Partida Rol por web

El hombre lagarto escucha con atención las palabras del embajador. Había oído hablar de los druidas. Una suerte de chamanes que habitaban estas tierras y que, a diferencia de los chamanes que él conocía, solían vivir alejados de la comunidad. Saber que estos druidas auxiliaron a los de su especie no hizo sino aumentar su deseo por dar con su paradero, pero le sería complicado sin tener una pista de por dónde empezar.

- Os agradezco enormemente la oportunidad que me brindáis - responde Yaotl inclinándose ante Silark - Iré en busca de aquel diablo azul y de esos a los que él llama "hombres lobo". Y estaré atento por si descubro cualquier indicio sobre el grupo de druidas que mencionáis. Nada me honraría más que poder ayudar a aquellos que han intercedido por los de nuestra especie.

El sauriano vuelve a colgar la lanza y el escudo a su espalda y se despide con una reverencia.

- Volveré en cuanto tenga noticias.

Este gran edificio de ladrillo rojo parece bastante reciente. Dos estatuas gemelas de hombres lagarto de aspecto noble flanquean su entrada.

Hace varios años, la Villa de Tormentos Cristalinos estuvo a punto de ir a la guerra contra una gran tribu de hombres lagarto del sur. La guerra fue evitada por una banda de héroes, quienes descubrieron que los hombres lagarto estaban reuniendo fuerzas para combatir a una tribu de sajuaguines. Para evitar posibles malentendidos entre las tribus de hombres lagarto de las marismas Hool y Tormentos Cristalinos, el consistorio construyó este edificio como embajada para los hombres lagarto.

La mayoría del edificio está abierto al cielo, con grandes patios inundados llenos de vegetación y piscinas para los hombres lagarto. Alrededor de estos patios hay habitaciones y camaretas, así como una perrera para los diversos varanos que actúan como guardianes.

El aroma característico de aquellas estancias vuelve a traer recuerdos al sauriano. Los primeros rayos del sol se colaban entre la vegetación calentando levemente la escamosa piel del guerrero. Aquella estructura era posiblemente el único lugar en toda aquella ciudad en la que podía sentirse tranquilo.

Acostumbrado ya a moverse por el lugar, Yaotl se dirige sin demora hacia los aposentos de Silark, el líder de la embajada en Tormentos Cristalinos.

- Saludos, Silark - el lagarto se inclina ante éste en señal de respeto - Vuelvo a ti tras mi retorno a este enclave. Mi deuda dista todavía de ser saldada, pues doce almas recaen aún sobre mis hombros. ¿Puede este guerrero ser de alguna ayuda para la embajada? Sea cual sea la labor la realizaré con presteza.

Nada ha cambiado desde la última vez que nos vimos hace unos días. Respondió Silark al aventurero que parecía no haberse olvidado de él. Seguimos teniendo los mismos problemas, así que si recuerdas la conversación que tuvimos entonces, sabrás las almas por las que puedes empezar.

El sauriano levanta el rostro intentando recordar los detalles de su último encuentro con el líder de aquella pequeña comunidad. Nunca había sido muy sagaz, pero no le cuesta demasiado tiempo rememorar la conversación.

- Si, como indicáis, la situación sigue siendo la misma, me preocupa que los druidas no hayan vuelto a dar señales de vida - explica Yaotl - De camino hacia aquí pude observar un curioso tsakuali, un templo de la naturaleza. Me acercaré a investigar. Quienquiera que se encuentre allí quizá pueda darme alguna pista sobre su paradero.

Con una ligera inclinación de cabeza y golpeando su lanza contra su escudo el guerrero se despide.

- Volveré en cuanto tenga noticias.

Este gran edificio de ladrillo rojo parece bastante reciente. Dos estatuas gemelas de hombres lagarto de aspecto noble flanquean su entrada.

Hace varios años, la Villa de Tormentos Cristalinos estuvo a punto de ir a la guerra contra una gran tribu de hombres lagarto del sur. La guerra fue evitada por una banda de héroes, quienes descubrieron que los hombres lagarto estaban reuniendo fuerzas para combatir a una tribu de sajuaguines. Para evitar posibles malentendidos entre las tribus de hombres lagarto de las marismas Hool y Tormentos Cristalinos, el consistorio construyó este edificio como embajada para los hombres lagarto.

La mayoría del edificio está abierto al cielo, con grandes patios inundados llenos de vegetación y piscinas para los hombres lagarto. Alrededor de estos patios hay habitaciones y camaretas, así como una perrera para los diversos varanos que actúan como guardianes.

El día empezó con la visita a la embajada de los hombres lagarto. Lomenar llevaba la tela con la impresión de la huella a mano para poder mostrársela al representante. La huella no era importante, sino el conocimiento de que aquello estaba lleno de huellas de este tipo y que no eran de hombre lagarto.

Lictea era la que había prestado inicialmente su ayuda a la embajada, así que le susurró:

- Habrá que llamar al que te ofreció el trabajo... ¿Sirlak? Al menos ese fue el que me dio la referencia para encontrarte.

El soldado se limitó a seguir a sus compañeros entregando las armas educadamente en la entrada de la embajada, él no había hablado con el embajador anteriormente, ni siquiera le conocía. Debía tomar un segundo plano, en espera de que se dirigieran a él directamente, al fin y al cabo Andrey no era más que un mero invitado en toda aquella trama.

Al llegar a la embajada, Kranj hizo una pequeña pausa para escuchar a Lomenar y a Lictea que eran las que mas conocían a los hombres lagarto que habitaban en aquella edificación. Luego llegó el tema sobre que decir al embajador Sirlak y una vez frente a él, o quien hiciera las veces de su delegado, habría que decirle sus hallazgos y para eso habría que escoger las palabras apropiadas. Entonces solo hay que sostener que tenemos la evidencia para demostrar que ellos (los hombres lagartos) no hicieron los destrozos en los campos? Aunque en realidad, si lo piensan bien, los hombres lagartos también tienen como mascotas varanos.*

No sé, creo que no se conformarán con la huella y querrán llegar al fondo de todo esto, creo que primero deberíamos indagar sobre su posición en relación a los viñedos en sí. Saber si ven con buen ojo la expansión de los campos del señor Tobias.

-Silark. Si-lark.- Corrigió a Lomenar. El embajador tenía su carácter y no quería que la bonachona druida lo estropease todo.-Dejadme hablar a mí. Ese lagarto es colega mío.- Se escupió en las manos, frotó las palmas y usó esa humedad para acicalarse el grasiento y sucio pelo. Recordaba perfectamente su último encuentro con Silark. El embajador le había dado dinero para financiar su investigación y le había aconsejado buscar un buen grupo para llevarla a acabo. Allí estaban. Era lo que había podido conseguir. 

- Ya le informé que seguramente era un complot para culpar a los hombres lagartos de los destrozos y le pareció una información muy interesante. Ahora podemos confirmárselo.- Como ya había expresado a sus compañeros lo que le daba miedo era comunicar quién era el culpable pues seguramente los hombres-lagarto se aliarían con los Licorambarino para acabar con el  druida.- Entonces, ya había descubierto huellas de un humanoide que parecía rodearse de animales, pero eran sólo sospechas. Ahora tenemos nuestro testimonio como prueba. Creo que los viñedos se los pasan por el forro de sus escamosos huevos, pero eso es lo que tenemos que tratar antes. Qué coño vamos a contarles.

-¿Y bien?¿Se os ha comido la lengua el gato?-Ignorando a los dos hombres se dirigió a su amiga.- Diré lo que me digas, si ese druida es importante para ti.- Tampoco es que le hiciera especialmente gracia delatarlo, pero no había atendido a razones. Podían platear alguna solución intermedia. Mientras el druida no estuviese de acuerdo seguramente acabaría muerto.- Podemos suavizar la cosa diciendo que lo vimos por los campos haciendo de las suyas, pero no delatar su escondrijo.

Lomenar dudaba, el que hubieran varanos en la embajada había echado por tierra su idea de presentar al varano como una alternativa a las huellas.

- Quizás lo mejor sería no nombrar en absoluto al druida, en todo caso como una suposición. Podemos enseñarle la huella encontrada en la plantación y que los destrozos no eran por hombres lagarto sino más bien por varanos que posiblemente ataquen aquello que se está metiendo en sus dominios de caza.

- Esa es la idea y la forma de confirmarlo sería poder comprobar si las escrituras de propiedad que tienen los Licorambarino se corresponden con lo que han plantado o se han expandido sin permiso.

- No pensaba que hubieran varanos aquí - confesó - La idea principal era que no podían ser hombres lagarto y que se habían confundido las huellas. Esa estrategia ahora no creo que sirva.

Lomenar se veía un tanto desolada, si le hubieran advertido con tiempo que en la embajada habían varanos no hubiera perdido el tiempo de esta manera.

-Con todos mis respetos, eso no se sostiene de ninguna de las maneras. Hay un conflicto entre un embajador y una familia noble, no van a parar en sus solicitudes por un par de buena palabras. Esa huella de poco nos servirá y tampoco demuestra nada. En cuanto insinúes que algo o alguien anda detrás de esto querrán su cabeza sin lugar a duda.

Recordad el grupo grande de hombres lagarto que vimos al volver, quizás eso es una zona de paso, lo que si podemos atestiguar es que las huellas tanto de varanos como de hombres lagartos son de los que pasan por ahí; que nada tienen que ver con los que destruyen las vides.

Sino queréis desvelar al druida dudo que el embajador quede complacido con los resultados de la investigación, puesto que no tenemos nada concluyente.-

Escuchando a lo dicho por sus compañeros a Kranj no le quedó más que sacudir el rostro.

Vamos creo que podemos hablar con la verdad y buscar, sin poner en riesgo a nadie. Solo hay que decir que efectivamente todo esto es culpa de la expansión inescrupulosa de los viñedos. Y que sabemos de buena fuente que un druida está apoyando esta causa. Como ustedes son druidas no creo que pongan en tela de juicio que ha sido algún animal en el bosque nuestra fuente de información. concluyó el clérigo y se preparó él para hablar si sus compañeras estaban de acuerdo.

Asintió a las palabras de Kranjstar. Lo sentía por Lomenar. Efectivamente Lictea ya había informado de todo aquello a Silark y no iba a presentarse ante su cliente volviéndole a decir lo mismo, necesitaba algo más. ¿Por qué no decir la verdad?

- Kranjstar tiene razón. Podríamos meternos en un lío si nuestras mentiras son descubiertas. Quizá lo mejor sea decir la verdad y tratar, si lo deseas, amiga, de ayudar a ese druida de alguna manera. -Si es que se dejaba ayudar porque había mostrado ser un tipo bastante testarudo.- A  pesar de que Silark despreciará a los Licorambarino pro tratar de echarles las culpas, la existencia de un tercero, causante de los problemas, presumo que unirá a las dos facciones contra él, aunque antes se detestaran. Imagino que cuando informemos a Silark lo primero que hará es contarle a los Licorambarino lo que sucede, para quitarse las culpas de encima.

Lomenar estaba muy seria, nada salía como pensaba. Entendía a sus compañeros, pero ella había dado su palabra al druida y no pensaba traicionarlo. El que pudiera ser o no su padre era un tema añadido.

- Si no os importa, prefiero esperar fuera... ya luego me contáis...

Lomenar salió a la calle. Prefería no enterarse de lo que allí dentro se dijera.

Kranj era, quizás, quien podría encontrar las palabras apropiadas para hablar con el embajador, pero si su chica había dado su palabra, debía apoyarla, pero estaba seguro que mentir frente a un embajador, era una mala idea.

-Dejalo en mis manos, no faltarás a tu palabra. Todo saldrá bien. Daré un rodeo a ver cual es la posición real del embajador frente a los Licorambarino y hasta quizás en druida del bosque pueda encontrar un aliado acá. Si veo que tal cosa no es posible, entonces nos reservaremos la información y pasaremos de la misión que nos encomendaron.- dicho aquello, Kranj se dispuso a hablar con el embajador, en compañía del grupo completo.

-Confía en mi.- le dice esperando ver una sonrisa en el rostro de Lomenar.

Kranj saludo al embajador con cortesía, haciendo una breve reverencia. -Espero este teniendo una grandiosa mañana. Nos presentamos ante usted para tratar el asunto de los viñedos de los Licorambarino. Espero nos pueda atender a pesar de sus ocupaciones aquí en la embajada.-

Kranj espera lo necesario para ser atendido y procede a escanear un poco el pensamiento del embajador lagarto. Esto problema con los Licorambarino debe tenerle agobiado. Lictea ya le ha dicho lo que hemos encontrado y sin duda estamos sobre la pista correcta, encontramos algunas cosas que merecen tensión. Al parecer el bosque esta siendo afectado ampliamente por el crecimiento de estos viñedos, sabía usted algo de esto?