Partida Rol por web

Sonreí intentando parecer lo más encantadora posible ante el hombre. Miré a Intissar, pues yo no tenía dinero*.

-Creo que no bajará más el precio, hermano. Cojámoslo. Es muy tarde y deberíamos ir ya a un lugar seguro. Estas calles me dan escalofríos. - ironía que una mendiga dijera eso.

Una vez más, parecía que Intissar debería pagar los costes de todo. La verdad es que su bolsa comenzaba a quedarse famélica, confiaba en que al día siguiente pudiesen cumpir la misión para Lucan.

Intissar entregó las monedas al tendero y cogió la comida que le ofrecía, no era mucho, pero les llenaría el estómago a los tres con algo con lo que pasar la noche. Sin más, el joven asintió ante las palabras de su hermana y dijo: Tienes razón hermana, deberíamos volver a donde nuestro amigo. Él nos proveerá de un techo y compartiremos la cena.

Asentí a Intissar y le seguí camino a la Herrería. Por el camino, le tendí el colgante.

- Toma hermano, quedatelo y decide tú que hacer con él. Siento que yo sólo me estoy aprovechando de ti y eso no me gusta...

Vais de camino hacia El Yunque, la ciudad ya estaba bastante oscura y la iluminación era muy tenue, al pasar por uno de los callejones no os disteis cuenta de que una zanja muy mal señalizada atravesaba la calle. 

Intissar iba pensando en sus cosas cuando cayó por una zanja que no vió. El impacto fue terrible y quedó inconsciente, con una brecha en la cabeza de la cual manaba sangre... Los dioses parecían querer que no cumpliese su venganza. Si su hermana no se daba prisa en salvarle, moriría desangrado...

Metida en mis pensamientos y en lo peligrosas que parecían las calles, mi cuerpo reaccionó automáticamente saltando una zanja en el camino. Cuándo la hube saltado, di cuenta de que algo fallaba...

- ¿Intissar? ¿Dónde estás?

De repente mi hermano ya no estaba junto a mí. ¿Se había evaporado? ¿Me había dejado?

Un gemido llamó mi atención y entonces, tonta de mí, me percaté de lo que ocurría.

- ¡Intissar! ¿Estás bien? - por supuestoq ue no, idiota, ¡está sangrando! - ​¡Oh Dios mío, Oh Dios mío! ¿Qué hago?

No tenía ni idea de curar heridas, y no parecía haber nadie en las calles. Igualmente, grité pidiendo ayuda.

- ¡Socorro! ¡Qué alguien me ayude!

Camino de El Erizo Borracho tal y como te dijo el guardia escuchas los gritos de lo que parece ser una damisela en apuros. Una mujer gritaba pidiendo ayuda. Cuando llegaste la encontraste dispuesta a bajar por una zanja que había en una de las calles. Justo resbaló en el momento que llegaste. Por suerte la atrapaste del brazo evitando así que se desplomase como el hombre que había caído al fondo de la zanja.

Justo cuando te decidiste por bajar trepando para ayudar a tu hermano notaste como resbalabas temiendo precipitarte al vacío. Pero, de pronto, notas como alguien logra alcanzar tu brazo para que no cayeras al suelo y te desangrases como él. 

Cuando alzas la vista te das cuenta de que un hombre ha escuchado tus gritos de auxilio y que acababa de llegar justo a tiempo para salvarte la vida, y con suerte, la de tu hermano también.

Vi pasar mi vida, (no demasiado larga a decir verdad) por delante de mis ojos cuándo resbalé y noté mi cuerpo caer hacía el hoyo.

"Hermano, perdóname. Intentaba ayudarte. Al menos estaremos juntos..."

Cuándo pensé que ya no volvería a ver un nuevo día, noté una sujección firme, de repente, en mi brazo. Ya no caía. Tras unos segundos de incredulidad, me giré y vi a un hombre agarrándome del brazo.

- Gra..ust...yo..- empecé a balbucear sin sentido. Antes de acabar mi frase de agradecimiento, la realidad me golpeó como una roca -¡Mi hermano! Se está desangrando. ¡Ayúdeme, por favor! - dije desesperada señalando el fondo de la zanja, con Intissar inconsciente y gravemente herido en él.

Su primera reaccion habia sido aguantar a la muchacha, mas cuando la puso a salvo vio como ella le sañelaba a un hombre, tendido abajo de la zanja. No tenia demasiadas ganas de ayudar,cansado del viaje como estaba, pero en el fondo las mujeres podian conmoverlo lo suficiente como para un acto desinteresado. Con un Pequeño suspiro, mira la zanja, para ver si puede bajarla de un salto o le hace falta aguantarse en el borde, mientras habla- No se de curar, pero si quieres te puedo ayudar a bajar para que tu lo hagas.

- ¡Sí, sí! Muchísimas gracias. Tengo que hacer algo lo antes posible antes de que se desangre por completo...aunque no soy médico ni anda parecido- dije mientras las lágrimas luchaban por aparecer en mis ojos. Mis conocimientos médicos eran escasos si no nulos. podía imaginar cómo tapar la hemorragia e intentar algo, pero no mucho más.

"¡Oh hermano! ¿Por qué la suerte nos da la espalda?"

Agarrandola de la mano, ayuda a la chica a descolgarse para que esta pueda ayudar a su hermano. Cuando la ve llegar al suelo de la zanja, queda mas tranquilo.

¿Quieres que baje? Tal vez te haga falta ayuda para subirlo.- Dice, mientras busca un sitio algo mas facil para bajar, ya que ha pasado la urgencia de ayudar al joven.

Me alegré de la ayuda prestada, pues conseguí llegar al fondo sin lastimarme. 

- Espere ahí, por favor, voy a necesitar ayuda para sacarlo de aquí igualmente.

Sin más demora, me dispuse a hacer algo por Intissar. No era médico, no sabía que hacer. Rompí una parte del vestido que llevaba para intentar vendarle la cabeza, pero la herida seguía sangrando.

-  ¡Por favor Intissar, aguanta! -me lamenté mientras las lágrimas recorrían mi rostro. -¡Señor! Tengo que sacarle de aquí, ¡pero no deja de sangrar! Oh por Dios, ¿qué hago?

Estaba desesperada, mis manos temblaban y mi corazón latía rápidamente. ¿Qué iba a ocurrir si justo ahora perdía a Intissar?

Jorgen ayudó a bajar a Layla, cuando ésta se reunió de nuevo con su hermano se rasgó la túnica para aplicarle un vendaje improvisado, aunque de nada sirvió.

Su hermano continuaba perdiendo sangre, a un su piel tenía buen color, por lo que no había perdido demasiada sangre, quizá aquello fuera una oportunidad que les estaba dando el destino, tendría que seguir intentándolo, o finalmente Intissar no volvería a ver amanecer.