Partida Rol por web

Justo cuando Lictea y Kranjstar se marchaban, una mujer que iba acompañada de un sapo, salía por la puerta de la mansión. Ella pudo ver allí a un pequeño grupo variopinto acompañados de un lobo sentado en el jardín.

Lomenar era paciente, pero incluso ella empezaba a desesperarse. Se encaró con el sirviente.

- Mi lobo se quedará aquí afuera, pero nosotros vamos a entrar dentro. Hemos arriesgado nuestras vidas por la gente de la ciudad. Ha habido muertos. Así que dígale al alcalde que nos reciba ya y si no nos quiere recibir, por nuestra parte nos basta con que nos de el oro de la recompensa, no queremos hacerle perder su tiempo ni que él nos haga perder el nuestro.

Con un gesto Lomenar puso a Arvak de guardia. El lobo enseño sus dientes y se sentó en mitad del acceso a la casa mirando con hostilidad a cualquiera que quisiera aproximarse a la misma.

Hola!- saluda Milkahá a Aire - si no me equivoco ayer estabas en la catedral, he hiciste sonar las campanas, para luego venir con el alcalde a su casa, ¿podría pedirte un favor?- le pregunta a la maga - quedamos de vernos con el alcalde, ¿nos podrías llevar con él o anunciarle que hemos llegado?

El rostro de Aire denotaba enfado y sus andares no se quedaban atrás. Casi no había visto al pequeño grupo que estaba allí cuando Milkahá la detuvo para hablar. A la joven la costó entender sus palabras, y pasaron unos segundos antes de que llegaran a su cerebro.

Eh... ¿Alcalde? ¡Ah, sí, sí! Yo he estado con él. Pero un tío muy gordo y feo me ha echado de malas maneras. ¿Venís a castigarle? Pues venga, yo os llevo con él

Lomenar respondió en el acto, dando la orden a Arvak para que permaneciera fuera.

- Por supuesto, vamos.

Las palabras de Lomenar no intimidaron ni lo más mínimo al sirviente, estaban en una propiedad privada y las peleas o las luchas estaban prohibidas en la ciudad, si intentaban cualquier cosa contra él o entrar a la fuerza, lo más probable es que el alcalde se enfadase y perdieran cualquier tipo de recompensa. Así que tendrían mucho que perder. Por esa razón, el mediano agarró los quicios de las puertas impidiendo que pudieran pasar. Para hacerlo tendrían que recurrir a la fuerza. 

Viendo que la situación se estaba poniendo tensa, Akatosh se acerca al mediano para poder hablarle disculpe Sr... Me parece que no nos hemos presentado, aunque nuestra compañera lo haya hecho. Mi nombre es Akatosh, un placer saludarlo. en ese momento hace una pausa para escuchar el nombre del sirviente, estrechar su mano y luego continuar sepa disculpar a los demas y también entienda que la vida aquí en tormentos no es fácil para el que vive de encargos y viene de afuera.
No deseamos generar ningún altercado, y también sabemos que el alcalde esta ocupado con este señor que acaba de entrar. Pero nos sería un gran gesto si usted nos hace el favor de poder avisarle al Sr alcalde que necesitamos verlo y cobrar esa recompensa, pues el dinero que nos pague ayudará en poder seguir subsistiendo y trabajando en la ciudad.

El sirviente cumplía su labor, no podía culparle de nada, pero el alcalde estaba demostrando muy poco respeto por aquellos que habían respondido a su llamada. La confianza era algo que se perdía rápidamente y a Lomenar le quedaba muy poca en la persona que, en teoría, representaba a la población.

Decepcionada, dejó que el resto de compañeros intervinieran haber si tenían suerte y podían hablar con el alcalde, pero cada vez tenía menos esperanzas de ello. Se sentía engañada.

¡Qué grosero! dijo Aire, cuando intentó volver al interior de la casa y el sirviente no se lo permitía. ¡El Alcalde es mi amigo, he dormido en su casa! gritó, enfadada por lo que estaba pasando.

¿Os habéis parado a pensar que si el alcalde no paga es que, quizá, no tenga dinero? A lo mejor es un moroso. Quizá el gordo que esté con él le esté robando. ¡O sean los dos iguales! Quizá Tormentos Cristalinos esté en la ruina, ¿no? dejó que sus pensamientos escaparan por su boca. No se, Aristóteles, no entiendo nada de lo que has dicho que dijera no eran sus pensamientos, eran los de su sapo pero hay que decirles que salgan

¡ALCALDEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! ¡SOY AIREEEEE! ¡HOY HE DORMIDO EN SU CASA Y SU AMIGO GORDO ME HA ECHADO DE MALAS FORMAS! ¡AQUÍ HAY ALGUIEN QUE QUIERE HABLAR CON USTED! ¡SALGA, SALGA!

Milkahá se cruza de brazos y niega para si misma con la cabeza, mira al suelo y aprieta los labios - creo que es por demás Aire, tendremos que esperar, de cualquier modo gracias por tu ayuda- luego se acerca para hablarle al oído - y créeme ese gordo nos la pagara de algún modo - le sonríe y le da una palmada en el hombro.

No tenían otra opción por ahora, bueno por lo menos no Milkahá que se había abandonado a la tarea de resolver lo de la enfermedad, aun cuando no se había resuelto por completo, ella aun sospechaba de Blag y sabia que algo ocultaba junto con ese guerrero oscuro que la delato en la pesuña en la boca. Había deja do de trabajar y a parte le habían robado, por ahora solo le quedaba esperar y luego seguir adelante con sus nuevos compañeros.

Puedo ir a avisarle, dijo mirando a Akastosh, y si así te quedas más tranquilo así lo haré, pero sé cuál va a ser la respuesta. Llevo trabajando mucho tiempo, y ese Flanigan no dejará que le interrumpan, y dudo mucho que nuestro señor alcalde os reciba a vosotros y le haga esperar a él. Yo le informaré de que quiere veros, es todo lo que puedo hacer.

Tras las palabras de Aire, el sirviente se echó a reír. No pudo evitarlo. Pensaba que estaba de broma ¿cómo no iba a tener dinero el alcalde? Pero cuando se puso a gritar, el sirviente se sintió tan molesto por las voces que cerró la puerta al momento. ¡No puedo hacer nada por vosotros, venid más tarde! Dijo desde el otro lado cuando Aire había dejado de berrear. 

Lomenar se sentía decepcionada, estafada... Si el primer edil de la ciudad era incapaz de cumplir sus promesas ¿qué podía esperar del resto?

Lo tendría en cuenta a la hora de confiar en el alcalde o en el tío ese, Flanigan. Hay gente con la que es mejor no hacer tratos.

Aquí no iba a conseguir nada. Hizo un gesto y al instante Arvak se puso en pie. Era hora de regresar con sus amigos y darles las malas noticias.

El guerrero decidió esperar a que todos se vayan para decidir que hacer al respecto, pues por ahora no tenía a donde ir ni nada mejor que hacer.

¿te vas Lomenar? - le pregunto cuando esta ya partía - espera voy contigo, regresare mas tarde a ver a este embustero - luego salio de ahi junto con Lomenar.

Aire se cruzó de brazos cuando el sirviente les cerró la puerta

Está claro. No tiene ni una moneda. Tormentos Cristalinos está en quiebra por culpa del alcalde y el señor gordo que está con él. Seguro que se lo gasta en comida, porque no me explico esa panza si no que tiene

Aristóteles croó afirmantivamente, convencido de las palabras de Aire. Ahora allí ya no podían hacer nada. Iría al templo de Boccob, que tenía que saludar a alguien

¡Uy, aún hay alguien! dijo, al darse cuenta de que Akatosh seguía en su posición Me temo que pierdes el tiempo, no van a salir a darte nada, no tienen dinero

Esta grandiosa mansión, uno de los edificios más impresionantes de toda la colina, tiene una fachada tallada con imágenes de animales fantásticos, un tema que se repite en las formas de los arbustos que cubren sus terrenos. El escudo de armas de la puerta muestra un casco alado sobre un par de guanteletes cruzados, sobre campo rojo.

Luego de emprender el camino, el clérigo se mostró con la alegría a medias No ha sido mucho lo que nos ha dado,
pero ya es menos lo que tendremos que gastar para terminar de prepararnos para salir a los campos, no crees? en realidad, Kranjstar esperaba un tanto mas de lo entregado por el señor Licorambarino, al fin y al cabo él no esta teniendo en cuenta que no solo eran ellos dos los que estaban tratando de resolver su problema. En todo caso, parecía que no había otro remedio que depender del dinero de la recompensa.

No había pasado mucho tiempo desde que el grupo se separó, así que el clérigo esperaba encontrar a Lomenar en casa del alcalde, si ella no estaba ahí, igual pretendía entrar para hablar con este. Le saludo nuevamente. dijo haciendo una breve reverencia ante el sirviente del alcalde. Nuestros compañeros aún se encuentran en este lugar? le preguntó al mediano, con la expectativa de escuchar una positiva respuesta. Podemos pasar a hablar con el alcalde? Todos lo que llegamos esta mañana, somos merecedores de la recompensa por luchar contra la rana monstruosa. dijo para refrescar la memoria del sirviente, en caso de que no les recordara.

- Menos da una piedra, se suele decir.- Respondió Lictea que parecía emocionada pro tener una cuerda. Pero la alegría se le esfumo al llegar ala casa de Alcalde y que Lomenar no estuviera allí. ¿Les habrían robado su dinero?- No entiendo que no estén aquí, Se supone que tenía que esperarnos.

Kranjstar entendió la preocupación de Lictea, la idea de una mala jugada como esa, podía saltar a la mente de cualquiera, aún así, era muy pronto para asegurar cualquier cosa Tal vez aún estén adentro. replicó para animar a su compañera. O nos este esperando en la catedral. Creo que ella dio a entender que nos esperaría a allá. respondió con un tanto de duda.