Partida Rol por web

Él tampoco había escuchado nada, lo que en cierto modo, era también sospechoso. ¿Qué clase de peligros aguardarían dentro? El clérigo no lo sabía, pero lo que sí sabía era su posición ante las palabras de Filos, que hicieron que negara suavemente con la cabeza.

-No creo que sea buena idea seguir dejando detrás nuestra demasiados lugares inexplorados. Puede que ya hayamos cometido una imprudencia con la grieta, y sinceramente, si nos viéramos forzados a huir de este lugar, preferiría hacerlo con una certeza relativamente alta de que no saldrá nadie ni nada a cortarnos el camino.

Filos se miró la sangre de la herida bajo el camisote. 

-He estado peor. Creo que podeis tener razón. Está bien, huesos, entra, si no hay que forzar la cerradura, y a ver qué nos encontramos.

Ramase trató de que la cría de dragón bajara de su hombro para colocarse en el suelo.

- Mejor que esperes aquí.- Guardó escudo y lanza y se hizo con la ballesta. Antes de entrar la cargó.

Unos bancos de piedra labrados con perfección se encuentran alineados frente a un gran altar. 

A lo largo de cada muro, unos nichos llenos de basura proporcionan un lugar resguardado para retirarse. Unos burdos dibujos decoran las paredes y desfiguran el altar.

El gran altar ocupa la mayor parte e la porción este de la cámara. Parece que la estructura antaño grandiosa de refinado granito ha sido recubierta desmañadamente de remiendo de yeso, sobre el que se han grabado unos símbolos y dibujos torpes.

Filos entró tras Huesos, dispuesto a partir en dos al más pintado pero se sorprendió al no ecncontrar nada. Buscó en la zona del altar, por si encuentraba algún recoveco secreto o algo que accionara una puerta secreta.

-Normalmente, las iglesias siempre ocultan reliquias. Echad un vistazo rápido. ¿Os suena a quién está consagrada esta capilla ?

El hombre de aspecto anciano guardó la ballesta y volvió a empuñar lanza y escudo, tomándose un tiempo en acomodar sus cosas. Asintió a las palabras de Filos y se dirigió también a explorar los nichos y paredes. No quería sorpresas desagradables así que tanteaba el terreno con la punta de su lanza. Pareciera como si los trasgos hubiesen aprovechad la construcción de una capilla para "redecorarla" a su manera. Era un trabajo burdo y feo, pero supuso que no darían para más.

Agitándose y corriendo en el air estando todavía en manos de Huesos la bestia correteó en círculos detrás del anciando, obedeciendo así al espíritu de su instrucción, mas cuando los demás entraron y la búsqueda comenzó sus garras la proyectaron a gran velocidad a través del suelo para acabar saltando sobre una de las pilas de basura.

Cástor observó aquella escena, sorprendido por encontrar aquello. Lo último que esperaba encontrar en una cueva era un templo, la verdad, y no pudo evitar preguntarse a qué dios estaba consagrado antes de su profanación. Aquel acto no era algo que tomar a la ligera, y esperaba sinceramente que al menos fuera obra de dos cultos malvados compitiendo entre sí, y que aquel lugar no estuviera dedicado originalmente a una de las deidades alineadas con el bien. 

El altar de granito parece tener cientos de años y es de diseño enano.
El yeso es un añadido mucho más reciente.
Las imágenes grabadas en el yeso son runas sagradas de Maglihiyet, la deidad trasgoide. 
Los trasgos honran a Maglubiyet aumentando el tamaño y la fuerza de sus tribus.
Su religión valora el caos, el mal y el engaño.

El altar de granito parece tener cientos de años y es de diseño enano.
El yeso es un añadido mucho más reciente.
Las imágenes grabadas en el yeso son runas sagradas de Maglihiyet, la deidad trasgoide. 
Los trasgos honran a Maglubiyet aumentando el tamaño y la fuerza de sus tribus.
Su religión valora el caos, el mal y el engaño.

Ni encuentras nada, ni sabes nada sobre el altar.

Al investigar el altar más de cerca ves que el yeso parece ser un añadido reciente y que puede ser eliminado fácilmente sin dañar el granito que hay bajo él. 

Unas ligeras fisuras en el granito indican que puede haber un compartimento secreto en el altar. El yeso cubre gran parte de él, y habría que retirarlo para poder abrirlo.

Cástor observó el templo, con su ceño acentuándose más y más conforme pasaban los segundos y los pensamientos por su cabeza, para finalmente dar con el patrón al que se había reconsagrado la capilla.

-Maglubiyet...-dijo, casi entre dientes, asiendo la maza con fuerza-los trasgos han profanado esta capilla para dedicársela a su abyecta deidad. Bien deberíamos destrozar todo el yeso y no dejar nada, aunque el diseño bajo esta... Esta porquería, es enano. Un clérigo de su panteón debería reconsagrar la capilla-informó.

-No hay tiempo para eso...ahora.- Contestó Ramase. También veía la chapuza que habían hecho los trasgos con la capilla originalmente enana.- Podemos volver luego si necesitáramos descansar.- Lo que veía no le hacía arrugar el ceño como a Castor, pero una deidad de los trasgos no dejaba de parecerle algo menor y sin importancia.- ¿Seguimos?

Filos alzó la mano.

-No. Aquí hay algo. Fiajos. El yeso parece ser un añadido reciente. Debajo, el granito tiene como grietas, hay que eliminar el yeso, creo que puede haber un compartimiento secreto.

El guerrero agarró la cabeza del mangual y comenzó a quitar yeso.

De uno de los nichos de basura estalló la fiera, no habiendo encontrado nada que le llamase la atención, para cargar en dirección a Filos, colarse entre sus piernas y barrer los escombros con patas y cola lejos del punto donde este picaba la pared.

- ¡Maglubipuafff-puaff-puaff! -gruñó con desagrado.

-Oh...- Exclamó un desganado Ramase para después acercarse a ver lo que señalaba Filos. Observó a la pequeñaja lagartija volviéndose loca por poder destruir y sembrar el caos y no pudo más que sonreír.

Al romper el yeso se puede ver la belleza del altar de granito. Sus complejos grabados muestran enanos trabajando, fabricando armas, realizando labores de minería y esculpiendo. No hay que ser un experto en religión para saber que el símbolo sagrado del altar es el símbolo de Moradin, el dios de los enanos.

Al retirar todo el yeso se pueden ver las marcas del compartimento secreto que parece tener un tamaño de 40cm x 50 cm. 

Al escuchar en el interior del altar no oyes nada, pero tus finos oídos pueden escuchar una especie de agua burbujeando que parece provenir de algún lugar de la sala.