Partida Rol por web

¡Al fín!

Pienso en cuanto al final la veo esfumarse, lo cual no significaba que andase fuera de peligro, pero se la posibilidad de escapar con el pergamino aumentaban considerablemente. Así que ni siquiera me molesté en desarrugarlo de la papelera cuando me hice con él, hasta podría servirme de escusa que era un papel inútil que habían tirado a la basura si alguien conseguía volver a echarme el guante. Quizás el único problema era que abultaba demasiado en comparación con mi cuerpo, aunque su peso no supondría problema alguno, dejándome únicamente con la necesidad de escapar y regresar al teatro.

Construido como una gran pirámide, el templo está rematado con una gran cúpula rodeada por torres de cristal. Una gran torre de conco pisos, erigida en mármol color azul pálido, domina la fachada oriental de la pirámide. De noche, toda la estructura brilla con incontables llamas y un enorme símbolo reluciente de Boccob rota lentamente sobre la cúpula central.

Nuestros pasos acaban por dejarnos ante las puertas del templo. Mi mirada se alza hacia el cielo, intentando abarcar con la vista la totalidad del templo. Demasiado para la cercania que tengo. Miro a Zynna, encarandome hacia ella. Es mas grande que lo que imaginaba.

En nuestro poblado, lo mas grande tenia dos pisos de altura, y era todo un hito de la ingenieria norteña. Tampoco necesitabamos hacer cosas tan grandes y poco practicas... y aunque quisieramos, no contabamos con los avances en ingenieria para ello.

Las llamas, los simbolos, todo me resultaba nuevo, y fascinante. Aunque no podia evitar sentir cierta reticencia ante todo aquello. ¿Cuan despegado de la naturaleza estaba? Me esforce por pensar que nosotros necesitabamos algo de ellos, y ellos, de nosotros. Nos acercamos a la puerta, llamando a esta con mis propios puños, esperando ser atendido por alguien en su interior. Los goleps resultaron fuertes y seguros. Y si en aquel momento abria la puerta, se encontraria la estampa de un enorme guerrero del norte, ataviado en pieles, y con cara de pocos amigos.

La visión del enorme templo me deja, sencillamente, boquiabierta. Efectivamente, en nuestra aldea no habia construcciones así, ni mucho menos. Costaba pensar que aquello hubiera sido mano del hombre. -Nunca había visto algo parecido. ¿Como pueden haber llegado tan alto? - me pregunto, en voz alta, arrugando el ceño, y mirando a Drogo, con una inevitable expresion de sorpresa y fascinación. Y, por qué no, de desconfianza.

Al igual que mi compañero, no me gustaban las gentes del sur, ni su forma de actuar. En el norte, aunque nos tacharan de bábaros, estábamos acostumbrados a hacer las cosas por las claras, de una forma más práctica, sin tantos intríngulis como en el sur. Y ahora estábamos allí, en territorio desconocido, tocando a la puerta de un templo dedicado a un dios que no era el nuestro.

Interiormente pido a la diosa que no considerara el gesto una falta de respeto. Lo estamos haciendo por ella, despues de todo, por ella. Me coloco junto a Drogo, con pose seria. Y, para ser una mujer, mi expresión y las pieles que me cubren, dan a entender que no soy ninguna mujer debil, como las que ellos acostumbran a tener, capaces solo de engendrar hijos y limpiar chozas.

Buenas tardes, señor y señorita. ¿En qué puedo ayudarles?

Buenas tardes. Miro a quien abre la puerta, cruzandome de brazos. Buscamos al Hermano Egil para ayudar sobre un hombre desaparecido que responde a Lucius.

¿Podriamos hablar con el? Esperaba que Zynna añadiera los detalles que viera necesario. Yo, unicamente queria hablar con quien habia escuchado, que era tan de fiar como cualquier otro desconocido, pero al menos, conocia su nombre.

Asiento a lo dicho por Drogo y, efectivamente, cuando termina de hablar, completo la información, con lo que yo oi en la plaza -Hemos oído que la última vez que se le vio fue hace unos meses, en el museo.- por supuesto, no revelo nuestra intención de buscarlo a cambio de cobijo y un plato caliente. Si algo he aprendido de Drogo es a ser paciente, a esperar al momento oportuno. Y ese momento no es ahora, cuando ni siquiera conocemos los detalles de la desaparición.

Espero, mirando a nuestro interlocutor, con una mezcla de recelo y curiosidad.

Construido como una gran pirámide, el templo está rematado con una gran cúpula rodeada por torres de cristal. Una gran torre de conco pisos, erigida en mármol color azul pálido, domina la fachada oriental de la pirámide. De noche, toda la estructura brilla con incontables llamas y un enorme símbolo reluciente de Boccob rota lentamente sobre la cúpula central.

Dos desconocidos estaban hablando con un miembro del templo justo en la entrada del templo. Por lo que pudiste escuchar perfectamente parte de la conversación que estaban teniendo.

Me temo que habéis escuchado campanas y no sabéis dónde. Dice el clérigo de Boccob. Efectivamente el hermano Egil está preocupado por Lucius, pero son bobadas que tiene él en su cabeza, pues Lucius solo lleva un par de días sin aparecer por aquí. Lo tiene como si fuera un hermano pequeño al que proteger, y sinceramente, Lucius ya nos ha dado más que motivos para saber qué podemos esperar de él y que no. El caso es que Egil no está porque se fue a buscar gente para ayudarle en su causa, lleva un buen rato sin aparecer por aquí, así que quizá haya tenido suerte... dice como dejando en el aire que quizá también era probable que no la hubiera tenido y que algo malo le hubiera pasado.

Pero Lucius no lleva tanto tiempo desaparecido y en ningún momento visitó el museo, ahí creo que os referís a otra persona. Su nombre es Tyson. Lo único que sabemos de él es que anduvo dando vueltas a un tema, revisando sus pergaminos y muy nervioso durante algunos días. Después mencionó algo sobre un tal Desthen y estatuas de gente viva. Pero nada más. Después de aquello no le volvimos a ver. Confío en que no esté muerto, pero lleva ya varios meses desaparecido... 

Se ve que el hombre se va poniendo cada vez más triste. A cada minuto que va contando la historia su voz se va volviendo más ronca y rota. Parecía que no era un simple adepto de la orden, sino un amigo. 

- De verdad, lo he intentado, pero cada vez que he ido al Museo me han impedido entrar y nunca he sabido a ciencia cierta a que se refería Tyson con todo eso de las estatuas...

- Una muchacha de cabellos morenos y un caracter algo alocado, estuvo aquí ayer y hoy por la mañana buscando entre sus papeles, creo que ella está investigando su desaparición, pero actuaba de una forma muy extraña, por lo que tampoco me fío de ella. No digo que sea malvada, en absoluto, simplemente digo que quizá haya desistido de su búsqueda, porque también llevamos bastante tiempo sin recibir información de ella.

Tras soltar todo aquello giró su cabeza hacia la puerta, pues un recién llegado acababa de entrar.

Buenas tardes, señor. ¿En qué puedo ayudarle a usted? Concluye a pesar de estar claramente ocupado con los otros dos visitantes.

Me giro repentinamente y salgo del templo. 

Me dirijo a la capilla de Obad-Hai, preguntando a las personas que vea de buena presencia .

Torci el gesto de la boca cuando el clérigo comenzó a hablar. ¿Como se atrevia a decir tales cosas sin siquiera saber quienes eramos? Aunque, por otro lado, estaba totalmente en lo cierto. Asi que esta vez, y solo por esta vez, daría una por la otra. Además, debía entender las costumbres de los sureños, y no comenzar a ganarse enemigos. No vence el mas fuerte, si no quien no gana enemigos a cada paso que da.

Acabamos de llegar a la ciudad.  Era mejor ser sincero, y explicar nuestra situacion. Y escuchamos tales cosas de boca de los guardias, quien siendo la fuerza de la autoridad, tendran credibilidad. ¿Si no, por que la gente iba a confiar en este tipo de gente?

Asi que se tratan de dos personas distintas.  Mira a Zynna, confirmando nuestras peores sospechas. Aquello era mas peligroso de lo que parecia. Por ahora, podemos encargarnos del asunto del Hermano Tyson. Para garantizar que no abandonaremos tal empresa, podria permitirnos dormir en su templo. Somos gentes del norte, con un lugar resguardado será suficiente.

Observo al recien llegado, y tal como entra, lo veo salir. No lo comprendo... estos hijos del Sur estaban, simplemente, locos. Y vuelvo a girarme hacia el sacedote, esperando su respuesta ami propuesta. Un lugar donde descansar y reposar a cambio de investigar lo sucedido con Tyson.

Miro al desconocido con el ceño fruncido, y luego a Drogo. ¿Entonces había más de una persona desaparecida por alli? Efectivamente, el sur era mucho más peligroso de lo que habíamos pensado inicialmente. Además, aquel hombre habla de las desapariciones como si fueran algo de lo más normal y lo más cotidiano. Cuando mi mirada se cruza con la de Drogo, niego, y despues vuelvo a centrar la atención en el desconocido.

-Déjenos pasar aqui la noche y aprovecharemos para reunir toda la informacion posible sobre su amigo. - añado, intentando tocar además su fibra sensible. A juzgar por su actitud, no es dificil suponer que le tiene aprecio al desaparecido, sea por la razon que sea- Dicen de los hijos del norte que tenemos el olfato más desarrollado que el resto. No nos resultará complicado seguirle el rastro. - añado, con confianza. Drogo es el mejor cazador de toda la tribu, y de toda la región. Por supuesto que seremos capaces de seguir un rastro, incluso allí, en medio de todo aquel caos y en medio de todo aquel desconcierto.

E iba a añadir algo mas, cuando veo que aquel tipo se acerca. Me detengo, por si va a preguntar algo pero, al ver que se marcha igual que llegó, alzo una ceja, mirando alternativamente al desconocido y a Drogo. Si, definitivamente aquellas tierras debían verse asoladas por algun mal peor que el de nuestra tribu, capaz de volver a sus gentes locas y hacer que actuaran sin ningun tipo de raciocinio. Hablaría despues con Drogo sobre mis suposiciones. Seguro que está de acuerdo conmigo.

El sacerdote de Boccob se os queda mirando con cara de escepticismo.

Es muy tentadora vuestra oferta, pero aquí no os podéis quedar. Lo primero es que ni nosotros nos quedamos aquí a descansar y lo segundo es que no estaríamos tan locos de dejar quedarse a los primeros desconocidos que nos prometen cosas. ¡No os lo toméis a mal! Pero aún no habéis hecho nada de lo que habéis prometido, así que podemos cambiar vuestra propuesta.

Averiguad lo sucedido, y si dais con una respuesta satisfactoria, entonces hablaré con el resto para que os dejen quedaros.

Tened en cuenta que este lugar alberga más conocimiento, magia y objetos que lo que vuestra vista y "olfato" pueda apreciar. Dijo la palabra olfato como si esa idea no se la terminase de creer.

Ante la cara de excepticismo del sacerdote, mi cara seguia siendo la misma. Serio, con la mirada fija en el, y con el ceño ligeramente fruncido. No es que estuviera enfadado, era la unica cara que parecia que Selune me hubiera entregado. En cuanto escucho que niega mi propuesta, no me sorprendo. Son gente del sur, desconfiada por naturaleza, y no entienden el valor de la palabra de uno.

La contrapropuesta era la tipica de alguien del sur. Haz tu primero, que luego ya veremos si cumplo mi parte. Por desgracia no estaba en situacion de negociar, ni de reclamar, ni de nada. Esta bien. Veremos que podemos averiguar, y volveremos para ver como cumplis vuestra palabra. Por nosotros no debeis temer, somos gentes de palabra y honor, aqui solo deseamos descansar, e intercambiar conocimientos e informacion.

Volveremos lo antes posible ¿Podria decirnos donde queda el museo?

A medida que el sacerdote habla, mis labios se van frunciendo en una mueca de imperceptible descontento. Por supuesto, ni de lejos había pensado que sería tan fácil, pero aquella política de "dame tu primero y entonces ya veremos" era algo que odiaba de las gentes del sur. ¿Dónde quedan el honor y la palabra de uno?

Miro a Drogo, temiendo que se haya visto ofendido por las palabras de aquel hombre. Después de todo, tiene una reputación entre los nuestros y, por un momento, se me cruza por la cabeza la idea de que pueda haber visto su honor ultrajado por aquellas palabras. Afortunadamente, Drogo no solo es músculo, sino que también es seso, y pasa por alto aquel despropósito.

Asiento, tras la intervención de ambos. Aquello seguía dejándonos sin un sitio dónde pasar la noche pero al menos habíamos ganado una promesa. Lo que hay que ver ahora es cuanto vale la palabra de un hijo del sur, si es que la tienen.

-Solo díganos hacia dónde ir. Regresaremos con su amigo. - "vivo o muerto", es lo que no digo. Por supuesto que también barajo el hecho de que el tipo a estas alturas sea ya fiambre. Ahora, lo unico que necesitamos es un rastro que seguir. El resto ya vendrá.

Construido como una gran pirámide, el templo está rematado con una gran cúpula rodeada por torres de cristal. Una gran torre de conco pisos, erigida en mármol color azul pálido, domina la fachada oriental de la pirámide. De noche, toda la estructura brilla con incontables llamas y un enorme símbolo reluciente de Boccob rota lentamente sobre la cúpula central.

Entro en el templo maravillado por el estilo de su construcción. Sin duda alguna los siervos de Boccob son concienzudos y caprichosos en cuanto la arquitectura.

-Buen día, mi nombre es Helbur Throrwim, acabo de llegar a la ciudad esta mañana y estoy convencido de que vienen bien manos para ayudar en algunas tareas. Se por experiencia propia, que hay deidades con menos seguidores y esos templos son los que necesitan de más manos.

Sonaba dura su voz, pero sincera. No pretendía en absoluto insultar a los miembros de aquel templo y su semblante así lo afirmaba.