Partida Rol por web

Imaginarse a Estragón como mascota, con una cuerda dorada sujetándole, acentuando sus 'mollitas' y correteando a su alrededor como el gato de la sacerdotisa, hizo asomar una sonrisa en el bello rostro del elfo.

Gracias por invitarnos gran sacerdotisa- saludó inclinando levemente la cabeza en forma de respeto-. Y no se preocupe por el grandullón, intentaremos que se comporte. Además parece que se adapta rápidamente a las costumbres del lugar- señaló al recordar como se había aliado sin problemas con los plueberinos para tirar piedras al mediano.

Para no crear tapón, fue entrado y echando un vistazo al interior del templo. Era la primera vez que veía algo por el estilo y eso que había recorrido mucho mundo, claro que se trataba de 'otro' mundo.

Se moría de ganas por contarle a la amable Isu todas sus desventuras. El hechicero tenía la lengua muy suelta.

Durante el paseo, y una vez que me había logrado refrescar, aproveché para aprender todo lo posible sobre la extraña cultura, aunque un poco ansioso por conocer a una sacerdotisa de esta religión.

Las casas parecía bastante burdas, y si esto era considerar una gran ciudad, en nada se parecían a las grandes ciudades que conocía. Aunque esta percepción cambió cuando vi el templo, desde su entrada a los ricos adornos. Estaba claro que toda la riqueza era atesorada por la iglesia de esta cultura.

Distraído, observando los adornos, estatuas y referencias extrañas que no llegaba a identificar, me sorprendió la voz que nos anunció la llegada de la suma sacerdotisa. 

Al verla, no pude evitar abrir mucho los ojos ante la belleza, y ese porte altivo casi exclusivo de la realeza. En nada se parecía a un clérigo de las religiones normales, y que quedó claro cuando habló sobre nuestra mascota.

Mirando a Estragón, primero sorprendido al comprobar que no debía de conocer a los orcos, o si los conocía, quizás en esta tierra los tuvieran como mascotas o esclavos, y luego con cautela ante la posible reacción del grandullón; Sin embargo, esta vez el paliducho habló sabiamente, y algo extraño, sin babear sobre la bella mujer, lo que me sorprendió gratamente. Quizás todo lo anterior era una facha que intentaba mantener, o vete tú a saber qué pasaba por la cabeza de estos elfos.

Te damos las gracias, Isu Rehkotep, Gran sacerdotisa de Osiris, por atendernos e invitarnos a esta maravilla de templo. Intentaremos ser merecedores de semejante honor. Al hablar, bajo un poco la cabeza en señal de respeto mientras sigo a Kelris para dejar al resto entrar. 

Mochuelo camina semiagazapado detrás del guerrero llamado Deornoth. Mientras anda va tomando buena nota de todo aquello que ve y que le parece interesante. Nunca se sabe...

Muchas cosas le resultan familiares. Ha estado antes en aldeas parecidas, aunque nunca en medio de um montón de arena seca de mierda como aquel.

Al llegar al templo no puede evitar sorprenderse ante la magnificencia de la construcción. Él es de Athkatla y allí abundan los templos y palacios suntuosos; hay tantos como piojos en la cabeza de un orco. Pero aqui, en medio de este desierto, aquel edificio destaca como una virgen en un prostíbulo. Cuando aparece aquella hermosa mujer cargada de oro y joyas, el aprendiz de alquimista casi se cae de culo. Uno sólo de sus brazaletes bastaría para tener barra libre en “El verraco borracho” durante más de un año.

Escucha con atención las palabras que dirige al grupo y se ríe disimuladamente cuando confunde al gordo verdoso con una mascota. Sin decir nada, sigue al elfo y a la mole acorazada al interior, ejecutando algo parecido a una reverencia cuando pasa junto a la tal Isu. Aunque sus ojos están más atentos a la quincalla que a la carne que hay detrás.

La sacerdotisa indico que la acompañarais. Tras las inmensas puertas se encontraba una gran sala rodeada de columnas con una abertura en su centro que daba al cielo. En el suelo, las alfombrillas de paja se esparcen sobre toda la superficie. Aquí no hay muebles. Cada columna tiene 1,5 m de espesor y esta tallada con la forma de las estatuas. Isu os explica que cada estatua representa a un dios. Cada una de las estatuas esta tallada por los dos lados, miran al mismo tiempo hacia adentro y fuera del patio, ya que las espaldas de los dioses nunca son retratadas os comenta. No hay lugar dentro de esta habitación que no se encuentre bajo la vigilante mirada de los ojos de alguna estatua de los dioses.

A medida que pasáis por delante de cada una de las estatuas, la sacerdotisa se detiene un momento a explicaros su significado.

La primera estatua tiene una corona y un cetro. Este es Geb, dios de la tierra. Geb es al mismo tiempo hermano y esposo de Nut. Y señala la segunda estatua que representa a una mujer desnuda que rodeada de estrellas. Nut es la diosa del cielo y de las estrellas.

Luego señala la estatua de una mujer con cabeza de león. Tefnut es la diosa de la humedad y de la lluvia. Al igual que Nut, Tefnut es la esposa y hermana de Shu. Señala la estatua de un hombre con un tocado de una pluma de avestruz.  Shu, dios del aire y de las nubes.

Otra estatua de un hombre sostiene un báculo y un mayal. Este es Osiris, dios de la naturaleza y el renacimiento. Osiris es el esposo de Isis. Señala a una mujer que tiene un ankh y una mano levantada.  Isis es la diosa de la maternidad y de los niños.

Del matrimonio de Osiris e Isis, nació Horus.  El dios de la justa venganza. Señala la estatua que tiene cabeza de halcón y sostiene un cetro.

Set, dios de los celos, los secretos y la maldad. Es la estatua de humano con cabeza de burro. Set una vez estuvo casado con Neftis. Señala la estatua de una bella mujer que sostiene un ankh y un báculo. Neftis es la diosa de las mujeres, guardiana de la riqueza. Set mato a Osiris, pero Isis y Nefertitis le devolvieron la vida. Horus luchó contra Set para vengar la muerte de su padre, pero no lo derrotó.

Finalmente esta  Anubis, dios de la momificación, portero del inframundo. Es un hombre con cabeza de cabeza de chacal y sostiene un cetro.

Las paredes interiores están cubiertas con jeroglíficos pintados y tallados que describen actos famosos de los dioses. Incluidos están Hathor, la diosa cornuda de la felicidad; Thoth, el dios, con cabeza de grulla, de la sabiduría; Ptah, dios de los artesanos; Sobek el dios, con cabeza de cocodrilo, del agua; Bast, el dios, con cabeza de gato, del placer; y Anhur, el dios de la guerra de cuatro brazos.

Estragón era inmune a los encantos de la sacerdotisa Isu. Su obesidad iba en contra de su libido, que lo tenía por los suelos. Además, tenía un color de piel oliva bastante antiestético. No verde oliva, como Estragón, sino negro oliva, un moreno parecido al de la familia vistana con la que llegaron a Muhar.

Captó más la atención del cocinero el gato que iba con Isu. Estaba bien alimentado, y su tamaño lo hacía sustituible en cualquier receta de conejo conocido por Estragón. Gato a las finas hierbas. Gato al ajillo. Gato a la cerveza. Estragón siguió a la sacerdotisa en su visita guiada.

Entonces... si lo entendí bien, ¿usted es sacerdotisa de la naturaleza y el renacimiento? ¡Qué interesante...!

Puchero de gato y arroz. Gato a la cazadora. Estofado de gato. Gato marinado con salsa de almendras. Gato a la plancha sobre caparazón de mole sombría. Pincho de gato, piña y queso. Fideuá de gato. Paté de hígado de gato en pan de harina de centeno. Cocido de gato y grelos. Gato mar y montaña.

Por cierto, mi nombre es Estragón, y quiero hacer una pregunta... ¿Qué hay de ese gato?

Lo que pretendía Estragón era preguntar si el gato iba a ser su cena, pero al escuchar la palabra gato, Rata empezó a corretear bajo su sombrero. Desde fuera, solo se veía al gorro de cocinero agitarse.

La charla insulsa sobre dioses sirvió al elfo para fijarse en lo importante; los pechos de la sacerdotisa.

Parecía hipnotizado; cuando Isu subía el brazo al señalar una estatua, los ojos del hechicero subían y bajaban al son del movimiento. Cuando se giraba hacia otro lado, estiraba el cuello para no perder aquel contacto visual. No podía evitarlo.

Qué estatuas más preciosas tiene usted señorita Isu!- exclamó azorado al darse cuenta que ya había terminado la explicación y no se había enterado de nada.

En otros pensamientos andaba Kendra que miraba y remiraba a su anfitriona. Los ropajes que usaba eran bastante exuberantes y exóticos, que dejaban poco a la imaginación y quiso reconocérselo por lo bajo, acercándose a la sacerdotisa en cuestión.

- Tendrás que decirme donde trabaja tu sastre. Esos modelitos que llevas deberían de irme bien a mi también. Se me ocurren un montón de sitios donde usarlos. - Dijo sonriente.

Interesado por todo lo concerniente a los dioses, escuche y preste atención, francamente interesado por la cultura y los dioses de estas gentes

Aunque con sutiles diferencias, vuestros dioses son muy parecidos a los que yo adoro. Así, por ejemplo, Heironeus se podría igualar a Horus y, Hector podría asemejarse a set.

Otro ejemplo sería el dios de la naturaleza, que le llamamos Obad-hai, que se asemejaria a Osiris lo cierto es que osaríamos tirarse horas hablando de los dioses, pero estaba más interesado en ver la representación de las estautuas que, a diferencia de mis dioses, aquí  los representaba con caras de animales.

¿Por que se les representa con caras de animales? Pregunto una vez que el resta ha hecho sus preguntas y ha contestado. La intencion no era avasallar a la bella sacerdotisa.

¿Qué hay de ese gato?

El gato de pelaje negro brillante paseaba entre las piernas de todo el grupo acercando su lomo para ser acariciado. De todos no, por alguna razón el minino evitaba el contacto con Carndra, y bufaba cuando estaba cerca de la guerrera. Ella es Bastet. Su nombre es en honor de la diosa del mismo nombre, representa la protección y armonía de los hogares y templos; y su rechazo es signo de mal augurio.

Tendrás que decirme donde trabaja tu sastre.

Estas prendas son solo confeccionadas para los sacerdotes del templo, cualquiera que no sea un sacerdote no puede portarlas. Seria todo un ultraje a mi pueblo. Comento con tono cortante y arrogante, lejos de cualquier intención de entablar conversación.

Aunque con sutiles diferencias, vuestros dioses son muy parecidos a los que yo adoro […]

Los otros dioses no tienen poder en Har´akir. Dijo con tono solemne.  Los únicos dioses con verdaderos son los surgidos de las arenas del tiempo para será adorados por su pueblo, el cual está dispuesto a derramar hasta la última gota de sangre por ellos. Porque ellos son los jueces, benefactores y verdugos de nuestras vidas y de todo aquel que pise las arenas del desierto.

¿Por que se les representa con caras de animales? 

Su representación es los más idéntica a la realidad, tratan de ser imágenes de ellos, pero sin llegar a cópialos en su perfección, eso sería un sacrilegio.

Pero continuemos con esta conversación durante la cena.

Isu os conduce a una habitación cerrada por una cortina que hace las veces de puerta. La habitación está ricamente decorada con oro y finos objetos de arte. Hay varias sillas y divanes y unas pocas mesas pequeñas esparcidas por la habitación. Las paredes están talladas y pintadas con escenas de los faraones y los dioses.

Unos sirvientes ataviados con túnicas de lino comenzaron a servir los platos. Tras unos manjares aparecían otros nuevos, en platos de metales preciosos, y la comida y los vinos son exquisitos. Había un número respetable de platos de carne, de pájaros acuáticos condimentados con muchas salsas, peces, legumbres y fruta, uva en especial, dátiles, higos y semillas de loto. En las mesas no había ni cuchillo, ni tenedor, había que emplear los dedos, que luego se limpiaban con servilletas de tela basta. En la cena abundaba la cerveza y el vino, que corrían a torrentes.

En mitad de la cena, un sirviente apareció portando una bandeja con un pequeño féretro que contenia una figura de madera muy bien pintada, que representaba perfectamente a un cadáver. El siviente comenzó mostrándole a Isu la figura mientras decía.

Pon tus ojos en este hombre: tú serás como él después de la muerte; bebe pues y diviértete ahora que puedes

Luego paso por el resto de aventureros repitiendo el mismo ritual, cuando termino, el vino, la cerveza y los manjares comenzaron a aparecer de nuevo, como si no hubiera pasado nada.  

Lo que había comenzado como una velada curiosa y excitante, se estaba volviendo en una bacanal llena de excesos y de extraños eventos.

El elfo no era muy dado a la comida y a la bebida, así que lo hizo con moderación. Por ello se fijó en el detalle de que los alimentos aparecían como por arte de magia y por último, cuando le pasaron el féretro por las narices, el instinto de Kelris le puso alerta.

Cuantas historias había escuchado sobre sirenas que atrapaban a los marineros con sus dulces voces para luego comérselos. Aquella sacerdotisa bien podía ser una sirena de las arenas.

Además, qué sabían de su religión? Quizás hacían sacrificios humanos. Viajero que venía, sacrificio para sus sedientos dioses.

Se estaba poniendo muy incómodo. Dejó la copa de vino a un lado y no volvió a meterse nada en la boca. Tenía intención de largarse de ahí en cuanto pudiese. Se sentiría más seguro con la caravana de vistanis.

- Señorita Isu, si me permite la pregunta, tienen comercio con otros poblados? Quizás podría dejarnos un guía para cruzar el desierto.

Cuando el gato volvió a restregarse entre sus piernas, el elfo dio un respingo.

¡Claro que Muhar tiene comercio! Desde que llegué aquí no vi ningún campo de cebada, pero... ah, milagrosamente hay cerveza. Es como esas ciudadelas de enanos en lo más oscuro de las montañas: tiene lógica que obtengan metales y piedras preciosas de lo más profundo, y pueden producir productos de armería, herrería y orfebrería por sí solos, pero para hacer la cerveza necesitan comprar la cebada a las aldeas humanas en las llanuras. No lo reconocerán, porque los enanos son tozudos, pero esos grandes maestros cerveceros de los que presumen lo único que hacen es fermentar la cebada de otros. Luego te encuentras con denominaciones de origen, y cervezas "cien por cien" enanas, pero no engañan a nadie.

Estragón estaba algo angustiado. Todos los platos que les servían estaban hermosamente presentados, y su sabor era inmejorable. Se sentía pequeño al saber que en un pueblucho en medio del desierto podía haber un cocinero mucho más habilidoso que el hábil semiorco. Hasta Bastet sonaba a nombre de cocina exótica. Y cuando Estragón se angustiaba y se sentía un mal cocinero, trataba de llenar ese hueco comiendo más. Comiendo mucho. Comiendo demasiado. No abusó del vino y de la cerveza, pero bebía como uno más para bajar el bolo mal masticado.

¿Qué significa ese monigote de madera? ¿Que comamos cuanto queramos porque cuando hayamos muerto estaremos delgados? Yo no me siento delgado ahora. Me siento como un gorrino fofo y triste. ¡Mira ese plato de ahí! ¡Prueba esa salsa! ¿Se supone que los pétalos de loto son decorativos o también se comen? ¡Todo está riquísimo! Quisiera hablar con el cocinero después de la cena. Me gustaría felicitarle, y de paso que me de algunas recetas. Cosa rica. Cosa buena. Estos platos deberían ser conocidos en todo el mundo.

Al mostrar la figura del supuesto hombre, ahí metido en un sarcófago, asentí ante el ritual que tenían antes de comenzar a comer. 

Por un momento pensé en lo innecesario de esto, pero luego, al comprobar lo que nos traían, no pude evitar comprender que, para esta colosal comida se siguiera un ritual.

Por lo visto, el resto estaba como yo, encantado de poder disfrutar de esta fabulosa comida, olvidando por un momento dónde estábamos y en qué circunstancias.

La única pregunta que me asaltó fue precisamente la que pronunció Estragón, quien, tal y como me había imaginado, no era para nada un tonto semiorco, habiendo heredado la inteligencia de la otra parte, gracias a dios. Por el contrario, de momento, poco le importaba el comercia, hasta que no supiera exactamente dónde estaban y qué era lo que les rodeaba y a qué distancia.

¿Tienen comercio con otros poblados?

Tenemos comercio esporádico con Sebuda y Pharazia, que se encuentran al este. Pero desde hace algunos meses ha sido imposible contactar con ellos. Grandes tormentas de arena se han levantado en los confines del desierto impidiendo que las caravanas puedan comerciar.

¿Qué significa ese monigote de madera? ¿Qué comamos cuanto queramos porque cuando hayamos muerto estaremos delgados?

Isu explicó que la figurilla de madera recordaba lo efímero que era la vida y que un día todos moriremos, por eso había que divertirse mientras uno pudiera. También estuvo dispuesta a explicar que se comía y que no, deteniéndose a explicar cómo eran preparados alguno de los platos. Aunque en un primer momento la sacerdotisa parecía reacia a entablar conversación con “la mascota verde del grupo” los vapores del vino y la cerveza hicieron que poco a poco fuera soltándosele la lengua y respondiera con alegría a las preguntas de Estragon.

La cena iba llegando a su fin, los sirvientes trajeron varios platos con ricos y bien presentados postres. Mis invitados, tengo que despediros. La gata negra de pelo aterciopelado bostezaba entre las piernas de la sacerdotisa. Al igual que Bastet yo también tengo que descansar, mañana hay que honrar la salida de Ra. Con estas palabras Isu se levantó del diván que había ocupado con paso tambaleante, claramente afectada por el vino. Este templo es la morada de los dioses y en ella no hay alojamiento apropiado para visitantes. ¡Rezare a Nut para que tengáis un buen descanso! Con estas palabras la anfitriona daba por zanjada la velada.

Antes de que pudierais abandonar la sala, Isu se acercó a Kelris para susúrrale unas palabras al oído. Su voz tenía un tono meloso y sensual acentuado por el vino. Aunque en el templo no hay lugar para visitantes, en mi alcoba si….

El cálido e inesperado susurro de la sacerdotisa activó el cuerpo del elfo como si fuera un resorte.

Mientras que su cabeza, le recordaba las historias de sirenas, que cada vez cobraban más similitud con la situación real y le avisaba del peligro, otras partes de su cuerpo ya parecían haber tomado la decisión.

Arrinconando en una oscura esquina de consciencia aquella vocecilla, Kelris respondió a la invitación de Isu.

- Bueno, sería de mala educación, no acceder a los deseos de mi anfitriona.

Dicho lo cual se levantó y la siguió, intentando con agilidad no pisar al gato. Esperaba que su leve alergia al pelo del minino no estropease la velada que esperaba pasar al lado de su ama.

Mochuelo espera prudentemente a que el resto de comensales coma de los primeros platos y pruebe los licores que les sirven tan abundantemente antes de comenzar a comer. Su comida es frugal. No se llena la panza y casi no prueba las bebidas alcohólicas. Escucha con aparente indiferencia, pero con total atención los diálogos y comentarios que se producen y vigila disimuladamente a la anfitriona y a los siervos que pululan por la estancia. De vez en cuando, se mete una pieza de comida en su mochila y entre sus ropas, para otra ocasión.

Cuando ve como la sacerdotisa murmura al oído del elfo, no puede reprimir una sonrisilla y una punzada de envidia. 

Qué se le va a hacer. Hoy le toca al elfo... Otra vez será...

Entendiendo que la velada ha concluido, comienza a levantarse de la mesa, pensando en buscar un buen rincón para pasar la noche.

De haberse tratado de una cena normal, Ash se hubiera abalanzado sobre el festín de platos sin ningún tipo de pudor.. más no era así. Al tratarse de una velada de recibimiento en un lugar sagrado, el druida recordó las enseñanzas del viejo  "Solotrespiernas", el thri-keen insistaba a mostrarse discreto y observar. Además el mediano no estaba en su elemento, años de vagar en solitario por las arenas del desierto de Athas y la falta de lengua con la que comunicarse, habían extinguido casi por completo las habilidades sociales del chamán halfling.

En silencio y obnubilado por la magnificiencia de la míriada de sabores exóticos que jamás había probado hasta ahora, el pequeño caníbal devoró todos los platos con la eficiencia y las formas de un depredador hambriento tras un largo sueño..

Casi sin masticar, engullía un bocado tras otro, de plato en plato. Como si no hubiera comido en meses, Ashzyx dejó transcurrir la velada sin la posibilidad de decir una palabra pues los trozos de comida saltaban de su bocota llena cada vez que intentaba apostillaba algo. 

Sin hacer demasiado caso de lo que sucedía a su alrededor, centrado como estaba en los manjares que llegaban sin parar, no tardó en acordarse de Krick.. "Esto está riquisímo.. sabe a dulce y salado a la vez, ¿como es posible?.. guardaré algo de esto para el "pequeño"..  tantos años sin lengua habían hecho que olvidara aquellas cosas, los sabores y las texturas le abrumaban agolpando sus sensaciones como un ciego que recupera la vista, Zyx solo podía maravillarse de los suculentos manjares en esta, hasta ahora, la mejor cena de su vida.

Y así sucedió que cuando la bella sacerdotisa Isu ya se levantó para despedirles, el athasiano cogió una enorme bandeja vacía y comenzó a llenarla de restos de comida de todas clases.. cuando hubo apilado una cantidad de sobras importante (la pila de la bandeja era casi tan alta como el propio mediano), Ash frotó el extraño talismán de hueso que le colgaba del cuello y tras murmurar unas palabras un disco flotante de energía invisible se manisfestó al lado del druida, que con algo de esfuerzo puso el enorme montón de comida sobre el disco de flotante de Tenser.  Empujandolo cual carro de la compra, el druida se escabulló con los restos del banquete sin despedirse de la anfitriona ni sus compañeros.. si estos le necesitaban, sabían donde encontrarle.

Finalmente, la orgía de bebida y alimentos finalizó, dando paso a una despedida un tanto fría, cordial y educada, pero abrupta. Sin embargo, al elfo paliducho pareció que sus lisonjas habían logrado impresionar a la sacerdotisa, la que le invitó a sus aposentos privados.

Mi opinión me la guardé para mí, pues Kelris habia demostrado en más de una ocasión que pensaba más con su entrepierna que con su cabeza. Por un lado, me gustaría que, como parte de sus costumbres, estuviera la de cortar el miembro para que no pudieran estar en contacto con ninguna mujer más, aunque por otro, casi prefería que todo saliera bien y que tuviéramos una noche tranquila. Este lugar parecía bastante cómodo, bueno, y agradable, para que fuera cierto.

Así, junto con el resto, me levanté, no sin antes lanzar una mirada un tanto reprobatoria a Ash cuando comenzó a coger bandejas de comida. Solo durante unos instantes, en los que asentí quizás, si nos lo permiten llevar, podamos dar algo de todo esto a la gente. Igual incluso podríamos darle algo a Ibu murmuro para mí. Buena idea Ash le digo asumiendo que esa había sido su idea original.

El mediano miró de arriba a abajo al tipo acorazado.. la bandeja flotaba en el aire mientras era empujada por el druida athasiano..

- Buena idea Ash.. dijo el guerrero.

- Ja! exclamó irónico. Si quieres alimentar a esa panda de estúpidos, aseguráte tú de recoger comida por ellos.. esto es para Krick.. y no pienso compartirla con ninguno de esos andrajosos tira piedras.. dijo mientras se dirigía fuera del templo, obviando cualquier respuesta que pudiera darle Deornoth..

Con los abierto como platos, miro cómo se aleja el mediano espero que te atragantes y libres al mundo de tu presencia digo alzando un poco la cabeza para que le llegaran las palabras, a pesar de estar alejándose.

A continuación, comencé a coger parte de la comida con la intención de entregarla a Ibu y, quizás, como pago por algún alojamiento o lugar para pasar la noche.