Antes de llegar a la capilla de Obad-hai primero has de pasar por el parque de la Rana.
Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces.
El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.
Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer.
Si un día no encuentro comida, seguro que estarán buenas a la brasa.
dijo para si mismo cínicamente. El estanque era bonito, pero un vez ya había visto su belleza decidió continuar hasta el templo a hacer algunas preguntas, antes de volver para dormir en la cámaras del culto de Pelor.
Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces.
El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.
Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer.
Perdona, te puse post hace ya tiempo, pero me acabdo de dar cuenta de que no te marqué como destinatario. Sorry...
El entorno, arbolado pero a la vez cenagoso, es un mundo de contrastes: árboles dando sombra, aguas que reflejan la luz del día, el frescor húmedo de los lugares así, el sol mañanero incidiendo en el lugar. Un lugar de luces y sombras, invadido por el croar de sus habitantes anfibios. Una exótica estatua de una rana parece preside el lugar, en un costado del parque, haciendo las veces de inmóvil director de coro. Es, en definitiva, un buen lugar donde inspirarse. Así que ni corto ni perezoso el bardo comenzó a rasgar las cuerdas de su mandolina, buscando artísticamente reproducir los sentimientos que le producían ese lugar, compitiendo, tal vez con sus cantos...
Motivo: Tocar mandolina
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+10)=21
No pasa nada.
Daélric se pasa el resto de la mañana en busca de inspiración, musicando los cantos de las ranas...
Vale, reto como máster superado xD
¿ein?
Avisa cuando tenga que continuar, por favor...
Puedes continuar... aquí parece que no hay nada específico... al menos no haciendo simplemente una tirada de interpretar. Te has ido a tocar tu mandolina a un parque en el que solo hay ranas...
Bueeeeno, Daélric, has conseguido dar una serenata a uno de tus mejores públicos. Una lástima que no vayan a pagártelo. A todo esto, vi un edificio raro aquí pegado. Vamos a echarle un vistazo. O eso o me muero del aburrimiento... -pensó para si mismo, por aquello de no hablar consigo mismo y pasar por loco. Aunque la estabilidad mental de los músicos siempre suele estar en entredicho.
Daélric se va a curiosear a la Embajada de los hombres lagarto, 22
Vale, reto como máster superado xD
¿ein?
Nada, que uno también es máster y a veces se encuentra con situaciones un poco surrealistas. Encuentro que has salido del paso con mucho estilo :-)
Avisa cuando tenga que continuar, por favor...
Puedes continuar... aquí parece que no hay nada específico... al menos no haciendo simplemente una tirada de interpretar. Te has ido a tocar tu mandolina a un parque en el que solo hay ranas...
Original actividad que seguramente no te habías encontrado nunca. No muy aventurero, pero bastante coherente, ¿no? Y no ha pasado nada excepcional, lo que me llena de esperanzas en la partida. Gracias por llevar una partida tan abierta y tan coherente :-)
Edita máster: Wow!! Me dejas de piedra, la verdad. Muchas gracias por tus palabras, se agredecen mucho :)
Pero también te digo que casi todos los lugares de la ciudad tienen un gancho de aventura, lo que pasa es que hay que encontrarlos, y haciendo lo que ha hecho tu PJ, está claro que no lo iba a encontrar. Pero también te digo que me costó pensar en cuáles eran tus intenciones, porque te prometo que no entendí bien tu post, lo tuve que releer por si se me escapaba algo XD
Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces.
El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.
Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer.
¡Bien, bien! El oso llega, se acomoda y olfatea. Mi nariz no es tan fuerte aun, pero el viento pasa y con él la bruma de los secretos. Siento que choca con los árboles variados hasta que llegan por fin hasta mi con esos olores hermosos y diversos. Con semillas que aun no abandonan su hogar.
Es el lugar perfecto. Camino con paso lento y respiro profundo los colores del aire, esa explosión sensitiva que me recuerda en cada inhalación el por qué de éste camino. Tan bello y sublime, tan fresco; y a la vez tan rencoroso y feroz.
Saco una de las raciones de comida, me acerco a la enorme piedra; pero no la invado. Aun guardo mi distancia de ella.
Como lo que llevo conmigo. Lo disfruto. Tomo fuerzas antes de familiarizarme con éste lugar, con sus espíritus y sus habitantes. Me haré su hermano, su guía, su cura. Seré también la zarpa que los cuida.
¿De qué? El oso no lo sabe. Pero una ciudad habrá de guardar muchos secretos capaces de dañar éste equilibrio. Si lo hay. Ya buscaré si el buen aro de la fortuna tiene consigo a los predadores naturales de los anfibios por el lugar.
¡Ahora sí a comer! Gruaaaaaaaa, gruñe el oso con hambrei.
Cuán bueno. Delicioso. ¡Un oso lo ha disfrutado por completo! Los días pasarán con este tipo de comida, hasta que un día el oso-de-la-forja realmente sea ursino. Curaré, entonces, a los árboles de algunos predadores de carne, dejándoles aliviar el alma de los espíritus, fortaleciendo mis músculos; que aun tienen la fuerza de la juventud.
De pie regocija las manos como zarpas a los aires, con un bostezo y los dientes sobre la barba. Es hora de disfrutar un poco del sol que se yergue sobre el horizonte, de los sapos que croan en todo lugar. Por los árboles y en el fondo de las aguas, cerca de matorrales, dispersos, hambrientos, cercenando a las pequeñas vidas que transportan el polen.
Cuán bueno. No sólo comer, sino ver y oír. Todo es bello. Es hermoso y sublime.
Lo único que resalta en el lugar, que no parece producto del natural devenir de lo que vive y su entorno es esa enorme piedra. Si voy a cuidar éste lugar tengo que ir a olfatear y conocer. Es curiosidad. No es algo que haya germinado en el intelecto de mi simplista mente animal.
Por eso vivimos, para explorar y experimentar. Se trata de enriquecer la experiencia de vida con cada nueva cosa. Y éste es mi presente, mi nuevo lugar. Oso olfatea, escucha y mira. Toco curioso la piedra.
Pero tengo cuidado de los sapos. Es posible que ellos también sean protectores de algo que desconozco. ¿Será posible volverme un anfibio si toco la roca tallada?
No me quedan claras tus acciones, y añadir tiradas a lo que hagas seguro que vendrá bien para que pueda darte una respuesta :)
Motivo: Avistar
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+6)=8
Inspecciono la roca. Carajo, hice tirada y no me acordaba que podía elegir un diez. =P Si me dejas, elijo 10. Hay cosas con las que aun no me acostumbro del sistema.
Comparo lo que veo para establecer si hay algo inusual en ella, que altere el entorno. Elijo 20 para Saber Naturaleza.
Da la sensación como que las ranas no están ahí por voluntad propia, como si aquella estatua las atrajera de una forma siniestra. Es decir, que las ranas se encuentran ahí no gozan de voluntad propia...
¡Mi instinto es llevármelas de una jodida vez a todas! Pero no podría, son demasiadas.
El oso mira y olfatea pero no entiende. Ahí debo experimentar de nuevo, ahora con mis manos.
¡Empujo y empujo la roca! ¿Qué tan grande puede ser? ¿Qué tan pesada?
Y más aun, ¿para qué quiere tener alguien a todas estas ranitas atrapadas? Miro en rededor y no veo depredadores naturales. Más bien parecen estar ausentes. ¡Son muchos anfibios! Si no puedo hacer nada tendré que volver a hablarlo con el gran guardian de los anfibios; ése mediano cachetón.
Empujo la estatua viendo si la puedo mover. Si sí, y si soy lo suficientemente fuerte, la tumbo. Quiero destruirla.
Se podría mover. No es pesada. Pero sí para una persona sola. Así que no lo logras.
¿Cómo saberlo? ¿Qué hacer?
No basta con un sólo oso. Necesito a más personas. ¡Quizá pueda contar con el mediano!
¿Por qué habría de desconfiar de él? Mejor corro, busco y hablo. ¡Los anfibios sufren! Yo no sé de prudencias. No discuto conmigo y el instinto. Debo curar el pantano. Está sólo, como yo. Sin manada aun.
¡Aun así tengo que mover la maldita roca!
Voy a la capilla de Obad-Hai.
El rostro de Ferrin se descompuso. Pareció como si aquella noticia no le hubiese hecho ninguna gracia, le había alterado enormemente. ¡No puede ser! Dijo molesto y saliendo corriendo hacia el parque. ¡Quién ha sido! ¿Has podido ver algo o a alguien?
Dijo mientras salía corriendo hacia el parque.
Tomando aire, intentando recuperar el perdido por mi pequeña expedición, veo como el mediano llegaba a mi encuentro con la cara congestionada por el exabrupto. Omito las palabras que salen de su boca ya que el gran problema que nos acontecía estaba interfiriendo con nuestra alma mater, la naturaleza. ¡Las ranas! Señalando la estatua con mis cejas fruncidas. ¡Algo esta afectando la libertad de éstas! ¡Siente!... ¡Siente la maldad que esa roca emana y las aprisiona! Sentía como mi fiel compañero, subido a mi cabeza, se movía de manera extraña. Miro hacia arriba donde alcanzaba a ver el hocico de Muerde-Hueso. Tranquilo compañero, no te olvides que no estas solo. ¡Ferrin, debemos hacer algo para ayudarlas!
Esperando que el druida siga mis pasos, me coloco junto a la estatua e intento moverla. ¡Vamos! ¡Hay que hacer algo!
Supongo que mi compañero Muerde-Hueso pudo sentir la maldad que aprisiona las ranas.
Es un poco extraño la forma en que el anterior usuario se desenvolvía con el pj así que espero que no tengas demasiados problemas con mi manera de hacerlo. Cualquier error que veas me lo haces saber e intentaré solucionarlo lo mas pronto posible. :)
Ferrin se acerca rápidamente hacia donde estás, y cuando te ve empujando la estatua, te das cuenta de que él no estaba dispuesto a ayudarte, si no más bien a todo lo contrario.
¡Está loco! ¡Sí! Dijo mirando a su lado, mientras corría hacia ti. ¡Qué hace!
¡La estatua está perfecta donde está! Las ranas se irán si no sigue allí. ¡Es peligroso que la toques! ¡No la muevas o algo malo le sucederá al parque! Dijo mientras se lanzaba para intentar derribarte y quitarte de en medio.
El problema es que el mediano era tan pequeño que en lugar de empujarte, rebotó contra ti. Desde el suelo, siguió gritando para que te estuvieses quieto y no tocases nada.