Partida Rol por web

-Sin duda descansar en la capilla será lo mejor-concedió el clérigo. La verdad es que hasta hace poco no había sido tan dolorosamente consciente del peso de su equipo, por no mencionar las horas que llevaba sin pegar ojo. Era el momento de remediar eso, pero no sin abandonar aquel sitio. Cuando el pequeño dragón se ofreció a guardarles, el clérigo sonrió agradecido.

-Muchas gracias pequeño. Intentemos atrancar la puerta de todos modos, para procurar evitar demasiadas sorpresas. 

Ramase dejó escapar una sonrisilla al escuchar al pequeño dragón.

- Os avisaremos en caso de que pase algo.- Confirmó así que él también vigilaría.- A ver si puedo identificar esas pociones.- Dijo sin creerse mucho que pudiera hacerlo.

Moviéndose en círculos alrededor de Ramase, Cólera aguardaba la oportunidad de probar las pociones y aprender del experimento, encogiendo las garras para no hacer ruido ni despertar a sus compañeros.

- Uele rarro.

- Save rarro.

- Ziente rarro.

La ilusión del dragón por ayudar contrastaba mucho con lo que de verdad estuviese aportando a la investigación del anciano.

- Parece que con la ayuda de Castor estas mucho mejor, pero déjame echar un vistazo a esas heridas.- Las manos de Huesos daban mucha grima y parecía que más que curar disfrutaba viendo el alcance de las mismas, más que otra cosa.

Finalmente tomaron la decisión de dar media vuelta y no seguir investigando esa agreste caverna. Llevaban mucho tiempo despiertos y su cuerpo empezaba a pesar más que de costumbre, así que tuvieron que tomar una decisión y optaron por refugiarse en la capilla de la mazmorra.

La sala poseía una puerta de doble hoja, habría que buscar algún elemento para atrancarla y evitar que alguien pudiese entrar, o simplemente arriesgarse a pasar la noche y confiar en que ningún trasgo se dignase a aparecer por allí...

Pillando algo de sueño tras su primer y ajetreado día de vida, Cólera apoyó la espalda contra la puerta cerrada y se echó a dormir a pierna suelta, sacudiéndose a menudo en un sueño extraño e inquieto en el que mordía y arañaba el aire a menudo.

- Dormid, yo me quedaré despierto toda la noche.- Mientras no hiciera esfuerzo físico Ramase podía permanecer con los ojos abiertos sin dormir sin problema alguno.

Habiendo escuchado a Huesos atrancar la puerta Cólera gargareó y entreabrió los ojos, para seguir al anciano a continuación, hurgar con su hocico la bolsa en la que había eclosionado y hacerse un ovillo allí.

Filos se quitó el camisote de mallas y se buscó un rincón tranquilo donde poder descansar. Su hacha, eso sí se quedó abrazada a él como si fuera un enorme oso de peluche. Si alguien les sorprendía, al menos podría pegarle un hachazo.

-Está bien. se agradece, Huesos. Nos vemos en unas horas.

Era el momento de dormir. Si no descansaban, no rendirían igual, y seguramente aún necesitarían hacer uso de todas sus fuerzas antes de dar aquel asunto por terminado. Sin embargo, antes de descansar, aún quedaban cosas por hacer. La primera de todas ellas, intentar atrancar la puerta con algo, para lo que Cástor estaba más que dispuesto a ayudar. La segunda, tratar las heridas del grupo. 

Para ello, empleó los conjuros que le quedaban en terminar de dejar a todos los integrantes del grupo en un estado aceptable, al menos lo suficiente para continuar. 

-Ten cuidado durante la guardia, Huesos-dijo una vez terminada su labor, antes de buscar un sitio donde poder dormir con calma. Aunque él sí se dejó la armadura puesta, pues creía que podría aguantar con ella... Y el tiempo que tardaría en ponérsela en caso de haber problemas podría ser la diferencia entre vivir o morir.