Partida Rol por web

El sirviente te lanzó un sonoro bostezo. No se puso la mano porque no quería disimular su aburrimiento.

Ahora está durmiendo, mañana podrá tratar este tema. Me ha pedido no recibir más visitas, y el tema de Lyra puede esperar a mañana. No han cambiado mucho las cosas desde entonces. Dice cerrando la puerta en las narices de Zarus.

Después el joven buscó un lugar por donde colarse. Allí no había guardias, ni nadie que protegiese la ciudad pues parecía que no hubiese razón para hacerlo. Colarse no parecía nada complicado, pero una vez que lo hicieras ¿qué pretendías conseguir con eso? ¿Acaso el alcalde de la ciudad iba a atender a un allanador de moradas?

A Zarus se le hacía de muy mala gana todo esto, la falta de interés de aquel sirviente reflejaba cuanto poco la falta de interés de su jefe sobre asunto de los problemas con el templo, aunque sin duda los temas de política entre tejían razones que su joven y descomplicada mente no alcanzaban a imaginar.

Siendo obcecado con el asunto de ver al alcalde busco un lugar por donde colarse estudiando el edificio con la mirada, no parecía muy complicado entrar a hurtadillas, pero ¿Que tan necesario era hacerlo? pues bien, Zarus no podía confiar en que el alcalde estuviera fuera del asunto de la secta, sin embargo no parecía el momento de corroborar aquella información, sus compañeros le estaban esperando y la oscuridad de la noche parecía demasiado espesa como para ponerse con necedades.

Esta grandiosa mansión, uno de los edificios más impresionantes de toda la colina, tiene una fachada tallada con imágenes de animales fantásticos, un tema que se repite en las formas de los arbustos que cubren sus terrenos. El escudo de armas de la puerta muestra un casco alado sobre un par de guanteletes cruzados, sobre campo rojo.

Al llegar al sitio donde conoció a Sir Barristan, Angelica suelta una pequeña lagrimilla recordando al caballero.

Después, completamente decidida, y como si fuese lo más normal del mundo, se dirige a la mansión y se las ingenia para llamar a la puerta pese a su corta estatura.

-¡Hola! Mi nombre es Angelica. El alcalde me envió en una importantísima misión junto con el afamado caballero de gran renombre Sir Barristan. Tengo importantes noticias al respecto, así que me gustaría ver al señor Timertikos.- La mediana intenta dar a sus palabras todo el peso que puede, pareciendo confiada.

El sirviente cierra la puerta y pasado bastante tiempo, vuelve a abrirla y os conduce al interior de la mansión.

¡Buenos días, Angélica! ¿Qué es eso que quieres contarnos y qué fue lo que le pasó a Barristan?

Ante la mención por parte de Erolin del caballero, Angelica se enjuaga una lagrimilla antes de continuar.

-Me temo que... el caballero ha pasado a mejor vida. Eso es justamente lo que vengo a decir. ¿Qué clase de ciudad es esta en la que se permite a piratas apostarse en el muelle y asesinar vilmente a honorables caballeros? Además, tengo razones para creer que esos villanos están inmersos en actividades sospechosas, creo que tienen preso a un clérigo en su barco.
 

¡Ninguna! ¡Por las barbas de Moradín! ¿Cómo insinúas tal cosa, jovencita? Erolin estaba sumamente sorprendido ante semejante ataque. ¿Hay piratas asesinando en el puerto? ¡Nadie me había avisado de ello! Creo que tendré que avisar a Molak de lo que está sucediendo. ¿Sabrías quién ha sido y sabrías identificado? Dijo Erolin yéndose por unos segundos a tomar un poco de ropa de abrigo y salir de allí. ¡Debemos acabar con ello!

-Creo que sí. Son orcos, están en un barco en el muelle, todo el mundo parecía aterrorizado por ellos. ¡Deberíamos darnos prisa! lo mejor sería que la guardia examine el barco; el caballero y yo descubrimos que un clérigo de Boccob desapareció después de hablar con el capitán del barco, un tal capitán Scarbelly.

¡Un momento jovencita!

¿En un barco dices? Sir Barristan murió ahogado, y dices que ¿hay orcos en un barco? A ver... dice suspirando profundamente. Los orcos pueden haber llegado a la ciudad, pero mientras sigan en su barco... dice encogiéndose de hombros. Yo no puedo hacer nada. ¿Qué fue lo que pasó exactamente para que el caballero fuera ahogado? ¿Y cómo llegaste a la conclusión de que el sacerdote de Boccob ha desaparecido si los orcos acaban de llegar? ¿Y por qué están asustando a todo el mundo?

¿Qué ha pasado?

¡Tus palabras son confusas! Tengo que saber lo que está pasando exactamente, no puedo presentarme allí a la ligera.

Angelica decide improvisar. Debe hacer lo posible para que el alcalde la crea y poder vengar la muerte del caballero. Además, seguro que el clérigo está en el barco y es una buena obra. Suspira y coge aire antes de dar sus explicaciones como puede.

-Al caballero lo mataron en el barco, sí, pero el combate empezó en el puerto.- Recalca las últimas palabras; ya que parece ser que esta "mentirijilla" es la única forma de que el crimen sea perseguido. -Toda la gente con la que hablamos estaba aterrorizada de los orcos. Y la parte del clérigo es cierta, estábamos investigando la desaparición de un clérigo de Boccob, encontramos su diario y él iba a hablar con el capitán orco justo antes de desaparecer; llevaba un tiempo comportándose de forma extraña, seguro que lo tienen secuestrado.

Está bien, ve a hablar con la guardia de la ciudad, pregunta por Iborian, en el cuartel. Explícales todo lo que ha pasado y diles que vas de mi parte. Que ellos manden a quien sea necesario, debemos de ver qué pasa con esos orcos.

Yo mientras iré a hablar con Molak, él quizá sepa algo de todo lo sucedido.

-¡Vale!

La mediana se pone en camino hacia el cuartel, contenta de que por fin haya conseguido que el alcalde le haga caso.

Esta grandiosa mansión, uno de los edificios más impresionantes de toda la colina, tiene una fachada tallada con imágenes de animales fantásticos, un tema que se repite en las formas de los arbustos que cubren sus terrenos. El escudo de armas de la puerta muestra un casco alado sobre un par de guanteletes cruzados, sobre campo rojo.

Cuando Ramase por fin dio con la mansión del alcalde se quedó anonadado con las imágenes esculpidas de animales fantasticos. Le recordaban al arte de la  taxidermia, que él mismo  practicaba. Tras observar un rato desde fuera se decidió a hacerse notar. Antes trató de disimilar su aspecto, pues a veces podía asustar a la gente y, en este momento, no le veía demasiado bien. Se puso unos guantes para taparse las ennegrecidas manos y usó unos polvos de talco para aclararse las ojeras. Se pinchó en un dedo y dejó que salieran un par de gotas de sangre con las que colorearse las mejillas. Con el maquillaje también disimuló las sombras de su anguloso rostro. Buscó a alguien a quien dirigirse.

- Buenos días.- Ya estaba cansado de las buenas maneras, pero ocultar su hartazgo  era algo que sabía hacer bien.- Buscaba al alcalde para ofrecerle mis servicios. Vengo de hablar con el guardia del cementerio y me ha expuesto los problemas que ha habido últimamente. Creo que podría ser de ayuda allí.- Esto es lo que tenía pensado en un principio y había ya repetido hasta la saciedad de un lado a otro. Sin embargo, el ver el gusto del alcalde por las bestias mágicas que estaban por doquier en su casa le hizo arriesgarse a algo más.- Su mansión es increíble, de un gusto exquisito. Mi oficio es el de taxidermista. Quizás le interesara también contratar mis servicios para inmortalizar en el tiempo algunas de sus más queridos animales o bestias de compañía.

El mediano que te abre la puerta te mira un poco extrañado, pero tras escuchar tus refinadas palabras y ver tus modales, te señala en dirección este y te dijo: Buenos días. Pues me temo que ahora mismo no está, se ha marchado un poco alterado. Parece que hay problemas en los astilleros y debe estar allí hablando con Molak.
 

Si Ramase tuviera sangre en las venas se hubiera puesto rojo de ira, pero como no era así ocultaba bien su enfado.

- Volveré en otro momento. - Dijo enfurruñado bajo la protección que le confería la capucha. De nuevo se puso en camino, preguntando en aquella ciudad desconocida, sobre dónde se encontraban los astilleros.

Esta grandiosa mansión, uno de los edificios más impresionantes de toda la colina, tiene una fachada tallada con imágenes de animales fantásticos, un tema que se repite en las formas de los arbustos que cubren sus terrenos. El escudo de armas de la puerta muestra un casco alado sobre un par de guanteletes cruzados, sobre campo rojo.

El Kraken aprovecho el viaje para estar atento a posibles casas abandonadas. Ya se habia hecho a la idea de que no ganaria lo suficiente para pagarse una habitacion y debia encontrar un lugar para pasar la noche. Sin dda que, de encontrar un edificio abandonado, encontraria la manera de entrar en plena noche y cobijarse del frio nocturno.

A medida que se acercaban a la mansion, el barrio fue mejorando hasta que acabaron frente a las puertas de la casa Timertikos. Un edificio impresionante, en verdad.

-VAYA! EL KRAKEN NUNCA HABIA VISTO UNA CASA TAN HERMOSA!