-Pues claro que si. Dime, de quien se trata?
Yo ya me he presentado :)
Daba la sensación que los problemas de esta ciudad eran demasiados, tanto que empezaba a preguntarme cuál sería el siguiente a la vuelta de cada esquina de forma literal.
- Encantada Heian-san, yo soy Riku. Pero me temo que no podré serle de ayuda, apenas llegué a la ciudad anoche.
- Mucho gusto Riku. Responde a la mujer, dandole la mano.
- Vamos a probar suerte ahora que somos un "grupo" de aventureros.
Luego se dirige a Sanya. ¿Con quien es el que hay que hablar? ¿Y que debo preguntar? sobretodo.
Preguntale al de la barra por Bruno Mezzia. No te preocupes, me vera y sabra a lo que te refieres porque ya le he preguntado yo.
Heian se acerca al cantinero.
- Disculpe. Estoy con aquellas dos mujeres de allá. Señalando a Sanya y Riku.
- Me gustaría saber lo que usted sabe de Bruno Mezzia.
Luego de hacer una pausa y esperar la respuesta. Añado.
- Ademas me dijeron que aquí se encuentra Klori? Me gustar con el.
La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.
Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.
Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.
A estas horas hay poca gente en pocos lugares. Supongo que éste es de los pocos sitios donde hay un poco más de gente.
¿Klori? ¡No se de quién me hablas! Aquí no hay nadie con ese nombre. Dijo de malos modos el tabernero. Además, dijo mirando ahora directamente a Sanya, ya le he dicho que venga a hablar conmigo cuando seais un grupo, y tres me temo que no es suficiente. Si queréis volver con vida, os recomendaría que vinierais al menos cinco. Ned seguía aún bastante irascible.
La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.
Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.
Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.
Levantando el brazo, Tinkle abrió la puerta del Lenguado Macerado y entró tranquilamente, mirando alrededor, y dirigiéndose a la barra, subiéndose a un taburete:
- Buenos días señor.- dirigiéndose al tabernero- venía por un par de cuestiones. La primera, me gustaría saber si dispone de habitaciones libres y cuanto es el coste de una habitación individual.
Y la segunda... - mirando alrededor a los parroquianos- era saber si conoce usted por aquí a alguien que estaría dispuesto para trabajar junto a mi como, digamos, socios. Tengo un encargo, y necesito gente que me ayude. Si conoce a alguien, que pregunte por Tinkle Winterworth.
Sanya observó al recién llegado.
-Disculpe, Sr. Winterworth. Nosotros tres somos un grupo de aventureros. Al parecer, el señor Cimberos aquí presente, no nos cree suficientes para emprender cierta tarea. ¿Se ve usted capacitado para unirse a nosotros? Me temo que ni siquiera sabemos aún en qué consiste el encargo, pues el Sr. Cimberos ni siquiera nos lo ha adelantado aún.
Tinkle oyó que le hablaban, y giró sobre sí mismo sobre el taburete, dejando la barra a su espalda y mirando a la enana que le había hecho esa propuesta.
- Creo que si, no habría ningún problema, después de todo, he venido aquí a correr aventuras- dice riéndose.- Y su nombre y el de sus acompañantes son...
Sanya sonrio y adelanto su mano para saludar.
-Yo soy Sanya y estos son Rikku y Heian. Un placer.
- Encantado - dice estrechando con su pequeña mano la de Sanya, y al oir sus nombres los saludó con la mano desde su posición, y mirando a Heian dijo:
- Vaya, si es el señor Heian! Esta mañana coincidimos en la entrada este! Parece que nuestros destinos se vuelven a unir.- dijo sonriendo.
- Bueno, y que creéis que tiene en mente el señor Cimberos para nosotros? Espero que seamos suficientes diestros con mi incorporación... Por cierto, que saben hacer? Yo por mi parte, soy iniciado en pequeños sortilegios que pueden ser muy útiles.- dice moviendo los dedos.
Apenas saludé levemente a Tinkle cuando Sanya me presentó, pero al fin y al cabo, seguíamos siendo cuatro...
- Yo puedo pelear si es necesario.
Le indico con bastante modestia.
Sanya asintio.
-Mi especialidad es la busqueda y captura de personas, por lo que tengo habilidades de rastreo y entrenamiento de combate - dijo haciendo sonar su escudo y su hacha de guerra enana.
- Vaya, parece personas muy fuertes!.- dice pegando un chillido.
- Bueno señor Cimberos, cree usted que ya estamos preparados para oír su propuesta?.- dice apoyando el codo en la barra mirando al hombre tras la barra.
El tono del cantinero no le gusto mucho a Heian, por lo que no confiaba en lo que le decía con respecto a la persona que estaba buscando.
Al ver aparecer al Señor Tinkle Heian sonríe y pregunta.
- Buenas días Tinkle. ¿Se ha separado de nuestro amigo Barrabás? Creo que nos sería de mucha utilidad en este momento. ¿No lo cree así?
Parece que ya somos 4. ¿Con eso le alcanza Señor Cimbreros?
Tirada oculta
Motivo: Averiguar intenciones
Tirada: 1d20
Resultado: 19
La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.
Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.
Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.
Ned Cimbreros lanzó una mirada de odio al gnomo recién llegado, Tinkle Winterworth, y levantó dos dedos mientras iba respondiendo a sus cuestiones.
La primera, buenos días. Hay que ser muy maleducado para llegar a un lugar y ponerse a exigir cosas nada más llegar y sin tan siquiera saludar, ni tampoco presentarse.
La segunda, dijo bajando el segundo dedo, esto no es una posada, no sé quién narices se dedica a decir que aquí hay habitaciones, pero se equivoca. Esto es tan solo una taberna, y aquí solo se viene a beber o en su defecto a comer. A nada más, ni a ofrecerse, ni a buscar trabajo, ni nada de eso, fuera entonces señaló la puerta, así que ya puede irse usted por la puerta, Don Tinkle Winterworth, aquellas últimas palabras las soltó con cierto tono sarcástico.
Después miró a la enana, y señaló al gnomo, señora, me temo que a ese impresentable y maleducado gnomo no le diré nada. Alguien como él es mejor que no participe en dicha misión, será mejor que no contéis con él. O al menos que no lo hicieran de momento, nada indicase que se pudiera apuntar después, sin que Ned lo supiera, al fin y al cabo el tabernero solo era el mensajero. Nada más.
Tinkle, el borde es el PJ, no yo ^^
Nada más entrar en la taberna me encuentro con un desagradable suceso. El tabernero parece estar echándole la bronca a un gnomo llamado Tinkle Winterworth. Bueno, al menos ya tengo bastante claro lo que NO se puede hacer en esta taberna.
Me acerco a la barra y saludo al tabernero. - Muy buenos días, señor. Me llamo Duncan, soy nuevo en la ciudad y me han recomendado su establecimiento. ¿Podría ponerme algo para saciar mi sed, por favor? - comento con educación y acompaño mis palabras con una sonrisa.