Partida Rol por web

Hola, creo que voy a necesitar contratar a un asesino, o eso o que alguien de mi séquito haga el trabajo, a lo mejor el capitán de mi guardia.

Si quieres puedo crear el personaje.

Ya me dices algo.

Un saludo.

lamentablemente si, o eso o asesino a meñique, jeje.

He intentado convencerle de que se deje ganar y no ha querido. Realmente a mi personaje no le queda más opción, lo otro es dejarlo a la suerte y a ver si alguien le gana.

Además, lo más lógico es matarlo, que esto es canción de hielo y fuego, por eso lo que se recomienda es que todos los pjs sean de la misma casa,para que no surjan estos problemas, ya que si has leído las novelas, estarás de acuerdo que la forma en la que debeactuarmi personaje es matando al dothraki.

Sí, sí, si yo no te estoy privando de que lo mates. Lo que estoy diciendo es que por tu seguridad trates de hacerlo de una forma más discreta. Efectivamente esto es canción de hielo y fuego, y a veces las cosas no salen como uno las planea, en eso también estaremos de acuerdo.

Hay formas y formas de matar a alguien, y si quieres evitar que te pillen o que salga mal. Un asesino igual no es lo más indicado. Pero efectivamente puedes hacer lo que quieras, yo no te privo de nada.

 A ver que te parece esta idea.

Me espero a que pase el primer día de lizas, si Kaleon es derribado perfecto, si no, como sabré contra quien compite, por la noche hablo con él e intento convencerle para que mate o lesione a Kaleon, si quieres podemos utilizar las reglas de intriga.

Si logra pasar airoso la segunda ronda, lo intento matar, después de todo mi  personaje es un Dorniense y no creo que tenga mucha dificultad en encontrar en su séquito a alguien que envenene a un Dotrhaki. Si se puede envenenar a la mano del Rey, con más facilidad aun salvaje.

-Te escuchó, Frey. - Friedich decidió dejar que Walder hablará primero, ya que no sabía que quería proponerle realmente.

Me dediqué a beber de mi copa de vino sin perder ni un momento de vista a alguno de los grupitos que se iban formando. Las intrigas de la corte no iban conmigo, no me gustaban nada.

Que si tal lord hablaba con tal caballero, que si tal dama susurraba palabras viperinas al oído de otro señor...

La vida era mucho más simple cuando sólo era un soldado que no tenía más que preocuparse de cumplir órdenes.

Intenté dejar de divagar y mi mente trató de concentrarse de nuevo en la justa del día siguiente, había ganado el campeonato de tiro con arco, quedado segundo en el combate cuerpo a cuerpo... si conseguía ganar la justa y hacerme con el trofeo del torneo entonces podría pedirle al Rey lo que quisiera... y tenía muy claro lo que quería.

Se acerca el invierno, como bien sabéis los norteños y siempre es bueno contar con una espada para que os proteja de los lobos y los criminales cuando vosotros no podáis.

En el mismo momento que lo dijo Ser Walder Frey supo que había herido el orgullo del Karstark, al menospreciar su capacidad para defenderse.

Walder no le caía mal, era un buen tipo, pero era un Frey. ¿Qué pensaría su padre si dejara entrar a un Frey al servicio de una casa norteña tan importante como los Karstark?. Los Frey eran caballeros de baja estirpe, si es cierto que el viejo Lord Frey tiene un gran número de vástagos y que los ejércitos de Los Gemelos son numerosos y por ello temidos en una batalla. A menos que llegaran tarde... como ocurrió en el Tridente durante la Rebelión de Robert.

Además el norte era de los norteños, solo ellos debían luchar bajo sus estandartes. Fiedrich no quería herir los sentimientos de Walder, y mucho menos ofenderle, pero tampoco quería que entrara al servicio de su casa ningún Frey. Por ello trato de convencerle de que no necesitarían más espadas de las que ya tenían.

-Veréis, amigo mío. Agradezco el ofrecimiento pero mi padre cuenta ya con suficientes espadas para poder defender nuestras tierras. -Explicó, aunque realmente no sonó muy convicente.

No hablo de soldados, mi señor. Todo el mundo sabe que los Karstark pueden defenderse de sus enemigos, hablo de los enemigos que no están a la vista, de esos que acechan en las sombras, los que ahora mismo comen suculentos platos en el banquete del rey. Necesitaréis un hombre que sepa desviar puñales, además de blandir la espada.

El baile le hizo recordar bonitas sensaciones del pasado, cuando salía a bailar con su hermana en el castillo de su padre. La joven, Daphia, era bastante hermosa, y cada paso que daban acompasados, que no eran demasiados pues Peter no era ningún experto, le llenaba de alegría. Se cruzaron con varias otras personas mientras bailaban, pero no sabía decir por qué, pero Peter estaba sólo en su mundo con la doncella. 

-No importa cómo lo hagamos, ni lo que digan. Lo hacemos para divertirnos, ¿verdad?, nada más...-sonríe torpemente pero con calidez.

El veterano señor del norte se acercó a los norteños que habían participado en el combate con intención de charlar un poco con ellos. Había venido desde el norte con alguno de ellos pero no habían trabado mucha conversación desde que llegaran a Desembarco del Rey.

Ser Erbin, saludos. Habéis luchado con fiereza en la arena, pero cualquiera gana a esa mala bestia de Thundersword. -Lord Branwulf golpeó el hombro de Servulian con la palma de la mano de forma amistosa.

Vio que Ser Dalmau Greyjoy caminaba con gesto ausente y distraído por la sala, bebiendo vino en solitario y alejandose de las convenciones sociales de ese tipo de eventos. -Aunque he de reconocer que el que más me ha impactado ha sido ese muchacho de las Islas del Hierro. -Dijo en alto para que Dalmau le escuchara e hizo gestos para que se acercara a donde Erbin y él charlaban. -Dime hijo, ¿dónde has atracado tu barcoluengo? - Bromeó.

Al escuchar mencionar mi nombre me acerqué a Ser Branwulf y Ser Erbin mientras alzaba mi copa de vino para brindar con ellos: - Caballeros. - incliné levemente la cabeza a modo de saludo.

- Está siendo un gran torneo. - comenté. Luego sonreí ante el comentario de Ser Branwulf, - La verdad es que hace años que no piso el mar. Desde las guerras Kraken, señor. Ahora mismo intento buscar mi rumbo, pero nadie quiere a su servicio a un "traidor" Greyjoy. - me encogí de hombros. Era la verdad, nadie había querido contratarme o ser mi mecenas, a pesar de que no había hecho otra cosa que tratar de enmendar los errores de mi casa, y hacer buenos papeles en los torneos.

- Confío en hacer un buen papel mañana en la justa... Aunque si Ser Thundersword es tan bueno con la lanza como en el cuerpo a cuerpo... será bastante difícil arrebatarle el título. - dije mirando a lo lejos a Ser Jasper. - El combate contra él fue duro, es un verdadero monstruo... hablando de lucha, ya me entienden. - sonreí.

Un golpecillo en el hombro le sacó de su ensimismamiento...

Sir, dijo girándose hacia Venesh e inclinando la cabeza, efectivamente era un bestia, pero eso no quita mi decepción por haber sido derrotado tan rápido.

Le gustaba que se hubieran dirigido a él pues su cortedad, unida a la derrota, hacía que no entablase conversación con facilidad.

En ese momento llegó Ser Dalmau.

Sir Dalmau, dijo inclinando la cabeza en respuesta al saludo que éste hizo, enhorabuena por su torneo, nos venció el mismo contrincante, pero desde luego usted le plantó cara...

La decepción en su voz era evidente, pero aún albergaba alguna esperanza para mañana, aunque remota, eso sí.