Partida Rol por web

Asintió, interesado en todo lo que decía por poco que fuera, y entre medio hizo un ligero gesto, casi de dolor, ante la mención de los lobos, aunque pronto le restó importancia. Fueran lobos, jabalíes u osos, cualquier cosa iba a ser un peligro en aquél lugar, por lo que poco importaba. A él, al menos, le daba lo mismo si acababa sus días devorado por las fauces de una manada de perros rabiosos que corneado por las astas de alguna otra criatura; lo que quería, era no morir, directamente. Como fuera, al terminar de hablar agradeció la información con una sonrisa, y posó una mano en el hombro del posadero.

— Espero que podamos triunfar allí dónde otros no lo han logrado, y liberar este pueblo — dijo, convencido en su fuero interno de que así sería —. Ahora, sin embargo, será mejor que vayamos a dormir. Necesitamos estar descansados, y salir cuanto antes. 

La afirmación, por supuesto, era más bien una invitación a que les diera las llaves para poder ir a sus cuartos. Al día siguiente les esperaba una gran aventura, y sería dura. Ambas cosas le llenaban de emoción, y quería empezar cuanto antes. 

El posadero asintió ante las palabras de Nithael y así ejecutó. Les entregó tres llaves a cada uno para que pudieran a descansar cada uno en su habitación. Así agradecerían algo de privacidad e intimidad para descansar. Pronto amanecería y sería mejor relajarse para prepararse para lo que se les venía encima.

Recogiendo su llave, y asintiendo a los demás, hizo una elegante reverencia hacia todos y se despidió hasta el día siguiente. 

– Buenas noches, caballeros, nos vemos por la mañana – sonrió, antes de darse la vuelta, y guiñó un ojo –. Descansad bien, pero no demasiado. Puede que pronto estemos descansando eternamente, y no hay que abusar. 

La risilla ligera acompañó sus pasos mientras se dirigía a su habitación, y sólo dejó de escucharse del todo cuando cerró la puerta de su alcoba para irse a dormir...

Agradezco al posadero la respuesta y tomo mi llave cuando nos las ofrece.

-Bueno, esperemos no llegar a tal extremo- respondo, devolviéndole la sonrisa-. Buenas noches - me despido, y entro en mi habitación.

Dejo mis cosas al lado del escritorio, y deposito mi libro sobre la mesa. "Bueno, a ver cómo hacemos esto..." susurro.

Los primeros rayos del sol acariciaron su rostro a través de la pequeña ventana de la habitación, orientada al este, y le despertaron casi al momento de su reparador letargo. Descansado, agradecido por la cama caliente que había disfrutado, y salivando a causa del olor del desayuno que llegaba desde el salón, se lavó, vistió rápidamente y sonrió. La limpia mañana saludaba, el cielo despejado parecía dar los buenos días ahora que la tormenta había pasado, y era hora de llenar el estómago y ponerse en marcha. 

Cuando salió de su habitación, estaba preparado, arrebujado en su capa ante el frío del pasillo, y con sus armas listas. Convencido de que triunfarían, no había querido perder tiempo, y tampoco lo hizo en los siguientes minutos. Fue primero hasta el cuarto de Zirnal, y llamó a su puerta, para despertarle. Sin siquiera esperar a que saliera a ver que pasaba, hizo lo propio con Jukka. 

*****

Había pasado un rato ya, los tres estaban en el salón y, tras saludar al posadero con un gesto amable, estaban terminando su desayuno. Él rebañaba su plato como si fuera a ser su última comida; teniendo en cuenta a dónde iban, tal vez sería así. 

– ¿Estáis descansados, compañeros? – preguntó con una mueca a medio camino entre tensa y alegre –. En cuanto acabemos deberíamos ir a ver a esa tal Meca, creo que era la chica rubia que estaba ayer con Lis. Veremos que tiene para nosotros, y emprenderemos la marca, ¿os parece?

Pese a la indecisión de lo que pudiera ocurrir durante ese día, estaba seguro. Seguro de que triunfarían, seguro de que aquella sería la primera historia de las que se contarían sobre él, y seguro de que pronto sería un héroe en Tormentos Cristalinos y sus alrededores.

Con esa convicción dio cuenta de su comida, y poco después se puso en pie.

– Hora de hacerlo – sentenció esperanzador.

Tras despertar, con la luz del sol entrando por la ventana, me visto con presteza y empiezo a repasar para ver si lo llevo todo. Dejo pasar el rato mientras estudio, cuando de repente alguien llama a la puerta. Salgo y veo a Nithael llamando a la puerta de Jukka, así que recojo mis pertenencias y lo acompaño a desayunar.

-Bastante más que anoche - respondo, estirando los brazos para enderezarme-. Coincido: cuanto antes nos pongamos en marcha, mejor. Pero si vamos preparados, doble mejor- sentencio, y sonrío.

Termino mi desayuno y me pongo de pie.
-Vamos a ello.

Jukka fue el ultimo en despertar, lo hizo hasta que llamaron a su puerta, sus sueños fueron gratos y el descanso reparador, sintió que durmió mas de lo que era necesario y se sentía de buen animo, pensaba en que había sido de Filos y de su misión con el mediano.

Luego de lavarse y alistarse, alcanzo a sus compañeros en el salon para desayunar, por lo menos aquí gastaba menos que en tormentos cristalinos.

- He descansado muy bien y ahora he comido suficiente, compañeros, estoy mas que listo, vayamos donde están nuestras anfitrionas para equiparnos y buscar a ese señor del castillo- Jukka se levanto de la mesa y se puso en marcha junto a sus compañeros, la jornada seria larga y los esperaba su destino.

- Solo me gustaría hacerles una pregunta sin importancia antes de comenzar en este asunto - les dice sin previo aviso a sus compañeros - ¿ustedes no han conocido a un mediano en tormentos cristalinos llamado Argot Leular?

Tras haber desayunado bien y estar listos, mientras caminaban a ver a Lis y el resto de sus anfitrionas, hablaba tranquilamente con sus compañeros de viaje. Podían haber estado callado, meditabundos y perdidos en sus pensamientos, en los peligros que estaban por llegar y en la misión, pero no lo hicieron. Hablaron amigablemente, incluso de cosas que harían en el futuro, sus sueños. Era una prueba más de que esperaban regresar con vida de aquello, y creía que podrían lograrlo. 

Fue durante un momento de silencio en la conversación que Jukka preguntó.

– No tengo ni idea – respondió con una sonrisa relajada –. En realidad llegué ayer a Tormentos, y en seguida nos marchamos para venir aquí. ¿Por qué? ¿Quién es? 

Caminando y charlando por un segundo olvido la misión a la que nos enfrentamos. Cuando Jukka pregunta, le respondo negando con la cabeza:

-No me suena de nada. Yo también llegué ayer mismo- afirmo, despues de Nithael-, y con la prisa de encontrar un trabajo la verdad es que no me he fijado en nada. ¿Lo buscas?

- Buenos días, dijo Lis al ver llegar al trío. Es una pena que vuestro amigo haya decidido marcharse. Nosotros hemos vuelto a mandar la petición de ayuda, creo que tres son pocos para resolver esta misión y temo que no regreséis con vida vosotros. Dijo con cara de preocupación. Imagino que aún estáis dispuestos a seguir con la misión, así que os puedo conducir hasta un túnel secreto que os llevará al bosque. Así evitaréis el mayor número de peligros.

Es solo alguien con quien tenia algo pendiente - dijo tratando de no darle importancia al asunto - ya lo buscare cuando regrese a Tormentos Cristalinos.

Buenos dias - Saludo al llegar con Lis
Tal vez no debería, pero mis recursos son tan cortos como mi vergüenza y necesitaremos algunas cosas, y me gustaría solicitarselas de la manera mas amable posible, por mi parte me seria útil se me pudiera facilitar un arco y algunas flechas así como unos cuantos pies de soga y alguna poción para curar nuestras heridas en caso de ser necesario, nuestro numero no es ventajoso como bien nos dice, pero creo que en este caso el equipo nos podría aminorar el problema - le dijo Jukka a Lis tratando de ser lo mas convincente posible.

Llegaron hasta el templo, dónde habían sido recibidos el día anterior y dónde, de nuevo, lo fueron. Lis, hermosa como la noche anterior pero afligida por los mismos problemas, les saludó con un tono lúgubre, preocupada, indecisa, y poco animada. En contrapunto a ella, él devolvió el cumplido con un gesto amable, sonriendo con agradable confianza.

– ¡Buenos días, señorita! – exclamó así, alegre, al verla –. No nos molesta que haya enviado de nuevo la petición, aunque espero que, para cuando nuevos aventureros lleguen aquí, esto esté solucionado. Tal vez muramos en el intento, si, pero no hay que pensar en esas cosas. 

Apoyó sus manos en los hombros de sus compañeros, una en cada uno, y asintió. 

– ¿Verdad, chicos? Daremos todo de nosotros, y juntos triunfaremos*.

Él también tenía dudas, como no tenerlas cuando ya tantos habrían fracasado, pero poco importaban. A la hora de la verdad, los verdaderos héroes no eran quienes nunca tenían miedo y se enfrentaban a las adversidades con facilidad, sino quienes ante éste, y por duras que fueran sus condiciones, nunca se rendían y sacaban fuerzas pese a que todo pareciera perdido. Si él quería convertirse en uno, en una leyenda sobre la que hablaran al calor de la hoguera, sobre quien compusieran canciones que se cantarían en las tabernas, entonces, tendría que sobrevivir a aquello. 

Por supuesto, como bien decía Jukka, las provisiones podrían ayudar en ese sentido. 

– Lo que podáis conseguirnos, de esas cosas, nos vendrán bien sin duda. No queremos aprovecharnos de vuestra hospitalidad, pero sin duda sería un gran aporte en nuestra lucha – dijo con sinceridad, apoyando la petición de su camarada.

Después, conseguido lo posible, y agradeciendo todo, dieron paso al inicio de su misión, dirigiéndose junto a Lis hacia los túneles que les llevarían al bosque.

Jukka asintió ante las palabras de Nithael y siguió a la comitiva hasta los túneles, sabia que los bosques podían ser naturalmente hostiles si uno bajaba la guardia y no tomaba sus precauciones, pero esto era muy diferente, tenían por delante no solo un bosque naturalmente hostil, sino uno que figuraba mas como un campo de batalla, seria como infiltrarse tras las lineas enemigas, necesitarían de toda su astucia y sigilo.

Lis asintió ante las peticiones de Jukka. No nos quedan muchas armas, las hemos perdido todas dándoselas a todos aquellos que lo intentaron antes. Además, no podemos quedarnos desarmados, por si vuelven a atacar el pueblo. Pero creo que un arco corto con unos 10 virotes sí que puedo conseguirlo. Y también un par de pociones de curar heridas leves.

La cuerda es más fácil. Decidme cuantos pies queréis y os la haré traer. Dijo mientras le encomendaba todos aquellos objetos a un chico que había por ahí y que parecía dispuesto a servir en todo a Lis.

Frente a las advertencias de Lis, otro escalofrío recorrió la espalda de Zirnal. Tomó todo el aire que pudo y lo exhaló con calma.

-De perdidos al río- dijo, encogiéndose de hombros. Cuando Lis confirmó que podría entregarles las provisiones, Zirnal se sumó al agradecimiento de Jukka y Nithael.

Caminando junto a Lis y sus compañeros hacia los túneles subterráneos, y ya sin una posible vuelta atrás, sintió incluso una cierta curiosidad por ver cómo iban a ser los animales que acechaban en los bosques. Se consoló en que, quizás, si su comportamiento era debido a magia druídica, tendría la oportunidad de comprobar cómo funcionaba aquella fuente mágica.

– Cincuenta pies de cuerda estarán bien, tal vez cien, en dos maromas, si puede ser – respondió, continuando la petición –. Con eso, el arco y las pociones, creo que tendremos mejores posibilidades.

Asintió, sonrió, y siguió andando en cuanto tuvieron todo. Antes de salir, se giró hacia Lis. 

– Muchas gracias por todo. Esperamos poder regresar, con buenas noticias. Si no lo hacemos, os deseo la mejor de las suertes. Espero que, si morimos, otros puedan salvar este amable lugar.

Y dicho esto siguió hacia el bosque.

Jukka asintió a las palabras de Nithael y recibiendo el arco y las flechas en su carcaj lo acomodo todo a su espalda. Luego solo siguió en silencio hasta el final del túnel.

- Muchas gracias por la hospitalidad y su confianza, buscaremos el modo de que esta amenaza se detenga - le dijo a Lis y le hizo una pequeña reverencia con la cabeza a modo de despedida.