Partida Rol por web

Un muro de piedra de casi dos metros y media de altura rodea este edificio de piedra. Los tejados están cubiertos de tejas de color sangre, y los laterales de la elevada estructura consisten en enormes pilares tallados para representar a diversos hombres y mujeres luchando, cada uno armado con un arma diferente o realizando alguna proeza de fuerza. Como si estas esculturas no bastasen para definir la función del edificio, un gigantesco disco de piedra con el símbolo de Kord pende sobre las puertas gemelas de roble de su fachada

Dagmar se detuvo en el peristilo del templo, asombrada por las tallas de las columnas. Escenas entre el combate y la competición, en las que se intuía más exhibición de fuerza que verdadera batalla. Apropiado para un templo que patrocinada el combate como si se tratara de un espectáculo. 

Tal nombre es desconocido en mis tierras, confesó la guerrera. ¿Es este Kord una deidad de la lucha... o de la fuerza? 

Tal nombre es desconocido en mis tierras, confesó la guerrera. ¿Es este Kord una deidad de la lucha... o de la fuerza? 

 El elfo frunció el ceño pensativo la verdad es que no tengo ni idea, la religión no es mi fuerte 

Después se dirigió a todos ¿a qué hemos venido aquí? la verdad que estoy algo cansado del viaje y pensar que hay una posada esperándonos cerca donde poder descansar mientras bebemos algo esperando a la cena me reconforta. 

Porque habéis almorzado ya ¿verdad? después hizo una pequeña pausa nosotros almorzamos en la aldea antes de partir hacia aquí por gente dispuesta a ganar una buena recompensa.

Por cierto, ¿de dónde veníais? ¿habéis corrido alguna aventura juntos últimamente digna de mención?

- Jajajajaja, me encanta; qué lugar más idóneo para sacar esa fuerza a relucir ¿verdad?- Phenios apretó los brazos para luego compararlos con la musculatura de las representaciones en las paredes y de los demás presentes - Hmmm... Creo que mejor me ciño a mi arco, que veo fuerza de la que me falta en vosotros y tampoco quisiera perder amistades... Ni dientes ¡Jajajaja!

Al parecer, el templo patrocina una arena de gladiadores. Quiere saber qué se cuece en el lugar, respondió, señalando a Socar con un movimiento de la cabeza.

Dagmar había concluido su inspección de las estatuas. Se había quedado parada bajo la luz del sol, como una planta que hubiera echado raíces y estuviera alimentándose del resplandor solar. 

Venimos de una villa cercana, explicó. Pretendíamos rescatar a una dama en apuros y enfrentarnos a una hechicera. Un dragón nos cortó el paso, y nos pareció más sabio retirarnos, por el momento. 

Estoy contigo, por otra parte. Hay lugares peores donde aguardar  a vuestros compañeros que una taberna. 

Llegaron delante de aquella construcción, parecía que no tenían claro porque estaban allí. Pero el enano si que tenía una razón para haber llegado hasta allí.

-Yo he venido para ver a nuestro amigo hacer lo que se le ha negado últimamente.
Seguro que será muy interesante. dijo Thorgüs intentando discernir que se veía a través de las puertas, todavía cerradas.

    -Se trata de una deidad heroica, señor de la tormenta y la batalla.- Aquella fue la escueta respuesta de Socar a las preguntas de quienes lo habían seguido, estaba molesto de tener que escuchar aquellas quejas pero contuvo su rabia, pronto le haría falta. Sin esperar mucho más se dirigió a las puertas en busca de monjes o clérigos que pudiesen darle una respuesta en el interior del templo, primero empujándolas para asegurarse de si estaban cerradas y luego golpeándolas en el caso de que lo estuvieran.

Un gran hombre embutido en una armadura completa se acerca a los presente y hace una reverencia.

Mi nombre es Nestor, soy el sumo sacerdote de la catedral del dios Kord. ¿En qué puedo ayudaros?

Kalicalwe quedó expectante, a ver a qué había ido el que se hacía llamar Socar. 

Mientras esperaba de pie, cambió el peso de su cuerpo de una pierna a otra para estar más cómodo.

Entretanto le surgió la duda de si en esa catedral curarían a los que dieran algún donativo, pero se guardó la pregunta para más adelante.

Aprovechando el interés de otros por lo que en aquel recinto pudiera ocurrir, Phenios se acercó a Kalicalwe y se puso cómodo, echándole miradas a la humana y al enano de vez en cuando para hacerles muecas ridículas o volver a comparar brazos, a ver si les sacaba algún gesto bueno o malo que definiese su carácter; con Socar no tenía tan claro que quisiese bromear.

- ¿Y cómo lo ves, hemano de otra madre? -le masculló disimuladamente- ¿Crees que se vendrán a rescatar el poblado? Les veo algo parados pero todo árbol es madera, ¿hmmm?

    -Saludos, soy Socar y he acudido por el anuncio de que tenéis intenciones de realizar una Arena en las afueras de la ciudad, ya que mi intención es la de presentarme como uno de los aspirantes.- Respondió el acorazado con cierta osadía y sin tapujos convencido de sus posibilidades.

Varias veces, por el rabillo del ojo, vio las muecas que le dedicaba el segundo de los elfos, el que tenía los cabellos de color semejante al suyo, aunque más cercanos a la peladura de la zanahoria que a las llamas. Al fin, cuando se agotó su interés por las estatuas del templo, encaminó sus pasos hacia el lugar donde se encontraba.

¿Está buscando una pelea? le preguntó, con una mueca de hastío que no se molestó en ocultar. Porque en eso, de momento, no tengo interés. Mas parece que nos encontramos en el preciso lugar donde puede dar salida a esas ansias, quizás con más honor del que le proporcionaría un mano a mano en un callejón apartado.

Thorgüs observó al hombre que se hacía llamar Néstor. Si los combatientes eran como él, físicamente hablando, aquello estaría interesante.

No se dio cuenta de que Dagmar había ido a hablar con uno de sus nuevos compañeros, estaba atento a lo que hablaban Socar y Néstor.

Yo vengo a ver a mi compañero en la arena. ¿Podría explicarme rapidament en que consiste la Arena? Si no es mucha molestia. Thorgüs se dirigió a Néstor en un tono tranquilo y respetuoso.

Efectivamente. Asintió el clérigo a Sócar. La Arena de Combate se desarrollará fuera de la ciudad, pero la organizamos aquí. Por favor, tome papel y lápiz y vamos a espera a que más gente se inscriba. Necesitamos un mínimo de 8 personas para que se dispute el torneo. Dijo mirando a los demás a ver si tenían interés en apuntarse. Está apunto de empezar, pero tú eres el primero. Dijo preocupado por la baja participación en todo lo que la Catedral de Kord organizaba. 

Luego miró al enano y sonrió: No puedo revelarte nada, pero básicamente es el clásico Battel Royal. Os enviaremos a una mazmorra, allí tendréis que enfrentaros al resto de participantes y escapar. Pero no puedo darte más pistas. ¿Te animas a participar? Creéme que está diseñado para que no solo tenga posibilidades el más fuerte.

El elfo se dirigió a Phenios haciéndole un gesto de que esperara, no creía buen momento ponerse a hablar en susurros con posibles compañeros delante.

Al ver las intenciones de Socar y Thorgus, se dirigió a Dagmar Dagmar, estos dos compañeros tuyos tienen intención de participar o ver el espectáculo de la arena, nosotros no tenemos tiempo para eso y veo que tú tienes intenciones distintas a ellos. La verdad es que es hora del almuerzo y tengo hambre además quedé con tu otro compañero y con los míos en la posada del bote del lagarto ¿quieres venir con nosotros?

El elfo pelirrojo no dio réplica. El otro, empero, se había cansado de esperar.

Dagmar asintió. No había probado desde la noche anterior, en el barco de los hermanos semiorcos. Con suerte, el puñado de monedas en sus bolsillos sería suficiente para una par de comidas.

Vamos a comer, avisó a Thorgus y Socar. No habían expresado interés por el trabajo que proponían ambos elfos, pero Dagmar no podía atar su destino al de esos dos mientras sus necesidades fueran tan acuciantes. Y a esperar a sus compañeros.

¿Cómo se llamaba la posada? se preguntó en voz alta. ¿El Barco del Lagarto?

La reacción violenta de Dagmar hizo entusiasmar a Phenios que casi cayó hacia atrás de la impresión que le causó la arremetida de la humana, tan cretino en actitud que tardó en responder de lo que le costó dejar de sonreír.

- Uy, qué fiera, pues sí que quisiera pelea pero no me atrevería ¡Ajajajá! -rió a la vez que echó la cabeza hacia atrás como una avestruz, precavido de llevarse una bien merecida hostia por su descaro- Contigo esta vez los lobos no llegarán para arrancarme el cuello y eso me hace gusta, alguien más manso no reaccionaría a tiempo -apartó el trapo sucio que llevaba al cuello para mostrar la sangre reseca del encuentro en el bosque que casi le costó la vida-. Siento si te ofendí, necesitaba saber qué sangre bullía dentro de vosotros antes de verter la mía de nuevo y opté por el ridículo -gesticuló extraño con el rostro antes de acompañarles una vez más- ¡Hacia el Bote del Lagarto!

- Porque cualquiera puede inventarse una historia de valentía pero hace falta lo que hay de verdad dentro para hacer lo que tú has hecho, un par de dientes menos es un precio justo si la compañía es buena -susurró habiendo mirado de soslayo a los otros dos- ¿Verdad, Kalicalwe?

    Socar observó por unos instantes al guardián del templo antes de tomar el papel y escribir su nombre en el tablón de participantes ¿Que clase de catedral era aquella si ni tan solo era capaz de movilizar a sus fieles? Pensó para sus adentros ignorando lo que hacía el resto mientras tanto. 

    -¿Es necesario esperar aquí o puedo conocer ya el lugar y hora a la que tendrá lugar la prueba?- Preguntó finalmente con cierto tono reprobatorio debido a lo informal que le resultaba aquella clase de competición.