Partida Rol por web

El camino a la posada no fue tan largo, ve haciendote un mapa mental por mientras, te servirá más tarde..., la ciudad al menos por ahora cumplía expectativas, bastante grande y conocida por la cantidad de gente que andaba por esa calle principal.

 Llegaron a una ostentosa taberna / posada, una de las mejores de la ciudad, se notaba ya solo por el aspecto que tenia por fuera se notaba, lo que me gasto por venir a estos lugares, aunque de igual forma lo que podre sacar de lugares así... mientras deja salir una pequeña mueca cercana a una sonrisa al entrar.

 Al solo entrar la estatua del cuervo es lo que atrae directamente a Chaos, sin importar mucho se da un pequeño recorrido cerca de ella para apreciarla mejor, el mediano le tira una mirada, a la cuál el joven responde con un movimiento de mano de saludo. Vuelve con el grupo para escuchar lo que vayan a decir.

 Leah guiña el ojo tras decirle aquello, Chaos sonríe levemente al saber las intenciones, aparte una compañera que buscan a fin de cuentas lo mismo es de muy buena suerte. Mientras Liko y Leah se acercan al mediano el joven va a dar un paseo por lo que seria la taberna, observando cuidadosamente a los clientes, buscando a alguno que tenga una mejor pinta que todos los demás, aquella estatua servirá pero en estos momentos se me seria imposible hacer algo respecto a ella, mejor busco a quien pueda tener algo de interes... , mira cuidadosamente a los clientes pero imitando simplemente estar observando el lugar. Tras una primera vista del lugar y de la gente se acerca a Érika para decir con gesto en mano - Te parece beber algo para pasar el cansancio del viaje, mientras tu hermana presenta al músico, tal ves te pueda contar alguna historia interesante.... -

Jamás en su vida había visto una posada tan absurda e irresponsablemente ostentosa como aquella. Mármoles, platas, la preciosa estatuilla del cuervo que daba la bienvenida a los viajeros... Pareciese que pedía a gritos llamar la atención de los codiciosos. Pero su hermana tenía razón. De nada valía darle vueltas en aquel momento cuando había tantas cosas desconocidas a su alrededor.

La muchacha exhibió su sonrisa más encantadora ante la proposición de Chaos. Por supuesto Leah era mucho más locuaz que ella, pero en aquellos momentos no estaban trabajando. Aún no, desde luego.

- Por supuesto.- Respondió asintiendo con la cabeza.- Un buen hidromiel nos ayudará a despejarnos después de la extensa jornada.

Sabiendo que su hermana gemela entendería el gesto, le indicó sutilmente la barra con la mirada. Cuando terminaran, sabría a donde tenía que ir.

Un agradable mediano os recibe al entrar en la posada. El hombre lleva entre sus manos una figura de un cuervo de plata y os dedica una amplia sonrisa, mientras os da la bienvenida.

- Buenas noches. -  Me acerqué y le susurré. Me daba algo de verguenza preguntar lo que iba a decir pero era mejor no equivocarse. - ¿Cuanto costaria pasar la noche aqui? Acabo de llegar a la ciudad y me gasté casi todo mi dinero en el viaje. No se si podre alojarme en esta esplendida posada.

- Bienvenidos al Cuervo de Plata, señores. Mi nombre es Hoskin y soy el humilde posadero. Habéis llegado a la taberna de ensueño de Tormentos Cristalinos. Nuestras habitaciones son suites con tres departamentos; un sala de estar, un dormitorio y un baño privado. En el precio se incluye desayuno, masaje, baño caliente y servicio de lavandería. Cada habitación está asegurada con una cerradura a prueba del más habilidoso de los ladrones. Nadie ha entrado jamás a robar pues resulta imposible.

Y todo esto, ¡por el módico precio de 10 piezas de oro! Una oferta que nadie puede rechazar.

Adelante señores, echen un vistazo y elijan su suite

- Buenos días buen señor. Somos Leah y Liko, y estaríamos encantados de que nos permitiese alegrar el ambiente de su establecimiento con canciones e historias que harán las delicias y secaran las gargantas de sus clientes.

¡Buenas noches, mi señora! Dijo mientras se inclinaba para saludar a la dama. Sería un placer que nos regalasen parte de sus habilidades, es todo un detalle que la gente se muestre voluntaria para enseñarnos su arte. Adelante.

Ya con la jarra de hidromiel templada entre las manos, Érika tomó un sorbo y dedicó una sonrisa pícara a su acompañante. Jugueteando con el asa, inclinó un poco su bebida y se inclinó sobre la barra para que sus palabras no viajasen más lejos de lo que resultaba conveniente en aquel momento.

- Entonces...- Comenzó en voz baja.- ¿Que trae a tan misterioso personaje hasta Tormentos Cristalinos?

Jarra en mano, la pasa de derecha a izquierda, mientras observa por un momento su contenido, sube hasta sus labios para dar un corto sorbo, saborea el brebaje durante unos segundos antes de tragarlo. Se gira para ver a Erika esbozar una pequeña sonrisa y preguntar sobre las razones de su viaje, apoya el codo de su brazo izquierdo con la bebida en mano sobre la barra.

- Negocios - Dice rápidamente, para volver a subir la hidromiel a su boca y tomar un segundo sorbo - Soy vendedor ambulante, comercio cosas de valor: Joyas, collares o anillos como ejemplo. En el pequeño pueblo en el cuál me hospedaba  me encontré con un joyero que provenía de estas, la calidad de las joyas que andaba trayendo eran de muy buena calidad, obviamente consulte de donde las había sacado y me hablo de esta ciudad, más exactamente del gremio que había aquí - Respondió a la pregunta de la joven. En realidad eran muy baratas las joyas que conseguí de él, solo pude sacarles diez de plata. A lo menos me dio buena información de aquí. Tercer sorbo del brebaje, para detener un poco la mirada en ella y decir:

- Y ¿A ti y a tu hermana que les trae a este lugar?

Al escuchar el precio que decia el animado mediano, tragué saliva. "Ni con cinco semanas de trabajo podría dormir aquí una noche." Pensé. Trate de disimular mi huida como pude. 

- Gracias amable señor. Aún tengo negocios que atender fuera, por lo que tal vez mas tarde pase a buscar una de sus confortables habitaciones. - Probablemente no colaria por lo que no me esforcé demasiado. Haciendole una ligera reverencia al mediano, me di la vuelta y salí de la posada por piernas.

La muchacha no perdió la sonrisa mientras Chaos respondía a su pregunta. De vez en cuando echaba un vistazo por el rabillo del ojo para asegurarse de que su hermana seguía cerca, o para fijarse mejor en algún cliente adinerado. Sin embargo, no dejaba de prestar atención a su acompañante.

- Oh, negocios.- Asintió con la cabeza antes de permitirse otro sorbo de hidromiel.- Entiendo. Nosotras tenemos divergencia de opiniones.- Contestó a su vez, señalando con la jarra a su hermana gemela.- Ella nunca deja de hacer negocios. Yo, en cambio, pensaba en algo más...divertido.

Miro divertido a mi compañera, creo que esto no es lo que tenía en mente, pero no deja de ser una buena idea, primero hay que demostrar lo que uno sabe antes de pedir empleo. De esa manera y si mi compañera está o no de acuerdo, saco mi violín y me coloco en una buena posición en la sala común donde se nos pueda ver bien. Un par de notas, hacen que la atención se ponga en nosotros.

Con movimientos melodramáticos comienzo mi actuación, una ligera canción de camino, con subidas y ritmo alto. Me la se bastante bien y espero que alguno se vea transportado, tal como yo lo siento.

La mayor parte de la fachada y las tejas de este edificio de mármol está cubierta con pintura plateada. Toda la estructura está adornada con embellecedores de plata, muchos con forma de cuervo, y una exquisita estatua de plata de un cuervo se apoya en una barra del mismo material sobre la entrada principal. Este ostentoso establecimiento es el Cuervo de plata, la taberna y posada más prestigiosa de Tormentos Cristalinos.

Un agradable mediano parece ser el encargado del local, lleva entre sus manos una figura de un cuervo de plata y se muestra muy sonriente ante su público.

Un agradable mediano recibe a los recién llegados a la posada. El hombre lleva entre sus manos una figura de un cuervo de plata y os dedica una amplia sonrisa, mientras os da la bienvenida. Además, parece estar muy interesado en la actuación de Liko, que parece estar tocando su violín, aunque no parece hacerlo suficientemente bien puesto que el resto de parroquianos están ignorándolo casi por completo.

Cuando Liko terminó su actuación, el mediano se encogió de hombros. No has estado mal, pero como puedes ver el público no ha estado muy receptivo. Dijo mientras le miraba con lástima.

¡Buenas tardes! Dijo a los recién llegados.

Hay, pobre muchacho. Se había puesto a tocar así, sin mas, y le habían ignorado. Lo cierto es que no lo hacía mal, lo que hacía mas peliaguda aun la situación. ¿Que le pasaba a esta gente que ni se inmutaba cuando escuchaba música?

Leah se acercó al joven violinista, que había dejado de tocar, algo decaído, y le susuró- Ahora lo haremos a mi manera. Toca una melodía tranquila y vete subiendo el tempo y la intensidad conforme yo llame su atención. Doblala si es necesario, y que el violín se vuelva loco cuando llegue el momento de bailar. 

Miró a su futura audiencia, estudiándola. Era gente rica, mercaderes, especialistas y hombres de negocios que se relajaban tras un largo día contando dinero y que apenas tenían diversión en sus vidas.

De un grácil salto se subió a una de las mesas, esquivando las jarras de los que estaban sentados allí. Si así no llamaba su atención, no lo harían de ninguna forma- ¡Señores! Mis buenos señores- Exclamó a viva voz- Permítame que nos presente. - antes de continuar, comenzó a extraer de su lira el contrapunto a la melodía que estaba tocando el violinista. - Mi nombre es Leah, y ese timidín de ahí, que ha querido presentarse con su música, es Liko. Somos extraños en la ciudad, pero saben los dioses que todo juglar es extraño allá a donde va. 

Permitidnos haceros olvidar vuestras preocupaciones, vuestros negocios... y a vuestras esposas...- en este momento se permitió a si misma regalarle un guiño a uno de los caballeros que se sentaban solos en la mesa, señal convenida para que su hermana entrase en acción. Si se fijaba.- 

La música del violín comenzaba a acelerarse, así que dio por finalizadas las presentaciones y comenzó a entonar una animada y conocida tonadilla. 

Sonreí al mediano afablemente.

-¡Buenas tardes señor!

Antes de poder seguir hablando vi como una de las chicas llamaba la atención de todo el mundo. Aproveché para darle un vistazo a la taberna. Se veía que el nivel económico era bastante alto, quizás demasiado para mi maltrecha bolsa.

Bueno, igual podía encontrar algo de trabajo. Me crucé de brazos esperando que empezara la música.

Por un momento dejo caer los brazos a ambos costados, no me ha salido todo lo bien que se hacerlo, es entonces cuando la pícara Leah, se pone manos a la obra, con un desparpajo del cual yo no dispongo.

Llama la atención y me anima lo necesario para poder volver a ponerme el violín sobre el hombro, y de espaldas a la chimenea para que la luz me resalte, vuelvo a tocar con mi viejo violín. Siempre mirando a Leah, intentando acompasarme a ella, mirándolo a los ojos y a su mano. No puedo evitar sonreir porque al principio parece que nos acoplamos bien...

Érika se terminó el último trago de la jarra de hidromiel mientras esperaba a que su acompañante siguiera la conversación y echaba un ojo de vez en cuando a lo que hacía su hermana. Fue entonces cuando vio aquel gesto, invisible para cualquier otro, y decidió que era hora de jugar un rato. Además, hacía tiempo que el muchacho que se había sentado con ella estaba encerrado en su mutismo, y se aburría sin hacer nada.

Golpeando suavemente la jarra ahora vacía contra la barra, la joven se levantó de un grácil salto y salió a bailar entre las mesas al ritmo de la música de su hermana. Invitó a varios clientes a unirse a ella con una sonrisa en el rostro, mientras danzaba por toda la sala como si en lugar de tablas de madera tuviese nubes bajo los pies.

¡Ya está bien! Dijo el mediano Hoskin. Creo que habéis dado todo lo que habéis podido, pero haced el favor de dejar de molestar a mis clientes. Dijo al ver que muchos de los allí presentes se habían levantado al escuchar los sonidos estridentes del violín de Liko, o el chirrido de la lira de Leah. Deberías dedicarte solo a cantar, dijo a Leah, para lo demás no hay quien os aguante. Por favor, marchaos y no me hagais llamar a la guardia, vuestros ruidosos instrumentos no son bienvenidos aquí, y ustedes tampoco a menos que vengan a consumir, y a juzgar por sus pintas lo dudo mucho, así que... concluyó mientras hacía ciertos gestos con las manos para indicarles donde estaba la puerta del Cuervo de Plata.

No me gustaron los modales del mediano. Esa no era forma de llevar un negocio, aunque quizás se debía a la selecta clientela. Le había preguntado al guardia por una taberna decente, no por esto.

Decidí salir de la taberna y fui a hablar con los músicos. Les sonreí afablemente.

-Para regentar un negocio se ve que ese mediano no sabe tratar muy bien a sus potenciales clientes ni a aquellos que pueden dar un buen espectáculo. ¿Verdad?

Qué extraña manera de tratar a la clientela. Los jóvenes solo trataban de animar el local y los echa sin miramientos. También se dirige a mí suponiendo que no voy a consumir nada. No me gusta la gente así. Tengo poco dinero y no voy a malgastarlo en alguien como ese mediano. Quizás pueda hacer frente común con los músicos. No me gusta estar solo y Anúlthorik no parece más interesado que en intercambiar algunos comentarios.

Ni diez minutos llevaba allí y ya me estaban echando. Mierda elitista de la ciudad. Con semblante serio, me levanto y me vuelvo hacia la puerta dispuesto a salir con un portazo.

Tengo que planear mi siguiente movimiento...

- No pierdas el tiempo, Stephen, no merece la pena. - Dicho esto me voy de la taberna.

Busco un lugar sin nadie, como un callejón y me transformo a una de mis identidades.

Muy dignamente guardo mi violín en su estuche y tras una reverencia me dispongo a salir de la lujosa posada. Está claro que no me ha salido del todo bien, creo que me ha podido los nervios.

- Gracias por su tiempo señor- me despido del mediano y salgo por la puerta. A mí nadie me va a decir dos veces que me marche de un sitio.