Partida Rol por web

-Bueno, es algo que prefiero tratara con menos público- reconoció a Andrey sin tapujos. Quedaba claro que iban muchos juntos a una misión, pero no confiaba en ello, no en todos al menos.

Apretó los labios cuando el elfo volvió a llamarla preciosa tras decirle que aquel hombre tampoco la temía, como insinuando que también pensaba que era una flor. Zila no quería ser una flor, y de tener que ser una escogería el cardo, una flor resistente y cubierta de espinas. Y Andrey pareció incomodarse y no saber bien como salir de esa. Zila dedicó una mirada dura a ambos. ¿Acaso lo hacían para medir sus nervios?

Algún día tendré que sacar la daga de verdad.

Después hizo como si nada de aquello hubiese sucedido, consideró que lo mejor era no darle más importancia en ese momento. 

-Pues allí nos encontraremos, espero, en unos días- Dijo a Lomenar. 

Cuando al fin abrieron las puertas y el grupo comenzó a avanzar hacia su destino, Zila levantó levemente la cabeza, a modo de saludo para el otro grupo. -Espero que volvamos a encontrarnos- 

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Televad se tomó un segundo para observar las impresionantes murallas de la ciudad. El viaje había sido largo y el viejo paladín se alegró de haber podido llegar, finalmente, aunque fuera tan corto de monedas. El guerrero se acercó con pasos ligeros pese a su edad y saludó a los guardias de la entrada.

-Salud, amigos. Mi nombre es Televad. Soy paladín de la iglesia de Kelemvor -dijo, dejando que aquella informacion se colara en sus cerebros. Me gustaría entrar en la ciudad.

Televad había llegado con la noche y las puertas cerradas, con lo cuál los guardias que habitualmente la custodiaban estaban descansando y el pobre anciano tendría que buscarse un lugar para pasar lo que quedaba de noche a la intemperie.

Televad se quedó esperando una respuesta mas ninguno llegó.

-Maldita sea mi estampa... - se dijo. Es tarde. Me he quedado fuera.

El paladín decidió que tendría que encender una hoguera como fuer, así que, aprovechando la débil luz que salía de la ciudad, se puso a buscar leña. De lo poco que había podido llevarse con él era la yesca para encender fuego. Él sólo no iba a poder hacer guardia, así que intentó dormirse pronto dentro de la "hache", protegido del viento por las murallas y las torres y despertarse con el alba.

La suerte de Televaz no estaba de su lado, y aquella noche la tendría que pasar sin refugiarse junto a una buena hoguera, pues no había ni un solo trozo de leña en el lugar al que prender y poder calentarse.

Pues como Xaz, se refugia bajo la "H" de la puerta de entrada

Televad se levantó trabajosamente y estiró su machacado cuerpo para entrar en calor y poner la sangre a circular. Después se colocó la armadura, cogió el resto de su equipo y llamó a las puertas de la ciudad.

-Buenos días! Me gustaría entrar en la ciudad, si lo consideran ustedes posible! 

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

Llegais hasta el muro de entrada donde podéis ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

Televad pagó las 5pc y por fin puso franquear las puertas. Antes de seguir su camino, sin embargo, se volvió hacia el el guardia y le preguntó:

-Disculpe, sabe donde puedo encontrar a un tal Daryn Larsken?

Había oido el rumor de que ese tipo buscaba ayuda y a Televad le pareció un buen lugar por donde empezar a buscar una forma de subsistir.

Apolo paso sin prisa pero sin detenerse, no queria llamar la atencion pero queria irse antes de que algo pasara y permitiera al guardia notar que habia algo raro ahi, fue tomando notas mentales, Vaya pero que atractiva moza pero por el momento es mejor dejar que ella llame la atencion de los guardias, quiza pueda cruzar caminos con ella despues dentro de la ciudad, ¿Daryn Larsken? ¿quien sera aquel hombre y por que lo estara buscando? investigare despues por el momento lo que mas me interesa es conseguir un lugar donde poder descanzar y refugiarme.

Glavra miró al guardia de reojo, no quería peleas aún así que metió las monedas que pedía en el saco que les había extendido y soltando un gruñido por saludo fue directa a la Isla de Roble.

Si allí había un tesoro lo iba a encontrar.

Al entrar a la ciudad observo los amplios caminos y varias personas ir y venir, decido acercarme a una bella damisela, a la que facilmente pongo de mi lado con mi seduccion natural, ha sido un placer conocerla encantadora señorita, espero nos podamos ver nuevamente, me despido de ella con un suave beso en su mano y me doy la vuelta para retirarme, por cierto, ¿podria decirme donde esta "El bote del Lagarto"? aparentemente buscar a un objetivo sencillo de manipular no fue la mejor opcion, pues ella casi no sabia del lugar, algun rumor de la posible ubicacion del lugar era todo lo que pudo ofrecerme, pero eso es mejor que nada y es seguro que ella no hablara de mi posible ubicacion si ve que quien me busca no es una persona con buenas intenciones.

Su paso por la ciudad había sido breve, pero intenso. Vincenzo Biancarella no lamentaba ni su estancia ni su partida. Había llegado siendo un bufón buscando trabajo y se iba siendo un bufón cansado buscando trabajo. ¡Pero bueno, eso ya daba igual! Lo importante era que el amanecer del nuevo día traía esperanza y nuevas oportunidades.

El bufón se giró sobre sus talones para mirar hacia las puertas.

 -¡Adiós Tormentos Cristalinos! ¡Fue un placer pasar hambre y penurias en tus calles! Cuando haga más amigos fuertes, quizás regrese a machacar al líder del gremio de panaderos y al monje que me echó de su templo a patadas. ¡Hasta entonces!

Y ya se disponía a marcharse cuando vio a aquel galán de pacotilla haciendo un besamanos a una doncella.

 -Uy, ¿no me haríais la gracia de besar mi mano también, caballero? Puedo maquillarme y ponerme una falda si os hace sentiros más cómodo.

Es que marcharse sin burlarse de una persona más... Mal que le pesara al mundo, Vincenzo Biancarella, alias Enzo el Multicolor, Rey de Bufones y Bufón de Reyes, no era de los que se iba discretamente.

Apolo sonrio levemente de manera un poco burlona, mi estimado caballero, me parece que de maquillaje ya va bien puesto, con una expresion mas seria, me parecio oir que estaba por retirarse, ¿que le parece tomar un ultimo trago en la ciudad para desahogar sus penurias en compañia de un colega aventurero? me dirijo al bote del Lagarto confio en que se pueda conseguir alguna bebida decente en aquel lugar

Este caballero parece alguien astuto a quien la fortuna le ha dado la espalda, quisa pueda conseguir alguna informacion valiosa acambio de uno o dos tragos.

Enzo no pudo evitar sonreír de oreja a oreja.

 -El bote del Lagarto, ¿eh? Buen sitio en el que echar un trago. Muy agradable, con una mascota adorable en la puerta. Si vos me pagáis la parte que yo no pueda costear, os aceptaré la invitación encantado.

Total, por quedarse medio día más no le iba a pasar nada. Ya dormiría en la primera carreta que le quisiera llevar a la próxima ciudad.

 -Por cierto, señores.- Enzo miró a los guardias allí apostados -Técnicamente no he salido de la ciudad, por lo que no debería volver a pagar la tasa de entrada, ¿cierto? Muchas gracias caballeros.

Dicho lo cual, el bufón se fue junto a aquel amistoso caballero de nuevo al interior de la ciudad.

Lars respondió a la pregunta de Televad: ¿El Sr. Larsken? ¡Claro que sé dónde encontrarlo! ¿Quién no le conoce? Es el fundador de la Escuela de los Filos. Solo tienes que tomar el primer giro a tu izquierda y luego el primero a tu derecha y llegarás a la escuela. Comentó mientras miraba de reojo a uno de los recién llegados para después llamarlo con la mano y tratar de llamarle la atención.

Disculpe, dijo llamando a Apolo, no puede entrar si no abona la tasa. Le comentó mientras extendía el saco que llevaba para recaudar el diezmo de entrada. Luego miró al bufón que efectivamente seguía en la ciudad y asintió conforme, si no se salía, no había que pagar tasa para entrar.