Partida Rol por web

[ELdG] Sunny Tear Sanitarium

Capítulo 1: Tanatofobia

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09/03/2018, 17:01
Paciente

¿Dígame doctor quien es Néstor Lármika y porque le preocupa tanto ese nombre? Pregunto la maga roja, aun sabiendo que no era la mejor situación para realizar preguntas. El habiente de la sala era tenso, tan tenso que se podría cortar con un cuchillo de untar mantequilla.

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10/03/2018, 22:08
Paciente

No me gusta cómo reacciona el grandullón a mi entusiasta ofrecimiento. No me importaría clavarle mi espejo en un ojo si pudiera llegar hasta ahí arriba y si supiera, claro está, dónde tiene los ojos dado que su máscara está del revés.

—¿Por qué no me cuenta, doctor Rehner, cómo terminé en este lugar tan maravilloso? —pregunto con impostada candidez mientras me acerco a la silla a la que está inmovilizado. Sería tan fácil para mí acabar con su vida que casi resulta humillante, pero primero necesito rellenar los huecos que hay en mi mente y que el molesto zumbido me impide recordar—. La última vez me dijo algo... algo...

«Piensa, Bela, ¿qué demonios te dijo?»

—¡Ah, sí, que había sido traicionada por los míos! —señalo con el trozo de espejo a los presentes sin quitarle los ojos de encima al maldito viejo—. ¿Quién de todos estos es el traidor? Dígamelo y le prometo... —guardo silencio un instante y desde detrás de mi máscara le dedico una sonrisa lobuna— Bueno, puedo prometerle lo que quiera, ¿verdad? Los dos sabemos lo que pasará de todos modos.

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10/03/2018, 22:49
Paciente

El Enano estaba molesto, pues al parecer nadie en esa sala le hacía el menor caso, como si el fuera invisible o incluso peor aún, un ser inferior al que no se le debería de tener respeto o aprecio alguno por su condición. De todas formas pensaran lo que pensaran el sabía que pese a su tamaño, podía llegar a ser mucho más alto que cualquiera... siempre en cuanto las piernas de aquel contrincante hayan sido convertidas en papilla con su martillo de guerra. Su posesión más preciada.

-Como está el ambiente... es como si a todos os hubieran mordido unos lagartos eléctricos en los brazos y piernas...

Pese a que comentar aquello le había hecho recorrer un escalofrío por sus columna, prefirió dejar que la imaginación del doctor vagara libremente sobre pensamientos de venganza por parte de sus queridos enfermos de una forma bastante irónica o mejor dicho poética. Entonces comenzó a buscar en la habitación del doctor un espejo con la mirada, pues sabía que, si lograba encontrar uno podría serle de utilidad, bien como un arma a alguien hábil, o bien como algo mucho más grande e interesante.

-!Hola¡ Soy Thimaz, encantado de conocerte -dijo plantándose frente a aquel gigantesco ser- ¿Como te llamas tu? ¿Podemos ser amigos? Me gusta hacer amigos, seguro que será divertido. ¿Te gusta divertirte?. !A mi me encanta divertirme¡. ¿Te gusta jugar? ¿A que juegas aquí?. ¿Salimos a jugar?.

Thimaz ni hizo la menor mención o presto la atención a aquel enmascarado que parecía amenazar al Doctor, pues era mejor mantener distraído a Big Crazy de cualquier tipo de alboroto o altercado, él bien sabía que aquel ser era un enemigo temible y formidable a batir, en caso de que se pusiera a la defensiva. Pero quizás pueda ser útil si lograba que su actitud infantil le permitiera usarlo como un arma contra aquellos que alguna vez se han burlado de él.

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11/03/2018, 14:17
Paciente

¡Uy! Aire casi fue derribada por el grandullón. Pero ella no se ofendió, le hizo gracia. Era grande y muy fuerte. Era normal que al chocar casí tirase a alguien de la constitución de la muchacha

¡Qué fuerte eres! le dijo, mientras observaba cómo el enano pesado se liberaba y decía cuatro tonterías, como parecía que haría siempre. Sólo le gustó la última parte, cuando hablaba con el gigante. No estaba segura si el enano era consciente de qué estaba haciendo, pero le pareció adecuado ¡Sí, sal a jugar con él! Parece muy divertido, le lanzan por todos lados y se lo pasa muy bien por el aire. No podía decir que no sólo sabía decir tonterías, porque a lo mejor se le quitaban las ganas de jugar.

Con su mismo tono de voz dulce, contestó a Alice ¿Puede ser un mago? Creo que se me apareció en sueños, y me pidió ayuda para liberarle y salir de aquí.

- Tiradas (1)
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11/03/2018, 16:58
Doctor Otto Rehner

¡Big Crazy! ¡No! Recuerda: no puedez jugar con efxtranyos.

Rehner sabía que Big Crazy era su mejor seguro de vida. Por eso trataba por todos los medios de que el gigantón siguiese allí, con él. Obedientemente, el gigante guardó silencio y esperó cabizbajo.

Néstor Láfmika ez el padre de Sunny. Mi yefno.

No estaba muy a gusto con ese tema de conversación. Cuando Isabela le preguntó otra cosa, el Doctor Rehner lo aprovechó para hablar de otra cosa.

No conofco loz detallez, Izabela. Cuando haflo de traición me refiero a que a ti no te encontraron en el bozque, como Leiath. A ti te trajeron. A ti te ingrezaron, para dezazerze de ti. No conofco loz motivoz por el que lo hicieron, pero la perzona que te ingrezó ze llamaba Baltazar.

El nombre retumbó dentro de la cabeza de Isabela. No. No era posible. Le venía a la mente el recuerdo de un cadáver, y si Baltazar había muerto, el Doctor Rehner estaba mintiendo. ¿Quién era Baltazar? ¿Qué significaban aquellos recuerdos que, como fogonazos, asaltaban su mente?

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11/03/2018, 17:27
Paciente

Baltazar. Gemidos y sombras proyectadas por la titilante luz de una vela. Baltazar. Risas ahogadas y compartidas en el interior de una vivienda ajena. Baltazar. Unos ojos oscuros con una mirada sonriente y provocativa. Baltazar. Suspiros mirando las estrellas a través del pequeño ventanuco de mi habitación. Baltazar. Rumores de taberna. Baltazar. Un lienzo carmesí cubriendo un cuerpo inerte. Baltazar...

Me llevo la mano izquierda a la boca tratando de morderla para entrerrar con dolor físico la insoportable agonía mental que me asalta con violencia. Sin embargo, la máscara me impide incluso tan elemental alivio y aúllo de pura frustración mientras me avalanzo contra el viejo gritando como una posesa.

—¡Mentira, mentira, mentira! —la sangre corre por la palma de mi mano derecha, crispada sobre el afilado trocito de espejo y eso me alivia apenas lo suficiente como para detener el golpe de gracia. Con mi improvisada daga sobre su carótida, jadeo rápida y pesadamente tratando de sosegarme—. ¡¿Ahora soy Isabela?! ¡¿No vas a llamarme Bianca, viejo hijo de puta?! ¿Quién es Bianca y quién crees que soy yo? ¿Qué crees que sabes de mí y por qué me has torturado todo este tiempo?

Alzo la vista hacia el gigantón. Rehner no tiene ahora a sus jodidos guardias para detenerme y solo me faltaría que este retrasado se interpusiera en mi búsqueda de respuestas.

—¡Si te mueves, lo mato! —le aseguro, fuera de mí— Te lo juro por el corazón negro de mi padre. No des un solo paso o vas a alegrarme el día.

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12/03/2018, 09:23
Paciente

La bruja de Hala cumplió su amenaza. Dejó a Rehner en manos de Isabella y subió las escalerillas que daban al desván en busca del perfumista y del otro enmascarado que le había acompañado.

Cuando hubo subido, buscó un rastro de luz de la linterna que sabía portaban y lo siguió.

Onfale, espérame!- llamó en voz alta para que no se alejasen mucho.

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12/03/2018, 20:51
Paciente

No consiguió que el gigantón saliera a jugar con el enano y chasqueó la lengua. Aunque algo la decía que estaba cerca, que ese gigantón estaba deseando jugar como un niño. Decidió acercarse hasta él, sin llegar a tocarle por si las moscas, para volver a hablarle.

Pero no llegó a dar un paso. La loca de su hija se había desquizado. Gritaba al viejo como si eso le solucionara la vida, haciendo que el gigantón pudiera estresarse y enfrentarse a ella. Aire quiso acercarse a su hija, tranquilizarla y hacerla comprender que estaba en un grave peligro. Pero un movimiento en falso seguramente supondría un golpe directo, y no estaba para recibir más.

Lo que más la sorprendió fue la reacción de la seguidora de Hala. Les abandonaba, a todos ellos. Ella, que siempre había lidiado hasta el final, incluso que había impedido que Onfale acabara con el doctor. Ella, que siempre buscaba las maneras de resolver todo pacíficamente. Había dejado al viejo chiflado en manos de una histérica con un cristal que estaba a punto de ser destrozada por el gigantón.

Aire miró a las dos. Por un lado, a su hija recien encontrada. Por otro, a su compañera, que había estado en su pasado y en su presente. Y siguió a Leiath.

Aire había perdido un hijo que se había vuelto loco, podría superar la misma situación.

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13/03/2018, 13:15
Doctor Otto Rehner

Cuatro de los locos que habían escapado con ellos de las celdas, y que pululaban por la zona de las duchas, acompañaron a Leiath escaleras arriba hasta el desván. El grupo de fugados quedó dividido en dos mitades, los que se fueron al desván y los que quedaron con el Doctor Rehnner, que seguía con sus juegos mentales.

Las amenazas de Isabela solo lograban tensar más la situación. Big Crazy se inclinó hasta que su máscara estuvo a la altura de la de Isabela. La boca era una ranura similar al de los cascos de caballería, e Isabela pudo verle directamente sus ojos.

No puedez oftener refpueftaz y matarme al mifmo tiempo, mujer. Mátame, y Big Crazy te matará. Dezátame, y te contaré lo que zé.

Mientras tanto, Thimaz seguía buscando un espejo por el despacho y el dormitorio, pero la falta de movilidad en los brazos le impedía abrir cajones.

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14/03/2018, 20:41
Paciente

No me dejo intimidar por la mirada de loco del gigantón, pero tampoco aparto mis ojos de los suyos. Solo necesito ganar algo de tiempo hasta que algo distraiga al enorme deficiente. Rehner no puede moverse, pero todavía es una criatura amenazante ansiosa de sembrar veneno en mi mente con sus mentiras.

—Ya sé que no puedes responderme mientras te mato. ¡No estoy loca! —exclamo llena de ofendida dignidad sin retirar mi trocito de cristal de su cuello. Me obligo a respirar profundamente varias veces antes de continuar forzando un tono de voz más confiado—. Si quieres, podemos jugar a ver quién es más rápido, si mi mano o tu gorila; si él gana, bien por ti, si yo gano nunca llegarás a saberlo. O bien puedes decirle que se eche para atrás, contarme lo que sabes y comprar con esa información la vida de la muñequita de porcelana; la tuya, en cualquier caso, ya está perdida. ¿Lo sabes, verdad?

Intento ser razonable, de verdad que soy una niña muy razonable, pero noto cómo se me agota la paciencia y estoy a punto de tener un berrinche, convirtendo la escena en un cenagal de lágrimas y sangre.

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14/03/2018, 21:54
Paciente

Thimaz estaba confuso por lo que allí ocurría, nadie le prestaba atención y lo peor aún, la que estaba captando toda la atención era aquella mujer loca y frenética, viendo sus posibilidades de escapar del lugar, tenía en la parte superior una salida posible, así como volver sobre sus pasos y esta vez, lograr tirar por la escalera abajo a aquel guardia.  Lo que es obvio, es que si ella no colaboraba, la cosa se iba a poner fea como se desmadrara el gigantón de Big Crazy.

-Grandullón, ¿Esta es tu casa? ¿Quien es tu familia? ¿Te acuerdas de ellos?.

Con unas preguntas que apelan a su hogar, esperaba que la monstruosa criatura dejara de encarar a su compañera y pensara en otras cosas, aunque quizás eso no saliera como el enano estaba pensando, prefirió hacer algo antes que estar sin hacer absolutamente nada. Así que usando su habilidad, decidió fijarse en las paredes, suelos y techos en busca de algo más interesante, algo por así decirlo oculto.

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17/03/2018, 10:36
Paciente

La situación se estaba estancada y la tensión seguía aumentando. Esto no puede seguir así o terminara habiendo una desgracia. ¿Doctor, donde están las llaves para quitarnos estas mascaras? Creo que ya hemos pasado la primera fase del tratamiento. Ahora es necesario que hablemos como personas normales, cara a cara, y no con una máscara.

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17/03/2018, 23:04
Big Crazy

Casa. Familia, Doctor-respondió a Thimaz, señalando al anciano en la silla de ruedas.

Thimaz deambuló por el despacho y el dormitorio sin encontrar nada. Ni siquiera encontró respuestas satisfactorias de Big Crazy.

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17/03/2018, 23:05
Doctor Otto Rehner

Enriqueta, laz perzonaz normalez ziempre llevan mázcara. Nadie ez quién loz demaz creen que ez.

Izabela, zeríaz máz creífle en tuz amenazaz zi tuvieraz a mi nieta en tu poder. ¿Pero en zerio creez que loz demáz te dejarían matafla? No. Ella ez una inocente. No tiene nada que ver en ezto. No ez muy diftinta a ti, Izabela, o a ti, Enriqueta, cuando eraiz niñaz. Ahora que lo pienzo, vozotraz doz zoiz pacientez muy parecidaz: con una identidad oculta, que zale durante la hipnoziz; con una tragedia a vueftraz efpaldaz, que vueftraz mentez tratan de bloquear mediante amnezia...

Zupongamoz que hay una llave, Enriqueta... ¿No zería una recompenza apropiada que un abuelo daría a la zalvadora de zu nieta?

El Doctor Rehner suspiró. No tenía suficiente tiempo como para hacer que sus pacientes se pelearan, Bianca era demasiado inestable. Demasiado impredecible. Le cortaría la garganta antes de que el psiquiatra terminara de enfrentarlas. No tenía más remedio, debía responder.

Te llamaz Izabela Dilifnya, y pertenezez a una familia de hidalgoz caída en defgracia. Padecifte el zíndrome de Electra, y teníaz una relación muy efpezial con tu padre. Probablemente mataftez a tu madre porque la veíaz como una competidora, o tal vez ella murieze a una temprana edad. Laz fracturaz mal curadaz en la muñeca zugieren maloz tratoz continuadoz. Loz maltratadorez zuelen tener proflemaz con la bebida, azí que creo que cuando tu madre murió, tu padre ze dió al alcohol y empezó a pegarte. Te fugaftez de tu hogar. Luego conozifte a Baltazar, la perzona que te trajo a mí. Durante la hipnoziz mencionaftez algo de un... "balberzi" o algo azí.

La evaluación del Doctor Rehner estaba llena de tópicos psiquiátricos, que amalgamaban las pocas piezas del rompecabezas que el anciano tenía a mano. Quizás con unos años más de terapia, o tortura, habría averiguado más de Bianca, o por lo menos le habría dado la ocasión de manejar una información más aproximada a la realidad.

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18/03/2018, 00:25
Paciente

—¡Mentira, mentira, mentira! —aúllo, fuera de mí, aunque algo en mi interior me dice que lo que estoy escuchando es cierto.

«¿Maté a mami? ¡No lo sé! Suena a algo que sería capaz de hacer. ¿Y Baltazar? No recuerdo su cara pero sé que está muerto. Alguien me lo dijo... ¿o lo vi con mis propios ojos? ¡No lo sé tampoco! ¿También lo maté yo? Y luego está esa palabra otra vez, la palabra de los zumbidos... Pero yo no sé nada de ningún valverdi. Solo quiere distraerme. Sí, es eso, quiere volverme loca con sus mentiras y que me olvide de lo importante.»

—¡La muñequita tiene la llave para salir de aquí! —me aventuro a afirmar con más certeza de la que siento realmente—. A lo mejor se la ha comido y hay que sacársela de su barriguita para que deje tener esa cara tan triste. Podemos ir a buscarla, ¿verdad, doctor? Los dos juntitos y así verá cómo le practico una cirujía de urgencia para que pueda sonreír de nuevo.

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18/03/2018, 01:05
Paciente

Pese que era difícil de que fuera verdad, el enano buscó por todos lados sin encontrar absolutamente nada que resaltar, la búsqueda infructuosa de algún pasadizo secreto o ruta de escape desde aquella habitación que parecía servir al doctor de despacho y dormitorio, hizo que el enano perdiera un poco las esperanzas de lograr salir de allí de una forma sencilla. Ahora que sabía que podría curarse las extremidades con tiempo y que al fin podría moverse lentamente, pero moverse por el lugar, le habían dado una esperanza renovada en la victoria, algo que poco a poco se fue difuminando con el paso del tiempo.

-Grandullón, ¿Nosotros somos familia?. Ambos somos muy distintos de los demás, tu eres muy grande y yo soy muy pequeño. ¿Eres mi hermano mayor?.  ¡Podemos ser familia y jugar juntos! ¿Te gusta divertirte? Así no seremos desconocidos, porque somos familia. Amigos. Yo soy Thimaz y me gustaría ser tu amigo.

El enano buscaba manipular levemente a Big Crazy para que este no fuera una amenaza, pues sabía que como algo ocurriera, no tendrían ni una sola oportunidad; los otros dos guardias en la sala contigua y aquel gigantón harían pedazos a cualquiera que se entrometiera. La única esperanza que hay es que se mantenga la vida del Doctor en un hilo, a la espera de que sus compañeros regresen a la estancia, con armas o con algo que les sirviera de huida.

Thimaz dudaba de que sus compañeros se atrevieran a escapar, dejando al Doctor sin su justo castigo, esperanzas en que la sed de venganza por parte del resto de presos impidiera una huida rápida aún teniendo la oportunidad, todo con el objetivo de ver al Doctor pagar por sus crímenes, o al menos, satisfacer las oscuras aspiraciones de venganza por parte de estos.

-Doctor, ¿Nos das permiso para salir a jugar?. Al Grandullón y a mi nos gustaría jugar un poco fuera, ahora que ya nos conocemos y somos amigos. A que nos das permiso para salir a jugar...

Si el Doctor se volvía a negar a esta petición, el enano no tendría más remedio que ceder e ir en busca de los compañeros que los han dejado atrás, confiando en que los que aún se encuentran en la estancia puedan manejar la situación, y en caso de que no pudieran, al menos que ganaran algo de tiempo para él y el resto del grupo. O solo para él, eso le valdría.

Si el Doctor decía que sí, tenía planeado usar a Big Crazy para abrirse paso, quizás subirse a su espalda y susurrarle al oído bonitas palabras mientras el monstruoso despeja las puertas y los caminos de aquellos molestos guardias que él tanto detestaba, incluso por encima que sus compañeros fugados.

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18/03/2018, 13:58
Paciente

Al oír su verdadero nombre en labios del doctor, Alice estuvo a punto de saltar al cuello del decrepito viejo y estrangularlo con sus propias manos. ¿Cómo podía saber ese nombre? Pero, precisamente eso era lo que quería el Doctor y la maga no estaba dispuesta a caer en las trampas del Doctor. Pero Isabela no aguanto la presión y empezó a gritar.

Doctor, déjese de estupideces y dinos donde está la llave, y como salir de aquí. Ni siquiera el grandullón le va ayudar.

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20/03/2018, 10:40
Doctor Otto Rehner

Big Crazy aupó a Thimaz en el aire, y lo puso boca abajo. Con la mano libre, palpó las máscaras de ambos "hermanos" tratando de buscar similitudes.

¿Oz impido yo marcharoz del Zanitarium, Enriqueta? La puerta eftá en la planta baja. Hay un balcón en el palomar, zi te quierez tirar dezde un primero. Y zinembargo ziguez aquí...

Te acompañaría, Enriqueta, pero Izabela va a cortar miz ataduraz y voy a acompañafla al defván para ver a Zunny. Big Crazy, tienez mi permizo para ifte a jugar con Thimaz... pero zolo cuando me ponga en pie y zuba laz ezcaleraz. ¿Lo haz entendido, Big Crazy?

Big Crazy dejó caer al enano en la cama del anciano para poder aplaudir como un bobalicón. En cierto modo, el psiquiatra lanzaba una oferta, un cambio de escenario, y de las reglas de juego, para desatascar la situación. También trataba de dividirles, aunque eso le costase sacrificar a Big Crazy en el tablero de ajedrez.

Entonces se escuchó el tintineo de las visagras de la linterna sorda pendulando. Al mirar hacia las duchas, los dos guardias de las puertas se habían acercado. Ahora estaban ambos muy cerca del dormitorio, mezclados entre otros de los locos que huyeron de las celdas con los demás. Tan solo parecía destacar uno de los guardias, el que sujetaba el farol, pero el otro celador podría ser cualquiera.

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20/03/2018, 11:35
Paciente

Una oferta la mar de apetecible, él había puesto sus condiciones, lo que en parte podían ayudar a Thimaz a obtener su objetivo, si Big Crazy oía lo que él le decía y sin el constante parloteo del Doctor. De todas formas, ya se había comprobado la enorme fuerza física del grandullón, al igual que la falta de miedo o reparo alguno de usarla contra otros.

-Big Crazy, hermano mayor; ¿Quieres ir a ver las palomas?. Podemos pasar por la cocina y buscar algún resto de pan para poder alimentarlas y verlas volar. Eso sería divertido; ¿No crees?. ¡Vamos a explorar!.

Como malamente pudo, Thimaz logró levantarse y sentarse en la cama, para así tener una postura más digna a la que aquel grandullón lo había sometido con su pura inocencia y estupidez. Entonces se dirigió hacia su compañero en la huida, el cual no tenía duda alguna que fuera un guardia dado su estado mental.

-¿Serías capaz de usar la sabana para atarme a la espalda o al hombro de Big Crazy? Así podríamos ir los dos juntos sin mayores complicaciones debido a mi adormilada pierna. No muy apretado por si ocurre algo pueda salir sin problemas, y no muy suelto para evitar que me caiga.

-Y si alguien más desea acompañarnos, como tu Enriqueta, podemos ir juntos a la cocina para recoger algunas cosas o al Palomar y ver las palomas... 

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21/03/2018, 20:47
Paciente

Una voz dentro de mi cabeza (o tal vez sea un zumbido) me alerta de que el doctor está siendo demasiado cooperativo y que probablemente se está burlando de mí o tendiéndome una trampa. No me gusta que se rían de mí. La mitad de mi corta vida he sido menospreciada por tipos infames que se creían demasiado superiores como para dirigirme siquiera una mirada y la otra mitad he sido utilizada por aquellos que se sentían superiores por aprovecharse de una niña pequeña.

No me lo pienso y le hundo mi improvisado cuchillo de espejo en la columna vertebral, por encima de los omoplatos, lenta y despasionadamente. Evito hacer movimientos bruscos que puedan alterar al grandullón. La sangre resbala caliente por mis manos y giro con saña el puñal reflectante para separarle dos vértebras cuidadosamente escogidas.

—Tengo una noticia buena y otra mala, doctor —le digo al oído con despreocupada calma mientras se retuerce de dolor—. La mala es que ya no podrá volver a andar. La buena es que eso le ayudará a empatizar con algunos de sus pacientes. Por favor, no se desmaye todavía, tiene que asistirme en la operación que voy a practicarle a la muñequita de porcelana, voy a rajarle las tripas en busca de la llave que nos sacará de aquí a todos y quiero que usted sea testigo.

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