Partida Rol por web

¡Lo sabía! ¡Y ahora lo había visto todo el mundo! ¡Ese tipo también había intentado chorizarle a la chica! ¡Pero que sinvergüenza! Peeeeeeero le salió mal y aquello se llenó de monedas. Pero de mogollón de monedas, todo sea dicho. Y claro, Agakor podía estar loco, parecer un crio, ser un mediano, inventarse historias, no quemar tabernas, bailar borracho en lo alto de la taberna hasta quedarse dormido bajo la luna... ¡¡pero no era tonto!!

Así que señaló a su perro. - ¡Dale cañita, Bob! - Le ordenó mientras el mismo se ponía, como quien no quiere la cosa, a recoger monedas que habían quedado cerca... y a toda prisa. Que a él lo que le interesaba era recuperar sus monedas y algunas más por las molestias ocasionadas.

La mano derecha vuela buscando la empuñadura de la espada pero mantengo la vista clavada en la escena que se desarolla ante mis ojos .Dinero rodando , más acusaciones , una posible pelea y una decisión a tomar  por mi parte  .¿que hacer ?.....Aún no tengo claro quien tiene razón y no voy a actuar a tontas y a locas.

Zarus había hecho todo lo posible por hacer de esto una excusa para salir de una vez de aquel lugar. Como muy malo esperaba que ellos se quedarán recogiendo las monedas mientras él se iba de tras de Milkahá y el músico. Con aquella idea en mente, no quedaba más que seguir recogiendo algunas monedas mientras observaba las reacciones de los allí presentes, quedándose realmente absorto cuando vió como ese desconcertante mediano envió a su mascota a buscar y a tragarse las monedas -Pero que…?- no quería ni pensar como las sacaría después.

Por otro lado, el mediano también hacia lo suyo recogiendo cuanto podía, Zarus sabía que tanto esmero no era precisamente para ayudarle a devolver las monedas a la hechicera y ahora el cuestionamiento era si marcharse de inmediato o intentaba alguna ultima cosa, al fin y al cabo la inversión que estaba haciendo era realmente significativa, pero ya había llegado el ocaso y con él la hora de darle el último adiós a Layla y su hermano.

Zarus dejo en lo que estaba y apuntó con su arco a la mascota de Agakor -Si tomas esto será para cerrar un trato entre tú y yo. Si lo que te interesan son las monedas, no tendré reparo en pagar lo que pidas por tu ayuda, así que deberás venir conmigo y será mejor que ni siquiera pienses en traicionarme o pondré en ti y en tu perro una flecha por cada moneda que se están llevando. Lo que pido es una buena distracción para acceder a las bodegas del enano.- dio un momento para que el mediano pensara bien lo que iba a responder. Zarus no quería seguir perdiendo tiempo, el ocaso anunciaba que en nada iniciaría la sepultura de sus amigos y los de Milkahá, tal cual lo había dispuesto la sacerdotisa Lyra. -No tengo todo el días para esperarte, así que habla rápido- exige al mediano.

Uffern no tardó en desmayarse también. Estaba tan agotado o incluso más que Ankus. También llevaba mucho tiempo sin dormir y se desvanció allí mismo.

Esta estructura de madera está ennegrecida por la edad y es evidente desde la calle que sus bien cerradas ventanas están bloqueadas por las estanterías del interior. La casa gremial de los escribas es un laberinto de estanterías, con pequeños escritorios encajados en cualquier espacio libre. Ninguna luz natural entra en sus abarrotadas habitaciones, y cada escritorio cuenta con una antorcha siempreardiente que ofrece iluminación a los escribas. 

Un hombre anciano y encorvado está sentado en una silla mirando por la única ventaja del edificio. Es el único de allí que no está enfrascado en algún escrito.

- ¡Dale cañita, dale cañita, dale cañita! - Iba cantando mientras recogía de aquí y de allí, animando al animal a hacer lo mismo... aunque Bob (O Tod, o Agakea, o como quiera que se llamara el perro) no estaba mucho por la labor, más estaba por chupo esta moneda, muerdo otra, me restriego, me persigo la cola.

Cosas de perros.

- ¡Mira mira Snorri! - Señaló hacia las monedas. - ¡Toma que guapo! - Y a decir verdad, la visión del mediano recogiendo cosas del suelo era entre violenta, cómica y obscena. Esta última parte por la manía de meterse las monedas por dentro de la ropa interior, enredandoselas en el pelo, metiendoselas en las botas, diferentes bolsillos e incluso tragandoselas. ¡Tragandoselas! - Sabe a pollo. - Afirmó, asintiendo con la cabeza mientras guardaba otro puñado en su bolsa. - ¿A que sabrá a esta? - Se metió otra en la boca, y se la tragó. - Uhm... esta también a pollo. - Acabó por afirmar con la cabeza, mientras se llevaba la mano al stomago. Aquella noche tendría una digestión de lo más pesada.

¡Entonces aquel barbaro de ciudad, que venía a ser en lenguaje pirata como marinero de agua dulce, le dio por apuntar a Bob! (O como quiera que se llamara el perro, pues cada vez que lo nombraba le ponía un nombre distinto). Y en contra de todo pronostico, se acercó a Zarus, juntandose a él y poniendose de puntillas para ver a que parte del animal apuntaba.

- Dicen que el perro también sabe a pollo. - Afirmó, asintiendo totalmente serio ahora. - Ah, no no... estas son mias. Me las encontré en el suelo. - Acabó por susurrarle... ¡como si fuera algún tipo de secreto! - Se le cayeron a un tipo raro que decía que yo quemaba tabernas. - Añadí, asintiendo una vez más como si acabara de ofrecerle una información trascendental.

- Pero. - Siempre había un pero. ¿Cómo no? - Como ya no estoy en la empresa de las monedas que arden, cosa que me pone muy triste, me aburro. Así que... ¿Tienes trabajo? - Acabé por preguntarle, señalando la salida para marcharnos de allí y hablar de buen rollo. - Cuentame de que va todo esto, que yo soy un mediano de fiar, no como esos medianos de las colinas. Mi tía era una mediana de las colinas ¿Te lo he contado alguna vez? Bueno, resulta ser que era tan mala que no la querían ni con ellos. Y nosotros, que somos unos bueninos, por que somos unos bueninos, pues la recogimos. ¿Sabes como se llamaba? Felisuca. Te lo juro. ¿Que madre le pone un nombre así a su hija? Yo te lo digo. Una desalmada mediana de las colinas. ¿Ves como son mas malos que un orco con sarna? - Se encogió de hombros, como si fuera lo más obvio del mundo.

- Venga, vamos, no tenemos todo el día. De verdad. - Azuzó a Zarus para marcharse de allí. - ¿Tu vienes? ¡Y guarda eso, que vas a hacerle daño a alguien! - Entonces se cayó el tipo aquel incosciente.

- U-A-L-A - Dijo, lentamente llevandose las manos a la cabeza. - Bueno ¿Vamos? - Volvió a preguntarle, mientras se marchaba de allí hacia algún lugar donde poder hablar.

A Zarus le empezaba a descoordinar la de que Agakor fuera de ayuda. Ese mediano definitivamente no estaba bien de la cabeza, pero el joven humano estaba claramente desesperado.

Aún apuntaba a aquel perro cuando, de repente, Agakor empezó a acercarsele. Zarus le miró de reojo Que pretendes?... No te me acerques demasiado, no creo que te sea conveniente. dice mientras le dedica una fría mirada.

El desfallecer de Uffern no era una sorpresa para nadie, aquello ya era sobre humano, habían llegado a los limites de su resistencia. Solo Abelardo sería quien le podría auxiliar, pues nadie mas estaba interesado en el bienestar del encapuchado. A Zarus le daba mas o menos igual, era alguien que ni había alcanzado a tratar.

Las prevenciones del joven Lazarus seguían insistentes hacia el mediano hasta que mención lo del trabajo Ya te he dicho que me vendría bien contar con tus habilidades. dice para que dejara de parlotear y desvariar tanto con sus historias. Bien, vámonos de aquí. Tu saldrás primero... una forma de dejar claro que no confiaba para nada él, siempre estaría a sus espaldas hasta encontrar un lugar en el que los dos se sintieran cómodos para hablar. Primero debemos ir por mis amigos. agregó Zarus.

Snit se quedó sorprendida ante lo que estaban viendo sus ojos. Sin encontrar explicación, miraba de un lado a otro, evitando que el mediano se acercara demasiado a ella. Por suerte, no parecía que la hubieran visto llegar, así que se escondió entre las sombras hasta que se marcharon.

Camino medianamente despejado, se acercó hasta los caídos. A ambos conocía, pero en ese momento sólo estaba interesado en uno de ellos. Temiendo que tuviesen alguna enfermedad contagiosa, se acercó hasta el escriba que estaba mirando por la ventana, y se situó a su lado. Esperó a que cruzara mirada con ella para hablar

Disculpe... ¿sabe qué ha ocurrido aquí?

Saber  no se nada , he debido de desmayarme por el cansancio o las heridas.Intento levantar la cabeza y ver que ha pasado o quien esta alrededor .Se han matado entre ellos o simplemente ha seguido lanzandose pullas ?Me apoyo en el codo y me levanto a duras penas .....Diablos.

Es complicado de explicar. Dijo Abelardo a Snit. Pero el resumen es que una muchedumbre de gente llegó aquí acusando a un mediano de haber prendido la taberna de Ankus. El elfo estaba tan cansado que apenas era consciente de lo que estaba pasando, y al final no quedó muy claro si el mediano era culpable o no. El caso es que al escuchar sus argumentos la gente fue desapareciendo, unos cansados y otros porque le creyeron.

Después Ankus y este buen hombre, dijo señalando a Uffern, se desmayaron fruto del cansancio acumulado que tenían encima. Ambos estaban en unas camas que había improvisado el escriba para ayudarles. No están enfermos, simplemente tan cansados que han terminado agotados.

Sobre el resto de los que se fueron, no me enteré a dónde. Lo siento.
 

¿Cansancio? repitió la joven gnoma, como si no hubiera entendido esa palabra. Miró a Ankus tirado en el suelo, y negó con la cabeza. Ella venía a malmeter contra el de la otra taberna, pero en esa situación...

Qué aburrimiento penó, desviando la vista otra vez hacia el joven.

Y dígame, si no es mucha molestia. En este gremio, ¿no necesitan ayuda para realizar algún tipo de trabajo? Soy bastante nueva en la ciudad y busco algo que me de de comer.

Muchas gracias bonita, dijo el hombre, pero el poco trabajo que hay que hacer aquí ya están haciéndomelo unos chavales muy simpáticos. Dijo el anciano de muy buen humor. Así que lo lamento, pero como no quieras ayudarme a cuidar de estos chicos, no puedo ofrecerte nada más, y además, no creo que a esto se le pueda llamar trabajo, precisamente.

Era de esperar. Además, era mujer, y muy pocas personas querían a una mujer trabajando salvo que fuera con niños

Pues a no ser que ese cuidado esté pagado, me temo que tendré que buscarme la vida en otra parte, que el amor y el aire a día de hoy no alimentan se encogió de hombros y se giró, decidida a irse. Pero no sin una pregunta antes, quizá la podía ayudar

¿Sabe de alguien que necesite algún tipo de ayuda?

Cuando anunciaron esta mañana los sucesos, escuché de varios lugares que ofrecían trabajos, creo que puedes preguntar en las posadas por ellos. Alguna encontrarás donde anuncien algún trabajo. Le dijo a la pequeña. Aunque muy pocos son tarea para una única persona.

Como siempre, los hombres no servían para nada. Asintiendo con una sonrisa, Snit se despidió

Se lo agradezco mucho, señor. Que le vaya bien en su cuidado.

Y así, la gnoma salió de allí. No iba a perder más el tiempo sin cobrar ni una sóla moneda. Tenía que mantenerse si quería seguir con vida.

Esta estructura de madera está ennegrecida por la edad y es evidente desde la calle que sus bien cerradas ventanas están bloqueadas por las estanterías del interior. La casa gremial de los escribas es un laberinto de estanterías, con pequeños escritorios encajados en cualquier espacio libre. Ninguna luz natural entra en sus abarrotadas habitaciones, y cada escritorio cuenta con una antorcha siempreardiente que ofrece iluminación a los escribas. 

Un hombre anciano y encorvado está sentado en una silla mirando por la única ventaja del edificio. Es el único de allí que no está enfrascado en algún escrito.