazos flacos y huesudos se descolgasen de un modo grotesco por las mangas del hábito. Unas vellosidades gruesas y recias, cuyo aspecto a Cathbad se le antojó casi arácnido, estaban creciendo con alarmante rapidez por aquellas extremidades de una antinaturalidad ya patente.

Cuidado —espetó Cathbad con voz ronca a sus compañeros, sintiendo el mundo temblar, deformarse y resquebrajarse con las maliciosas palabras del monstruoso reverendo. Ignoró las amenazas, pero sí atendió al nombre del supuesto «maestro» de Williams. Cob, lo llamó. Mientras se preparaba para lo que estaba al venir, el vagabundo llevó su mente al límite, tratando de recordar si alguna vez había oído aquel nombre durante su largo aprendizaje…

- Tiradas (3)

Motivo: Suerte

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 5

Éxitos: 0 Fallo

Motivo: Iniciativa (+6)

Dificultad: 2

Tirada (1 dados): 6

Éxitos: 1

Tirada oculta

Motivo: Inteligencia + Ocultismo

Dificultad: 6

Tirada (7 dados): 3, 4, 1, 6, 4, 7, 5

Éxitos: 1

Notas de juego

Mi tirada de suerte es 5.

Mi iniciativa (contando con mi modificador de +6) es 12.

Hago además, por si acaso, una tirada oculta de Inteligencia + Ocultismo, por si pudiera ayudarme a saber quién es ese tal Cob. No aplico mi Especialidad en Paganismo, porque no creo que venga a cuento.

Cargando editor
17/10/2017, 08:59
Max Bennett.

¿Cob? ¿Pero qué cojones era aquel tipo? Estaba claro que no era un reverendo... posiblemente ni tan siquiera fuera humano. La sombra distorsionada daba fe de que sus ojos mortales le engañaban ante la visión de la carne y piel del supuesto sacerdote.

Max parpadeó, confuso y sorprendido. Con el teléfono aún en la mano, tardó apenas un segundo en devolverlo a toda velocidad a su bolsillo. Fuera lo que fuera aquel sacerdote, no era humano. Y no sólo eso, sus intenciones eran claramente hostiles.

Max se preparó mentalmente, tratando de concentrarse y canalizar su energía. Llevaba muy poco tiempo preparándose para algo así, y deseaba con todas sus fuerzas que su mentor estuviera allí. Aunque quizá aquel grupo de magos desconocidos sí estuvieran lo suficientemente preparados.

Sus viejos instintos pudieron con él. Retrocedió un paso y desenfundó su revólver. La mano le tembló un poco al princpio, pero enseguida se serenó. Qué bien le sentaría un trago en ese instante. Apuntó al reverendo y esperó mientras retrocedía muy lentamente otro par de pasos.

- No tengo ni idea de quién es Cob, amigo. - Dijo sin titubear. - Pero como no pare de hacer lo que sea que está haciendo, y se esté tranquilito... le vuelo la tapa de los sesos. -

- Tiradas (2)

Motivo: Suerte

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 10

Éxitos: 1

Motivo: Iniciativa (+6)

Dificultad: 2

Tirada (1 dados): 10

Éxitos: 1

Notas de juego

Suerte 10.

Iniciativa 16.

Pedazo tiradas...

Cargando editor
17/10/2017, 09:57
Ethan Miller

Los demás Despertados comenzaban a reaccionar al violento estallido del sacerdote, e incluso uno de ellos había desenfundado un revólver. Tal vez creyera que eso sería suficiente para detener al reverendo… y quizás estuviera en lo cierto, pero no era consciente de lo que realmente estaba sucediendo a su alrededor. Ninguno de ellos lo era, salvo él. Plantado en mitad del grupo, Ethan observaba las alturas de la catedral con el miedo reflejándose en su rostro juvenil. Sus ojos se movían rápidamente entre las bóvedas de piedra, siguiendo movimientos que sólo él era capaz de ver en ese momento. A sus oídos, los gritos proferidos desde la realidad mundana habían llegado atenuados, débiles… pero suficientemente claros. Cob… Ethan rebuscó entre sus recuerdos en busca de ese nombre. Tal vez lo hubiera escuchado de labios de su maestro, o incluso en alguno de sus paseos más allá del espejo. Pero no era momento de sumirse en reflexiones.

El peligro descendía hacia ellos. Sin dudarlo, se giró hacia Norna. La joven seguía inmóvil, obviamente sobrepasada por el huracán de acontecimientos que parecía seguirla a cada paso. Pero también era evidente para Ethan que era ella la presa que ansiaba el monstruo que acechaba en el interior de reverendo. Y permitirle conseguirla no entraba en sus planes. Rápidamente, se acercó de nuevo a ella y tomó su mano. -Norna, vámonos ahora mismo. Nosotros te llevaremos a casa. –Dijo casi en un susurro a la joven, antes de alzar su voz para que el resto de los hombres que presenciaban la escena pudieran escucharlo también. -Tenemos que salir de aquí, ya. Se acercan desde la Umbra.

Y sin esperar a que los demás reaccionaran a sus palabras, echó a andar hacia la puerta de la Catedral, hacia la relativa seguridad del mundo más allá de la Catedral. Los ojos del joven mago aún se escapaban constantemente a las alturas desde las que descendía la verdadera amenaza. Sus pasos cambiaban de dirección constantemente, esquivando los puntos hacia los que bajaban las criaturas. Estaba más que dispuesto a avisar a sus compañeros si estos estuvieran en peligro… aunque no sabía muy bien cómo combatir a aquello a lo que se enfrentaban.

- Tiradas (2)

Motivo: Suerte

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 2

Éxitos: 0 Fallo

Motivo: Iniciativa (+5)

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 3

Éxitos: 0 Fallo

Notas de juego

Pues eso... suerte 2 e iniciativa 8 Espero que al menos verlo venir ayude un poco xD