Partida Rol por web

-NAMARRA PUEDE COMPRAR UN BROQUEL PARA EL KRAKEN EN LA CIUDAD? -dijo el semigigante.

Tal y como hablaron, la mitad del grupo se dirigió hacia Tormentos Cristalinos y el resto se quedó en Puente Brandon.

-Bueno... Deberíamos avisar al pueblo de la situación, ¿no? ¿Con quién habría que hablar?-preguntó la muchacha. 

- Buenas tardes. ¿Qué tal os ha ido? Preguntó el tabernero a los recién llegados. ¿Habéis logrado vuestro objetivo?

-¿En parte?-replicó la muchacha, con una sonrisa algo nerviosa, mientras daba vueltas a lo que había pasado. 

-Encontramos a los bandidos, y nos enfrentamos a ellos... Pero hay un problema. Escogieron de refugio un templo abandonado, y en su sótano había alguna clase de seres horribles, solo pudimos derribar a unos pocos. Hemos vuelto a rehacernos y parte ha ido a Tormentos para conseguir más suministros y quizás ayuda. 

—Estamos casi seguros que todos los bandidos han muerto. Quizás uno o dos hayan escapado, pero frente a la veintena que ahí había... bastante bien. Pensamos lidiar también con los monstruos, pero de momento necesitamos reorganizarnos y hacer compras. Por cierto, de casualidad ¿Hay algun templo, iglesia o aunque sea una capilla aquí en Puente Brandon? Es posible que el párroco pueda darnos una mano.

Elianne podía ser algo tímida, pero en momentos de tensión, de manera casi paradójica, se veía asaltada por una persuasiva verborragia. Técnicamente no había mentido, simplemente decidió pintar las cosas de una forma favorable. Iba a esperar un poco más antes pedir el dinero del trabajo, con tal de ser menos frontal, o de revelar que técnicamente aún no recuperaban la carga robada.

- Eso suena bastante mal. La verdad. Dijo con tono verdaderamente preocupado. Que haya seres mucho peores no pinta nada bien. ¿Creéis que Puente Brandon está en peligro? Comentó alterado. Y bueno, tenemos una pequeña capilla, pero el clérigo que hay en ella es muy mayor y apenas puede moverse. No creo que ni siquiera sea capaz de atenderos. Quizá en Tormentos Cristalinos haya alguien con más predisposición a ayudaros.

—¿De manera inmediata? No. Hay varias horas de caminata por el bosque entre la guarida de los ladrones y el pueblo, y no estoy segura de que los monstruos sepan dónde está Puente Brandon, si es que siquiera saben que existe. En realidad, tampoco es seguro que sean criaturas inteligentes. Pero yo evitaría salir de noche—trató de apaciguarlo Elianne.

—Es una pena lo del párroco. El resto del grupo ya partió hacia Tormentos para hacer averiguaciones allá, pero decidimos dividirnos para ver si encontrabamos ayuda aquí también. Por cierto, he escuchado el rumor de que un par de brujas  están rondando el pueblo y montando una fuerza de no-muertos, y creo que podrían estar relacionadas con lo que nos hemos cruzado nosotros ¿Sabes más respecto de eso?

-En todo caso, estamos aquí para vigilar que nada pase-replicó la muchacha con convicción, segura de que si alguna criatura llegaba hasta allí podrían rechazarla y de que habían quedado atrás para ayudar, al menos ella lo había hecho.

-Pero sí, mejor evitar salidas nocturnas. 

Audo negó con la cabeza, la verdad que no, no había escuchado nada al respecto. Pero desde luego que pinta mal la cosa. Si esas brujas están reclutando muertos vivientes, o bien pueden tener algo que ver, o bien si se enteran de que existen esas peligrosas criaturas, puede que se hagan con un ejército aún más peligroso. Espero que esto no lleve a una guerra... dijo aún más preocupado tras sus palabras...

¿Queréis tomar algo mientras esperáis? Dijo mientras él se servía una copa de un líquido fuerte y espeso. Parecía que la preocupación de todo aquello acababa de hacer mella en él. 

—Le hemos quitado un poco a los ladrones. Supongo que puedo permitirme un gusto después de la expedición—dice con aire cansado, aceptando la bebida. Elianne tomó asiento en la misma mesa que Audo. El día de hoy no había sido demasiado demandante de por si, pero ahora sentía el cansancio del día anterior que la adrenalina había mantenido a raya— ¿De casualidad sabes dónde está Alberic? Tengo entendido que él fue quien puso la recompensa, y aunque no hemos recuperado lo suyo aún, vamos a necesitar al menos una parte para encarar el nuevo problema.

-¿Brujas?-preguntó la muchacha. No le sonaba, en principio, nada de unas brujas por allí. Ella solo sabía del asunto de los bandidos, y se habían cruzado con aquella arpía, pero nada más relevante en todo aquello. Si además había un aquelarre, seguramente el panorama se complicaba. 

Audo miró como Sanya y El Kraken decidían abandonar el Salmón Sabroso sin decir mucho más. La enana y el gigante parecían haberse cansado de aquella misión y se marcharon de allí dejando al grupo a la mitad. Audo no dijo nada, simplemente se limitó a contestar a la pregunta de Elianne. Es tarde, mañana te puedo dar la dirección de Alberic que espero que se encuentre mejor y pueda echaros una mano. Será mejor que vayáis pensando en dormir, dudo que vuestros compañeros vengan antes del alba.

-Pero... ¿Dónde van?-preguntó la muchacha, dejando a un lado por un momento la pregunta que no le habían respondido, y observando con sorpresa y aprensión como se marchaban ambos. Especialmente dolía en el caso del Kraken, con el que tanto tiempo llevaba compartido...

Elianne se encogió de hombros.

—Alguna que otra vez viajé con aventureros. Suelen tener esa mala costumbre de retirarse sin más. Pero con algo de suerte ya tendrán que volver ¿No?

Luego, se volteó hacia Audo.

—Buena sugerencia. Una pieza de oro por la noche ¿No? Aquí tienes.

Audo asintió ante las palabras de Elianne, tomó la moneda y le tendió la llave de su habitación para que se marchara a dormir. Buenas noches, que descanses. Luego miró a Raellia. Tú deberías hacer lo mismo, yo voy a ceerrar ya la posada. 

Raellia asintió ante la sugerencia del tabernero, medio ausente y sin apartar demasiado la vista de la puerta. Esperando que, en cualquier momento, los que habían salido volvieran a cruzar aquel umbral. Sin embargo aquello no ocurrió, y la muchacha optó por subir a la habitación que acababa de pagar, esperando encontrar algo de consuelo en el sueño. 

El amanecer llegó y con él, Raellia se despertó, lista para afrontar un nuevo día. Había mucho que hacer, aunque sobre todo debían esperar al resto de sus compañeros, pues en solitario no harían nada. Así, una vez se hubo desperezado y aseado, bajó a la posada para desayunar. No creía que llegaran tan pronto, pues los caminos no eran seguros de noche, pero a lo mejor se equivocaba...

Dormir en una cama la había revitalizado, pero como contrapartida, Elianne encontraba muy difícil despegarse de las sábanas. Pero el sol salía, los gallos cantaban, y las brujas malignas montaban una armada de no-muertos en el bosque. Al final, el mundo despierto terminó por forzarla a levantarse.

Una mujer casi sonámbula fue aproximándose a la sala común de la posada, acomodándose el pelo rápidamente con las manos.

—Buenos...—dijo antes de verse interrumpida por un sonoro bostezo que tapó con su mano—días.