Partida Rol por web

Trotecillo de persecución.

Siguieron por el camino que tenían de frente y dejaron atrás la puerta que el día anterior estaba cerrada para atravesar la otra donde se habían encontrado al grupo de trasgos y sus crías. Los cuatro que estaban persiguiendo se habían introducido en la sala, para después adentrarse por un nuevo agujero.

Les siguieron hasta que llegaron a penúltima sala del día anterior. A la izquierda estaban las escaleras descendentes que se habían encontrado antes de enfrentarse al gran trasgo. En el suelo no había restos del cuerpo del lanzador de conjuros que habían derrotado. A la derecha estaba el pasillo por el que Cólera se había introducido a investigar pero que no había visto a dónde desembocaba.

Hasta donde habían llegado la cueva estaba más tranquila que nunca, y aquello olía a una considerable trampa.

En la entrada habrá cuatro zombis trasgos para luchar contra ellos, más el cocinero, Dagmar, Urrtar y si la cosa se complica y matan a los zombis, se adentrarán en la cueva de Noak + 4 trasgos guardianes

- Wole pfeu pfeu pfeu- describió a su jauría mientras olisqueaba el hedor mucho más agradable de aquella estancia y su morro se relajaba- ; ayalgu, algumarillo, numeguzta nohmmm... -negó con la cabeza, molesta con el recuerdo de lo que había visto- Huezonó, piehlnó, zanjrenó; ráicespanta, komárlbusto oceta, zizizí -concluyó su inteligibilidad aplastando su cuerpecito contra una pared para quedarse muy quieta, imitando algo- ¿Liomatamús?

Cólera se acordó de aquel lugar y mostró interés en perseguirlo, mordisqueando el borde de los ropajes de Huesos y tirando de él mientras sus patas reculaban en dirección hacia donde estaba la planta feúcha.

Tan insistente era la cría de dragón qu eal final tuvo que bajar la mirada y ceder.

-Ya vamos, Cólera. Tene,os que ser precavidos, están jugado al escondite con nosotros y pueden haber preparado alguna trampa.

Filos se encogió de hombros y echó para alante junto a sus compañeros.

-Castor, huesos, si voy a ir por delante a comerme una trampa, podriais lanzarme un conjuro de proteccion?

Cólera les advertía sobre... Algo. Algo que parecía ¿una planta? Cástor no estaba del todo seguro de entender a la bestezuela, pero diría que hablaba sobre algo así. ¿Una planta peligrosa? Sin ser un entendido de la naturaleza no tenía muy claro qué podía ser, aunque tampoco le costaba imaginarse toda clase de seres vegetales que les pudieran poner en un aprieto. Asintió a la petición de Filos mientras le daba vueltas a aquello, preguntándose que diablos podría ser mientras musitaba una rápida oración sobre su compañero.

Huesos se encogió de hombros. No tenía protección alguna para su compañero.

Filos avanzó con cuidado

Teniéndoles ya encaminados Cólera se giró para prestar atención a los pasillos y pasadizos, no fueran a darse de bruces contra alguna trampa o sorpresa desagradable. Tenía muchas ganas de destruir aquella cosa que olía peor que sí misma, no le gustaba que le marcasen el territorio de aquella manera y arrebatasen el honor de ser la criatura más apestosa del lugar.

- Purakí, zí-zí-zí - musitó contenta, pronto empezaría el grito, el tañido de armas y el descuajeringamiento de criauturas - Bízeraz - bízeraz, kémejo dezayuuunoh.

La habitación que hay delante de vosotros está impregnada del olor de extraños inciensos y aromas embriagadores. Probetas, botellas de pociones, morteros y sus respectivas manos, jarras, rollos de pergamino y otros elementos arcanos están esparcidos desordenadamente por las mesas que abarrotan la sala.

Una cortina brillante divide la zona principal de la habitación y separa la parte trasera.

Directamente enfrente de la puerta, un enorme hongo ocupa un agujero en la pared que parece introducirse más profundamente en las cuevas. Segundos después, esta extraña planta empieza a emitir un sonido similar al de un chillido alertando a toda la cueva de la presencia de los intrusos.

- Estupendo.- Dejó caer de su boca Huesos cuando el hongo se puso a chillar como una niña aterrorizada. Tampoco es que le preocupara mucho. Era la tercera vez que venían a la guarida. Si los trasgos no estaban prevenidos es que eran unos descerebrados.- Hazlo callar.- No se dirigió a nadie en particular.

-Uf, qué pereza -dijo Filos.

El guerrero dió un rápido vistazo a las estanterías en busca de algo útil.

Molesta por la escandalera del hongo Cólera se abalanzó sobre él para hacerlo añicos, garras y dientes rasgando todo lo que podían. Gruñía rabiosa pues no le gustaban aquellos sobresaltos si no era ella quien los llevaba a cabo.

- Muremuremure... ¡Gjrjrjrjrjr! - ladró en medio de su ataque enrabietado

El gesto del clérigo se fue torciendo conforme aquel hongo iba ganando intensidad en su chillido, pasando de un sobresalto a una mueca de desagrado y, cada vez más, de repugnancia. 

-¡Por los rayos de Pélor, que chillido más inhumano!-dijo, sin saber muy bien como detenerlo... Pero esperando que la bestezuela sedienta de sangre fuera capaz de acallar aquella cosa. 

Cólera no tardó en ponerle fin a aquel hongo chillón y desagradable. No era un enemigo digno del que preocuparse y como había pensado Huesos, el hecho de que diera la alarma ya no era muy relevante.

Mientras tanto, Filos se adentró en la habitación buscando y lo único que encontró fue una bolsita llena de gemas valoradas en 250 po y un par de frasquitos en cuyo interior había un líquido espeso y negro con una pegatina que ponía "NOAK". Y aunque Filos hablase trasgo, no tenía ni idea de qué significaba esa palabra. 

-Buen trabajo.- Dijo como diría un padre orgulloso ante la hazaña de su hijo. Lo decía por Cólera, por haber despedazado al hongo chillón. Sin embargo, miró con el mismo interés a Filos que había encontrado tesoros interesantes.- ¿Seguimos?- Al menos no se irían con las manos vacías.

Filos repartió las gemas equitativamente entre sus compañeros, incluyendo a Cólera. Después se dió la vuelta hacia Huesos y dijo:

-Ese paso a da a las cavernas. Yo acabaría de registrar esta parte "construida" antes de dentrarme ahí. Demos la vuelta.

Cólera instintivamente se acomodó sobre las joyas y gruño con satisfacción pero luego le surgió el conflicto y miró alrededor con inquietud. Dio unos pocos pasos se su tesorito en el suelo para inmediatamente después correr a tumbarse encima de nuevo, este debate representado se repitió varias veces hasta que dio comienzo su salivación verde y espumosa, fruto se su frustración.

- ¡Aaaargh! Kúmomelollevotudo ¿Hmrlgrgrgr? - dio vueltas en torno al tesoro antes de saltar como un  resorte y caerle encima - ¡Míoooo! ¡Mío! ¡Mío! ¡Mío!

Con las escamas de punta y la alas subdesarrolladas escondiendo su fortuna de cualquieras otras miradas, Cólera estaba sufriendo una crisis sin entender del todo por qué ni siendo capaz de razonar para salir de ese estado.

Al menos el hongo ya no estaba. E incluso consiguieron algún botín, aunque esos frasquitos le parecían sospechosos y, en cierto modo, peligrosos.

-Yo tendría cuidado con los frascos. Sin saber que son, podrían ser peligrosos si se rompen o algo...-comentó Cástor-por otro lado, sí, deberíamos terminar de registrar la parte construida.