Partida Rol por web

Endozal contó por lo menos tres tipos de compañías de mercenarios distintas. Eso sumado a los kobolds y a los propios miembros del Culto del Dragón sumaban al menos cinco grupos distintos. Desde luego coordinar todo eso no era tarea fácil.

Disimulando, mientras Endozal se retiraba a un sitio algo apartado para mear y no llamar la atención, Abdali se acercó al prisionero. Un semielfo de, en aparencia, unos 30-40 años, con el pelo corto y perilla. Encajaba en la descripción que les habían dado de Leosim Erlanthar aunque se le veía duramente castigado. Tenía magulladuras por el rostro y sangre seca en el labio y la nariz. 

Mientras, fuera del campamento, Égida y Joorin parecieron relajarse un poco. Ningún guardia había aparecido por allí para investigar aunque el forjado trató de ocultarse mejor para evitar tener otro susto. 

Draenna recorrió la pared sur mientras escuchaba algunos comentarios de los cultistas y los kobolds. Los cultistas se quejaban de los kobolds pero, dado que estos sentían adoración por los dragones eran fáciles de manipular y por eso los llevaban con ellos. También se enteró que los prisioneros eran usados para "trabajos manuales", algunos llegaban a unirse al culto sin embargo la mayoría de ellos acababan pereciendo y sus cuerpos se usaban para alimentar a los dracos o las crías del interior de la mina. 

Draenna entonces escuchó a alguien cantar como si estuviera borracho cuando se acercaba a la entrada de la mina, que estaba fuertemente custodiada. Pudo ver para su sorpresa que Endozal se había puesto a mear en una de las paredes de piedra algo más apartadas. También pudo ver como frente a la cueva, en la oscuridad había otra estaca con un prisionero atada a ella y otra figura cerca. No podía distinguirlos por la oscuridad pero pensó que probablemente sería Abdali. ¿Habrían encontrado a la persona que buscaban? 

Draenna estaba cerca de la entrada de la mina si avanzaba unos metros mas quizás podría entrar sin que nadie lo notase aunque no sabría que se encontraría dentro.

Endozal continuó cantando pero la meada no era eterna y el chorro se le corto sin que llegar a pasar un minuto. Aquello no era tiempo suficiente para Abdali. No se atrevió a mirar hacia atrás para ver si había llamado la atención de los guardias. Por lo menos no los había oído acercarse. No tenía claro que hacer, Abadli necesitaba tiempo, el comodín de la meada se había acabado. Esperaba que con su cántico hubiera atraído un poco la atención pero no estaba seguro.

Comenzó a pensar rápido necesitaba otra distracción. Se supone que era uno de los mercenarios y que estaban borrachos pero el no había bebido lo suficiente ni siquiera como para empezar a simularlo. Sin embargo y por fortuna el haber vivido en una taberna le dio la clave. Podía simular que le había sentado mal. Cuantas veces había visto hasta al más fornido de los enanos vomitar tras una noche de celebración.

Comenzó a simular arcadas para provocarse el vómito, con todo sabía que eso no bastaba y aprovechando que estaba de espaldas se metió los dedos hasta la garganta para provocar el vómito. La sensación que le recorría por el cuerpo era horrible, pero comenzaba a notar como la bebida y comida que había tomado durante el día comenzaba a subir por su estómago hasta su garganta. Endozal no opuso resistencia y dejó salir todo lo que tenía dentro mientras se ponía agachado con sus manos en las rodillas para favorecer la extracción.

-Eh tu! ¿Que haces?-preguntó uno de los guardias que estaban en la cabaña grande- no se de que grupo eres pero mas vale que te larges y vuelvas con los tuyos-dijo el cultista. Despues se giró hacia su compañero- van a hacer que apeste todo el campamento, son peores que los kobolds-dijo quejandose sin prestar atención a Abdali.

El compañero de Draenna despues de cantar y mear se puso a vomitar hasta que uno de los guardias que custodiaban un gran pabellon de tiendas le llamó la atención.

-Eh tu! ¿Que haces?-preguntó uno de los guardias que estaban en la cabaña grande- no se de que grupo eres pero mas vale que te larges y vuelvas con los tuyos-dijo el cultista. Después se giró hacia su compañero- van a hacer que apeste todo el campamento, son peores que los kobolds-dijo quejandose sin prestar atención a Abdali.

Endozal había avanzado valientemente a ocuparse de los guardias, ahora Abdali debía hacer su parte.

Se acercó al semielfo. Por la descripción bien podría ser el maestro de Nesim y por el estado, estaba claro que era un prisionero. Arrodillándose a su lado, sacó un odre con agua y se lo puso en los labios al reo.

Leosin, eres tú?- susurró mientras vertía agua en sus agrietados labios- Nos ha mandado Nesim a buscarte.

Junto con el agua le metió la baya mágica que le diera Draena, sabiendo el efecto fortificante que tenía.

- Reacciona, hombre, no tenemos tiempo...

Draenna ignorando el plan que están llevando a cabo para intentar liberar a los prisioneros, sigue adelante para tratar de sacar información sobre el culto y sus planes.

El preso levantó la cabeza y cuando Abdali intentó meterle una baya en la boca la escupió.

-¿Quien eres? ¿Como sabes mi nombre?-preguntó alarmado pero en voz baja- ¿Nesim? Ese idiota va a hacer que os maten, ya sabe que no tiene que preocuparse por mi- a decir verdad el semielfo estaba en la mierda pero su voz denotaba que aún tenía fuerzas y voluntad como para mantenerse pese a sus heridas. Aun cuando Abdali le hubo soltado las manos el semielfo no se movió- ¿ Estas tu solo? Si tu plan es que nos vayamos de aquí andando por la puerta es que estás loco, en cuanto me ponga en pie el culto se nos echará encima-le dijo alterado antes de que empezara a darle un acceso de tos.

Draenna comenzó a reptar por la pared hasta introducirse en el interior de la cueva pasando por encima de las cabezas de los guardias que custodiaban la entrada. La entrada era amplia y de techo alto pero poco a poco iba disminuyendo a medida que se iba perdiendo en la oscuridad. El lugar apenas estaba iluminado, tan solo colgaban algunas antorchas de las paredes de priedra y algunas formaciones rocosas en el centro de la estancia. Apenas había avanzado un poco cuando Draenna supo por que sus compañeros no podrían entrar ahí. El lugar estaba atestado de miembros del culto, kobolds y otras criaturas. 

Cuatro kobolds pasaron junto a Draenna sin percatarse de su presencia hablando entre ellos.

-Estoy harto de la guardería, ojalá los dragones nazcan ya-decía uno.

-Si, la dama dragón está esperando a que eclosionen aquí, no creo que quiera transportarlos pero estoy harto de pasarme horas ahí dentro esperando sin hacer nada mientras esos mercenarios comen antílope y beben cerveza-decía otro.

-Bah, que más da lo que coman esos humanoides. Cuando la Madre de todos los dragones regrese todos temblaran ante su majestuosidad, incluidos esos estúpidos jajaja-dijo un tercero y los otros comenzaron a reir mientras salían de la cueva.

Los guardias comenzaron a increparle y Endozal en la oscuridad se giro y levantó el brazo con la palma abierta en señal para que esperaran un poco y volvió a girarse seguir provocándose arcadas y exagerándolas. Los lagrimones le salían de los ojos y comenzaba a echar ya hasta su primera papilla pero estaba haciendo todo el tiempo posible para que Abdali pudiera hacer lo que fuera necesario, cuando había mirado hacia los guardias había aprovechado para echar un ojo al prisionero y allí había una figura más con él. Debían darse prisa.

Escupía al suelo tan amenudo como podía y seguía con las arcadas, sin moverse de lugar por el momento.

La forma de salamandra no era la mejor forma de moverse de forma cautelosa más allá de parecer una criatura inofensiva. ¿Quién pensaría que podría tratarse de una espía?

Draenna tomó la decisión de ponerse en riesgo a costa de conseguir información de primera mano. Si daba con la gruta de Langdredosa o su jefa, podría suponer un avance tremendo en la lucha contra el culto.

Los túneles cada vez eran más pequeños y por lo tanto menos lugares donde ocultarse...

Draena cual lagartija continuó por aquella pared, pegada al lado derecho de la cueva intentando avanzar sin que llamara la atención de nadie. No le preocupaban tanto los humanos como los dracos, que seguramente tuvieran mejor vista y menos problemas en comerse una lagartija. 

De pronto se fijo que había un pasaje que estaba oculto entre los plieges de las rocas, de no haber estado pegada a la pared seguramente no lo hubiese visto. Eran un pequeño pasadizo bastante mas estrecho por el que solo podrían pasar los humanos de uno en uno. A su espalda la caverna descendía por unas escaleras de piedra aunque no podía ver mas allá.

Abdali volvió la vista nervioso hacia donde Endozal estaba distrayendo a los guardias. No sabía cuánto tiempo más iba a poder quedarse sin poner en peligro a su compañero. La tos del semielfo no ayudaba a aliviar la sensación de peligro. Le dio un poco más de agua de su odre para calmarle.

Esa baya que has tirado al suelo es curativa!- le reprendió el guerrero. -Mira, no estamos aquí solo por ti. Hemos sido enviados por el Gobernador Tarbaw Nighthill, para recabar toda la información posible sobre estos asaltantes. Me supongo que habiendo estado prisionero sabrás más de ellos que nosotros. Ahora es momento de volver a Nidoverde y que esa información sea usada para crear una defensa contra futuros ataques. A mí, personalmente, me manda Onthar Frume, un honorable paladín que estará igualmente interesado en acabar con todo este pillaje en cuanto le informe.

No vengo solo, aquel que ves distrayendo a los guardias, es mi amigo, y se está jugando el culo para que te pueda sacar de aquí.

Le acercó la baya de nuevo.- Toma. Ahora me marcharé a intentar prender fuego a las chozas de los kóbolds, cuando veas que empieza el follón, sal corriendo. Hemos despejado el camino de vigías que se escondían en el cañón, así que deberíamos encontrarnos ahí. Nos reconoceremos mediante una señal: imitemos el ulular de un búho tuerto hasta tres veces al llegar a la cañada, para saber que somos nosotros.

Por último cogió las tijeras de trasquilar ovejas que llevaba consigo desde sus tiempos de pastor, aquellas que le diera su padre la primera vez que le tocó esquilar al ganado, y se las puso en el cinturón al preso.- Lo siento, no llevo un cuchillo u otra arma que poder dejarte, esta tiene un gran valor sentimental para mí. Te dará suerte!

Sin perder más tiempo se volvió a escabullir a la sombra más cercana, para luego aparecer como si nada cerca de donde se encontraba Endozal.

Por las barbas de tu abuela, pareces un cagarro de troll! Pues sí que te has pasado con la bebida! - Bociferó para llamar la atención de los guardias.- No os preocupéis señores que ya me encargo yo de llevármelo y que no os moleste más!

El calishita se acercó al cocinero para poner su mano sobre sus hombros y ayudarle a caminar lejos de la penosa pero efectiva escena que había montado.

Leosim no aceptó el cuchillo de Abdali bajo el pretexto de que se sabía defender el solo. Dado que Abdali no le dio tiempo ni a responder se quedó esperando la señal.

Otro cultista se había acercado a Endozal y estaba discutiendo con su compañero sobre si el "borracho" pertenecía a un grupo u otro, y lo terribles que eran los mercenarios.

-Llevatelo antes de que Langdedrosa le arranque la cabeza-le respondió uno de los guardias al joven cuando se acercó a por su compañero.

-Largaos a vuestra zona antes de que hablemos con vuestros jefes, vamos-dijo el otro.

De Draenna ni rastro.

Mientras tanto Joorin y Égida permanecían algo mas tranquilos a las afueras del campamento. Los guardias que patrullaban la zona no habían vuelto y no escuchaban ningún revuelo en el interior que indicase que sus compañeros hubiesen sido descubiertos por lo que podían esperar un poco más, aunque su tardanza empezaba a ponerles algo nerviosos.

Draenna siguió avanzando pegada a una de las paredes de roca. No parecía que nadie percibiera su presencia. Incluso pudo liberarse del apetito de los draconidos...

Llegado un punto la cueva parecía desviarse a través de una grieta haciéndole dudar sobre que camino tomar.

- Si en algún momento tenemos la fuerza y el valor para atacar este lugar, debería conocer bien los caminos secundarios. Así la próxima vez no tendremos que perder tiempo en tomar esta decisión. - pensó mientras se metía por la estrecha grieta.

Comenzó a ponerse muy nervioso al oír como uno de los guardias se acercaba. Era lo que buscaba pero no había pensado que hacer cuando este se le echara encima. Se hubiera cagado encima sino fuera porque lo había vomitado todo. Comenzó a sudar por todos sus poros y a pensar en que decir o hacer cuando este llegara. Le temblaban un poco hasta las piernas. Por suerte antes de que llegará el guardia escuchó la voz de Abdali y una lagrimita de alivio le salió por uno de sus ojos. Espero a que su compañero se acercara y se dejó llevar por él del charco de orín y vómito que allí había dejado.

La respuesta del guardia hizo que se le hiciera un nudo en la garganta al oir el nombre de Langredosa. no quería volver a ver a aquel brutal dracónido. Cuando se alejaron lo suficiente, Endozal susurró a su compañero y comenzó a andar por si solo para que el resto no les viera en aquella mala situación.

- Menos mal que has llegado. se notaba temblorosa su voz. - Ya no sabía que más hacer. le comentó y tras esto le preguntó por el prisionero. - ¿Era él? ¿Cómo podemos sacarle?

Mientras Abdali le contestaba trató de recomponerse un poco y limpiarse la cara de los restos de vómito de su boca.

Buaj! Cómo apestas!- dijo con toda sinceridad del mundo el guerrero, acostumbrado a los agradables aromas que normalmente exudaba el cocinero al preparar sus manjares.- Lo has bordado, de veras!- le felicitó por su gran actuación frente a los guardias.

-Sí, era él. Le he liberado pero creo que necesitamos crear una distracción mayor si queremos que salga de ahí sin ser visto.

Siguió ayudando a Endozal a caminar hacia las chozas de los Kóbolds, buscando sombras en la oscuridad para pasar desapercibidos.

Cuando encontró un lugar que le pareció suficientemente apartado dejó que su compañero se sentase a recuperar el aliento.-Te encuentras con fuerzas para continuar? Le he dicho a Leosin que nos reuniremos con él en el cañón por el que hemos entrado. Espero que no hayan echado en falta a la patrulla que allí aguardaba y sea un camino libre. También le he dicho que deberíamos hacer el sonido de un búho tuerto tres veces como señal de que somos nosotros.

Observó al joven cocinero intentando evaluar su estado.- Cuando estés preparado avanzaremos. Llevo algo de yesca y pedernal con el que podemos prender esas malditas casuchas.