-Un vaso de agua, gracias.- Contesta Crystal con una sonrisa. Durante unos instantes parece que eso es todo lo que tiene que decir, aunque finalmente es incapaz de contenerse y le comenta algo más a Ankus, bajando el tono para que Argot y el resto del local no puedan oírlo.
-Un "amigo" nos dijo que aquí se podían comprar y vender objetos baratos de procedencia... dudosa jiji, ¿es cierto?
Motivo: Engañar
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+5)=17
- ¿Quién ha sido? Dice dando gritos y haciendo que lo escuchase todo el mundo. Seguro que ha sido ese maldito de Blagh, pues escúcheme, señorita, dígale a quien le haya dicho eso que esta taberna no tiene una dudosa reputación como la suya. Transmítale el mensaje, haga el favor.
Y por cierto, aquí no tenemos agua, aquí solo tenemos el vino de la casa. DIce mientras te sirve una copa de un vino un tanto extraño y pone otro a Argot Leular.
Mirando con suspicacia al vino escucha la reacción del tabernero. - Ese Blagh no es el tabernero enano de la pezuña en la boca? Dicen que últimamente su cerveza ha bajado mucho la calidad.- añado con una sonrisa.
- No deberías dejar que vallan diciendo esas cosas de tu taberna Ankus, si no los parroquianos pueden dejar de venir. Tal vez deberías retarle a un duelo de catación a Blagh. añade encogiendose de hombros mientras acerca el baso a la nariz pero no termina de darle un trago.
Tirada oculta
Motivo: Saber naturaleza (vino en mal estado)
Tirada: 1d20
Resultado: 9(+1)=10
Tirada oculta
Motivo: Escuchar el comentario de la gnoma
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+5)=25
Sir Barristan no salía de su asombro con las palabras de Angélica. Desde luego no parecía el movimiento más inteligente, pero se mantuvo en silencio. A pesar del enfado del tabernero, no parecía que aquello fuese a terminar mal, por lo que el caballero seguía calmado, aunque por si acaso, se mantuvo alerta.
Crystal pone su cara más inocente ante la respuesta del tabernero.
-Perdona, perdona, no es que yo comercie con esas cosas, ¿eh? que soy una chica honrada.- Le da un pequeño trago al vaso de vino y hace un mohín al ver el enfado de Sir Barristan. Por unos momentos no habla, quedándose pensativa y dando sorbitos a su bebida, aunque rápidamente se aburre y vuelve a parlotear con el caballero.
-Es un sitio con encanto, este. Toma, acábate el vino, que está bastante ma... que no tengo más sed.- Se corrige con una sonrisa.
Angélica parecía darse por vencida enseguida y terminó ofreciéndole el vino. Con gesto tranquilo, el caballero puso una mano por delante, dejando entrever que no deseaba beberse un vino, que a todas luces no parecía más que orines de perro con algo de uva machacada. No, mi señora. De servicio me gusta tener la mente clara.
Escuchas el comentario
-Un "amigo" nos dijo que aquí se podían comprar y vender objetos baratos de procedencia... dudosa jiji, ¿es cierto?
Una sensación recorre tu estómago, cuando bebes aquel vino no puedes evitar empezar a vomitar y echar hasta la primera papilla.
Motivo: TS Fort
Tirada: 1d20
Dificultad: 22+
Resultado: 11(+2)=13 (Fracaso)
Cuando Angélica se lleva el vino a la boca nota como si su estómago se le revolviese. Y entonces comenzó a vomitar salvajemente, no lejos de allí había unas escupideras para que los inocentes que caían en las bromas de Ankus pudiera vomitar a gusto.
Todos los que estaban allí presentes comenzaba a reírse y a vitorear a la mujer. Brindaban por ella y sobre todo se reían por lo sucedido. "Otra más ha caído" o " Siempre hay algún recién llegado en la ciudad" se podía escuchar de la gente.
La sensación era horrible y se podía apreciar en la cara de la muchacha. Ankus no pudo evitar sonreír y entonces puso una cerveza a su acompañante y otra a la chica para que se recuperase.
¡Venga muchachos, ésta está bien de verdad, no cómo la de Blagh! Disfrutadla. ¿A qué habéis venido por aquí?
Instantes después de aquellas palabras una mujer morena y de tez pálida entraba por la puerta.
Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.
Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.
Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.
Cuando entráis los peregrinos del Erizo Borracho no pueden disimular una sonrisa y se ríen entre ellos. Allí puedes encontrarte con una mujer pequeña, un hombre y el mediano con el que ya te habías cruzado anteriormente.
Aire miró hacia todos lados al entrar. Ya se había olvidado de su anterior investigación y ahora quería hacer otra cosa.
Pero su mirada se cruzó con un mediano que recordaba. Se llevó sus manos al sapo y le protegió
¡No! ¡He tenido que entrar en el sitio en el que estaba el mata-sapos! ¡Por qué! ¡Oh, destino cruel! ¡Qué injusta es la vida! ¡Seguro que quiere intentar matarte, mi querido Aristóteles! ¡Por qué!
Crystal se tambalea sobre el taburete cuando empieza a marearse y acaba cayendo al suelo por culpa de los retortijones. Gracias a su agilidad, logra apoyarse con las manos antes de empezar a vomitar sin tregua. Se acerca a las escupideras a duras penas y echa la papilla entre gemidos. Después de vaciar todo lo que ha comido sigue quejándose, mientras le lloran los ojos. Saca un pañuelo de su bolsillo y se limpia con él las lágrimas y los restos de babas, mirando al tabernero con ojos de odio.
-Eres... ¡eres un hombre malo! ¡Puaj!- Se vuelve a acercar a la barra a duras penas, se levanta hasta el taburete de un salto y se queda allí cogiendo aire con cara de malestar y continuando sus lamentos de dolor.
Ay pequeña! No soy ningún hombre malo. Son solo unas chiquilladas que hacemos a los recién llegados a la ciudad. Tú también pareces una novata. ¿Quieres probar? Dice mostrando a Aire un vino con un erizo flotando en su interior. Es el vino del erizo borracho, muy bueno, ¡todo un manjar!
Todavía sonriendo ante la broma realizada por el camarero, eché un vistazo a la maga loca que iba con una rana en el saco. - mmm no recuerdo haberla visto, sin duda se refiere al otro mediano.
- No se mi amiga mediana pero sin duda esa rana estaría muy bien pasada por lumbre. Se la ve tan jugosa y rechonca... - Termino con una sonrisa. Únete a nuestra barra del bar y disfruta de una buena cerveza de erizo! jajaja
En un tono más bajo me acerco a Ankus y le cuento lo que había escuchado de los recién llegados.
¡No! dijo Aire moviendo la mano, desechando la idea del vino ¡Seguro que lleva guarrerías, y soy toda una diosa! ¡No probaré cualquier cosa!
Luego apuntó con el dedo a Argot
No dejas de amenazar a mi querido Aristóteles. Y te digo una cosa. Tu muerte será dolorosa. Una multitud de sapos caeran sobre tu cabeza y te destrozarán vivo. Tus piernas dejarán de ser útiles, y después un sapo se te introducirá en la garganta hasta que te asfixies
Se sentó en una silla, enfadada
La supuesta broma del camarero no hizo ni gracia a Sir Barristán que miró al camarero con cara de pocos amigos. Por suerte, él había rechazado la oferta y no estaba en las mismas condiciones que su acompañante. Su honor le impedía liarla en el bar, pero varias veces le pasó al caballero la idea por la cabeza. Pero debía comportarse.
Dirigiéndose a Angélica le dijo: Señorita, ¿estáis segura de querer seguir en este lugar? Tal vez debiéramos irnos, visto lo visto.
La mediana sigue quejándose lastimosamente de sus dolores, apoyándose con algo de teatro en el brazo del caballero, aunque parece que poco a poco ya vuelve a encontrarse mejor. Asiente a las palabras de Sir Barristan, pero rápidamente cambia de opinión.
-Bueno, pero ya que nos invitan a la cerveza tampoco es cuestión de rechazarla, ¿no? a no ser que sea otra broma.- Mira con suspicacia a Ankus, "presuponiendo" que la cerveza que le han puesto corre por cuenta de la casa, aunque el camarero no lo haya dicho. -¿Aristóteles? Vaya nombre más raro, menos mal que es un sapo y no se entera de como se llama jiji
¡Aaah! dijo Aire protegiendo más a su sapo ¿Tú también quieres comerte a mi querido Aristóteles? ¡Es increíble, y son dos! ¡Oh, mi pobre Aristóteles!
-Bueno, pero ya que nos invitan a la cerveza tampoco es cuestión de rechazarla, ¿no? a no ser que sea otra broma.-
¿Invitaros? Aquí nadie ha dicho nada de invitar. Con el poco trabajo que tengo por ese maldito de Blahg estoy yo como para invitaros. Pero bueno, si me las pagáis podréis tomar algo, y yo creo que ya de paso os podríais quedar a cenar, no?