Partida Rol por web

Mientras continúo la canción que narra como Filion bajó a los infiernos para rescatar a su amada del peligroso demonio Prentacles, esgrimo mi espada clavándola en el torso de una de las criaturas.

Raellia sabía que debía seguir rechazando a aquellas cosas, fueran lo que fueran. Ganando tiempo, aunque no tenía muy claro para qué ni por qué. Golpeaba con la espada a todo gato llameante que se acercaba, esperando que, sea lo que sea que tuviera que ocurrir, lo hiciera rápido. 

Despacho al demonio  aprovechando  que  se concentra en el gato  y no me presta  la atención debida .Clavo la hoja de la espada  en la garganta  con tanta fuerza que tengo que hacer un esfuerzo  para  recuperar el arma.

No era mi estilo envolverme en este estilo de batallas... seguramente no era algo muy común para ninguno.
Pero al final daba mi toque, deslizando sobre el aire, rebanaba la cabeza de bestia que se acercaba.

El bárbaro, pese a encontrarse flotando en aquel arcano y demoníaco lugar, disfrutaba sabiendo que se encontraba en el fragor de la batalla. Era lo que había vivido desde pequeño...fuera quién fuera el enemigo!

Agarró con firmeza su espada larga y realizó un par de molinetes cortando el aire, sintiendo el peso de la hoja, la rugosidad de la empuñadura, el espíritu de lucha que envolvía el filo...

Esquivó un par de zarpazos de una de las crituras que parecía querer acabar con su vida. Ethan se sorprendió al comprobar que sus movimientos era igual de rápidos que en tierra firme, solo que al verse suspendido en aquel escenario, podía dar cierta inseguridad.

-Alguien tiene que cortarte las uñas, maldita criatura...y ese seré yo!!

Su espada rasgó la piel escarlata de aquel demonio de cuatro patas, provocando una herida importante en el cuerpo del enemigo. No sabía si era una herida suficientemente importante como para acabar con ella, pero lo suficiente como para provocar una sonrisa en el rostro, ahora salvaje, de Ethan "Brazo de oso".

Finalmente, gracias a vuestra fuerza y a la de los gatos, los demonios se desvanecen y aquel plano de existencia extraño vuelve de nuevo a la normalidad.

Nuevamente aparacéis todos en Mereklar, en una ciudad exáctamente igual, salvo por el hecho de que es completamente de noche y una luna blanca y redonda brilla e ilumina la ciudad reflejando sus rayos en las paredes blancas.

Echáis un ojo a vuestro alrededor en busca de aquellos demonios, pero parece que han sido derrotados.

En aquel vistazo hay algo que os llama poderosamente la atención, la mansión de Lady Sheeva ya no está y en su lugar hay un gran pilar en cuya parte superior hay un gran corazón rojizo que palpita como si verdaderamente estuviera latiendo.

Me adelante a todos, a acercarme al lugar.
Cual magnificencia era el corazón de Takashis, nunca antes había visto algo igual...

Pero no, no estoy para verlo. Soy el verdugo y a mi nadie me condena, ni siquiera un demonio!
-RGHAAA!!!- Rugí en odio y lance con brutal fuerza mi hacha hacia el pilar...

Y pronto me dispuse para la batalla, embrace mi escudo y el ruido de cadenas lo acompaño, del mangual que ya empuñaba.

Raellia no sabía muy bien que estaba ocurriendo, pero ése corazón no le gustaba nada. Aún con todo, pensaba asegurarse antes de hacer ningún movimiento, así que empezó a realizar los gestos necesarios para detectar el mal. 

"Y si es algo maligno, supongo que habrá que buscar algún modo de destruirlo..."

Mientras hacía éso, el hacha de aquel extraño hombre voló. Quizás se habían acabado sus problemas, o quizás no habían hecho más que empezar...

-Estad atentos.-Digo manteniéndome junto a los demás.-Es demasiado fácil... No me gusta.

Dicho esto me mantengo en guardia y mirando a mi alrededor por si la esperada fémina apareciese.

-Cobarde.-Pienso avanzando con mi maza.-Acabemos con esto.-Digo con calma mientras me dirijo hacia el corazón.

A mi tampoco me da buena espina que todo sea tan fácil. Después de todo, nuestra anfitriona ha tenido casi todo el dia para prepararse, asi que nunca se sabe. Sin embargo, mostrar temor hace temer a los demás, asi que en este momento no es conveniente.

Descuelgo  la  ballesta  y apunto a la gema -corazón .¿Estáis  seguros de  que  es lo que hay que hacer? .No me gustaría volver a equivocarme .Digo sin decidirme a  disparar

La gnoma contó que había que destruir el corazón de la diosa oscura. Pero, ¿no debía hacerlo ella? dijo Ialdabode, más para si mismo que para los demás.

"Demasiado fácil..." pensó, al igual que alguno de sus compañeros, el bárbaro Ethan.

Primero, traspasar el portal hacia no sabía qué dimensión infernal. Segundo, enfrentarse a aquellas criaturas malditas. Tercero, el corazón a merced de ser destruido... No, no podía ser tan sencillo acabar con la maldad de Lady Sheeva de una forma tan simple. Más bien, parecía que estuviera todo dispuesto para que el grupo destruyera el corazón, preparado a conciencia, como si fuera una...

-Parad!!!- gritó Ethan- Puede que sea una trampa! No os parece extraño que todo esto sea tan sencillo? Tenemos que asegurarnos que no provocamos un daño mayor al acabar con el corazón o que las consecuéncias sean desastrosas.

El gran hacha de John Grimm se distancia por muchos metros del corazón. Pero de pronto se para en seco, en el aire, como si alguien lo hubiese detenido.

De pronto, una figura gatuna comienza a materializarse mientras sujetaba el hacha. Un gato demonio se encuentra allí, protegiendo el pilar.

Tras aquella aparición, otras siete más le siguieron.

Lleváis razón, dice una voz que parecía provenir del mimísimo inframundo, esto así, es demasiado fácil.

Dicen mientras muestran sus colmillos y sus afiladas garras dispuestos a luchar, ahora de verdad y sin ayuda de los gatos de la ciudad.

Tal como me lo esperaba, el corazón estaría protegido.
Pero que rayos era aquello? Lady Sheeva acaso? Esas criaturas del otro mundo aquí, algo era perturbador...

De la impresión de  ver aparecer a los nuevos enemigos   aprieto el disparador y la saeta  pasa  muy lejos de  la gema .Mierda

Al ver aparecer a los gatos, me quedo quieto mientras me cubro con el escudo. Algo emanaban aquellas malditas figuras, algo siniestro.

-Gatitos gatitos gatitos.-Digo lanzándome con mi maza contra el primero de ellos.-Aqui hay un perro al que no pasaréis por alto.