Partida Rol por web

Realmente el chico si portaba alguna que otra herida en su cuerpo, pero seguramente se hallaba en mejor estado que el resto, pese a todo no quiso contradecir a Raelia, era mejor aportarles algo de seguridad, tenía a su espada y a su dios consigo y eso era todo lo que le hacia falta para enfrentar a cualquier mal.

- Aunque seas un lagarto Ethan, si tu corazón sigue al bien no tienes por que ser eliminado. Y mientras haya vida, habrá esperanza de sanarte.- Dijo el chico tratando de animarlo.- Ahora vayamos a resolver este misterio.

Otwin caminaba silencioso, como solía ser en él y al llegar a la puerta de la ciudad, echó mano de su saco para pagar la entrada, pero antes de dar el dinero al guardia se detuvo a preguntar a Raelia.

-¿Cual ser el plan? -preguntó antes de entrar en esa enorme ciudad.

El mismo de antes. Encontrar a Raelia, vosotros os encargáis de sus amigos, y yo me encargo de ella. Además debemos encontrar a Snit también. ¡Nos ha traicionado! Y después se queda pensando un rato. Y si nos llevamos también por delante a Coran, mejor que mejor.

Raelia no quería hablar de matar o asesinar, había guardias delante y ella no era estúpida. Sería mejor pasar lo más desapercibida posible. Ya había llamado la atención bastante.

Podemos empezar por el templo de Pelor, quizá allí sepan dónde está.

-Parecer tan buen sitio como cualquier otro -dijo el bárbaro mientras sacaba el dinero para pagar el acceso a la ciudad antes de que los guardias se pusieran en plan chungos- no gustar tener que enfrentar a Coran, pero yo hacer promesa y si el interponer... -dejó la frase a medio terminar mientras golpeaba un puño contra la palma de la otra mano, a explicación de lo que ocurriría.

Nith veia varias caras raras en las puertas de la enorme construccion a modo de puerta. Y nada de esto dejaba de deslumbrar al joven, quien miraba todo con mucha atencion casi como si fuera un niño.

Simplemente estaba deslumbrado de lo que podia hacer la gente. Y al mismo tiempo surgian en el tantas preguntas. 

Al aparecer el guardia, el volvio a la realidad que tenia en frente, aunque parcialmentente. -Mucho gusto!- Dijo entusiasta y con evidente falta de tacto con personas de ciudad. -Claro, claro... eh, aqui tiene, creo que debe darme unas 5 de cobre por diferencia ¿No? Digame, esta es la gran ciudad de Tormentos Cristalinos ¿Verdad? Mi nombre es Nith ¿y el tuyo?-

El mediano se relamió los labios, observando a la gente pasar arriba y abajo. Etrelazó ambas hileras de dedos delante de su cara, a un lado del camino, mientras veía pasar a los transeuntes junto a un enorme perro que estaba sentado a su lado. Miró la ciudad de reojo, una sola vez, con una mezcla de deseo y excitación, como si deseara por lo más grande entrar en la ciudad.

No se alzaba más de 90 cm del suelo, y estaba claro que debía proceder de algún lugar poco civilizado, pues su armadura estaba compuesta de cuero y pieles, y la mayoría de sus objetos tenían cierto toque brutal y salvaje que recordaba a la gente de los bosques. Una mirada astuta pasaba entre los que iban y venían, y finalmente clavó los ojos sobre un grupo que hablaba de matar y asesinar.

Aquello le parecía bien, a pesar de encontrar una estupidez hablar de ello en alto y delante de los guardias, o delante de toda aquella gente. Por lo que procedería de la siguiente manera. Seguiría quieto, donde estaba, observando a aquel grupo que buscaba sangre.

Porque a su opinión, aquella ciudad tenía demasiada gente. Y demasiados edificios. Y demasiada civilización.

Me muero por morderle las rodillas a alguien...

El guardia dejó pasar a tres de los visitantes tomando las 15 piezas de cobre que debían darle en total. El cuarto parecía quedarse hablando simplemente, y aunque dejó la puerta abierta para que pasara cuando quisiera, se limitó a responder.

La Guardia de Tormentos Cristalinos no tiene nombre, tenemos uno, pero solo cuando estamos de paisanos. Iborian es el responsable de todos nosotros y ése es el único nombre que debes conocer. Dijo haciendo una reverencia en señal de disculpa y despúes ofreciendo una amplia sonrisa.
 

Aquel dispar grupo se marchaba. No, no, no, no, no, no... eso no puede ser así, no se pueden marchar, no se pueden ir sin mi. ¡A por ellos! Y sacó cinco piezas de cobre que entregó sin decir nada al guardia al pasar junto a él para entrar en la ciudad, con intención de seguir a aquel trío. Y si los perdía, siempre podía buscar la Catedral de Pelor como había dicho aquella mujer.

Así que se apresuró a marchar raudo tras ellos, sin importar mucho si lo veían o no seguirles.

Nith agradeció la explicación del hombre y también correspondió su disculpa con un asentimiento de cabeza, y acompañando con una sonrisa.

Mas luego, se dirigió al igual que el resto hacia adentro de esta esplendorosa ciudad que prometía tanto. Quería verla toda, pero de momento debía ver como encontraba a personas que pudieran ayudarle con su hambre de conocimiento, y su pasión por la escritura.

Meb andaba con movimientos heréticos, parecía que avanzaba a la derecha y derrepente se abalanzaba a la izquierda de forma apresurada. Con su cabecita lo oteaba todo tras su capa. Su rostro permanecía oculto y era difícil ver lo que detrás se hallaba. Un par de veces olisqueo a Nith parecía tener un olor agradable para el Yussuf. Y también se le ció mostrando su dentadura a Gruguer, no parecía caerle bien aquel individuo.

Tras llamarle la atención el soldado de la puerta meb dio un par de saltos hasta su posición. Y una a una todas las monedas las depositó en la mano del guardia. Parecía intentar acabar con su paciencia pues se escucha contarlas mientras se la daba.
UUuuuuuna... y con esta hacen dos. Doooooos. Y con esta hacen tres. Treeeees... hasta llegar a las 5 dichosas monedas de cobre. Parecía que al Yussuf le costaba soltarlas y finalmente cuando le abrieron la puerta brincaba y saltaba de regocijo, para entrar corriendo mientras gritaba IIIIIIIIIIIIIiiiiiiiiihhhhhh!!!! Un grito agudo y horrible que a cualquiera con gusto por la música espeluznaría y detestaría.

La chica se acerca al guardia y paga por el ingreso de los tres.

- Una pieza de plata y cinco de cobre, somos tres, aquí tiene- le dice al guardia y pagándole con el dinero que Khrirm le había dado en casa de Alberic. 

La chica se sentía muy angustiada por la condición en que estaban sus compañeros y eso se reflejaba claramente en su rostro, una mueca de angustia ensombrecía sus bellas facciones.

La rata de Yussuf que se aligeraba por salir, vuelve corriendo para quitar las 5 de cobre que le había dado hace unos segundos. El guardia le mira pasmado, mientras en el rostro de Meb se dibujaba una sonrisa NIA jajajajaja! Y luego sin mediar palabra fue a su destino. O eso parecía porque volvió corriendo para besar la mano de la mujer. Y luego volver a salir corriendo NIA jajajajajaja!

Llegais hasta el muro de entrada donde podéis ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

Zarus miró de arriba a abajo aquella puerta Otra vez a aquí... dice en un suspiro, algo de melancolía pareció rodar por su cabeza, se preguntaba como estaba Layla, el autocuestionamiento no demoró mucho en recriminarle el haberse apegado tanto a ella.

El joven se sacudió un poco para sacar de su cabeza aquellas ideas y poner una sonrisa en donde antes la preocupación se lo impedía Crees que ellos sepan algo o solo cruzaremos hasta el otro lado a ver si encontramos a tus compañeros? pregunta a Mai-Cor.

Mi intención no essalir- digo mientras nos acercamos a los guardias-podríamos encontrar su rastrocon suerte, pero también podríamos perdernos irremediablemente, tal vez incluso cruzarnos en una arboleda, lo mejor será dejarles un mensaje aquí

-Ya se que no es asunto vuestro dar mensajes -digo a los guardias de forma amable-pero si dais un mensaje a unos amigos os ganaréis cinco monedas de plata

Les describo más o menos a Mordrogath y Dimdel al tiempo que porsupuesto les digo sus nombres y que si los ven, les indiquen que se alojen en el erizo borracho. Tras esto sigo con Zarus y Argot.

No se si esperabais salir de la ciudad, pero por mi parte esta noche volveré a la posada con la esperanza de encontrarlos allí.

Salir no me iba a servir de nada y tenía que hacer algunas cosas.

Zarus se tomó con calma el asunto después de escuchar al montaraz, pensó por un momento que saldría de la ciudad o algo y aquello sin duda podía tener sus peligros. No hay problema, solo pensábamos en ser un apoyo en caso de que lo necesitarás. dice dedicándole una sonrisa al final.

Argot, aún tenemos pendiente lo de tu enfermedad, a donde crees que debemos buscar? Por mi parte, me parecería que deberíamos llegar al templo de Pelor para ultimar detalles y después, podríamos ubicar a Lictea y a los otros en la casa de los Licorambarino.