Partida Rol por web

- Yo soy Cristal. Es un placer encontraros. - continúo la ronda de presentaciones - Mis motivaciones son parecidas a las del ángel. Vine aquí por el lugar, aunque tenía entendido que ya había sido purgado.

No hacía falta señalar el fallo de esa suposición, sobretodo tras acabar apresada por los trasgoides.

- Gracias mago, seguro que nos son más útiles que las de estos trasgos, pero eso no quita que necesitemos reagruparnos y reabastecernos. ¿No habréis hallado alguna armería o algo por el estilo? Quizás nuestras cosas aún estén por ahí.

Grandes trasgos: (todo lo que indico es x11)

- Espada larga
- Jabalina

Trasgos: (todo lo que indico es x3)

- Maza de armas
- Jabalina

Gran trasgos especial (el que era invisible):

- Maza de armas de gran calidad
- Camisote de mallas +1
- Amuleto (mágico)
- Broche (mágico)
- Varita (mágica)

Gran trasgos de élite: (los que llegaron con el simio) (todo x2)

- Cota de bandas
- Espadón de gran calidad
- Jabalina

Gran trasgo líder: (uno de los que llegó con el simio)

- Cota de mallas +1
- Espada de dos hojas +1
- Ballesta ligera (12 virotes)
- Frasco de fuego de alquimista

Tesoro en total:

100 po.

- Berio:

- Cuero tachonado      
- Escudo pesado      
- Cimitarra      
- Muda de montaraz

El vestíbulo:

Las puertas de bronce que aquí miden más de cinco metros de altura y poco menos de cuatro de ancho. Enormes cadenas de hierro cuelgan flácidas a cada lado, largar pero rotas. Las dos puertas están decoradas con runas, pero están deterioradas y borradas hasta el punto de ser ilegibles.

La zona está llena de los cadáveres de trasgos que habéis dejado cuando os enfrentasteis a ellos hace unas pocas horas. Al final, después de investigar los alrededores, decidís que había llegado la hora de adentrarse en aquel edificio que prometía estar corrupto por la maldad más impura.

Accedéis al vestíbulo del templo, cuyo suelo está hecho de losas cuadradas de piedra marrón rojiza. Por las ventanas de cristales teñidos se filtra débilmente la luz, formando arremolinados colores en el suelo. Las paredes están enlucidas y pintadas con escenas propias de la naturaleza de este despreciable lugar, tortura, asesinatos, esclavismo, latrocinio, y actos muchos más viles. El credo de los devotos es evidente a partir de estas ilustraciones: El Mal es lo más grande.

Más adelante, las losas del suelo son verdes y la nave está llena de columnas de un material rosado, esparcido con venas de color enfermizo. Sus arcos conducen a un par de naves laterales de poco interés. Las columnas que soportan las arcadas, como también las mismas arcadas, están trabajadas con relieves que representan escenas de actividades viles llevadas a cabo principalmente por hombres y mujeres humanos.

El altar central

En vista de la ausencia de peligro, o de otro lugar para investigar continuais avanzando, para llegar hasta el altar central cuyas columnas son de mármol blanco veteado con un feo color rojo. En la balda superior hay una especie de agujero con forma de un humano, con las piernas y los brazos apartados del cuerpo. Y está manchado con un color más oscuro que el resto.

Un poco más allá, hay una especie de manantial en cuyo fondo hay varias vasijas rotas y montones de heces y basura.

Llegados a semejante lugar, las posibilidades a tomar eran diferentes. El templo se expandía en tres direcciones, hacia el ala este, el oeste, o hacia el norte.

 El campamento trasgo:

Las columnas de este área son de arenisca y descansan sobre un suelo de pizarra roja. El tocón de un monolito de granito es todo lo que queda del tipo de altar que se levantaba aquí.

Docenas de camas hechas de pedazos de ropa, heno y jojas llenan este área. Quizá más camas que trasgos habéis derrotado. Muchas están ubiertas con mantas harapientas, también hay esparcidas ollas, barriles y herramientas.

El almacen:

Este lugar sirve de almacen de los trasgos.

(Podéis llenar vuestras fichas de todo el equipo que querais que no sea superior a 5 piezas de oro).

Aposentos del trasgo invisible:

El denso olor a incienso y de la sangre flota en esta habitación. En las paredes y en el suelo hay pintadas con sangre extrañas runas y glifos. Manojos de hierbas y animales muertos cuelgan del techo con cordeles. Al lado de la cama hay un pequeño arcón de madera con un incesario encima. El techo está negro de hollín.

Tesoro:

- Poción
- 110 po.

Aposentos del comandante:

Una gran habitación por derecho propio, esta antigua sacristía está llena de divanes, mesas y sillas acolchadas, aunque la mayor parte del mobiliario ha visto días mejores. En el centro de la habitación, se han juntado dos divanes para formar una especie de gran cama. Más allá de la cama hay un montón de bolsas, cajas y otros objetos.

Tesoro:

- 650 po
- Una estatua de bronce de un guerrero elfo montado (pesa 200 libras)
- Una cajita de hierro con acolchado de seda que contiene 10 heliotropos, valorado cada uno en 50 po.
- Una armadura completa
- Un corte de tela con bordados de oro.
- Una caja grande envuelta con una cadena de hierro y cerrada con candado. La llave está entre la ropa de cama. Al abrirlo encontrais:
   * Un frasco de oro, vacío
   * Una fuente de plata
   * Seis ahumaderas
   * Un frasco de agua bendita
   * Una pintura de un dragón verde

Trono:

Extendiéndose desde una alcoba semicircular, un estrado completa el círculo. El suelo, los escalones y las paredes son de basalto negro, muy pulido y brillante. Cuatro escalones llevan a la plataforma superior y encima se encuentra un gran tono de basalto púrpura decorado con caras de demonios de mirada lasciva y esculpido con calaveras de maligna sonrisa. Por encima del trono, las siguientes palabras están cinceladas en la pared curvada:

El poder de la muerte elemental
Avasalla a los mortales
Pero eleva al Sin Nombre

Las baldosas sobre las que está situado el trono son piezas cuadradas de granito, colocadas en un patrón de mosaico marrón, verde, rojo y blanco. Antiguamente escondían un mecanismo que hoy en día ya no funciona.

El botín parecía bastante importante, aunque quizás varios quisiéramos lo mismo, pero por si acaso diré mis preferencias y esperaré si alguien pone problemas:

- Buen trabajo limpiando este agujero infernal, esta escoria no volverá a perturbar a la gente de bien, aunque no sé que dirección es mejor tomar ahora - mientras el resto pensaba fue mirando los objetos que tenía disponible - con respecto al equipo me gustaría disponer de la maza de armas que parece de mejor calidad, y la cota de bandas puesto que seguro que a los guerreros os viene mejor la completa, y si nadie quiere el escudo me vendría bien - una vez aclarado lo importante paso a lo demás - los objetos mágicos creo que sería mejor dejarlos hasta que sepamos que son, no vayan a ser algo dedicado al mal y el dinero como queráis repartir ya que si no fuera por vosotros seriamos prisioneras aún.

Cassandra se guardó rápidamente la maza ligera en su cinturón y se puso a examinar los cuerpos que poblaban el suelo, en busca de una segunda arma. Quizás una daga... Lamentablemente aquellos brutos parecían llevar solo armas pesadas y sus armaduras eran demasiado grandes para la pequeña mediana.

-No habrá ni un goblin pequeñito con una armadura de cuero...

Ni una daga?! Es que estos bichos apestosos cortaban el pan con espadones? En fin. Tisha se hizo con la única arma que parecía podría manejar con cierta soltura; una de las mazas de un trasgo.

Luego fue recogiendo algunas cosillas que vio por el almacén, como una mochila, una cuerda, algo de yesca y pedernal, raciones de viaje, herramientas para abrir cerraduras... Todo lo que pudo cargar en la mochila.

Aunque intentó centrarse en encontrar cosas útiles, su vista y su mente, estaban pendientes de todos esos tesoros relucientes que la constaban existían en las otras habitaciones.

Cuando pareció que todos estaban más o menos juntos preguntó:

- Alguien se va a llevar todo eso o lo repartimos? A propósito, si hay alguna caja que no se pueda abrir, podría ocuparme de ella. Habeis conseguido abrir el arcón que hay en el aposento del trasgo ese que iba invisible?

Iría a abrir ese arcón si todavía permanecía cerrado. En caso contrario, había otra cosa que llamaba su atención (a parte por supuesto de todo el tesoro) y era el mecanismo roto de la sala del trono. Podría arreglarlo para activar lo que fuera que se escondiese detrás? Habría que intentarlo.

- Kendra, el escudo es del mago.

Aclaro, dado que si había entendido bien era de su hermano, a pesar de que éste fuera sólo un montón de huesos.

No obstante, tras la corta presentación había llegado la hora de equiparse lo mejor que pudiéramos con lo hallado. Afortunadamente, parecía no haber nadie en el resto del templo, permitiéndonos campar a placer por el y equiparnos con lo que fuera necesario, salvo por la necesidad de tener que negociar con el nuestros rescatadores y entre nosotras mismas.

No obstante, al final me había agenciado uno de los grandes espadones sin siquiera preguntar por el, basicamente porque no veía a ninguno capaz de blandirlo, excepto quizás el ángel, la espada que ya había arrebatado y un par de las jabalinas. Respecto a las armaduras, me había puesto en primer lugar la segunda de las dos cota de bandas encontradas, dado que nuestros rescatadores ya iban con su propio equipo, pero al descubrir la armadura completa estaba claro que esperaba poder quedarme con ella.

- Quizás necesitaría ayuda para ponérmela y adaptarla para mí - indico al grupo - pero me vendría muy bien.

Luego me dispuse a examinar la gran estatua de bronce e hice mención de moverla, consiguiéndolo con algo de esfuerzo.

- Creo que también podríamos llevarla con nosotros.

Comento mientras permanecía a la espera de las preferencias del resto con respecto a las armaduras y regresaba al almacén en busca de cosas más útiles. Lo único malo es que de mis cosas ya no quedaba nada.

-No pasa nada.-Digo al escuchar a Cristal.-Puede cogerlo. Trataré de alzar a otro siervo, ya que mi hermano no puede volver a alzarse de nuevo.-El salmo de los guerreros de la luna roja llena mi mente y mis oidos. Apenas soy capaz de articular las palabras, pero el último verso se escapa de mis labios como un susurro.

-Y dos veces habremos de morir.-Digo recordando el tono de la canción.

-Cógelo y dale un buen uso.-Digo puliendo el emblema que luce en él con la manga.-Por la luna roja.

Elvar se dedicó a recolectar todos los tesoros y hacer una pila con ellos. Separó el oro y tras contarlo rápidamente echó cuentas para repartirlo. Hasta la fecha se había encargado él en su grupo de hacerlo y nadie se había quejado, así que seguiría haciéndolo.

No me importa que os equipéis, pero este tesoro nos corresponde a todos. Hemos derramado la misma sangre por él, así que debería repartirse entre todos por igual. 

¿Ángel? se preguntó ante las palabras de Cristal. Galimatías sabía de esas criaturas celestiales, pero él no se parecía a ellas. Agitó sus alas y entonces comprendió: Tenía alas, como los ángeles. Pero él era un avoral. Fue a comunicarselo a la muchacha, pero lo vio innecesario.

Una vez registrado todo aquel lugar, y con el equipo que habían reunido, se paró a pensar. ¿Qué les tocaba por revisar?

Una vez que hayamos decidido hacer con todo esto, deberíamos pensar qué será lo próximo en registrar.

-Antes de que se me olvide, puedo alzar otro siervo que combata junto a nosotros como hacía Berio, sólo necesito un día y algunos materiales.-Digo mirando al resto.-Entre ellos un esqueleto... 

Cojo el escudo que me ofrece Elvar y me lo acomodo en el brazo:

- Gracias Elvar le daré buen uso.

Pero eso no implica que no lo vigile, nos han rescatado y tampoco puedo tomar acciones ahora, pero no se nada de si este grupo son héroes, saqueadores o cualquier otra cosa.

Cass se equipo con todo lo que encontro de su tamaño en el amacen y voto entonces por volver al pueblo.

-A mi me gustaria intentar encontrar una armadura de mi tamaño en el pueblo. Que os parece?

Qué gente más maja, iban a repartir el tesoro a partes iguales pese a que ella no había hecho nada!
Después de revisar el mecanismo de la sala del trono y confirmarles al resto que no había nada que hacer llegó a una conclusión que compartió con el resto.

- No sé si ya habeis mirado todo lo que había en el templo. A mi me gustaría dar con lo que abre ese mecanismo, pero tendría que buscar herramientas adecuadas en al ciudad. Querríais luego volver conmigo, o estais seguros que aqui ya no queda nada?

Bueno, ejem - dijo en cierto modo disculpándose por no haberse presentado del todo- mi familia tiene un comercio en Aguas profundas y nos dedicamos a la compra-venta de objetos mágicos, si quereis os podría echar una manita en vender lo que no necesitemos para sacar algo más de dinero, a no ser que querais repartirlo todo ahora y adiós muy buenas.