El camino había resultado ser poco más que un tranquilo paseo al atardecer. Sin embargo, a medida que se acercaban a las marismas, el guerrero comenzaba a ponerse en tensión. Había rumores sobre la presencia de hombres lagarto por aquella zona y no parecía que fueran una compañía agradable.

- Tenéis razón. Debería ser un trabajo sencillo pero, como ha dicho Emily, no nos vendrá de más tener los ojos abiertos.

Nathye colgó el escudo a su espalda intercambiando su posición con la ballesta pesada. Se aseguró que el perno estuviera bien colocado y el arma lista para disparar. El hombre suspiró esperando no tener que utilizarla. No era un experto en moverse al aire libre pero no le resultaba extraño tener que moverse sin llamar la atención.

- Me adelantaré una veintena de pasos para explorar en busca de enemigos. Vosotros seguidme a una distancia prudente pero no os separéis. Estad atentos al árbol que buscamos y hablad en voz baja sólo cuando sea necesario. ¿De acuerdo? - comentó Nathye tratando de coordinar a sus compañeros – Si todo va bien, podremos estar de vuelta para la noche en la ciudad.

Xaz permaneció atenta a cualquier movimiento en el bosque, siempre a la defensiva y con el escudo preparado. La sacerdotisa estaba acostumbrada a estar siempre en aquel estado paranoide.

Encontrar el árbol no iba a resultar complicado una vez que lo hubieran visto, pues le habían dado la descripción y era muy diferente a todo lo que se podía ver alrededor. El problema era orientarse en aquellas Marismas, pues sin encontrar un rastro o sin conocerlas resultaba complicado saber hacia dónde dirigirse. 

En cualquier caso, el árbol no tenía que ser muy común, porque no podían encontrarlo por ninguna parte, así que era bastante probable que tuvieran que adentrarse un poco más para localizarlo.

Por suerte Xaz sí que pudo apreciar algo diferente, y es que parte de la vegetación que había bajo sus pies, parecía haberse movido. Era como si algunas de las ramas o enredaderas que estaban pisando les estuviesen esquivando para que no fueran dañadas.

Alvan cogió sus armas, eso de que las plantas se movieran no era algo muy alentador.

- Bueno yo no soy herborista ¿Pero eso de que las plantas se muevan es normal? No da mucha confianza.

Ojala alguno de los demás sea un entendido del tema.

Xaz nos informaba de un detalle que no le gustaba nada a Emily, plantas moviéndose a sus pies. Quizás debería estar menos pendiente de buscar un árbol y más por observar sus alrededores, ¿Como podía pasar por alto semejante detalle? Aunque conocerla era otra cosa, miró si podía apartarse suficiente de aquel vegetal móvil, pues no querría pisarla sin querer. No almenos sin saber bien que pisaba.

-Esto no es normal, compañeros, las plantas se están apartando a nuestro paso. No soy ninguna experta en temas naturales (bastante he tenido toda la vida con evitar que me mate) pero creo que deberíamos tener cuidado con pisarlas. Voy a echar un buen ojo.

Las palabras de Xaz alarmaron al hombre que se giró con rapidez hacia ella. A continuación, dirigió su mirada a las plantas en el suelo. Mientras revisaba en su memoria cualquier indicio de algo parecido a aquello, cambió de nuevo su ballesta por la maza que colgaba de su cintura y embrazó de nuevo el escudo.

- Intentad alejaros de la fuente de los tallos sin hacer movimientos bruscos. - comentó en voz baja.

No era demasiado normal ver plantas moverse de esa forma y al guerrero prefería no arriesgarse a que resultaran ser peligrosas.

Nadie había oído hablar nunca de plantas que fuesen capaces de moverse por sí solas, pero lo que estaba claro es que nada de eso era algo muy alentador. 

Las plantas, en lugar de alejarse de ellos como sospechaban, lo que hicieron fue coger recorrido para agarrarles con más fuerza. Por suerte algo de eso podían intuir y tuvieron capacidad para reaccionar*.

Nadie supo que decir sobre las enredaderas, pero mientras estaba pendiente de las plantas que tenía enfrente, no se dio cuenta de que estas avanzaban también por su espalda, antes de poder reaccionar ya le habían enredado.

- ¡¿Maldición, que demonios es esto?!

Sin duda no esperaba que fuera una planta la que le sujetará, y lo peor era saber que nada podía hacer por librarse de ella una vez había sujetado sus tobillos. Sin armas con las que cortar aquella maleza su situación se complicaba con creces.

Antes de que ninguno de ellos hubieran logrado apartarse, aquellos tallos se lanzaron sobre el grupo para apresarles. Nathye consiguió rodar fuera de su alcance en el último segundo cuando las zarzas ya se cerraban sobre su tobillo. Soltó un par de blasfemias en voz alta y miró al suelo para mantener vigilada a la extraña planta. Cuando alzó la vista de nuevo, algunos de sus compañeros ya habían sido inmovilizados.

Aún algo desorientado por lo ocurrido, enarboló su maza de armas por encima de su cabeza para intentar descargarla sobre alguna de las raíces que se agitaban sobre el suelo. Su principal objetivo eran aquellos tallos que sujetaban a Emily, pues esta no poseía forma alguna de defenderse y posiblemente fuera el integrante más frágil de la compañía.

Xaz, pese a todo, no pudo evitar quedar atrapada por las condenadas plantas, así que se apresuró en solicitar la bendición de lo ajenos mayores sobre su grupo.

Aquella extraña planta había atrapado a tres de los cuatro aventureros que se habían introducido en las marismas hool. Lo que en un principio parecía una misión sencilla, se había complicado en un instante. Por suerte para ellos, Nathye había sido capaz de evitarlo y logró escaparse. Tomando un poco de distancia la pudo observar y comprendió que por su estado, el fuego podría ser un gran aliado, el problema es que para dañarla así sus amigos podrían sufrir.

La otra opción era usar armas cortantes y golpear con cuidado para liberar a sus compañeros y no hacerles daño, por eso falló el intento de liberar a su compañera Emily.

La maldita planta le había dado duro, mientras intentaba retorcerse para escapar pero el agobio cada vez era mayor y no lograba zafarse de sua agarre.

- Hey un poco de ayuda por aquí.

Aquella extraña planta no paraba de retorcerse mientras el resto del grupo pugnaba por liberarse. Necesitaba cortar aquellos tallos pero no disponía de ningún arma afilada para ello, por lo que su única opción para liberar al resto era "talar" la planta con su maza.

Trató de recolocarse, sin bajar la guardia, algo más cerca de Xas para que el aura curativa también pudiera afectarla y trató de golpear a la enredadera, extremando el cuidado para no golpear a ninguno de sus compañeros. Resultaba una tarea casi imposible entre aquella masa de hojas y personas. Su principal objetivo había cambiado. Si no liberaba a sus compañeros cuanto antes, de poco servirían las capacidades curativas de Emily. Por tanto, intentaba liberar a Xaz que, tras una noche en vela, tendría serios problemas para liberarse por sí misma.

¿Iba a morir allí? En realidad no le sorprendería, había tenido una vida complicada y sentía que cada día estaba más debilitada, una debilidad moral quizás, pero no por ello iba a dejarse matar sin forcejear un poco, puede que la planta aceptara soltarle sin importarle demasiado dejar a una presa molesta y de ser el caso lo aprovecharía.

La situación se complicaba cada vez más. Por un lado Nathye trataba de golpear a la planta con la esperanza de quebrarla y que dejara de apresar a sus compañeros, por el otro eran ellos los que trataban de escapar. Por suerte para Emily, ella rompió las liana que la apresaban y logró liberarse para poder ayudar ahora a su compañero. Mientras tanto, Alvan y Xaz seguían sufriendo y sintiendo como cada vez les asfixiaba más y más.

El dolor empezaba a ser insorpotable, su visión se estaba oscureciendo mientras intentaba que entrara aire en sus pulmones, por suerte encontró un pequeño hueco para poder hacer fuerza con los brazos, y librarse de las malditas plantas.

- Cof, cof, ha faltado poco - dijo el joven entrecortadamente.

Emily vio como Alvan se deshacía de su amarre, pero parecía ir a desfallecer en cualquier momento, puede que curarle fuera lo más sensato, pero viéndole suelto pensó que sería un desperdicio sanarle en ese momento. Sin embargo Xaz seguía atrapada.

Xaz lucha por librarse de las lianas pero lo ve francamente difícil.

-Maldita sea! No puedo moverme!