Partida Rol por web

Habib siguió curando a sus compañeros. Todos, incluido él, estaban muy mal heridos. Después de las curaciones, Habib estaba agotado y la luz iba a terminarse en unos pocos minutos. 

A mí me gustaría descansar en cuanto podamos. Si no consideráis seguro este lugar, avancemos un poco más, pero si vemos una zona cómoda y defendible, o tal vez algo escondida, sería mejor reponerse. No tengo más poderes curativos y otro combate sería mortal. Además, quiero contaros algo. Yo también he venido a vuestro mundo por un motivo. Tanto yo como mi perdido compañero tenemos una misión relacionada con este guantelete. 

Aprovechando el descanso, les mostró el artefacto, el cual ya habían visto antes en algún momento. Tenía incrustada una gema de color azul realmente grande y reluciente. Al menos, con el brillo reflejado de su conjuro de luz.

Este objeto puede salvar a mi mundo de la falta de agua que provocó el mal uso de la magia. Tiene poderes que sólo estoy empezando a comprender. Este mundo vuestro contiene agua en abundancia, pero no así el mío, que es un desierto con pequeños lugares donde se refugia la vida. Hace tiempo que desaparecieron los árboles, la mayor parte de los animales y casi todos los habitantes. Los que quedamos somos supervivientes. Necesito encontrar las gemas restantes para completar el poder del guantelete y restaurar el equilibrio. Si lo logro, podré regresar y romper la maldición que soporta mi mundo. Quizá así se restaure la naturaleza como era antaño. Si queréis ayudarme, os ayudaré en vuestra misión lo más que pueda. Sobre todo si podemos salir de este túnel de roca fría alguna vez. Se rió, aunque su risa sonó fruto de la desesperación, pues de nuevo la oscuridad lo invadió todo en sus ojos. La luz se había extinguido. Y si no, al menos os ayudaré hasta la ciudad de los elfos, donde yo emprenderé mi camino en solitario. 

El humano no dijo nada sobre lo que sabía del origen de sus mundos respectivos y de otros que no conocían. Quizá sonaría demasiado extraño. Esperaría a ver cómo respondían los enanos a sus palabras. 

Vorth miró a Habib dubitativo. No había entendido nada.

Pues... Si esperas llevar mucha agua en ese guantelete te vas a llevar un chasco. Ya nos dirás si ves una de esas gemas por ahí, pero creo que solo vas a encontrar hielo.

Y ahora... a por las provisiones.

El hechicero se aproximó a uno de los cadáveres y empezó a abrirlo en canal con su cuchillo de hueso y mucho esfuerzo. Apenas veía, y tuvo que hacer una pausa para limpiarse la cara de sangre.

Aaaaaah... Pescado... Hace como una semana que no como pescado.

A Zybax, las palabras de Vorth le parecieron más lógicas que las desconocido al que, por error, había llamado enano. Sin embargo, no quiso ofender a quien lo había curado - Quizás los elfos sepan algo de gemas - intentó explicarse - pero deberíamos llegar lo antes posible a ellos para que te puedan ayudar a encontrar otro guante como ese - completó demostrando lo poco que había entendido

- Recién comienza el día, yo también estoy cansado por el combate, pero mejor... - al ver como el hechicero comenzaba a cortar la carne del pescado asintió con la cabeza y tomó su arco - Aunque si conseguimos comida quizás sea una buena idea detenernos cerca de aquí... Si, encontramos un sitio fácil de defender... más fácil que este, deberíamos darle tiempo a nuestro amigo que nos cura y que es un casi-enano a que se recupere - comentó mientras miraba a su alrededor, preocupado porque no aparecieran más pescados dispuestos a vengar a sus compañeros

 Zulf escuchó las palabras de Habib, pero aún le resultaba difícil de dar crédito a ellas, a pesar de que no creía que les estuviera engañando. Miró la zona cuando la luz se desvaneció tras las palabras de Habib. Con un encogimiento de hombros comentó.

 - Primero debemos sobrevivir aquí, y llegar a la comunidad élfica. Allí tal vez sepan algo al respecto. Pero nuestro asentamiento necesita de froma prioritaria de nuestro regreso, las vidas de nuestras familias dependen de ello. Pero una vez logrado... me gustaría acompañarte.

 Luego vió a Vorth ensañarse con los cadáveres, esperando sacar algo de ellos.

 - No, no, así no... espera que te enseñe.

Bueno, bueno... me vas a enseñar tú cómo se destripa un pez. Sácate de ahí, Zulf, que voy bien...

El cuchillo de Vorth se clavó en las agallas del hombre pez desde dentro. La sangre empezó a inundarlo todo. En pocos minutos, el líquido viscoso a temperatura ambiente empezaría a congelarse y formar costra, haciendo un pegamento que haría más complicado separar la carne de las espinas. Había que darse prisa para sacar toda la carne que pudieran.

Ehm... Vale, si tan listos sois, hacedlo vosotros.

Cada vez tenía más claro que llegar a esa ciudad de los elfos era la solución a casi todos sus problemas. El humano no les respondió para aclarar lo que no habían entendido. Sólo se sentía muy cansado de repente. Pensó en su amigo Rhaz y, si hubiera habido dioses, habría rezado por su alma. Luego tocó el guantelete, recorrió los huecos que faltaban por rellenar con las gemas escondidas. Habría esperanza para los mundos? Si había alguna, en la oscuridad era difícil encontrarla.

Sus compañeros descuartizaron a los hombres-pez, o así los llamaban. Habib no sabía qué era un pez, así que no se planteó qué era la carne de pescado. Sólo deseó no tener que comerla cruda por el olor que desprendían sus entrañas al ser abiertas. Aunque peores cosas había tenido que comer en su vida. Lo importante era sobrevivir un día más para tener oportunidad de hacerlo al día siguiente y al siguiente. En eso no se diferenciaban el mundo del hielo del del desierto. 

Los hombres pez tienen muchas tripas de colores, pero poca carne, tienen huesos nada apetecibles y partes del cuerpo que parecen llenas de glándulas repulsivas. La tarea de Zulf no es envidiada para nada, en total sacais una cantidad de comida equivalente a cuatro raciones, rascais un poco de escarcha y las envolveis bien en una piel antes de seguir el camino... comida fría para variar.

Continuais una jornada entera, siempre cuesta abajo por el resbaladizo hielo, ya estais bastante fatigados, Habib a tientas escucha el resoplido de los enanos en el momento en que se detienen después de horas y horas de caminar a buen ritmo, un resoplido seguido de mascullaciones de desesperación. El camino está cortado, al igual que la entrada a esta galería, habeis llegado a un derrumbe de rocas cubiertas de hielo, cada una del tamaño de dos chozas del jefe. Avanzais un poco para inspeccionar la zona y "... clic... "

Los enanos reconocen con facilidad un hielo bajo el que hay agua, está cubierto de arañazos y señales, parece que por aquí pasan muchos de los hombres pez. Hay unos agujeros grandes y escarchados que dan a las negras aguas, el camino no tiene más salida.

- Detengámonos - propuso Zybax al darse cuenta de lo que significaba ese "click" en el hielo - El hielo es peligroso... y este quizás aún más - comentó mirando con atención los agujeros, preocupado porque de los mismos surgiera otro "pescado" con animo de convertirlos a ellos en almuerzo

- Supongo que deberemos volver... esto está cerrado. Y a alguien se le ocurre la forma de pasar por esas rocas deberemos estar preparados para combatir - agregó. El bárbaro tomó su arco dispuesto a, si resultaba necesario cubrir la retirada de sus compañeros

- No se si podremos pasar, pero si lo intentamos debemos hacerlo después de comer... y descansar, creo que alláa trás vi un sitio más o menos resguardado - trató de convencerse a si mismo

 Zulf asiente.

 - Retrocedamos un poco y descansemos. Nos irá bien para mejorar los ánimos... y estar preparados para lo que pueda suceder.- Una nota de incertidumbre se percibe en la voz de Zulf.

 Dando émfasis a sus palabras se pone en marcha hacia algún lugar que hayan visto durante el descenso para tomarse un descanso... lejos de miradas y oídos indiscretos.

Vorth describió la situación a Habib, ayudándose de gestos con la mano que obviamente en la oscuridad el receptor del mensaje no podía ver.

La galería por la que avanzamos...-colocó las manos como si agarraran un gran cilindro-está llena de hielo. Hay agujeros en el suelo...-la palma mirando hacia abajo-llenos de agua. No delante tuya-dijo señalándole-. No te preocupes, no te voy a dejar caer a un pozo.

Ojalá Karstark siguiese vivo. Él sabría qué hacer...

Los peces de escarcha. Hasta ahí llegaron. Y ahora no podían continuar.

Habib escuchó las explicaciones de Vorth con atención. Pero había algo que no entendía. Bueno, bastante. Y no era de los que se daba por vencido fácilmente, así que lanzó un hechizo de luz e inspeccionó por sí mismo la cueva sin aparente salida.

Por lo que veo, los hombres-pez salen del agua fría y oscura y pasan por aquí. Quizá su guarida esté cerca. Como no respiren bajo el agua, tendrá que haber aire del otro lado de las rocas, no? Estaba claro que no sabía que los hombres-pez respiraban también con brankias. No deberíamos mandar a uno de nosotros con una cuerda y con el hechizo de protección para el frío de Vorth? Así lo sabríamos. Si tira de la cuerda, estiramos y lo recuperamos en un momento. Qué os parece? Aunque si creéis que no vale la pena y que hemos errado el camino, entonces mejor retroceder. 

La idea del "humano" no era descabellada y Zybax, repentinamente, se mostró interesado en ella - Es interesante - le reconoció - Solo que espero que su guarida no esté cerca... sino que haya algún otro agujero atrás de ese derrumbe -

- Salgamos de aquí y descansemos, así podremos redondear esa idea - comentó mientras seguía a Zulf - Si, es muy buena... quizás debamos usar alguna de las pieles para fabricarnos una cuerda. Yo alguna vez lo hice para fabricar trampas. No me salieron muy bien, pero si cortamos concuidado seguramente podremos conseguirlo -

 Zulf miró de nuevo la escena, llena de sombras proyectadas por la luz invocada por Habib. Escuchó su propuesta, era arriesgada, muy arriesgada. Si un miembro bajaba y se topara con un grupo de esos hombres-pez, la cosa se pondría muy fea, por mucho que el resto tirara de la cuerda.

 - Primero deberíamos descansar, y de paso ver como se nos da eso de hacer la cuerda. Normalmente yo tiraba de tendones para atar cosa...

- Como dije la única vez que lo intenté no salieron demasiado bien - confirma Zybax mientras se alejan del sitio de los pozos - pero puedo intentar ayudar -

Encogiéndose de hombros aclara mirando a Vorth - De cualquier manera incluso con esa magia extraña que protege del frío, no creo que podamos estar bajo el agua mucho tiempo -

- Y antes de arruinar las pieles aprovecharía para buscar algún túnel que no hayamos visto. Yo preferí irme por si aparece uno de esos pescados, pero después de descansar buscaría un pasaje ANTES de arruinar unas pieles -

Mientras los enanos buscaban una puerta secreta o pasaje inadvertido, Habib preparó los utensilios que iba a necesitar para hacer una cuerda. Pidió las pieles, sacó yesca y pedernal, una daga y unas velas. Daban poca luz, pero suficiente para lo que necesitaría. Además, durarían mucho tiempo. Una vez vio que los enanos estaban listos, empezó su trabajo. 

A mí no sé que me da lo de usar las pieles. No son nuestras, son de la tribu. No está bien disponer de ellas porque solo nos las dieron para venderlas...

Si no pueden llegar a la ciudad de los elfos, no habrá modo de comerciar con las pieles, pero eso no significa que usándolas para fabricar una cuerda vayan a llegar. Después de todo, la caverna derruída va hacia delante, pero los pozos de agua van hacia abajo.

Estoy de acuerdo con Zybax, intentemos seguir entre las rocas de hielo. Son grandes, seguro que hay resquicios entre ellas lo suficientemente amplias para que un enano pueda llegar al otro lado.

Os acercais con precaución al derrumbe, a gatas, uno de vosotros pasa bajo una roca de hielo, el suelo parece haberse elevado para conjugarse, y hay rocas que hundidas en el agua han flotado para helarse en la superficie. La primera roca que uno de los enanos explora no lleva muy lejos, y pronto otra le impide el paso, es imposible seguir por este camino. Solo la vista del derrumbe desde fuera parece que tenga al menos una milla de largo, aquí todo es gigantesco, y sea lo que sea que haya provocado los derrumbes de esta galería debió ser abrumador, ya fuera un monstruo monstruoso o un accidente natural haber estado aquí en aquel momento fué seguro fatídico, de todas formas, las gruesas estalactitas de hielo que bajan desde las rocas derrumbadas y la capa de hielo que las cubren, indican que esto lleva así desde hace muchos años

- No parece que podamos pasar por aquí... ni siquiera bajo el agua - Zybax intenta disimular su malhumor antes acotar con muy poco tacto - parece que el camino era el otro -

Habib, que aguardaba la exploración de sus compañeros pacientemente, contestó:

Entonces será mejor que descansemos y retomemos el otro camino con fuerzas renovadas. 

Una vez decidieron dónde descansar, encendió una vela y atendió las muchas heridas y quemaduras por el frío que tenían sus compañeros. Al menos que el descanso les repusiera lo máximo posible.