Partida Rol por web

Todo el castillo en sí brilla con el conjuro de detectar magia. Parece que está bajo algún tipo de embrujo o encantamiento.

No encuentras nada de botín por la sala, ni trampas de CD 20 o menos.

El grupo tomó la decisión de continuar. Subieron las escaleras del hall de entrada y se dirigieron hacia el ala este del castillo. Avanzaron por el pasillo hasta que llegaron a la puerta que habían visto desde abajo. Al abrirla, llegaron a lo que parecía ser una inmensa biblioteca. Un área repleta de estanterías cubiertos de polvo y escritorios llenos de telarañas. También había algunos espejos, pero todos ellos habían sido rotos por alguien o algo que los había golpeado.

Quizá un análisis algo más detallado, sirviese para descubrir si algo más escondía aquella sala...

El elfo se alegró de que Zila despertara y pensó realmente que quedaba poco para dar caza al señor del castillo que tantos problemas estaba causando; sin embargo, al ver otra habitación "vacía" se vino un poco abajo desesperado por matar ya a ese malnacido pero en parte ya fatigado por no encontrarlo.  Quizás no había sido buena idea continuar. Se puso a buscar con paciencia por si encontraba algo útil en aquella sala, puede que hubiera alguna puerta secreta, eso sí lo hizo con toda la precaución que podía ya que también era posible que hubiera alguna trampa.

Phenios articulaba con los dedos manteniendo un conjuro de Ver magia mientras examinaba los alrededores y seguía a los demás.

- No ha habido suerte encontrando botín pero esto es interesante, es como si todo el castillo estuviese imbuido en magia, quizás un encantamiento - chasqueó la lengua, molesto -. Desafortunadamente mi capacidad mágica me viene de algo que hice en el pasado que no alcanzo a recordar, de manera que no tengo saber arcano con el que discernir el por qué de ello.

El elfo siguió a los demás por la puerta de la derecha.

Dagmar estaba cansada y todavía herida, a pesar de los cuidados de Moris, pero siguió a los demás cuando continuaron hacia el interior en la fortaleza. No era una buena idea adentrarse en territorio desconocido cuando sus recursos estaban tan mermados, pero era cierto que no tenían un buen lugar en el que refugiarse para descansar. No contaban con un mago capaz de conjurar un agujero en medio del aire en el que esconderse durante unas horas.

Nada comentó a lo dicho por Phenios. Que ese “señor del castillo” estuviese rodeado de magia no era nada nuevo. Podía controlar a los animales, darle vida a sus muebles, y quién podía saber qué otros milagros.

Suspicaz tras lo sucedido en el vestíbulo, Dagmar se quedó junto a los demás, observando las librerías como si los libros fueran a salir volando en cualquier momento de sus estantes para atacarles como aves hambrientas.

Barrabás no veía nada de interés en una biblioteca en buen estado así que mucho menos en aquella vieja y polvorienta. Observó con precaución los muebles y lámparas esperando que cualquier nueva amenaza se cerniera sobre ellos desde un cajón olvidado o desde el techo sobre ellos, no dedicó tiempo a buscar entre los desperdicios de la sala.

Pero sí dedicó un minuto a acercarse a Zila y sujetándola del brazo ponerla en pie - Tú bien. Tener cuidado. Ellos buscar. Ya noche, muy  tarde.

Le costó un instante volver a ser consciente de dónde estaba. ¿qué había sucedido? ¿Cómo era posible que se hubiese dormido en una situación así? Trató de recomponerse y comprobar que seguía entera. 

Maldita mágia.

Asintió a Barrabás. Había sabido desde el primer momento que sería bueno tenerle de su lado. -Gracias- le dijo sinceramente. -No me gustan nada los juegos de este mago- confesó. Observó que Kenshi seguía cerca de ella, se alegraba de que siguiese vivo y aparentemente bastante bien, pero no le dijo nada al respecto.

Buscó también a otro de los integrantes del grupo, alguien que secretamente y en contra de su voluntad le importaba un poquito, pero no lo vio. 

¿Dónde narices se ha metido? y entonces vio a aquella nueva mujer. Se acercó a Kenshi y le preguntó al oído en un susurro

-¿Pero quién es esa? ¿Cuánto tiempo he dormido?-

Decidieron seguir avanzando. Estaban cansados, heridos y doloridos, pero estaba convencida de que si volvían atrás el mago les prepararía nuevas sorpresas para el camino. El engendro que había terminado con Sokar volvería a estar compuesto, quizás varios como ese, y Zila no deseaba volver a pasar por eso. 

Cruzaron la puerta y de nuevo otra sala, con los espejos rotos, eso le daba qué pensar.

-Aquí debe haber alguien muy feo...- murmuró para que le oyesen los suyos pero nadie más allá de ser posible. El polvo parecía indicar que nadie en mucho mucho tiempo había ido a leer allí. Curioso tratándose del hogar de un mago ¿o acaso sería otra cosa aquel a quien se enfrentaban? No se fiaba ni un pelo, si un candelabro y un reloj le habían atacado y no había sido parte de su sueño, ¿Qué podía no esperar ahora?

Observó a su alrededor, avanzando despacio y manteniéndose en el centro del grupo, tal vez fuese egoísta, pero no quería ser la próxima en morir.

La decisión estaba tomada. Seguirían avanzando por el castillo en busca de su objetivo, pero esperaron a que Zila despertase para seguir el camino.

Kenshi la ayudó a levantarse y se situó junto a ella con estoque en mano - No has estado mucho rato dormida pero la verdad es que ha sido una lucha bastante encarnizada y casi no vuelves a ver con vida a un par de ellos si la lucha se hubiera prolongado. -

No tardaron en entrar por la puerta que dio a una gran biblioteca. Kenshi continuó respondiendo a la pregunta que le había susurrado antes. - Y con respecto a ella - dijo mientras la señalaba - es Moris. Se podría decir que antes era un capullo. Me refiero que su piel era un capullo como los que hacen los gusanos - Se apresuró a explicar antes de malos entendidos - Y ahora se ha deshecho de ese capullo y se ha convertido en una mariposa. Lo sé, es difícil de asimilar pero es otra de las cosas que han pasado mientras dormías. -

Miró a su alrededor por si escuchaba o veía algo que se moviese o se escondiese en las sombras. Intentó agudizar sus sentidos mientras mantenía desenvainado su estoque por si los atacaban de repente.

Llegaron a una biblioteca que parecía haber sido abandonada hace tiempo, o al menos su limpieza. Le sorprendió que todos los espejos estuvieran rotos, era algo que no tenía sentido en un sitio como ese, así que decidió centrarse en investigar un poco más de cerca los espejos y tratar de reducir si llevabsn el mismo tiempo rotos que el polvo que se posaba por toda la habitación. 

Moris hizo una sentida reverencia hacia Zila, cruzando las manos sobre su pecho.

Estaba muy preocupada por lo que pudieran encontrarse, de manera que procuró quedarse en el centro del grupo.

Kalicalwe no encuentra nada relevante en la biblioteca. 

Phenios no averigua nada relevante.

Dagmar no encuentra, ni oye nada relevante en la biblioteca. 

No encuentra nada relevante en la biblioteca. 

No encuentra, ni oye nada relevante en la biblioteca. 

No encontró nada significativo de mención en su búsqueda en aquella biblioteca. Se giró a sus compañeros, quizás ellos si hubieran visto algo que a él se le podía haber escapado ¿habéis visto algo relevante? yo no encuentro nada así que, si vosotros tampoco, deberíamos seguir a la siguiente habitación terminó diciendo aún con las armas en la mano, desconfiaba por completo de aquel lugar.

Alguien que no lo era antes, apostilló al comentario de Zila. Quien no quería ver su propio reflejo no colgaba espejos en su hogar. El que los destruía de forma brutal, en lugar de descolgarlos o taparlos, tal vez había hallado algo en su aspecto que le provocaba una repugnancia violenta.

Dagmar sacudió la cabeza como respuesta a la pregunta de Kalicalwe. Ella tampoco había encontrado nada más que libros viejos, polvo y pedazos de espejo en su deambular por la biblioteca.

No se había movido mucho al rededor de la biblioteca ya que no tenía intención de alejarse de su compañera. Pero mirando y buscando con la vista no había visto nada extraño. - Yo tampoco he visto nada fuera de lo normal. - Se puso a mirar a su alrededor buscando alguna otra puerta por donde continuar.

Thorgus se gira hacia sus compañeros tras haber estado unos minutos observando y analizando la biblioteca. 

-Por aquí tampoco hay nada extraño, simplemente libros. 

Se dirigió de nuevo hacia el centro de la habitación para reunirse con el grupo de nuevo por si decidían avanzar hasta la siguiente habitación.