-¿Y como se puede llegar a él? Seguro que dando un paseo por la ribera del río es posible. - Si la persona sabe como llegar, Crystal sigue sus indicaciones hasta el lugar. Por el camino, le comenta a Barristan sus intenciones.
-Si algún ratero cogió el anillo de su bolsillo, es probable que no sea la primera vez y que robe a menudo por la zona. Supongo que no será difícil encontrar a algún ladronzuelo. Con un poco de suerte puede que a quien robó el anillo; y si no, seguro que al menos sabe quién suele robar en esa zona. ¿Te he contado la vez que me robaron todas las joyas que llevaba encima? ¡Incluso un collar regalo de mi madre! Desalmados... -En realidad, ella es la ladrona de esa historia, aunque modifica los roles para que el honorable caballero no piense mal de ella.
La verdad es que dado que acabamos de conocernos, señora, dudo que me la haya contado. Si es su deseo, no se corte.
El caballero seguía concentrado en su tarea, pasando la mirada por encima de cada persona que pasaba a su lado. Sin duda, las zonas de los puentes solían ser zonas en las que estar atento a posibles ladrones o trifulcas. La mano del caballero nunca se alejaba demasiado de su arma.
El puente del Umbral de la marisma, cerrado por completo, está fabricado en piedra y cubierto con un tejado de pizarra. Sus paredes están adornadas con gárgolas reptilianas y una chaparra torre de guardia en su extremo oriental ofrece una excelente vista de los pantanos del norte. El interior del puente está jalonado por varias alcobas, cada una con una estrecha ventana con vistas a las marismas o a la villa. Los jóvenes amantes suelen citarse en las alcobas a altas horas de la noche, y los guardias hacen la vista gorda ante sus actividades.
No iba a ser un buen sitio por el que cruzar, pero si era el único lugar por la que podría cruzar el río sin que estuviera atestado de gente. Éste, al menos, daba la posibilidad de ocultarse entre las gárgolas o ser confundido con alguna criatura de la marisma demasiado curiosa, pero en cualquier caso, debía apresuarme en atravesarlo.
Motivo: Esconderse
Tirada: 1d20
Resultado: 10(+17)=27
Motivo: Moverse Sigilosamente
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+9)=14
El puente del Umbral de la marisma, cerrado por completo, está fabricado en piedra y cubierto con un tejado de pizarra. Sus paredes están adornadas con gárgolas reptilianas y una chaparra torre de guardia en su extremo oriental ofrece una excelente vista de los pantanos del norte. El interior del puente está jalonado por varias alcobas, cada una con una estrecha ventana con vistas a las marismas o a la villa. Los jóvenes amantes suelen citarse en las alcobas a altas horas de la noche, y los guardias hacen la vista gorda ante sus actividades.
Akatosh llega al puente. Todavía con luz de día empieza a recorrer el lugar en busca de personas. Una vez que empiece a anochecer buscará a esta extraña mujer para ver de que se trata. A el no le importaba luchar, sino solo saber que ocurría en el lugar. Después de eso volvería al puerto en busca del paladín misterioso.
El puente del Umbral de la marisma, cerrado por completo, está fabricado en piedra y cubierto con un tejado de pizarra. Sus paredes están adornadas con gárgolas reptilianas y una chaparra torre de guardia en su extremo oriental ofrece una excelente vista de los pantanos del norte. El interior del puente está jalonado por varias alcobas, cada una con una estrecha ventana con vistas a las marismas o a la villa. Los jóvenes amantes suelen citarse en las alcobas a altas horas de la noche, y los guardias hacen la vista gorda ante sus actividades.
- Como no conoces a la mujer misteriosa, obviamente no puedes encontrarla -
La noche dotaba de un aura sórdida al puente. Y no debería; es decir, no debería pensar en algo así. la culpa de todo la tenía su madre. ¿Y quién era ella para meterle absurdeces como aquella en la cabeza? No había nada de sórdido en aquello, al contrario, era un lugar de celebración. Podían haber instalado un templo al amor allí mismo.
Por desgracia, no era el amor su objetivo aquella noche, sino algo realmente sórdido.
—No te dejes ver mucho —susurró a Raellia por el vínculo mágico—. Aún no veo a mi contacto. Espero que no haya sospechado y se haya echado atrás.
Cruza los dedos, chica, porque de ser así, sería desperdiciar una oportunidad única. De ser así, preferiría una trampa. Al menos tendría la opción de conseguir información.
Lucrecia suspiró, se ajustó las ropas y paseó por el área, buscando a Zacarías Ríofresco.
-Lo intentaré... Aunque no soy precisamente discreta-respondió Raellia por aquel peculiar método. Tras observar rápidamente los alrededores, añadió-intentaré quedarme en una de esas alcobas que esté vacía, aunque permaneceré atenta.
Tras esas palabras, empezó a buscar una en la que pudiera quedarse de manera discreta, cerca de Lucrecia. Ella no estaba hecha para aquel juego de espionaje, pero entendía que sólo se trataba de ver las intenciones del interlocutor, y que podrían hacer mucho bien con ello. Así que se esforzaría al máximo por intentar pasar desapercibida.
Lucrecia estaba apoyada en el puente mirando como anochecía mientras esperaba a que apareciera por ahí Zacarías. De repente, algo asustó tanto a Lucrecia como a Raelia que estaba lejos de ellas; una mujer preciosa apareció a su lado apoyada en la misma posición que la rubia. Está exactamente igual, pero no dijo absolutamente nada, simplemente parecía estar contemplando la ciudad o esperando a que llegara su supuesta cita, suponiendo que la tuviera, claro está.
Lucrecia dio un respingo cuando giró la cabeza y vio a aquella figura a su lado. Tuvo que ejercer una buena dosis de autodominio para no tirarse por la barandilla de un brinco. Más relajada, se fijó en que se trataba de una mujer, rubia como ella y en su misma postura, como si la estuviera imitando.
—¡Vaya susto! Y creía que yo era sigilosa —repuso, sonriente, cuando su pecho se calmó—. ¿Esperas a alguien o me buscas a mí?
La chica se sorprendió al ver aparecer a aquella otra mujer. ¿Quizás sería el contacto de Lucrecia? No podía estar segura del todo, pero, aunque fuera a modo preventivo, debería hacer uso de sus facultades. Realmente, tampoco hacía daño a nadie, así que no pasaría nada por ello.
Empezó a concentrarse, por tanto, intentando detectar algún rastro de sombra en la mujer que estaba cerca de Lucrecia. Lo hizo tal como le habían enseñado, procurando centrarse en su sagrada conexión con la bondad para que ésta la guiara, como una especie de brújula.
Uso detectar el mal.
Apartado del grupo de mujeres, Akatosh observa como estas interactuan manteniendose al margen y viendo como se resuelve el inesperado cruce de las mismas.
No notas aura maligna en la mujer.
Soshyn se giró para mirar a Lucrecia, aparentemente parecía tan sorprendida como ella. ¿Y por qué iba a esperarte a ti? Preguntó la mujer. ¿Nos conocemos? Le preguntó con extrañeza. ¿Tú me estabas esperando a mi, o estabas esperando a alguien?
—No te conozco. Esperaba a alguien, pero no a ti —respondió, ladeando suavemente la cabeza.
Había algo sospechoso en la forma en que la mujer había aparecido a su lado. No era aquel, empero, el momento de indagar sobre ello. Si Zacarías se encontraba en el área, tenía que encontrarlo. Si había decidido no asistir a la cita, tenía que quejarse con amargura y formular nuevos y pesados planes. Y si la mujer tenía algo que ver con el asunto que estaba investigando, en cualquier caso, sería ella misma quien moviera la siguiente ficha.
—Ya que no es a mí aquien buscabas, te dejaré este espacio y proseguiré mi propia búsqueda.
Lucrecia se dio media vuelta, le dedicó a la otra mujer una sonrisa final, y procedió a marcharse de allí, en busca del hombre al que estaba esperando.
Raellia esperó un momento. Tenía que intentar ser discreta, pero no estaba segura de poder conseguirlo, ya que desde luego no era una imagen común. Pero eso no tenía remedio, y había prometido ayudar. Así que intentó comprobar si desde su "escondite" podía seguir vigilando a su amiga. En caso contrario, se desplazaría a otro desde el que poder continuar.
Sí, aquí la gente es donde suele quedar para esperar. Dijo Soshyn. Por eso he quedado yo también aquí. Dijo la mujer acercándose más a Lucrecia. La verdad que llevo mucho tiempo esperando y me aburro de esperar sola. Dijo mirando la puesta de sol. Hace tiempo que estoy aquí, y siempre estoy igual. ¿Quieres que esperemos juntas para no estar solas? Así podríamos pasar el tiempo. ¿A quién esperas? preguntó con un tono de curiosidad, como el de una niña pequeña hablando.
Akatosh escuchaba la conversación que tenían las dos mujeres, lo cual una le pareció actuar muy extraño a una de ellas, lo cual solo se quedó escuchando y observando la situación para ver como terminaba todo.
Capaz la mujer que siempre esta esperando era la que el suponía que era, pero eso no lo sabrá hasta hablar con ella.
Tirada oculta
Motivo: Averiguar intenciones (Soshyn)
Tirada: 1d20
Resultado: 6
Tirada oculta
Motivo: Reunir información (Soshyn)
Tirada: 1d20
Resultado: 1(+3)=4